tag:blogger.com,1999:blog-74433273570317288112024-03-14T17:14:17.133-07:00Critica RevisionistaEs este nuestro modestísimo grano de arena y nuestro homenaje a la monumental tarea historiográfica que emprendieron los maestros del revisionismo fundacional en pos de develar la verdad histórica y de poner la historia al servicio de los intereses de la Nación.Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.comBlogger264125tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-50407393621915798352024-02-05T18:28:00.000-08:002024-02-05T18:32:13.179-08:00El Chacho Peñaloza y nuestra deuda con el liberalismo*<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0WEbyYUZkGtAleyLEyEF950KXQ1_WEWBpVDGKVrFtiWj6zJZjWyXAr95dtbCLF7joJio4v_G6yNhQLNyqEeumbSpvkA19nu4NRE1KLwOsIX-f7locnLbYnzgFnz_Id-FdLiJ2djJr6K1ABaek4D2JryoyaMMRO4HQCugxXTk99uuzTzMTt9lRFrPCuPM7/s371/Angel_Vicente_Pe%C3%B1aloza.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="371" data-original-width="220" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0WEbyYUZkGtAleyLEyEF950KXQ1_WEWBpVDGKVrFtiWj6zJZjWyXAr95dtbCLF7joJio4v_G6yNhQLNyqEeumbSpvkA19nu4NRE1KLwOsIX-f7locnLbYnzgFnz_Id-FdLiJ2djJr6K1ABaek4D2JryoyaMMRO4HQCugxXTk99uuzTzMTt9lRFrPCuPM7/s320/Angel_Vicente_Pe%C3%B1aloza.jpg" width="190" /></a></div><p style="text-align: center;">Por: <b>Lucas N. Gomez Balmaceda</b></p><p style="text-align: left;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Después de la ominosa derrota de
Juan Manuel de Rosas en la batalla de Caseros en 1852 se inicia el proceso que
la historiografía llama construcción del Estado-Nación. Tal como señala Jordán
Bruno Genta, esta batalla <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“representa
para nuestra Patria el fin de una política nacional fundada en el real señorío
sobre todo lo propio, y el comienzo de una política de soberanía ficticia y de
efectiva servidumbre a la usura internacional hasta el día de hoy”<b>(1)</b></i>. <span style="mso-tab-count: 1;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Este
injerto que es la tradición liberal fue llevado adelante por una generación que
se había exiliado en el extranjero durante el gobierno de Rosas. Diaz Araujo la
describe de esta manera: “</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En su faz doctrinaria, esta generación literaria, había
exaltado los valores esenciales de la libertad y el progreso. Era deísta o
agnóstica en materia religiosa; utilitarista, al modo inglés Herbert Spencer o
John Stuart Mill; en filosofía, culturalmente francófila y hispanófoba, en
política adhería al liberalismo doctrinario francés de Benjamín Constant (de
democracia restringida); si bien en el plano institucional prefería el
constitucionalismo estadounidense, según la visión de Alexis de Tocqueville; en
relaciones exteriores optaba por la vinculación con la Europa septentrional.
Posición que, traducida a lo económico, implicaba el librecambio con división
internacional del trabajo y especialización agropecuaria y librempresismo; y en
el plano de la política partidaria interna, si bien teóricamente aceptada la
existencia de los partidos, en la práctica eliminaba a los opositores, máxime
si eran federales</span></i><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">. (2)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Y fue esta última característica la
que desencadenó las sucesivas guerras internas y externas. En los veinte años
transcurridos desde Caseros hasta el final de la presidencia de Sarmiento,
apenas si ha cesado la guerra civil en todo el territorio, a la que se ha
agregado una guerra fronteriza –la del Paraguay– larga y sangrienta, aparte de
la permanente del indio. Lejos está de ser un tiempo de organización, paz y
progreso. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En efecto, la Argentina padecía una
fractura histórica. El Liberalismo que termina de enquistarse en el poder
significa un quiebre con respecto a las etapas anteriores de la historia
argentina, tanto del período hispánico como del período independentista, que no
fueron antagónicos entre sí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La política liberal se inspiraba en
firmes convicciones. Sarmiento escribe “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">los
americanos se distinguen por su amor a la ociosidad y por su incapacidad
industrial con ellos la civilización es del todo irrealizable, la barbarie es
normal</i>”. Y en una carta a Mitre, fechada en 1861, recomendaba que “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">no se economizara sangre de gauchos”, pues
era “lo único que tenían de humano</i>”. <o:p></o:p></span></p>
<span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;"> Otro adalid del liberalismo, Alberdi, proclamaba
con énfasis la superioridad de cualquier “francés o inglés” sobre cualquier
hombre de nuestros campos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ernesto Palacio
señala la paradoja que justamente a los franceses e ingleses que visitaban el
territorio quedaban embelesados con las condiciones de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“laboriosidad, inteligencia y honorabilidad”</i>, </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">según lo atestiguan los escritos de
Allan Campbell, Woodbine Parish, Charles Darwin y Martín de Moussy</span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: justify; text-indent: 36pt;">. (3)</span><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Para los vencedores de Caseros, la
civilización consistía esencialmente en las formas constitucionales y el
comercio libre. Era natural que ese repudio de lo nuestro, de lo tradicional,
de lo nacional, que caracterizó a la generación organizadora, se reflejara en
su obra. Bien señala Palacio, <i>“nos
organizarían, sin duda; pero con la forma, las modalidades y la mentalidad de
una colonia del extranjero”</i>. (4)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La figura del Chacho se yergue como
el último bastión de defensa armada de la tradición argentina fundacional. Y es
contra él que el gobierno liberal de Mitre desata toda su furia en una guerra
intestina sin cuartel.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Angel Vicente Peñaloza, “el Chacho”,
es el último caudillo federal que se inscribe en una larga lista de caudillos y
jefes militares que defendieron los intereses de la patria. Si bien no se
encontraba a la altura de un Rosas o un Quiroga por su lucidez y preparación,
el Chacho era poseedor de una bondad natural que se hace patente en toda su
vida y que lo llevó muchas veces a la ingenuidad, haciendo que confíe en la
palabra de sus enemigos acérrimos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">El jóven Angel Vicente formó parte
de la guardia de honor de Facundo Quiroga, los testimonios lo pintan como alto
y musculoso, de una fuerza hercúlea y con una mirada muy suave y bondadosa
cuando cedía a las solicitudes del buen trato y la amistad. Desde este puesto,
entabló con el Tigre de los Llanos un entrañable vínculo de fidelidad que puede
compararse al del noble vasallo medieval con su señor.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Por ello no es de extrañar que al
ser asesinado Quiroga en Barranca Yaco prestara oídos a sus enemigos unitarios
que hacían circular la versión según la cual Rosas era quién había mandado su
muerte. Sobre esto, que fue repetido hasta el cansancio por la historia
oficial, nunca se presentó prueba alguna que lo demostrara, mas por el
contrario, los hechos manifiestan el dolor y conmoción que generó en el
Restaurador la muerte de su compañero riojano. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Pero eso escapaba a la comprensión
del Chacho. Siempre que hubiera un hálito de duda sobre la posibilidad de que
Rosas fuera culpable, no podía sino entablar una enemistad contra el gobernador
porteño. En palabras de Calderón Bouchet, “<i>Peñaloza
estaba convencido de que Rosas había maquinado la muerte de Facundo y no se lo
perdonó jamás. Era la reacción lógica de la lealtad a su comitatus caballeresco
y en la ruda simplicidad de su apasionado afecto, esto estaba por encima de todas las ideologías</i>”. (5)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Por su parte, los unitarios
liberales pusieron todas sus energías en que el caudillo riojano siguiera
alimentando su rencor hacia Rosas. Ellos veían la oportunidad de hacerse con el
ejército de valientes montoneros que había quedado en manos del Chacho después
de Barranca Yaco. Sin embargo, tras una seguidilla de derrotas, el riojano
terminó exiliado en Chile. Allí convivió con los exiliados argentinos que se
dedicaron a minar su propia patria desde el extranjero. Sarmiento entre ellos,
quien además de aborrecer la presencia del Chacho en los círculos chilenos,
trató de convencer enérgicamente al país trasandino de quedarse con las
provincias de Cuyo y la Patagonia.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Sin embargo, el Chacho regresa a su
tierra. Sufrió el exilio lejos de sus Llanos, de su tropilla y de su gente.
Consiguió el indulto de Rosas por mediación de su amigo Benavídez. Pero él aún
cree en la culpa del porteño. Por ello se alía con Urquiza en su levantamiento
traidor. Otro error que pagaría muy caro años más tarde.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Después de Caseros, se convierte en
patriarca de la Rioja y <i>padrecito de los pobres</i>, tal como lo
proclamó el pueblo riojano según el testimonio del diario <i>El Imparcial</i>, de cuño liberal.(6) José
María Rosa, lo describe en esa etapa de la siguiente manera: </span><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“<i>Era un hombre
sencillo y de pocas letras que se movía por los impulsos del corazón. Los
habitantes de Los Llanos, cualquiera fuera su clase social, le tenían ley;
sabía dirimir las diferencias y manejaba el arte de saber dar a cada uno lo
suyo. Nadie golpeaba en vano su puerta en busca de consejo o ayuda sin
conseguir lo uno o lo otro. Arreglaba las desavenencias conyugales y encarrilar
a los muchachos difíciles… El gobernador de la lejana capital tenía que contar
con su apoyo para estabilizar su gobierno, y los mandantes de las vecinas
Córdoba, San Luis y San Juan recurren al estanciero de Guaja para que no
asilara en los impenetrables Llanos a los conspiradores. Que el Chacho a veces
cumplía y a veces negaba, porque él era el único dueño de sus acciones.</i>”<span style="font-size: 14.6667px;"> (7)</span><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En la batalla de Pavón el presunto
federal Justo José de Urquiza, en quien Peñaloza había depositado su confianza
y nueva fidelidad, se retiró cobardemente cuando el fragor de la batalla le era
favorable. Pavón fue una victoria pactada, masonería de por medio, que
garantizó la hegemonía de Buenos Aires y con ello, la imposición a contrapelo
del régimen liberal antes mencionado. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Urquiza se retiró a su palacio en
Entre Ríos a disfrutar de los deleites de la vida, desentendiendose de la
política y de sus hombres. Ninguna de las acciones del traidor de Caseros
sorprende a quien se acerque al estudio de la historia argentina.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Entre 1862 y 1863 el Régimen
Liberal, presidido por Mitre, lanza una guerra sin cuartel al Chacho. Este
tenía 62 años, y era un hombre de paz, de orden, de trabajo. Sin embargo, ante
la retirada de Urquiza se vió como único caudillo federal sobre el que reposaba
la defensa de la tradición auténticamente argentina. Antes de comenzar a la
guerra escribe a sus enemigos “<i>¿Por qué
pelear entre hermanos…?</i>” (8)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La persecución fue encomendada a Domingo
Faustino Sarmiento, quien había sido su compañero de exilio en Chile y el mando
de las expediciones lo tuvieron generales uruguayos. En efecto, los generales
argentinos enlistados en las filas unitarias conservaban la decencia que les
impedía realizar lo que se había planeado. La tropa, por su parte, estaba
constituída por pocos argentinos, la mayoría eran soldados mercenarios
extranjeros y criminales obligados a pagar su condena sirviendo al
recientemente creado ejército nacional.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Al Chacho se lo persiguió como un
bandido, a pesar de ser oficialmente un general de la Confederación. Pero para
los liberales él era un fantasma, como dice la copla, <i>jugaba a estar en todas partes y en ninguna</i>. Los impenetrables
Llanos riojanos lo ocultaban y ninguno de sus paisanos jamás lo traicionó.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">
<span lang="es" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">A pesar de su avanzada edad, el Chacho combatió
con la valentía que lo caracterizó de mozo. Se enfrentó con su ejército de
montoneros, armados con tacuaras y tercerolas, a un ejército regular, dotado de
la última tecnología armamentística y cuyos hombres percibían un </span></span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-indent: 36pt;">salario por guerrear. Aún así sembró
terror entre los oficiales unitarios. Combatió en su Rioja natal, pero también
en San Luis, San Juan, Catamarca y Córdoba.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Una anécdota de estos tiempos pinta
de cuerpo completo la arquetipicidad del Chacho y la nobleza del pueblo
argentino que aún conservaba la tradición. En cierta ocasión, partió una
columna del ejército desde San Luis al mando del general Loyola. Al llegar a la
Rioja, el oficial unitario tuvo que retirarse porque su ejército comenzó a confraternizar
con la causa del Chacho y el grueso de sus hombres desertó para unirse a las
bravas montoneras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ante tal impotencia, se desató el
terror. Los montoneros apresados eran fusilados sin juicio previo después de
ser torturados en el cepo colombiano. Ninguno habló, todos se mantuvieron
fieles al Chacho. Desde San Juan, estas acciones eran aplaudidas por Sarmiento,
defendiendo ante las autoridades nacionales a los oficiales que llevaban a cabo
la búsqueda del bandido riojano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Tras el combate de las Banderitas el
29 de mayo de 1862, el Chacho está exhausto. Sabe que las pobres provincias de
la Rioja, San Juan y San Luis que les son fieles no pueden contra el poder del
ejército nacional. Es allí que el riojano comete nuevamente el error de pactar
con el liberalismo. Se llega a un acuerdo de tregua. A la hora de intercambiar
prisioneros de guerra el entrega a los suyos, en excelente estado, sin que les
falte ni un botón de su uniforme. Pero cuando el Chacho pregunta dónde están
sus hombres, se hace un silencio sepulcral. Los han fusilado a todos, ni uno
solo sobrevivió.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Este acto de crueldad y la tristeza
del Chacho no impiden la tregua que él considera tan necesaria y urgente. Pero
la paz es efímera y el Régimen no mantiene su palabra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Unos meses después se retoma la
persecución. Sarmiento y Mitre no pueden soportar la presencia misma del
Chacho, mientras él viva habría esperanza en el pueblo federal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">El terror se reanuda pero esta vez
la crueldad es mayor. Como los soldados montoneros no hablan en el cepo, el
ejército fue por sus hogares. Incendió sus casas, ultrajó a sus mujeres,
asesinó a sus hijos. Madres, esposas e hijas fueron llevadas a casas de
perdición, como se llamaba en ese entonces a los prostíbulos. Narra José María
Rosa que el periodista Ramón Gil Navarro del diario cordobés El Progreso
encontraría en 1868 <i>“casas de perdición
con pobres víctimas arrancadas de su hogar doméstico por derecho de conquista”<b> (9)</b></i> .
Pero La Rioja se mantiene fiel aún en el sufrimiento. Otra copla popular canta el
dolor del riojano <i>“¿a donde estará mi
mama, mi chango donde andaran? Me los han pasao a digüello por ser federal”.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Su epopeya lleva al Chacho a tomar
la ciudad de Córdoba. Pero sabe que él solo no puede vencer. Desde su primer
alzamiento le escribe a Urquiza -en quien aún depositaba su confianza- para que
se ponga al mando del levantamiento federal. Pero la naturaleza de Urquiza es
la de un traidor. Lo único que recibe el Chacho es su silencio. El entrerriano
está disfrutando de su palacio en el Litoral. Superan la decena las misivas que
envía el riojano, sin tener respuesta. Incluso llega a escribir con
desesperación que sí Urquiza no se pone al frente de la revolución <i>“tomaré el partido de abandonar la situación
retirandome con todo mi ejército fuera de nuestro querido suelo argentino a
mendigar el pan en suelo extranjero antes que poner la garganta en el cuello
del enemigo”(10)</i><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La Muerte lo sorprende al Chacho con
su acostumbrada bonhomía. Estando escondido en Olta una partida del ejército
nacional lo encuentra. Un amigo intercede por él. El Chacho accede a pactar su
rendición, se encuentran en su casa su mujer y un puñado de compañeros. Sin
embargo, al tenerlo enfrente y desarmado, el mayor Irrazábal le da una puñalada
fatal. Es el final del caudillo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Irrazabal no se contenta con esta
atrocidad de asesinar a sangre fría a un hombre desarmado y en frente de su
mujer. Decide decapitar el cuerpo y exhibirlo en la plaza de Olta, para
escarmiento de todos los que alguna vez le fueron fieles. Pero la crueldad no termina
allí, y la saña se extiende a su mujer, Victoria Romero. Ella es apresada y
obligada a barrer por el resto de sus días la misma plaza que exhibe el cuerpo
de su marido.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La figura del Chacho se yergue como
un arquetipo cabal de la patria. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Una de las tantas lecciones que
podemos aprender del estudio de su vida es el peligro de confiar en el
liberalismo. Nuevo o viejo, con aires de conservadurismo o progresismo. El
liberalismo siempre fue y será enemigo de la Patria y de la Fe. El liberalismo
es pecado, como profesaba Sardá y Salvany. Confió el Chacho en los liberales en
la conjura contra Rosas, confió en el traidor Urquiza, confió en la paz de las
Banderitas y murió con un acto de confianza en un general unitario que no
conoció el honor.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Hacemos nuestras las piadosas
palabras de Ernesto Palacio: “<i>No negaré
que muchas veces he sentido bullir mi sangre ante la injusticia, el error o la
traición… Pertenezco, en efecto, a una raza calumniada. Cuando hace
cuatrocientos años vivía en el territorio que es hoy nuestra patria apenas un
puñado de blancos españoles -menos de un centenar-, ya había gente de mi
sangre. Fundaron ciudades, gobernaron provincias y villas, poseyeron
encomiendas y fundos, guerrearon con indios, en cuyas manos varios perecieron.
Sus descendientes lucharon por la independencia y la libertad, asistieron a
congresos y asambleas, participaron activamente en las vicisitudes nacionales.
Soy, por consiguiente, un viejo argentino; es decir, una víctima de la
oligarquía que proclamó la superioridad del extranjero sobre el criollo y del
hijo del inmigrante sobre los descendientes de los conquistadores.</i>”(11)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Por todo ello tenemos una deuda
pendiente con el liberalismo. Y es una deuda de enemistad y sangre.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;">
</p><div><br /></div><div>* <span style="font-size: 10pt;">Publicado en la Revista digital El Alcázar, N° 23, año VII, Enero de
2024</span></div><div><span style="font-size: 10pt;"><br /></span></div><div><span style="font-size: 10pt;">Notas:</span></div><div><span style="font-size: 10pt;"><br /></span></div><div><span style="font-size: 10pt;">1) </span><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">Jordán Bruno Genta, </span><i style="font-family: Arial, "sans-serif"; font-size: 10pt;">Seguridad y desarrollo</i><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">, Ed. Cultura
Argentina SA. Buenos Aires, 1970, pp. 23</span></div><div><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">2) </span><span style="font-size: 10pt;">Enrique Díaz Araujo. </span><i style="font-size: 10pt;">Aquello que
se llamó la Argentina. Cuadernos de Historia no oficial</i><span style="font-size: 10pt;">.</span><span style="font-size: 10pt;"> </span><span style="font-size: 10pt;">Mendoza, Ed. El Testigo, 2002.</span></div><div><span style="font-size: 10pt;">3) </span><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">Ernesto Palacio, </span><i style="font-family: Arial, "sans-serif"; font-size: 10pt;">Historia de la Argentina (1515-1983)</i><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">,
Abeledo Perrot, 15ª edición, Bs.As., 1988.</span></div><div><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">4) </span><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">Ernesto Palacio, </span><i style="font-family: Arial, "sans-serif"; font-size: 10pt;">Historia de la Argentina (1515-1983)</i><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">,
Abeledo Perrot, 15ª edición, Bs.As., 1988.</span></div><div><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">5) </span><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">Calderón Bouchet, R. </span><i style="font-family: Arial, "sans-serif"; font-size: 10pt;">Civilización o Barbarie. Un discutible
dilema histórico argentino</i><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">. En Annales de la Fundación Elías de Tejada, pp.
253-254. 1999.</span></div><div><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">6) </span><span style="font-size: 10pt;">José María Rosa. </span><i style="font-size: 10pt;">Historia
Argentina, tomo VII</i><span style="font-size: 10pt;">. Ed Oriente. Bs As, 1974. p. 23</span></div><div><span style="font-size: 10pt;">7) </span><i><span lang="es" style="font-size: 10pt;">ibidem</span></i><span lang="es" style="font-size: 10pt;">. p. 18.</span></div><div><span lang="es" style="font-size: 10pt;">8) </span><i><span lang="es" style="font-size: 10pt;">ibidem</span></i><span lang="es" style="font-size: 10pt;">. p. 18</span></div><div><span lang="es" style="font-size: 10pt;">9) </span><i><span lang="es" style="font-size: 10pt;">ibidem. p.</span></i><span lang="es" style="font-size: 10pt;"> 25</span></div><div><span lang="es" style="font-size: 10pt;">10) </span><i><span face=""Arial","sans-serif"" lang="es" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">ibidem</span></i><span face="Arial, "sans-serif"" lang="es" style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">. p. 43</span></div><div><span face="Arial, "sans-serif"" lang="es" style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">11) </span><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">Ernesto Palacio, </span><i style="font-family: Arial, "sans-serif"; font-size: 10pt;">Historia de la Argentina, Tomo I</i><span face="Arial, "sans-serif"" style="font-size: 10pt;">, pág.
17. Ed. Revisión. Bs As. 1980.</span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="es" style="font-size: 10pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="es" style="font-size: 10pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="es" style="font-size: 10pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="es" style="font-size: 10pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="es" style="font-size: 10pt;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="es" style="font-size: 10pt;"><o:p></o:p></span></p><p style="text-align: left;"></p><div style="mso-element: footnote-list;"><div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
</div>
</div><b></b><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-62440580435139471872023-12-17T14:56:00.000-08:002023-12-17T14:56:15.130-08:00Sebastián Sánchez: “Una dimensión no abordada de la guerra de Malvinas es la presencia de sacerdotes en las islas”<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtmnk98MGaVRs0EZEzBgN3RpSQaEvGusfxS5ptsVRgKCQ8ELndY4D118XX4idlnekggQd0Zi9mFecpK7yrFJUhppvQ3K-DvTqNREINADE7gDc-TdmBw9h8oICUpfBvIRII4vLhvF8Nl9MB5-7BN_FfcxNszezU1isvPfcl7NMJV0a2autAdlaXX41h_ddD/s500/el%20altar.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtmnk98MGaVRs0EZEzBgN3RpSQaEvGusfxS5ptsVRgKCQ8ELndY4D118XX4idlnekggQd0Zi9mFecpK7yrFJUhppvQ3K-DvTqNREINADE7gDc-TdmBw9h8oICUpfBvIRII4vLhvF8Nl9MB5-7BN_FfcxNszezU1isvPfcl7NMJV0a2autAdlaXX41h_ddD/s320/el%20altar.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;">Por <b>Claudia Peiró </b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En este año del 40 aniversario de
la <b>Guerra de Malvinas</b>, la Cancillería argentina, siguiendo las
modas del momento, decidió resignificar -según el término también en boga- ese
acontecimiento histórico desde la perspectiva de género y -no podía ser de otro
modo- se habló de invisibilización de la mujer en Malvinas, por la presencia,
en el teatro de operaciones y en actividades auxiliares de 16 mujeres.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Existe en cambio otra
invisibilización que no mereció comentario oficial y es la de los 22 sacerdotes
que asistieron a los soldados en el terreno y durante todo el conflicto. Como
explica <b>Sebastián Sánchez</b>, autor de <i>El Altar y la Guerra.
Los capellanes de la gesta de Malvinas</i> (Grupo Argentinidad, 2022), no
se cercena sólo la memoria de esos capellanes sino toda la dimensión espiritual
de la guerra. El silencio sobre el lugar de la fe y de la religión en Malvinas
es un aspecto más de la <b>desmalvinización</b> que comenzó el mismo
día que terminó la guerra.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sánchez no se limita a
reconstruir la historia de cada uno de los capellanes militares y sacerdotes
voluntarios en Malvinas, sino que recorre también la doctrina de la Iglesia
ante la guerra, el origen del oficio de capellán y, sobre todo, el lugar que
ocupó la fe católica a lo largo de toda nuestra historia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La posguerra y la
desmalvinización también son materia de esta investigación que apeló a archivos
y a algunos testimonios de los propios protagonistas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sánchez es doctor en Historia por
la Universidad de El Salvador y es profesor de grado y posgrado en la
Universidad del Comahue. Es autor de <i>Tres ensayos de historia indiana</i> (2003), <i>El
escándalo de la niñez. Los ataques a la infancia según cuatro pensadores
católicos</i> (2006), <i>Diccionario de autores católicos de habla
hispana</i> (2013), entre otros.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En esta entrevista explica el
porqué de las dificultades que tuvo para encontrar información sobre los
capellanes de Malvinas -uno solo de ellos vive aún-, el rol que desempeñaron en
las islas y cómo la desmalvinización también incidió en el olvido de la
necesidad de esta dimensión espiritual en la atención a los veteranos de guerra.
Un extracto de la charla abre esta nota y la entrevista completa puede verse al
final.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Hay una dimensión poco
conocida de la Guerra de Malvinas que es la presencia de muchos sacerdotes en
las Islas durante la Guerra, el tema que usted aborda en el libro. ¿Por qué
cree que hasta ahora nadie habló de eso? ¿Qué importancia tuvo esa presencia en
el conflicto?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Historiográficamente se han
planteado muchas cosas desde una perspectiva cercenada, mutilada. La dimensión
que se aborda a partir de la presencia de los capellanes, de la presencia de la
Iglesia en Malvinas, señala justamente una de esas cuestiones mutiladas, no
abordadas, que es la de la espiritualidad en la Guerra. Se ha hablado poco de
eso siendo que, como en todas las guerras pero en la nuestra en particular, es
de extrema importancia. Los capellanes representaron a la Iglesia. Puede
decirse que la Iglesia la implantaron ellos, aunque ya estaba en Malvinas. Pero
en esa liturgia de guerra que llevaron adelante puede decirse que la Iglesia
fue implantada a partir de esos 22 hombres. Omitirlos, borrarlos de la historia
oficial, ha sido no solo cercenar el papel que cumplieron y que cumplió la
Iglesia, sino mutilar esa dimensión de la Guerra de Malvinas. Si uno le
pregunta a cualquiera de nuestros veteranos, la vida espiritual estuvo
omnipresente durante la gesta. Lo que me interesó con el libro es retratar a
estos hombres -solo uno de ellos vive aún, el padre <b>Vicente Martínez
Torrens</b>-, y evocar lo que fue la espiritualidad en Malvinas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— En la película “1982 La
Gesta”, basada en los testimonios de los protagonistas, varios de ellos
mencionan ese aspecto y uno dice: “En Malvinas no hubo ateos”.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Sí, en las trincheras no hay
ateos. Sin dudas es así por la proximidad de la muerte. La propia y la del otro.
Por el dolor. Pero yo en el libro hago una introducción respecto de las
capellanías y de la espiritualidad en la guerra en nuestra historia. No dudo de
que en las trincheras no hay ateos pero tampoco dudo de la espiritualidad
raigal argentina que se manifestó como no podía ser de otro modo. La vida
espiritual, esa liturgia particular de guerra, formaba parte, estaba
concatenada, con lo que siempre había pasado en nuestra historia. No fue una
cosa caprichosa ni solamente explicable a partir del miedo a morir. Sin dudas
también, pero la gesta de Malvinas representó una continuidad en nuestra
historia también en ese aspecto.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Es que justamente se trata
de negar o al menos minimizar el papel de la fe en el nacimiento de la
Argentina. San Martín, Belgrano, ponían sus batallas, sus campañas, bajo la
advocación de la Virgen, de Dios, constantemente. Es lo que hoy se trata de
minimizar y de borrar las huellas de esa espiritualidad en el presente.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Así es. Hay figuras
arquetípicas en nuestra historia, como Manuel Belgrano. Incluso nuestra
historia en el período indiano, porque eso de que Argentina nació a partir de
la Revolución de Mayo es casi un infundio, muy instalado. Pero por ejemplo un
gran prócer del siglo XVII que fue Hernando Arias de Saavedra, nacido en Asunción
pero argentino hasta la médula…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Hernandarias.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Hernandarias. La vida
espiritual, la vida religiosa, está presente desde la fundación, casi diría
desde <a href="https://www.infobae.com/sociedad/2020/10/30/a-500-anos-del-paso-de-magallanes-por-el-estrecho-como-fue-la-proeza-que-la-argentina-no-conmemoro/" target="_blank"><b>el bautismo de la Argentina, allá por 1520</b>, cuando se
celebró la primera misa en el actual Puerto San Julián.</a> Y Malvinas no
es una disrupción, no es un capricho, sino que está concatenado con lo sucedido
en nuestra historia. Con nuestra espiritualidad raigal. En 1982 todavía eso
estaba presente y los capellanes, que fueron pocos, para 10.000 hombres 22 eran
poquitos, así y todo representaron esa espiritualidad, esa religión ínsita en
la cultura argentina.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Cómo se decidió quién iba,
quién no iba? ¿Eran todos capellanes que ya estaban trabajando con las Fuerzas
Armadas?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— No todos. Algunos de ellos sí,
sobre todo en el ámbito de la Marina. Oficiales, capellanes militares. Fueron poquitos
los de la Marina. Muy poquitos. Pienso ahora en el padre <b>Ángel
Mafezzini</b>, el primer sacerdote que pisó Malvinas el 2 de abril. El segundo
fue el padre Martínez Torrens.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— O sea que había un sacerdote
en el Operativo Rosario.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Así es. Ya hubo uno. Sí, sí,
sí. Que se dio un golpe ese día con un cable y se lo ve en las fotos con la
cabeza vendada. Fue él quien asistió a <b>Pedro Giachino</b>, nuestro
primer caído, y rezó el responso por él. Mafezzini, <b>(Carlos)
Wagenfuhrer, </b>fueron hombres de la Armada que tenían rango militar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Todos los capellanes tienen
rango militar?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— No. No todos. Hay distintas
categorías en la capellanía. Pero el rasgo interesante en Malvinas fue que
partieron hacia allí capellanes o sacerdotes que habían tenido una vinculación
muy efímera con las Fuerzas Armadas. El padre Martínez Torrens, que vive, tiene
83 años, tuvo una participación muy acotada durante el Cordobazo. Asistía a los
soldados paracaidistas. Le habían pedido que los cuidara entonces saltaba con
ellos. Tres de esos soldados cayeron en el Cordobazo. Después no tuvo más
contacto con el Ejército hasta 1982, cuando decidió partir voluntario. Muchos
fueron voluntarios. La mayor parte de esos capellanes eran hombres grandes que
bordeaban los 60 años. Y además un panorama variopinto, había un distinguido
dominico entre ellos, el padre <b>Renaudiere de Paulis</b>. Un hombre de
filosofía, un especulativo, no un hombre de vida práctica. Estuvo 60 días
aproximadamente en Malvinas y dejó un singular diario de guerra, pletórico de
comentarios políticos, filosóficos, teológicos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Está publicado?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Se lo puede conseguir en
internet. En una página de la Orden de los Predicadores, de los Dominicos. Pero
no está editado en papel.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Le resultó difícil
encontrar información para reconstruir la historia de estos 22 sacerdotes?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Muy difícil.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Por qué?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Creo que los capellanes
representaban, y representan, un problema. Yo no creo que haya sido fortuita la
mutilación de esa parte de la historia. Hasta podría decir que era
políticamente incorrecto plantear las capellanías. Porque se estableció un
tanto aviesamente la continuidad entre los capellanes que asistieron en la
guerra contra la subversión y los capellanes de Malvinas. Dos o tres de ellos
habían estado acompañando a las tropas en el Operativo Independencia, por
ejemplo. Pero de alguna manera se compró el argumento ideológico de la Iglesia
militar. Esos neologismos ideológicos que tienen ya unos años en boga. De
manera que encontrar información sobre los capellanes ha sido difícil. 40 años
pasaron y no hubo hasta el momento libros, publicaciones extensas, estudios,
que den cuenta de lo que hicieron.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Tampoco homenajes.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Tampoco. Y eso entraña una cosa
aún más grave. No tanto el olvido de los capellanes, que ya de por sí es grave,
sino la falta de auxilio espiritual para los veteranos de Malvinas que en 40
años no han tenido, por ejemplo, una pastoral específica para ellos. No es solo
un cercenamiento historiográfico sino una realidad patente que en cuatro
décadas no ha acontecido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿En otros países existe una
pastoral o una forma de asistencia a veteranos?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Sí, sí, sí, es algo habitual.
Existe el obispado castrense, pero éste atiende a los militares de profesión,
en actividad, y a sus familias. No a ese universo que fueron los soldados
conscriptos…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Civiles además.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Civiles que luego volvieron a
la vida civil y a sus familias. No puede soslayarse que ya se cuentan por
cientos los veteranos que se han quitado la vida. Superan la cantidad de caídos
en las islas. No digo que una cosa esté vinculada a la otra porque esas
decisiones siempre obedecen a múltiples causas, pero la asistencia espiritual
sin duda fue una falta importante.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Es habitual que las
sociedades interroguen a la historia desde las inquietudes del presente, pero
eso a veces genera deformaciones. Por ejemplo, en este 40 aniversario el tema
para la Cancillería fue la invisibilidad de la mujer en la Guerra de Malvinas.
Algo falso, porque las mujeres que estuvieron en el teatro de operaciones
recibieron el mismo trato que los hombres. Son veteranas de guerra, reciben
pensión, etc. Son 16 en total, la mayoría no estuvo en las islas sino en los
barcos, como enfermeras o asistentes.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Sí, instrumentistas
quirúrgicas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Pero eso obliga a revisar
toda la guerra con perspectiva de género, que no sé muy bien qué significaría.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— No, no, yo tampoco.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— En cambio me sorprendió
descubrir que sí existe una invisibilización, la de los capellanes, que sí
estuvieron efectivamente en las islas.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Así es. No todos estuvieron los
74 días. El padre Maffezini, el del 2 de abril, se fue el 11 de junio porque
había fallecido su papá y la superioridad le ordenó irse. Él no se quería ir.
Pero sí, invisibilizaciones, como se dice ahora, omisiones, mutilaciones, hay
muchas. Llevamos <b>40 años de tergiversaciones</b> en este armazón,
en esta urdimbre ideológica que se denomina desmalvinización. Sobre la
perspectiva de género en el tema Malvinas hay una cosa muy interesante. Varias
de estas mujeres estuvieron en el <b>Almirante Irízar</b>. Y cuando
terminó la batalla de Puerto Argentino quisieron bajar para hacer lo que hacían
en el Irízar, que era que, después de estar en la enfermería cuidando de sus
heridos, iban a la capilla del buque a rezar por los que aún estaban
combatiendo. Entonces, si quieren perspectiva de género, respeten
verdaderamente a esas mujeres, valerosísimas, valiosas argentinas, respétenlas
auténticamente y digan lo que hicieron. No las usufructúen más ideológicamente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Una de las deformaciones que
produce esta perspectiva de género, no por culpa de estas mujeres porque no
creo que ellas tengan ese espíritu para nada, es decir que el heroísmo es un
concepto machista. O sea que rescatar el heroísmo de los combatientes en
Malvinas sería un acto de machismo.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Sí. En esta cultura panfletaria
actual, se ve, se escucha o se lee cada cosa… Sí, bueno, como toda cuestión
ideológica, de desvinculación con lo real, estas son categorías, son entes de
razón ideológicos, que carecen de sentido. Lo que pasó en Malvinas no tuvo nada
que ver con el machismo. Tuvo que ver en muchos casos, gracias a Dios, con el
heroísmo. Además tuvo que ver con virtudes superiores que se manifestaron
cotidianamente en Malvinas. Un veterano decía “el heroísmo de todos los
minutos”. El dar un pedazo de pan en esa situación al camarada. Jugarse la vida
y hasta entregarla. No hay más alto signo de la caridad que ese. Lo que pasó en
Malvinas no tuvo nada que ver con esta deformación ideológica con la que hoy se
la pretende ver. Pasaron cosas sustantivas y trascendentes en Malvinas y no
selas puede seguir desconociendo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— En el fondo, implica
desvalorizar a la mujer porque se insinúa que ella no es capaz de heroísmo.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Sin dudas. Pienso por ejemplo
en las mujeres del Irizar y sí fueron mujeres heroicas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Qué hacían exactamente los
sacerdotes en las Islas?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— En las dos grandes islas del
archipiélago hubo unidades militares. En la Gran Malvina, tanto en Bahía Fox
como en Puerto Howard, hubo unidades militares y cada una tuvo su sacerdote.
Pienso ahora en el padre <b>(Nicolás) Solonyzny,</b> un salesiano,
extraordinario sacerdote, recordado por todos los hombres que estuvieron con
él, con una característica muy particular porque en Puerto Yapeyú, Howard, no
se vivió prácticamente la guerra terrestre sino los bombardeos, la aviación.
Pero lo que sí se vivió fue un gran desamparo y hambruna. Agravada después del
hundimiento del “Isla de los Estados” que les llevaba comida. En ese marco, la
presencia del sacerdote fue fundamentalísima. Pienso en el padre <b>Santiago
Mora</b>, italiano, que estuvo en Pradera del Ganso, y que acompañó y era
confesor y asesor o guía espiritual del teniente <b>Roberto Estévez.</b> Ahora,
básicamente, la tarea de los sacerdotes era el altar, la misa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— La misa diaria.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— La misa diaria. Hubo sacerdotes
que celebraron más de ocho misas diarias, porque eran muy pocos. El padre
Martínez Torrens, que estaba en Puerto Argentino, recorrió mucho las islas y
era básicamente la misa, la vida sacramental, las confesiones, la compañía y la
atención espiritual de estos hombres. En general, las absoluciones se hacían en
forma colectiva. Muchos se quedaron en Puerto Argentino, salvo los que
estuvieron en Pradera del Ganso, particularmente el padre Mora y el padre <b>Sesa</b> que
estuvieron en medio de los combates. Los que estaban en Puerto Argentino
recibieron la prohibición de participar en los últimos combates alrededor de
Puerto Argentino, en Longdon, Harriet, Tumbledown. Cosa que no pasó con los
capellanes ingleses que combatieron o estuvieron junto a los combatientes casi
en la primera línea. Yo señalo en el libro que el gobierno militar de Malvinas
en muchos sentidos <b>replicaba el liberalismo ínsito del gobierno,</b> un
liberalismo que conlleva cierto laicismo y cierta desestimación... ¿El
sacerdote para qué? El sacerdote era fundamental y lo era tanto antes como
durante el combate. Su tarea fue muy importante.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Hubo alguna baja o herido
entre ellos?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— No. Milagrosamente, porque, por
ejemplo, durante una misa que estaba celebrando el padre Martínez Torrens, un
avión, un Harrier, se venía derecho a ellos y en el momento de la consagración
él les dice a soldados “rodilla en tierra”. Y ellos interpretaron que era por
la consagración, pero era por el avión. El Harrier arrojó las bombas y no hubo
heridos. Fue milagroso. Hubo varias anécdotas de esas. Celebraciones de misas
de campaña bajo ataque se dieron en varias oportunidades.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Escuché al coronel Esteban
Vilgré La Madrid decir que él, que creo era catequista, había hecho muchas
conversiones en Malvinas.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Hubo conversiones, sí.
Conversiones que podríamos llamar de guerra ante el temor a la muerte y la
necesidad de salir del vacío de la increencia. Y hubo también conversiones de
otras religiones. Recuerdo una muy en particular que estaba vinculada a la
devoción de la Virgen. Yo también quiero, le dice un soldado al capellán, yo
también quiero una madre. Sí, hubo conversiones.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Qué pasó con esos soldados
que vivieron en ese espíritu de comunión, de cercanía a Dios?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— En algunos arraigó la fe y fue
sostén. En otros, quizás no tanto. A veces pasamos, no digo ligeramente, pero
sí rápidamente por el expediente de la desmalvinización, que tiene muchísimos
aspectos. La desmoralización de nuestros veteranos y el infundir ese ánimo
derrotista en la cultura argentina pretendió y pretende generar desesperanza.
“La Argentina no tiene destino, somos esto, perdimos… ¿te das cuenta? todo fue
una fantochada de un borracho…” Jauretche hablaba de las zonceras de la auto
denigración. Bueno, en Malvinas eso encontró su máxima expresión. Y ha influido
obviamente en el ánimo de los argentinos, y ni qué hablar de los veteranos. No
obstante eso, considero que en muchos de ellos arraigó la fe en forma
fundamental.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Qué pasó con esos
sacerdotes en la posguerra? ¿Mantuvieron contacto con sus soldados?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— La mayor parte sí. Algunos
volvieron a sus tareas, a su ministerio de siempre en una parroquia. Por
ejemplo el padre<b> Gozzi,</b> recién al fallecer la gente de su
parroquia se enteró de que había estado en Malvinas. Otros sacerdotes, como el
padre <b>Fernández, </b>coordinador de los capellanes del Ejército, o
Martínez Torrens, o monseñor <b>Puyelli</b> de la Fuerza Aérea,
fueron fundamentales en la tarea de la <b>malvinización</b>. O el padre
Solonyzny que se reencontraba todo el tiempo con los veteranos del Regimiento
de Infantería 5 que había estado en Yapeyú. En muchos de ellos pervivió y hasta
fue, junto con la fe, la razón de su existir. Lo veo muy particularmente en el
único que yo conocí, Martínez Torrens, a quien tuve la alegría de poder
llevarle el libro hace unos días, y sigue siendo ese humilde, sencillo
sacerdote. Está en General Roca, en Río Negro, siempre incentivado por la
predicación entre los jóvenes y por la cuestión Malvinas. Para él es siempre un
tema trascendente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Volvió a Malvinas?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— ¿Sabe que no lo sé? Muchos
veteranos se resisten a volver. Hoy leía que un veterano, un oficial del
Regimiento 5 que estuvo en Howard, fue a Malvinas y le hicieron pagar la tasa
como si hubiera ido, no sé, a Bélgica...<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— El gobierno de acá le hizo
pagar.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Este gobierno le hizo pagar
como si hubiera ido al exterior. La desmalvinización también es decir
“Malvinas, Malvinas”, la cuestión de género y todo, pero después Malvinas es el
extranjero.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Éste es su primer libro
sobre Malvinas?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Sí. Pero hay una figura muy
interesante que surgió en esta búsqueda, que es la del soldado<b> Carlos
Mosto</b>. Pude contactar a la hermana, Elsa Mosto, que vive en Gualeguaychú.
Mosto fue una figura entrañable. Entrañable. Un soldado mayor que el resto,
estudiante de medicina. Las cartas de Carlos Mosto a su mamá son
impresionantes. Él le pide que rece por él, por sus compañeros y también por
los ingleses que están enfrente. Mosto murió en Moody Brook, que era el ex
cuartel de los marines, y es una figura a la que me gustaría dedicar aunque sea
un opúsculo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— ¿Qué repercusiones ha tenido
hasta ahora su trabajo?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— El libro tiene que andar su
camino. Contiene cierta incorrección política y eso puede hacer variar su
suerte. Veremos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— La incorrección política
suele ser el sentido común de la mayoría.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Suele ser. Sí. Sin dudas. Así
que no lo sé: veremos. Yo ya terminé mi tarea, que era escribirlo, y veremos
qué le pasa al libro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>— Que haga su camino, como
dijo usted.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— Así es.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Fuente: <a href="https://www.infobae.com/sociedad/2022/11/20/sebastian-sanchez-una-dimension-no-abordada-de-la-guerra-de-malvinas-es-la-presencia-de-sacerdotes-en-las-islas/">https://www.infobae.com/sociedad/2022/11/20/sebastian-sanchez-una-dimension-no-abordada-de-la-guerra-de-malvinas-es-la-presencia-de-sacerdotes-en-las-islas/</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-43520128672666528612023-11-21T03:07:00.000-08:002023-11-21T03:07:01.697-08:00La vuelta de Obligado: La gran batalla por la soberanía económica<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_aaqeApJmQasve6OmG4vF8TGFFgI6jTQ_2XZdGsFsbTML88Qb-7EFHhNxJD2tWytBwn1T7-3xxrBxBKQwxSkSNpWll94HYiNnBYIEE71cyB6sl-QRK55T3lLhIEjSzCXu1hZXQxT2KgJ_4IbTIJiZpRpCl0PdFVjKSV1tkmv9IFoHFahArRgoswTyg9ir/s568/la-vuelta-de-obligado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="270" data-original-width="568" height="152" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_aaqeApJmQasve6OmG4vF8TGFFgI6jTQ_2XZdGsFsbTML88Qb-7EFHhNxJD2tWytBwn1T7-3xxrBxBKQwxSkSNpWll94HYiNnBYIEE71cyB6sl-QRK55T3lLhIEjSzCXu1hZXQxT2KgJ_4IbTIJiZpRpCl0PdFVjKSV1tkmv9IFoHFahArRgoswTyg9ir/s320/la-vuelta-de-obligado.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><p class="MsoNormal"><b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por
Marcelo Gullo</span></b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La historia oficial de la Argentina fabricada, después de
Caseros, por los escribas de la ignominia y el rencor, trató siempre de
ocultarle a los argentinos el significado profundo de la guerra que, en 1845,
sostuvo la Confederación Argentina, conducida por Juan Manuel de Rosas, contra
las dos principales potencias del mundo, Inglaterra y Francia. La Guerra del
Paraná, de la cual la batalla de la Vuelta de Obligado constituyó uno de los
episodios más gloriosos, fue verdaderamente una guerra por la defensa de
nuestra soberanía económica. Inglaterra y Francia, invadieron las tierras del
Plata, para impedir que la Confederación Argentina se convirtiera en el devenir
histórico -siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos que aplicaba un férreo
proteccionismo económico- en una potencia industrial. Ese, y no otro, fue el
objetivo esencial de la invasión anglo-francesa. Se impone, entonces, develar
aquello que la historia oficial siempre ha ocultado.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: center;"><div style="text-align: left;">
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El primer gobierno de Rosas fue una época de salarios altos
donde la economía creció más que la disponibilidad de mano de obra pero, no
rompió con el esquema de libre comercio heredado de la época colonial borbónica
y de los primeros gobiernos autónomos que se sucedieron a partir de 1810<i>.</i> Rosas,
en su primer gobierno, no supo, no quiso, o no pudo, manifestarse en contradel
libre comercio. Sin embargo, esta posición pro-librecambista, cambiaría
radicalmente cuando fuera nuevamente elegido, por una amplia mayoría popular,
para ejercer un segundo mandato. Fue entonces que el Gobernador de Buenos
Aires, Juan Manuel de Rosas, se decidió por la instauración definitiva del
proteccionismo económico. El 18 de diciembre de 1835, después de 25 años de
aplicación radical del libre comercio, se sanciona la Ley de Aduanas. La conversión
de Rosas al proteccionismo se define <i>“sin</i> <i>cortapisas”</i>.
En el mensaje del 31 de diciembre del año 1835, refiriéndose a la nueva ley,
sostiene: <i>“Largo tiempo hacía que la agricultura y la naciente
industria fabril del país se resentían de la falta de protección, y que la
clase media de nuestra población, que por cortedad de sus capitales no puede
entrar en empleos de ganadería, carecía de gran estímulo al trabajo que
producen las fundadas esperanzas de adquirir con él, medios de descanso en la
ancianidad y de fomento de sus hijos. El gobierno ha tomado este asunto en
consideración, y notando que la agricultura e industria extranjera impiden esas
útiles esperanzas, sin que por ello reporten ventajas en la forma y calidad…ha
publicado la ley de Aduanas.”</i> . Las provincias del interior, Córdoba,
Catamarca, Cuyo, Tucumán y Salta, que habían sufrido los efectos desbastadores
de la política librecambista instaurada desde 1778 y, reforzada desde 1810,
recibieron alborozadas la nueva Ley de Aduanas<i>.</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Importa precisar que, cuando Rosas se decidió, durante su
segundo gobierno, a emprender un proceso de <i>Insubordinación Fundante</i>,
tendientea completar laindependencia política, declarada en 1816, con la
independencia económica, es decir a liberar a la Argentina del dominio informal
inglés, el gobierno de Gran Bretaña estaba en las manos de uno de los políticos
más brillantes de su historia: Henry John Temple, tercer Vizconde de
Palmerston, quien fuera autor intelectual de la Guerra del Opio, luego de la
cual China no sólo se vio obligada a permitir la importación y el consumo de
opio sino que, perdió el control de sus aduanas, debiendo aceptar el libre
comercio, así como que quedara en las manos de Inglaterra, la potestad de fijar
el régimen arancelario del Imperio chino. Este hecho no puede ser,
livianamente, pasado por alto cuando se analiza objetivamente este periodo de
la Historia Argentina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En 1838, el primer ministro británico, Lord Palmerston, al
constatar la insistencia de Rosas en el proteccionismo, <i>“…comunicó al
Ministro británico que no hiciera uso del derecho de protesta formalmente, pero
que deseaba que el Ministro aleccionara al Gobierno de Buenos Aires sobre las
virtudes del libre comercio y la locura de los altos impuestos aduaneros, y que
le señalara los perniciosos efectos sobre el comercio del país que con tanta
seguridad se seguirían de aquellos.”</i> Rosas por supuesto desoyó los
“desinteresados” consejos económicos del Ministro británico. En noviembre de
1845, una flota anglo francesa compuesta por 22 barcos de guerra, equipados con
la tecnología militar más avanzada de laépoca, penetró en el Ríode la Plata.
Cerca de la localidad bonaerense de San Pedro el 20 de noviembre de 1845
transcurrió la primera batalla contra la poderosa flota invasora. El objetivo
anglo francés era claro: <b>imponer el libre comercio. </b>La guerra que se
desató entonces, de la cual la Confederación Argentina resultó victoriosa, fue
calificada por el General José de San Martín de <i>“Segunda Guerra de
Independencia.” </i>En conmemoración de esa epopeya, fue plasmado el 20 de
noviembre como el Día de la Soberanía Nacional.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"> Artículo
publicado en: Viento Sur. Revista de la Universidad de Lanús. Año 3/ Número 5.
Abril de 2013, p 112.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Tomado de; <a href="https://marcelogullo.com/la-vuelta-de-obligado-la-gran-batalla-por-la-soberania-economica/">https://marcelogullo.com/la-vuelta-de-obligado-la-gran-batalla-por-la-soberania-economica/</a><o:p></o:p></p></div><div style="text-align: left;"><br /></div></div>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-52002601255378720392023-11-09T10:01:00.000-08:002023-11-09T10:01:02.872-08:00Justo José de Urquiza, el hombre al servicio del Brasil<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi87c0nBtAqzIbGTEbW6jdxGREAECv3QrYF3cm1JHOqRuepJPl-27ovsUUfTAMogTHvi3UU8M_wB_UasD4g3zKPFu-1_oyQgRCnpWdcXT1WluA9we4DJtRN46pM0lh4TtStPunai9-HcT0nvQATDsWAKvSwDSABzvDaJv5olroEKKlU7pGw7FtgcBcoR6gI/s340/urquiza_justo_jose.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="309" data-original-width="340" height="291" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi87c0nBtAqzIbGTEbW6jdxGREAECv3QrYF3cm1JHOqRuepJPl-27ovsUUfTAMogTHvi3UU8M_wB_UasD4g3zKPFu-1_oyQgRCnpWdcXT1WluA9we4DJtRN46pM0lh4TtStPunai9-HcT0nvQATDsWAKvSwDSABzvDaJv5olroEKKlU7pGw7FtgcBcoR6gI/s320/urquiza_justo_jose.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por: <b>Pablo Yurman</b></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se conoce como “Pronunciamiento
de Urquiza” el documento firmado por el entonces gobernador de la
Provincia de Entre Ríos, publicado el
1º de mayo de 1851, mediante el cual dicha provincia que había sido
signataria del Pacto Federal que veinte años antes constituyó la Confederación
Argentina, aceptaba la renuncia
presentada por Juan Manuel de Rosas al manejo de
las relaciones exteriores de las provincias, reasumiendo su plena
soberanía para entenderse con el resto de las naciones.<o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both;">
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Para comprender el paso dado por el caudillo entrerriano
como primera pieza de un
rompecabezas que culminaría con el derrocamiento de Rosas debe
mirarse el cuadro de situación general. Uruguay estaba dividido por su guerra
civil: Montevideo se había
convertido en la base de operaciones de ingleses y franceses contra la
Confederación Argentina, con el apoyo explícito de los emigrados
unitarios. En tanto que el resto del territorio oriental reconocía a Manuel Oribe como legítimo
presidente constitucional, quien además de la adhesión de la mayoría del pueblo
oriental, era apoyado por Rosas y los federales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En ese contexto, el puerto de Montevideo, en donde los
unitarios exiliados habían conspirado contra la Confederación con el apoyo
explícito de ingleses y franceses
interesados desde hacía años en forzar la apertura de los ríos interiores a
sus buques mercantes, a partir de la firma de los tratados de paz celebrados
con esas potencias, comenzaba a languidecer ante un futuro poco promisorio una
vez que las naves de guerra europeas dejasen el estuario del Plata. Debe
tenerse en cuenta que Inglaterra y
Francia habían reconocido finalmente la soberanía argentina sobre sus ríos
interiores y pusieron por escrito su compromiso de retirar sus
fuerzas del Río de la Plata.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El escenario de los acontecimientos de una trama que
involucraba a las provincias en el juego de potencias extranjeras<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A partir de 1850 cobran notoriedad dos piezas más en el
rompecabezas: el Brasil y Justo José de Urquiza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El gobernador de Entre Ríos, que lo había sido durante los
últimos diez años, período durante el cual nunca exteriorizó demasiados
pruritos por el dictado de una constitución escrita, y que jamás abjuró de su
condición de federal leal a Rosas y a la Confederación, era también el estanciero más importante de la
Mesopotamia y como tal, uno de sus principales clientes era la
capital de la República Oriental del Uruguay, a la que suministraba mercaderías
a pesar de los bloqueos. El historiador Vicente Sierra nos explica: “El
gobierno de Buenos Aires sabía perfectamente que en las maniobras especulativas del comercio entrerriano el más interesado
era Urquiza. Contaba para ello con una organización comercial
representada en Buenos Aires por el catalán Esteban Rams y Rubert, encargado de
vender lo importado y comprar oro, y con otro representante en Montevideo,
Antonio Cuyás y Sampere, encargado de adquirir mercaderías extranjeras y vender
el oro adquirido en Buenos Aires, además de la carne que Urquiza enviaba desde
su provincia.” (<i>Historia de la Argentina</i>, tomo IX, 1972).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El detalle de los negocios no siempre transparentes de
Urquiza -piénsese que se pudo constatar que cueros y carnes provenientes de sus estancias llegaron a alimentar y
pertrechar tropas francesas e inglesas mientras la Confederación se hallaba en
guerra con esos países- se conocieron, precisamente por las
memorias de uno de sus agentes comerciales, Antonio Cuyás y Sampere, a quien
además le tocó representar al entrerriano en algo más que negocios
especulativos, como se verá. Este detalle permite considerar a las fuentes como
objetivamente válidas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El texto del "Pronunciamiento de Urquiza"<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A este panorama, se suma la vieja inquina que el Imperio del
Brasil guardaba hacia la Confederación: la humillación del triunfo de Ituzaingó
(1827) seguía vigente, al igual que sus apetencias por llevar la frontera sur hasta el Plata, a lo que
se agregaba que para un país
esclavista como el Brasil de mediados del siglo XIX, la huida masiva de
esclavos hacia la Argentina, lugar en el que con solo pisar su
suelo conseguían la anhelada libertad, había dejado de ser un tema menor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Alguien podría poner en entredicho que la caída de Rosas al frente
de la Confederación Argentina fuese, hacia 1851, una prioridad en la política
exterior del Imperio del Brasil, toda vez que más allá de los elementos
señalados precedentemente, la guerra contra Rosas llevada a cabo por las dos
principales potencias económico-militares de la época, Inglaterra y Francia,
había concluido en un rotundo fracaso para éstas. ¿Por qué motivo habría de
cambiar nuestro vecino del Norte su aparente neutralidad ante dicha contienda?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La principal razón fue puesta sobre el papel por el propio
canciller brasileño, Paulino José
Soares de Souza, quien al redactar la Memoria del Ministerio por él
presidido correspondiente a 1851, apuntó: “Desembarazado el general Rosas de la intervención [la
intervención anglo-francesa en nuestros ríos], afirmado su poder en el Estado
Oriental, fácil le sería comprimir el movimiento entonces en estado de embrión,
de las provincias argentinas que después le derribaron; reincorporar el Paraguay a la Confederación, y venir sobre nosotros
con fuerzas y recursos mayores, y que nunca tuvo, y envolvernos en una
lucha en que habíamos de derramar mucha sangre” (Vicente Quesada, citado por
Sierra).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pareciera quedar en claro que para la cancillería de Brasil,
el tema de fondo sería, ni más ni menos, la definición del país que habría de
tener la preponderancia sobre el resto del continente. No en vano, se enviaría
subrepticiamente, meses antes del “pronunciamiento” de Urquiza a un diplomático
de enorme valía, Duarte Da Ponte Ribeiro, en un periplo que lo llevaría por
Paraguay, Chile, Perú y Bolivia, destinos en los que intentaría garantizar una neutralidad de cada uno de
dichos estados ante una eventual guerra argentino-brasileña que, a
semejanza de la de 1827, decidiese el futuro de Sudamérica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero para la diplomacia imperial no había que aparecer como
hostilizando abiertamente a la Argentina, y para ello era preciso conseguir al
hombre indicado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nos dice Fernando Sabsay que “el 24 de enero de 1851 Cuyás [representante comercial de Urquiza en
Montevideo] se apersonó al jefe de la legación brasileña en Montevideo para
proponerle en nombre de Urquiza una alianza tendiente a expulsar a Oribe del
Estado Oriental” (<i>Rosas, el federalismo argentino</i>, 1999). El
receptor de dicha oferta extendería la propuesta de Urquiza a un levantamiento
generalizado contra Oribe en la Banda Oriental y contra Rosas del otro lado del
río. Pero la condición preliminar impuesta sería que Urquiza debería
“pronunciarse” públicamente contra Rosas, disimulando como quisiera su actitud.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Para el mes de marzo de 1851 las tratativas estaban ya
bastante enderezadas a la formación
de un ejército “grande” que definiera la situación en el Plata.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tras el “pronunciamiento” público contra Rosas, que fue
recibido con una mezcla de desazón e incredulidad por las propias tropas
entrerrianas y correntinas, Urquiza
no defraudó a sus mandantes tras bambalinas y firmó a nombre de Entre Ríos dos
tratados internacionales durante el resto de aquel fatídico 1851,
cuyos compromisos “nacionalizó” tras hacerse cargo del manejo de las relaciones
exteriores de todas las demás provincias en febrero de 1852.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El primero de ellos fue suscripto el 29 de mayo, entre el
gobierno de la ciudad de Montevideo,
la Provincia de Entre Ríos y el Imperio del Brasil y su objetivo
explícito fue despejar a las fuerzas del general Manuel Oribe del territorio
oriental. De todas formas, contaba con una cláusula secreta según la cual si a raíz de la lucha
contra Oribe, Rosas declarara la guerra a alguno de los firmantes del pacto,
esa alianza se transformaría automáticamente en una alianza contra el “tirano”
del Plata.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Logrado el primer objetivo, esto es, unificar al Uruguay con
el color del Partido Colorado, se firmó el segundo pacto, en noviembre de aquél
año, suscripto ahora por Entre
Ríos, Corrientes, la República Oriental del Uruguay y el Brasil, con el
objetivo de declarar la guerra, no contra la Argentina, sino contra Rosas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El ejército argentino que acaso debía dirigirse a Río de
Janeiro para definir la hegemonía sudamericana, apuntó en cambio hacia los
campos de Caseros y puso fin al
gobierno de Rosas, disimulándose lo que fue en realidad una guerra
internacional por un enfrentamiento civil “entre argentinos”; uno de
cuyos bandos contaba, curiosamente, con importante apoyo extranjero.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Luego de Caseros, Urquiza ingenuamente pensó que podría
congeniar su origen federal y provinciano y presidir el país desde Buenos
Aires. No habrá de lograrlo toda vez que vueltos los viejos unitarios de sus respectivos lugares de exilio, no
tardaron en deshacerse del instrumento al que interiormente siempre
despreciaron, y al que sólo utilizaron para ejecutar el trabajo sucio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El hacendado entrerriano aceptará recluirse en su provincia,
en la que nunca será molestado por las autoridades nacionales. Será
usufructuario, hasta su asesinato en 1870, de los atributos externos y el
folklore del viejo partido federal, pero ya totalmente vaciado de contenido y cómplice por omisión de los
nuevos dueños del poder a partir de la llegada de Mitre a la
presidencia.<o:p></o:p></span></p></div><p><br /></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-84244238949573562062023-10-26T15:50:00.008-07:002023-10-26T16:19:18.299-07:00La radiografía de un fabulador<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyP4G2sb4QtlPGAbHaUx7MmyuWV9GDLPTjNUCcuDp43NxD0xjtA8VCNer2FxcVT5AsZgELKSUnOn-UNNtFj50UapVbslt4g_CIRIa10JKqVg3SVs1fFhbB1MBib28A8Uv7CreRMuXEGrzMXqC_Aw1W99ZQ1mqoZeBxO-ZsQVdtdX-F-Ojfcn9un980ksQ-/s1040/domingo-faustino-sarmiento-20210908-1227841.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="780" data-original-width="1040" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyP4G2sb4QtlPGAbHaUx7MmyuWV9GDLPTjNUCcuDp43NxD0xjtA8VCNer2FxcVT5AsZgELKSUnOn-UNNtFj50UapVbslt4g_CIRIa10JKqVg3SVs1fFhbB1MBib28A8Uv7CreRMuXEGrzMXqC_Aw1W99ZQ1mqoZeBxO-ZsQVdtdX-F-Ojfcn9un980ksQ-/s320/domingo-faustino-sarmiento-20210908-1227841.jpg" width="320" /></a></div><b><div style="text-align: center;"><b><br /></b></div><div style="text-align: center;"><b>Por el Dr. Gonzalo V. Montoro Gil</b> </div></b><p></p><p></p><p class="MsoNormal"><b>I – INTRODUCCIÓN.</b> </p><p class="MsoNormal">Domingo F. Sarmiento es un personaje de nuestra historia
que, a rigor de los elementos que aquí se aportarán, podemos decir que resulta prácticamente desconocido para la mayoría de la gente.</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Se ha intentado formar una imagen de Sarmiento como la de
una persona afable, bonachona de carácter sencillo, de rigurosa moral,
educador, emprendedor, visionario, etc. Todo lo cual resulta ser falso, juzgado
a la luz de sus propias palabras y actitudes por él descriptas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Justamente el criterio para conocer y evaluar la
personalidad de algún personaje histórico, en forma correcta, con sus vicios y
virtudes, debe ser el siguiente:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">1) Basarse en hechos documentados;<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">2) Esos documentos emanar del propio sujeto objeto del
estudio ;<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">3) Demostrar comparativamente, con dichos textos, las
propias contradicciones de fondo ( o no), y el fondo moral, línea de conducta,
de la persona a investigar;<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">4) La etopeya de quien se estudia. Es decir, que los
acontecimientos históricos no son por sí mismos nada, si no se consideran en su
relación con el sujeto histórico que los produjo, con la persona, con el alma
que los verificó.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Es decir, cuando se estudia a un hombre, se deben estudiar
no sólo sus actos, sino también su carácter personal, el de sus acciones y el
de sus costumbres.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Así, la historia interpretada, deberá consistir
necesariamente en la etopeya de la argentinidad en la descripción de los rasgos
espirituales, que constituyen las estructuras permanentes del alma Nacional.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El error en el estudio de la Historia y de la Política en
general, consiste en anteponer una idea política ó social preconcebida a la
realidad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Es anteponer un esquema abstracto como molde, y tratar de
insertarlo en la realidad viva de nuestra esencia, es decir, de lo que ya
somos. Así piensan y actúan quienes pretenden “crear• una “Nación” a su gusto,
lo cual dicho sea de paso, ya está creada y tiene una vida propia que nos
trasciende: anterior, posterior y superior, a quienes contemporáneamente y
circunstancialmente forman.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Pretender “crear” una Nación, repito, en base a un “Librito
Mágico” ó a razonamientos de laboratorios, e insertarlos en el cuerpo vivo de
la sociedad, se adapte a ello o no, es lo que comúnmente se denomina
“ideologías”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El profesor Genta decía que <i>“…las ideologías son
esquemas mentales elaborados en base a abstracciones que parcializan la
realidad , o ,de generalizaciones abusivas de la experiencia… </i>”(1)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Así, el populismo, el clasismo, y el socialismo, como el
culto idolátrico al número como verdad absoluta, son distintas clases de
ideologías. Esta última, una ideología reciente en nuestro país, pero con una
antigüedad un poco mayor en el mundo, desde la subversiva revolución francesa,
es un culto ciego al número por contraposición a la realidad, que es una
categoría permanente de la razón.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El profesor suizo Gonzague Reynod nos habla sobre el famoso
y nunca entendido correctamente “contrato social”, un “estatuto del egoísmo
personal”, y nos dice que “<i>…la voluntad constante de todos es la Voluntad
General. Cuando una Ley es propuesta a los electores, lo que se desea saber no
es precisamente si aprueban o rechazan la proposición, sino si está de acuerdo
con la Voluntad General. Cuando la opinión opuesta a la mía prevalece, ello
significa tan sólo que yo estaba equivocado, y que lo que supuse, la Voluntad
General, no existía. Si mi opinión particular hubiere, en cambio, prevalecido
(contra la mayoría) yo hubiese hecho otra cosa de lo que hubiese querido hacer </i>(sic)…”
(2). Así como se ve hoy en día que “<i>sólo el 30% de los electores desea votar</i>”,
(La Nación 24 de setiembre de 1983).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La población rechaza, pues, el sistema, aunque se verá
“obligada” a su “derecho democrático” de ejercer el voto (!), so pena de
severas sanciones administrativas, penales, y civiles. Lo irracional manda. Ya
decía Veuillot que “<i>…pensar de manera distinta a aquellos que se dicen
“tolerantes”</i> ( partidócratas) <i>es algo que el “partido de la
tolerancia”</i> (partidos políticos) <i>no puede tolerar </i>(sic)….”
(3). Muy democrático!.…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Un aspecto particular de la vida de Sarmiento que trataremos
primeramente, es su llamada política educativa, luego analizaremos su faz
política propiamente dicha.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>II – POLÍTICA EDUCATIVA</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Con respecto a su “política educativa”, densos volúmenes han
sido escritos para glorificar en Sarmiento su alma de educador. Lo que
constituye una falacia más de nuestra historiografía oficial, porque como luego
se verá, Sarmiento no fundó escuela alguna. Él mismo reconoce su fracaso como
pedagogo, y su propia impotencia, torpeza, e ineptitud intelectual.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">“<i>Al cumplir 45 años, en 1856, Sarmiento contaba solamente
con unos pocos meses de maestro elemental en Santa Rosa de Chile, donde fue
exonerado; algunos meses en San Juan, en el Colegio de su tía, la rectora
fundadora Doña Tránsito de Oro, de donde escapó de la furia de la población,
salvando milagrosamente su pellejo; y, finalmente, estuvo casi 2 años de
Director de la Escuela de Preceptores de Chile, en donde coronó su labor con un
rotundo fracaso como maestro, expulsando al 93 % del alumnado. Durante el resto
de su vida, jamás dio clase ni dirigió escuela alguna particular….</i>” (4).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">En 1856 fue nombrado Director de Escuelas de Buenos Aires,
cargo en el que permaneció tres años y no fundó escuela alguna, ni nombró
maestro alguno como consta en el Registro Provincial y como el mismo Sarmiento
lo reconoce (5). El 9 de agosto de 1858 el presidente de la Comisión de
Educación de la Municipalidad, Senador Nacional Don Gabriel Flores informa que
“<i>…las escuelas públicas, bajo la dirección del Departamento de Escuelas,
desde que el actual jefe lo preside, marchan a su completo fracaso …</i>” (6).
El mismo Sarmiento dice que fundó dos escuelas, la actual José Manuel Estrada,
y otra edificada en una finca confiscada a Rosas en Moreno y Perú, pero
posteriormente reconoce que “<i>…fue íntegramente suscripta por los vecinos…</i>”
(7).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Entre 1866 y 1868, siendo Embajador en EE.UU., propone
formar “<i>…una colonia norteamericana en San Juan … con los emigrados de
California se está formando en el Chaco una colonia norteamericana que puede
ser el origen de un territorio, y un Estado Yankee con idioma y todo…</i>” (8).
Patético. Se ve claramente la catadura moral, su ideologismo y su poca
envergadura intelectual que lo hace soñar y desvariar, delirando con una
Argentina-colonia desarraigada.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Éste es el “pro – hombre” que desde hace tantos años quieren
hacernos entrar como un chaleco de fuerza, como un adalid de la cultura,
cuando, por ejemplo, como él mismo dice, despidiéndose de la Jefatura del
Departamento de Escuelas en 1881: “<i>… no se ha construido una sola escuela en
más de 20 años</i>” (9). Si Sarmiento lo dice …<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">En 1881, Roca lo nombra Superintendente General de Escuelas,
cargo en el que duró pocos meses, por inepto y por pelearse con todo el mundo:
Estrada, Goyena, Dardo Rocha.- De Guido y Spano dijo “<i>…¡¡¿Cómo voy a
gobernar al Consejo de Educación con un burro como Guido y Spano ?!!…</i>”
(10).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El mismo Sarmiento reconoció derrotado en 1878 “<i>… que la
educación estaba más difundida en 1800 que ahora. La educación se ha detenido y
atrasado. El nivel es deplorable….</i>” (11). En 1878 en el Senado sentenció
soberbiamente “<i>…la educación Universitaria no interesa a la Nación, ni
interesa a la comunidad… Nuestro pueblo es uno de los pueblos más
exquisitamente ignorantes que yo conozco…</i>” (12). La Nación y los
estudiantes agradecen las palabras de Sarmiento celebrando el “<i>día del
maestro</i>” el día de su muerte…. ¡Y así andamos…!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">En realidad, todo lo que se atribuye a Sarmiento en el campo
educacional y pedagógico es obra de Nicolás Avellaneda, que se manejaba con
absoluta independencia con respecto a la persona de Sarmiento. El propio
Avellaneda dice que “<i>… la firma de los decretos por Sarmiento, daba
prestigio a mis actos, sin embargo su acción se redujo a ésta acción moral…</i>”
(13).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Así pues, poco le debe el país a Sarmiento, ni siquiera en
su faz educadora, la cual se puede afirmar que en los hechos, tal como se
documenta, no existió. Lo que sí nadie tan mal educado. El diario “La Nación”
escribía por aquella época “<i>…Sarmiento es el hombre más grosero y peor
educado de la sociedad…</i>”. La prédica vana, vacía, insolvente, anárquica.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Su vanidad y egolatría eran patológicas. Sarmiento mentía,
mentía siempre: en 1882 ocupó el cargo de Secretario General de la masonería y
cuando antes, en 1880 habíase presentado como candidato a Presidente de la
República, él negó públicamente su condición de Masón, pero en la logia
exclamó: “<i>… ¡Yo sólo he cumplido con la consigna masónica de no revelar mi
carácter de tal…</i>” (14).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sarmiento utilizaba la mentira, la intriga y la violencia
como método y sistema (Paunero uno de los procónsules de Mitre, le decía a éste
que Sarmiento era un “déspota Jacobino”).- Él lo reconoce en carta a su amigo
Manuel Rafael García, el 28 de octubre de 1868; siendo nada más y nada menos
que Presidente de los argentinos: “<i>…¡Si miento lo hago como don de familia,
con la naturalidad y la sencillez de la verdad !…</i>” (15).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">¡He aquí al “prócer” (sic), el “Gran sanjuanino” (sic) , “el
¡educador!” (sic). Símbolo y guía para todos los argentinos que siguen viviendo
en el fraude sobre su historia, porque siguen alimentándose del error y de la
mentira, base de toda ideología; error y mentira prescripta que ha sido elevada
a dogma indiscutible e indestructible, sin más testimonio que la avale, que las
palabras grandilocuentes y los deseos fundados en intereses particulares y/o
foráneos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>III.- POLÍTICA PROPIAMENTE DICHA</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Con respecto a su “política propiamente dicha” comienza, por
así decirlo, como periodista en Chile luego de haberse fugado milagrosamente
con vida de su país, habiéndose escondido debajo de la cama, salvándolo el
Gral. Benavidez.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Desde aquél país, indujo al mismo “<i>…con singular tesón, a
seguir con aquel paso </i>(el de ocupar el estrecho de Magallanes) <i>…</i>”
escrito en el Diario “La Crónica” del 5 de agosto de 1849 (16). Así lo repite
en el mismo diario el 15 de noviembre de 1849; nótese que habla como si fuese
chileno: “<i>…en recompensa de nuestros esfuerzos nos prometemos ser nombrados
diputados, cuando menos alguna legislatura por la Provincia de Magallanes,
cuyos principios y población hemos favorecido tanto…</i>” (17).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sarmiento, haciendo uso de su traición, su trampolín al
poder, descubre que casi toda la Patagonia pertenece a Chile; así el 11 de
enero de 1843 ya declaraba en el Heraldo Argentino que “<i>…los argentinos
residentes en Chile desde hoy debemos vivir sólo para Chile, y en ésta nueva
afección deben ahogarse las antiguas afecciones nacionales..</i>” (18).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El 25 de Mayo de 1900 siendo Ministro de Chile en la
Argentina (¿?) (sic) declara en forma solemne y altisonante “<i>..soy declarado
por unanimidad bueno y leal chileno, ¡ay del que persista en llamarme
extranjero…</i>” (19). Cuando el gobierno argentino sale en defensa de nuestra
soberanía patagónica, Sarmiento escribe el 11 de marzo de 1849 en el periódico
“La Crónica” que “<i>…los derechos de Chile el gobierno de Buenos Aires debe
por decoro cuidar de no atropellar…, para Buenos Aires es una posesión inútil,
… ¿qué hará Buenos Aires con el Estrecho de Magallanes ? ¡mejor que ocupe el
Sur hasta el Colorado y el Negro y deje el estrecho al quien lo posee con
provecho! …Magallanes pertenece a Chile por el principio de Conveniencia propia
sin daños de terceros…</i>” (20).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Este agravio a la Nación de un ser que reniega de su país,
es decir, un descastado, llega al asombro de sugerir que toda la Patagonia le
correspondería a Chile, porque a renglón seguido dice que “<i>…quedaría por
saber aún si el título de erección del Virreinato de Bs. As. expresa que las
tierras al sur del Mendoza entraron en su demarcación; que, a no serlo, Chile
pudiera reclamar todo el territorio que media entre Magallanes y las Provincias
de Cuyo…</i>” (21).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Del mismo modo, pero más contundente aún, dice en “La
Crónica” del 4 de agosto de 1849 “<i>…no se me ocurre en mi simplicidad de
espíritu cómo se atreve Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos
al estrecho de Magallanes… sus reclamos están desnudos de todo fundamento…</i>”
(22).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Esto hace muchos años se llamaba “traición” pero parece que
actualmente parece que actuar así es un pasaporte seguro, en nuestro país, para
llegar a ser un ¡héroe nacional! El diario “La Nación” que era un diario
Mitrista se expresó contra Sarmiento en innumerables ocasiones, pero basta un
ejemplo: lo escrito el 4 de octubre de 1868, fustigando a Sarmiento diciéndole
“<i>… Ud. ha sostenido en Chile contra su patria los pretendidos derechos de un
país extranjeros para despojarlo de su territorio…no creo que haya ningún
hombre que intente justificar al Sr. Sarmiento, pues todo pueblo del mundo ha
condenado terriblemente a quien atenta contra la integridad de su propio país…</i>”
(23). Y así ha sido: despreciado por el pueblo argentino y exaltado por los
funcionarios de turno y docentes enciclopedistas que no hacen más que repetir a
lo largo de los años la historia según el “Billiken”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">¿Qué piensa Sarmiento de organizar una marina?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Entre muchas sinrazones nos quedamos con una que expresa
mejor su cortedad moral y política, al escribir desde el Diario “El Nacional”
el 7 de mayo de 1879 “<i>….las costas del sur no valdrán nunca la pena de crear
para ellas una Marina. ¡Líbrenos de ello y guardémonos nosotros de
intentarlo!…. El día que Buenos Aires vendió su escuadra hizo un acto de
inteligencia que le honra. No debemos ser Nación marítima….</i>” (24).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Pero, se ha rendido un homenaje a quien ha abominado de la
marina durante toda su vida, como así también de las FF.AA. en general, y lo
que ella representan: la custodia y defensa de nuestra soberanía territorial y
marítima. Así, en setiembre de 1972 el entonces Director de la Escuela Naval,
Capitán de Navío Roberto Ulloa, rindiendo homenaje a Sarmiento diciendo (sin
saber nosotros si sabía lo que estaba diciendo) que ”<i>…la demostración más
que un deber de gratitud </i>(¿?) <i>implica, además, un compromiso
de vigencia real. Aquí estamos para ratificar públicamente nuestra fe en los
valores que defendió Sarmiento </i>(sic), <i>de los que la Escuela
Naval Militar se siente custodio </i>(resic), <i>y así lo ha
demostrado en su labor fecunda…</i>” (25). Grotesco. Es como decir, que le
agradecemos al verdugo habernos degollado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Gracias a Dios -como dice el historiador Patricio José
Maguirre, miembro de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, egresado de
la Escuela de Defensa Nacional, etc.- ningún egresado de la Escuela Naval
entregó la Patagonia a Chile, ni las Malvinas a Inglaterra, ni renegó de su
patria por un salario (Sarmiento cobró 5 sueldos conjuntamente, del presupuesto
nacional), es decir, una persona a la que Mitre, presidente de la Nación, lo
designa representante diplomático en 1864 en EE UU, ante su total ineptitud
como Gobernador de San Juan en 1864 mismo, diciendo que Sarmiento era
sencillamente “<i>inaguantable</i>” (26).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">También Félix Frías, sostuvo agrias disputas con él, y Pedro
Goyena dijo de Sarmiento en 1883 “<i>…Sarmiento, un asalariado de Chile,
sostuvo que las tierras australes de la Argentina pertenecían al que arrojaba
la moneda en su rostro de escritor venal…</i>” (27).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">¿Qué opinaba Sarmiento de las Malvinas? Oigamos de sus
propios labios la respuesta “patriótica”, en el diario “El Progreso” el 28 de
noviembre de 1842: “<i>…La Inglaterra se estaciona en las Malvinas para
ventilar el derecho que ella tenga. Seamos francos: Esta invasión</i> (¡por
lo menos lo reconoce!) <i>es útil a la civilización y al progreso </i>(de
Inglaterra y Chile, suponemos)<i>…</i>” (28).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El mismo Sarmiento dijo posteriormente “<i>…¡Lástima grande
que los habitantes de Buenos Aires no conocieron en aquel momento las
instituciones inglesas, pues en aquel momento </i>(se refiere a las
invasiones inglesas) <i>perdimos 50 años de civilización</i>” (29).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">¿Qué pensarán de esto los miles de combatientes que pelearon
en 1982 contra la invasión inglesa a las Malvinas? ¿Qué pensarán los familiares
de quienes allí murieron? ¿Qué pensarán en especial, los marinos de este alarde
de entrega y traición? No importa. Recordar que el 11 de septiembre es el “Día
del Maestro” es hoy en día, el parecer, cívico homenaje… Así se viene educando
a los argentinos, con una historia oficial aguachenta, insulsa, armada y
recreada para consumo masivo. ¿Este es el Hombre que defendió -según el capitán
Ulloa- nuestros valores? ¡Qué orfandad de conocimientos políticos y que peligro
que ello encierra!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Ya los grandes pensadores clásicos como Maeztu, Menéndez y
Pelayo, Azorín, Balmes, Maurras, La Tour du Pin, Fichte, etc. decían y dicen,
con razón, que ninguna nación será grande si no es consciente de sí misma, de
su pasado con sus grandezas y miserias. Es decir, no sabremos nunca lo que
somos y queremos ser, si no sabemos lo que hemos sido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Quizás viene a colación y es aplicable al caso que nos toca,
lo dicho por Saavedra, cuando en 1806 -primera invasión Británica- Castelli,
Vieytes, Beruti, buscaron el apoyo del General Beresford para obtener la
independencia bajo la tutela británica, ante ello, Saavedra exclamó con irónico
sarcasmo “<i>…¡qué bellos sentimientos de Independencia…!</i>” (30).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sarmiento también participó en la idea, en 1843, de
Florencio Varela, otro “prócer”, de segregar las provincias de Entre Ríos,
Corrientes, Misiones, para constituir con Uruguay una Nación aparte. En sus
visiones proféticas de lo mediocre y rastrero, llegó a soñar en formar un
¡estado yankee en el Chaco! En carta a María Mann, el 23 de enero de 1866 le
dice “<i>…imagínese lo que sería una colonia Norteamericana en San Juan
produciendo plata y educando al pueblo…</i>” y en carta del 1 d abril de 1868
le escribe diciendo que “<i>con los emigrados de California se está formando en
el Chaco una colonia norteamericana. Puede ser el origen de un territorio, y un
día, de un Estado Yankee (con idioma y todo)…</i>” (31). Estas expresiones
denotan la falta de equilibrio y delirios extravagantes que tenían el carácter
y personalidad de Sarmiento.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Nótese el contrataste con respecto a Juan Manuel de Rosas,
cuando éste en el momento de la derrota de la Confederación Peruano-Boliviana,
al mando del General Santa Cruz, rechaza las pretensiones de varios federales
de “aprovechar” la anarquía de esa zona para apoderarse de Tarija, por la
fuerza, en lugar de buscar dicha situación por medio d acuerdos y tratados: en
carta a don Angel Pacheco el 17 de noviembre de 1841 y Manuel Oribe el 12 de
enero de 1842 en la cual en esta última, trasciende de los meros hechos para
transcribir párrafos escritos en la carta a Pacheco donde dice: “<i>…y con
respecto a Tarija, no es digno de la República Argentina incorporarla
nuevamente por la fuerza, ni reclamar nuestros derechos en circunstancias que
Bolivia se haya envuelta y afligida en terrible anarquía. Que esto debe ser
obra de la paz, por negociaciones pacíficas y dignas y honorables, en que por
un tratado quede restituida, lo que no nos será difícil conseguir así que
Bolivia se encuentre en perfecta tranquilidad, presidida por un gobierno justo
y verdadero amigo, con el que conseguiremos también otro de límites y comercio…
que la guerra fue contra Santa Cruz, no contra Bolivia…</i>” (32).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Esta es una de las cartas del “degollador” y “bárbaro” Rosas
que nos muestra y enseña nuestra historiografía pero que demuestran el criterio
y justeza de principios que sustentaban su accionar político prudente y recto,
no aprovechando una situación fáctica para hacerse de Tarija, por la razón, que
hoy parecerá prosaica, de que no correspondía.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Su clarividencia y genio diplomático, su tacto sociológico,
a la par de un Napoleón o Clausewitz, queda reflejado en la calidad moral e
intelectual de los hombres que lo rodeaban, entre ellos Felipe Arana, Tomás
Guido, Eduardo Lahitte, Lorenzo Torres, Baldomero García, Tomás Anchorena,
González Peña, Campana; precisamente el 26 de maro de 1842, el primero de los
nombrados le escribe al segundo una carta en la que expresa “<i>…no se me
oculta que bien conocen los soberanos europeos cuánto vale en el Nuevo Mundo la
subdivisión de los Estados y las influencias comerciales que ejercen </i>(¡si
no que se lo pregunten a Sarmiento, Mariano Acha, De Vedia, del Carril, Varela,
Paz, Fructuoso Rivera, etc.!) <i>pero no por esto ni podemos ni debemos
dejar de hacer los últimos esfuerzos para afianzar nuestra independencia y
garantizar las libertades públicas…, etc</i>” (33).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El contraste es demasiado claro y contundente: Por un lado
esta última luminosa comprensión del momento actual y el sentido de equilibrio
del Gral. Rosas que no aprovecha una coyuntura favorable para, por la fuerza,
lograr algo que el entendía no era ni el modo ni el medio correcto
aprovechándose de la debilidad del vecino; y por otro: el esquizofrénico y
alucinado Sarmiento que imponía su autoridad a degüello, como surgen de sus
propias palabras, cuando por ejemplo, en su “Proyecto de Reorganización Argentino”
de 1845, al propiciar la presencia del general Paz, dice que “<i>…a los que no
reconozcan a él debiera mandarlos ahorcar, fusilar, degollar. Este es el medio
de imponer en los ánimos mayor idea de autoridad…</i>” (34). En carta a
Aristóbulo del Valle en 1880 decíale; ” <i>aquí en este país, no puede
haber más política que la del garrote y la macana…</i>” (35). Este es el
“liberal” Sarmiento ¿Será este el ideal sarmientino que quiere imponerse e
inculcarse como un chaleco de fuerza sobre el cuerpo real de la Nación?
¿Querrán nuestros “educadores” educarnos como prescribía Sarmiento que debía
educarse, es decir : ¿a garrotazos!?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Al imponerse, desde la derrota argentina a manos de Brasil y
sus aliados llamados por la traición del Gral. Urquiza en 1852, el ejemplo
“democrático” de Sarmiento y sus ideas Pseudopolíticas ¿quieren decirnos que
debemos emplear el terror, la mentira elevada a sistema, para desmembrar la
Nación, como deseaba imperiosamente Sarmiento? Este interrogante, irónico,
surge porque en 1857, en las elecciones ganadas por la banda de Sarmiento, éste
prescribe el 17 de Junio a Domingo de Oro, el método “Liberal” utilizado: “<i>…para
ganarlas, nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror
que, empleados hábilmente, han dado este resultado. Los gauchos que se
resistieron a votar por nuestros candidatos fueron puestos en el cepo y
quemados sus ranchos, perdiendo sus escasos bienes y hasta su mujer.
Establecimos depósitos de armas, cantones de gente armada, encarcelamos a los
complicados en una supuesta conspiración, y bandas de soldados armados
recorrían las calles acuchillando y persiguiendo a los opositores. Tal fue el
terror que sembramos el día 29, que triunfamos sin oposición. Esta es la
palanca con que siempre se gobernará a los porteños, que son unos necios,
fatuos y tontos…</i>” (36).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">¡Digno hijo de la Revolución Francesa!. Sarmiento puede
reclamar, con todo derecho, la filiación como hijo legítimo de la Comuna de
París. No existe mucha diferencia entre el frío y sanguinario Maximilian
Robespierre y su aventajado y descastado alumno americano.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Este es el hombre que nos han inculcado y nos inculcan como
el más grande “civilizador” contar la “barbarie”. El error no sólo es grave
sino que se vuelve criminal cuando es adrede. Nos han inventado una historia de
consumo. Lo peligroso es lo dicho al principiar este ensayo: Si no sabemos lo
que fuimos no sabremos lo que somos y hacia donde queremos ir. Es como un
principio matemático: Errado el principio fundacional o esencial, todo el
razonamiento posterior por más logicidad que aparente, que tenga, conducirá a
un error. Hoy a eso lo llamamos “ideología”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Urquiza le escribía a Mitre en 1852 diciéndole ofuscado que
“<i>…Sarmiento era un loco, intrigante, pretencioso y anarquista…</i>” (37). El
4 y 6 de octubre del mismo año el diario La Nación lo describe con pocas pero
certeras palabras “<i>…es un abogado de un gobierno extranjero contra su propio
país…</i>”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">¿Qué decir de Sarmiento y su amor por la entrega física y
espiritual de la Argentina? La respuesta la tendremos de los propios labios del
Gral. San Martín en carta a Gregorio Gómez “<i>…¡No aprobaré jamás que un hijo
del país se una a una nación extranjera para humillar a su patria!…</i>”, y en
carta a J.M. de Rosas define el 10 de mayo de 1839 “<i>…pero lo que no puedo
concebir es el que haya americanos que por un <b>indigno espíritu de
partido </b></i>(argentina, dixit) <i>se unan al extranjero para
humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en
tiempos de la dominación española, una tal felonía in el sepulcro la puede
hacer desaparecer…</i>” (38).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sarmiento se sabe aludido y molesto e irritado, durante años
despotricó contra San Martín. En 1846, 4 de septiembre, le escribe a su amigo
Antonio Aberastain y entre otros denuestos antiargentinos, le dice: “<i>…San
Martín es ahora un ariete descontrolado, ve en Rosas al defensor de la
independencia amenazada. Aquella inteligencia declina y todas sus ideas se
confunden…</i>” (39).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Al entregar, de hecho y de palabra, la Nación a hombres e
intereses ajenos, de parte de Sarmiento, denota “per se”, la pérdida y el
desquicio de todo decoro intelectual y moral que fuera patrimonio y honra de
nuestros compatriotas, que jamás se habrían permitido hablar mal de nuestra
Nación; hecho avergonzante, pero comprensible en el desequilibrio psíquico de
Sarmiento por sus frustraciones juveniles en lo atinente a su tan promocionada
“docencia”, la cual como se vio no existió.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La egolatría de Sarmiento se manifiesta en el juicio que él
tenía de sí mismo. Con humildad reconoce en 1843 que “<i>Jamás he reconocido
otra autoridad que la mía. Soy el juez de la importancia de un libro, sus
ideas; y de esta falsa posición </i>(¡por lo menos lo reconoce!) <i>ha
nacido la independencia de mi criterio</i>…” (40) confesando, también que “<i>…los
Sarmiento tienen una reputación de embusteros heredada de padres a hijos, la
cual nadie niega </i>(¡!)<i>…</i>” (41).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sarmiento se enorgullece de ser embustero, e hijo de
embusteros y mentirosos. Se considera a sí mismo una deidad y la mentira es
para él un arte que maneja día a día y la perfecciona. En carta a Rafael
García, el 28 de Octubre de 1868 reconoce que “<i>SI MIENTO LO HAGO COMO DON DE
FAMILIA, CON LA NATURALIDAD Y SENCILLEZ DE LA VERDAD </i>(¡!)<i>…</i>”
(42). Poco se puede agregar a esta confesión de Sarmiento, lo que sí no puede
negársele es su gran capacidad de hipocresía y cinismo, dado que debe existir
pocas personas que se jactan de sus propios defectos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La historia “plastificada” comienza en Caseros; lo reconoce
el propio Sarmiento “ <i>…La batalla, para el público, puede leerse en el
boletín Nº 26: Novela </i>(¿?) <i>muy interesante que tuvimos el
honor de componer Mitre y yo… </i>” (43). Posteriormente continúa con la
mistificación de los personajes históricos. “<i>El “Facundo” fue fruto de la
inspiración del momento …sin auxilio de documentos…con el propósito de acciones
inmediatas…más adelante echaré al fuego de buena gana cuantas páginas
precipitadas he dejado escapar en el combate…</i>” (44). En el diario “Crónica
del día 26 de diciembre de 1853, se felicita a sí mismo de sus calumnias
reconociendo que en su “Facundo” “<i>…los muchos errores que contiene son una
de las causas de su popularidad….</i>”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Esa insistencia de Sarmiento en vanagloriarse de sus
mentiras, errores adrede, falsedades, dan una acabada idea de agrado de
paranoia y de afán de poder enfermizo que precede sus actos; tal como el mismo
Sarmiento lo reconoció, pues cuando se refiere a “Recuerdos de Provincia” dice
”<i>…éste es un cuento que se refiere a un loco y no significa nada</i>(¿?)<i>…</i>”
(45). A aquel primer libro (Facundo) se refiere Alberdi diciendo que “<i>…además
de estar lleno de máximas inmorales y maquiavélicas, es un libro pernicioso,
como calumnia y satiriza a la Argentina y su sociedad…</i>” (46).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Demos un ejemplo más de la autoglorificación de Sarmiento y
su protagonismo en la falsificación de nuestra historia: al escribirle a
Avellaneda el 16 de diciembre de 1865, le dice sin empacho alguno, “<i>…los
unitarios los han suprimido </i>(se refiere a los tratados firmados entre
unitarios y federales)<i> con aquella habilidad con que sabemos
rehacer </i>(¡!) <i>la historia…</i>”. Exacto. Prueba concluyente
sobre la mentira como sistema, en la cual se “construye” nuestra “historia
oficial” (sic).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sarmiento, a lo largo de toda su vida, vitupera y calumnia
sin ton ni son, sin desmayos. En sus juicios se nota, no solo una
desinformación, sino una falta de cultura que hace ver su poca inteligencia, su
corta visión, aunque, por supuesto, no su astucia. Así, por ejemplo dice que “<i>…EEUU
es el único país culto en toda la tierra. España es inculta y bárbara. En 300
años no ha producido un solo hombre que piense, un solo escritor de nota,
ningún filósofo, ningún sabio. Es la nación más pobre que se conoce…</i>” (47).
Menéndez Pelayo, es uno de ésos “incultos” a los que refiere Sarmiento diciendo
que “<i>…hace alarde de la más crasa ignorancia…</i>”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">¿Qué piensa Sarmiento de los gauchos, de los humildes, de
los huérfanos? Los gauchos son “<i>una Chusma de haraganes</i>” dirá en el
diario “El Nacional” del 3 de febrero de 1857. El 20 de setiembre de 1861 le
recomendaba a Mitre “<i>…no trate de economizar sangre de gaucho. Este es un
abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criol</i>la
(¿él no lo era?) <i>incivil, bárbara, es lo único que tienen de seres
humanos</i>” (48). “<i>.. el estado no tiene alma. No tiene caridad. Si los
pobres se han de morir, ¡que se mueran!</i>(¡que nobles sentimientos!) <i>el
mendigo es como la hormiga: Recoge los desperdicios, los huérfanos son los
últimos seres de la Sociedad. No se les debe dar más que comer</i>…” (49).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Para Sarmiento, los argentinos, los que pelearon contra los
españoles por la independencia, contra los franceses, contra los ingleses,
contra los brasileños, sólo tienen de seres humanos, su sangre. Sarmiento dice
que el Estado no tiene alma: La realidad es que un Estado representa lo que son
quienes lo representan, por lo tanto, un Estado será abusivo, absolutista, ¡sin
alma!, si quienes lo presiden son seres abusivos, absolutistas, sin alma, por
ejemplo del propio Sarmiento que fue presidente…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sigamos los argentinos en el error, sigamos en la mentira de
la historia “inventada” (palabras de Sarmiento). Sigamos creyendo en el “ideal
sarmientino”, sigamos levantando templos y monumentos en su nombre, sigamos
renegando de nosotros mismos y educando a nuestras generaciones en al impiedad
y nada quedará de nosotros, sino tan solo seres sin conciencia, sin pasado, sin
memoria, pasto de quienes quieren diluir nuestras fuerzas, y que sí saben lo
que quieren y como lograrlo, debilitando el espíritu nacional, con una
gigantesca y organizada y pausada acción que poco a poco nos va disolviendo en
las contradicciones con la realidad que ella acarrea. Así una vez, debilitados
en nuestras defensas, mansamente seremos, ya definitivamente, juguete de
quienes como ya sabemos, no tienen más patria que el billete… finalmente como
diría George Bernanós, quizá seremos fusilados por curas bolcheviques…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Una prueba más sobre el desprecio por su patria y sus hijos,
que sentía Sarmiento, se evidencia cuando en 1871, siendo presidente de un
“estado sin alma”, el pueblo padece la famosa “fiebre amarilla” que segó la
vida de miles de personas. Sarmiento huyó despavorido. Pasó por Mercedes y
luego a Chivilcoy. Entonces la ciudad quedó acéfala por cuatro meses. Tan grave
fue la situación que se crearon dos diarios dedicados a dar noticias de la
epidemia: “El Boletín de la Epidemia” y “Marcha de la Epidemia”. De aquí
extrajo el académico historiador Dr. José Luis Molinari algunas referencias
acerca de ese “paladín y prócer” que se llama Sarmiento: “<i>…Aún no se ha
podido descubrir en ninguna de las listas de suscripción popular los nombres
del presidente Sarmiento y sus Ministros. Al que haga el descubrimiento se le
dará una buena gratificación…cuando el presidente de la República, obedeciendo
a un instinto de conservación excesivamente pronunciado (eso y decir que era un
cobarde, es lo mismo) emigró a Mercedes… No cabe nulidad mayor que la que reúne
el hombre que tan contra el sentido común y las instituciones de esta Nación,
nos preside; Diógenes, con toda su calma se hubiera visto apurado para
encontrar otro ser menos digno del honroso y elevado puesto que el Sr.
Sarmiento ocupa…pero que un pueblo, tras la más pésima de las administraciones,
deje continuar cínicamente en el poder al hombre que lo abandona en el medio de
la desolación y el espanto, sin valor para afrontar el peligro, es cosa que la
imaginación se resiste a creer. El pueblo ha luchado solo y tiene derecho para
decirle a quien le dio las espaldas: ¡huye de aquí, cobarde y no me hagas solidario
de una afrenta que es absolutamente tuya!…</i>” (50).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Es lapidario. Aquí surge el perfil nítido de Sarmiento, y el
concepto que de él se tenía. Y surge una pregunta: ¿Puede ser posible que la
desintegración nacional que sufre día a día nuestra Argentina tenga como origen
la falsificación de la historia? ¿y con qué fines? Sabemos que toda nación
tiene hombres arquetípicos, los cuales se muestran como ejemplo de generación
en generación, a fin de actuar o imitarlos, así como toda persona tiene como
ideal de vida determinados próceres e intenta imitarlos y ajustar sus vidas y
sus conductas a la de esos hombres elevados a ejemplos y guías.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Son necesarios los arquetipos, como normas de conducta, como
normas a las cuales ajustar conductas. Si una Nación toma como guía a hombres
supuestamente virtuosos pero que en realidad no lo son, las consecuencias con
el correr del tiempo serán funestas: caeremos en el error, provocado
premeditadamente, día a día se perderá la identidad y creyendo ser lo que nunca
fuimos, se cumplirá el sueño de Mitre de “<i>…enterrar históricamente a
nuestros prohombres…</i>” (51), lo que en verdad implica enterrar la Nación
real, histórica. Así “enterraron” a San Martín el cual según Sarmiento “<i>…castigado
por la opinión, expulsado para siempre de América, olvidado por 20 años, es una
digna y útil lección</i>…” (52). He aquí, lectores, Sarmiento y su verdadero
rostro, sin máscara, sus intenciones y su desprecio por el Libertador.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sarmiento era un anarquista en todo el sentido de la
palabra: Brutal, disolvente, ególatra, subvertidor del orden; y queda
patentizado en el panegírico que hizo de Garibaldi al decir que “<i>…Garibaldi
es una gloria Argentina </i>(¿?), <i>una gloria de América</i> (¿¿??) <i>…</i>”
(53).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">En realidad, como dice Héctor Daliadiras “<i>…Garibaldi
saqueó el litoral, arrió la bandera argentina en 1842 en la Isla Martín García
e izó la bandera inglesa. Menos mal que Brown lo derrotó en la gloriosa batalla
de Costa Brava…</i>” (54). Pero no importa, para Sarmiento era “una gloria
argentina”. Brown le decía a su mujer con respecto a la lucha de 1942 “<i>…la
conducta de estos hombres </i>(se refiere a Garibaldi y sus salvajes
acompañantes)<i> ha sido más bien de piratas que de guerreros
pertenecientes a un pueblo civilizado, saqueando o destruyendo cuanta criatura
o cosa caía por desgracia en su poder…</i>” (55).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sarmiento tenía la costumbre de expresarse sobre otros
personajes de nuestra historia. El “educador” decía de Urquiza que era “<i>…un
decrépito, idiota…</i>” (56), Artigas es “<i>…un tártaro terrorista, asesino,
cruel, bandido, monstruo, ignorante, sucio y sangriento, salvaje animal de
rapiña, degollador, saqueador y violador, desbaratador de toda civilización…</i>”
(57). De Güemes sentenció con desparpajo “<i>…destruyó todo derecho para hacer
valer el suyo propio…</i>” (58). Del heroico defensor oriental contra la
intromisión lusitana, don Manuel Oribe dijo que “<i>…era un bárbaro sangriento.
Nunca vi un monstruo como él…</i>” (59). Del ilustre Carlos Guido y Spano
simplemente dijo “<i>…es un burro…</i>” (60). De José Manuel Estrada, Emilio
Lamarca, Pedro Goyena, dijo que eran “<i>…unos charlatanes infatuados,
sarnosos, pulgosos, etc…</i>” (61). A su hora le hizo llegar su cólera a Mitre
con estas “alabanzas” el 26 de junio de 1869: “<i>…La verdad es que Mitre en su
vida ha abierto un libro. Es un presuntuoso y por su pretensión de dañar,
desvaría. Es un charlatán. Es de quien quiera alquilarlo. Se ha presentado 3
veces ebrio en el Senado. Es un pigmeo, un vendido…</i>” (62), cosa que si se
conoce a Mitre y sus famosas carnicerías en el Sur y su dudosa historia sobre
Belgrano, no deja de ser cierto lo que dice Sarmiento, aunque como hemos visto
él no ha sido diferente a Mitre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Urquiza en 1861 escribió al General Rudecindo Alvarez
confesándole que “<i>…el círculo pérfido de Buenos Aires me traiciona. Están
decididos…a someter a las demás provincias al capricho, a la ambición, y a la
voluntad del mismo círculo </i>(Sarmiento-Mitre). <i>El Plan es
manifiesto. Se proponen hacer del liberalismo el ariete para destruir, para
dividir las provincias y para construir el despotismo absurdo de ese círculo a
que deben sacrificarse…</i>” (63). Finalmente el pronóstico se cumplió y la
Nación comenzó a disgregarse…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Corrían los años en que los procónsules de Mitre como
Ignacio Rivas, Venancio Flores, Wenceslao Paunero, Arredondo, etc., asolaban el
país pasando a degüello a cientos de criollos. Eran los tiempos de Pavón…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Los cuerpos degollados eran exhibidos en postes a lo largo
de los caminos como señal de advertencia. Entre los masacrados figuraban: El
General Jerónimo Costa, cuyo delito fue defender la Isla Martín García contra
el enemigo francés; Santa Coloma; el Coronel Martiniano Chilavert, uno de los
principales defensores, junto a Brown y Mansilla, de la heroica defensa de la
Vuelta de Obligado en 1845. También brutalmente asesinado fue Vicente Peñaloza
de quien José Hernández describe como “<i>…un patriarca, héroe y general del
ejército Nacional a las órdenes de Urquiza y Derqui, prestigioso y valiente
soldado y militar…</i>” (64). Lanceado Peñaloza, expuesta su cabeza
“civilizadamente” por 8 días, Sarmiento grita alborozado y le escribe a Mitre
el 18 de Noviembre de 1863 diciéndole que “<i>aplaude la medida, precisamente
por su forma </i>(¡!)<i>…</i>” José Hernández escribe “<i>…la cabeza del
General Peñaloza, el hombre ennoblecido por su inagotable patriotismo, fue
llevada al bárbaro Sarmiento como prueba del buen desempeño del asesino. El
unitarismo tiene un crimen más que escribir en la página de sus horrendos
crímenes. El partido que invoca la ilustración y el progreso, acaba con sus
enemigos cosiéndolos a puñaladas. Matan por índole perversa. Maldito sea el
partido envenenado con crímenes que hace de la República Argentina el teatro de
sus sangrientos horrores…</i>” (65). Alberdi exclamó “<i>…la vida real del
Chacho no tiene un solo hecho de barbarie igual al asesinato del que fue
víctima…</i>” (66).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Ante semejantes actitudes “civilizadas” que la “barbarie” no
comprendía, Samiento tuvo que “huir” del país y Mitre lo envía como una especie
de embajador a los EEUU en 1864. El diario inglés de Buenos Aires “Standard”
escribía el 18 de julio de 1864: “<i>…su política injusta ha hecho tal daño al
país que Mitre le hace el favor a él y a San Juan removiéndolo…</i>” (67). Ya
llegado a Nueva York, Sarmiento le escribió a la hija de Vélez Sarsfield “<i>…estoy
escribiendo un libro sobre el “Chacho”. El Chacho concluyó en mis manos…</i>”
(68). Así reconoce Sarmiento lo que las generaciones posteriores se niegan a
reconocer: su mistificación de la historia, porque como él lo confiesa sus
“obras” no son más que “cuentos”, a lo más, “lindos”. Y también reconoce su
propia intervención en la muerte del Chacho, además vanagloriándose de ello.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Luego del asesinato de Urquiza por las logias, que lo habían
en su momento elevado, Sarmiento exclamó en Rosario el 18 de noviembre de 1873
“<i>…¡no quedará vivo soldado alguno de los batallones de los gauchos
correntinos!…</i>” (69).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Trascartón de sus genocidas advertencias, Alejo Peyret,
residente en Entre Ríos, escribió “<i>…Sarmiento, partidario de la
intolerancia, es un Robespierre: Civiliza a cañonazos y bayonetazos…</i>” (70).
Sarmiento establece un método seguro de exterminio en masa: Matar a todos.
Arredondo, sanguinario lugarteniente de Mitre le recordaba que dicha forma de
proceder era instigada por Sarmiento, diciéndole en 1874 “<i>…asesinatos al por
mayor son los que Ud. me aconsejaba en una carta cuando me decía que corte las
cabezas y las deje en el camino…</i>” (71). Aquí lo vemos a Sarmiento de cuerpo
entero: “civilizando”, sí, pero a cañonazos, y por qué no a bayonetazos (¿sería
por lo silencioso…?). Pero, eso sí, a lo grande, “al por mayor” cortando
cabezas y “adornando” al camino con ellas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Pero a pesar de todo, sufridos oyentes y lectores, no
olvidéis que la historia nos “enseña” (¿?) las “bondades” y la obra
“civilizadora” de Sarmiento. Aceptadlo como dogma so pena de excomunión, de
crimen de Estado; no vaya a ser que en los colegios secundarios y primarios se
sepa la verdad de los hechos (a través de documentos nunca leídos al alumnado)
y nos privemos de festejar “El Día del Maestro” (¿?) en honor del Primer
“educador” (¿?) argentino y “gran civilizador demócrata” (¿?). Crimen de Lesa Patria
y además Ud. podría ser tildado de “ignorante”, cuando no de “Bárbaro”….<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Para finalizar transcribiré uno de los tantos perfiles que
el diario “La Prensa”, no precisamente un diario rosista, escribió el 14 de
julio de 1876 sobre Sarmiento. Elijo éste porque condensa en pocos renglones
toda la catadura moral, de quien carecía de todo escrúpulo, principios, con su
ilimitada ansia de poder, por el poder mismo: “<i>Ni Rosas firmó nunca órdenes
como ésta. No se explica uno que semejante fiera ande suelto por las calles
libremente…</i>” (72).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Creo que poco más se puede agregar de este “extracto de
Sarmiento” que hemos descripto. He de aclarar que quien desea conocer más sobre
el tema tiene la biblioteca Pública Nacional, el Archivo Mitre, el Archivo
Histórico Nacional, etc. esto no es más que un incentivo para profundizar por
uno mismo más sobre el tema.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Queda de Sarmiento su imagen real, sin la máscara oficiosa y
falsa, que nos revela su ordinariez y chabacanería, su pequeñez moral, su
egolatría y autosuficiencia genocida; su agresivo instinto disolvente y
disgregador.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Pero como corolario, a modo de epitafio oigamos, si se
quiere, las palabras del Diario La Prensa del 23 de mayo de 1880: “<i>… donde
quiera que ha puesto la mano ha dejado los rastros de su caracter procaz,
irascible y sanguinario. mandaba a clavar en picas a sus enemigos. el ha
ordenado a sus subalternos el deguello de su prisioneros. dictaba centenares de
sentencias de muerte. el recuerdo de esa sombria serie de matanzas ordenadas
por el, que han hundido para siempre su nombre en un charco de humeante sangre
humana, nos llena de repugnancia y horror…¡Sarmiento! ¡fiera malvada, fiera de
dos pies, verdugo de sus semejantes!…</i>” (73).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">¡Qué distinto a lo que se enseña ¿no?.! Pero como dice
Alberdi “<i>…La mentira puede ocultarlo todo, puede tergiversarlo todo, menos
las fechas, los actos históricos y los nombres de quienes los suscriben. He
aquí la historia que Mitre no hará porque no es agradable ni da votos para la
presidencia</i> (rigurosa actualidad ¿no?) <i>Pero la verdad </i>(categoría
permanente de la razón) <i>aunque amarga, a veces, es lo único que
aprovecha a los pueblos…</i>” (74).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hasta aquí hemos llegado a una apretada síntesis, acerca de
Sarmiento, sus obras y sus motivaciones. Quedan muchos aspectos interesantes de
su vida, a donde remito para ahondar más, pero con lo descripto queda
suficientemente demostrado, vía documental, aún del propio Sarmiento, el
carácter mesocrático, más aún, caquistocrático, de este hombre vulgar (en todo
sentido del a palabra) elevado a genio por necesidades políticas mezquinas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Detengámonos aquí, porque he aquí el drama, la tragedia que
se nos presenta: No es lo peor el hecho de que Sarmiento haya sido un débil de
carácter y cobarde (como, por ejemplo, al huir de la Capital, durante su
presidencia, cuando la fiebre amarilla azotaba Buenos Aires).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">No es lo peor el hecho que haya sido un vulgar pero
peligroso mentiroso según su propia confesión, ni su sed de sangre y su
“tierna” criminalidad genocida (como lo atestiguan, entre otros, Hernández,
Alberdi, Rawson, Goyena, los distintos diarios de la época, y la propia
jactancia del sanjuanino) al cual se le puede bien aplicar la conocida frase de
Netchaieff en su “catecismo Revolucionario”, cuando decía “<i>…¡contra los
cuerpos, la violencia; contra las almas, la mentira…!</i>” (75).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">No es lo peor el hecho que se considere chileno, renegare de
su patria y quisiese entregar toda la Patagonia, Chaco, San Juan, mesopotamia,
etc. a poderes extraños (al fin y al cabo no fue ni el primero ni será el
último).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">No es lo peor la circunstancia de que no fundara nunca una
Escuela, y que donde estuvo, fue echado prácticamente a patadas, por su
ineptitud.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lo realmente grave para la comunidad Nacional, no es solo el
error, sino que se eleve al error, o mejor dicho, a quien lo comete, a la
categoría de virtuoso, guía de conducta para nuestros semejantes; que se eleve
a dichos personajes al altar del heroísmo nacional, que se los mezcle en un
mismo plano con quienes en verdad lo fueron, que se los señale como modelos de
conducta, ejemplos a seguir, arquetipos a quien imitar. Porque así se transmite
de generación en generación un error que se multiplica geométricamente haciendo
estragos en la inteligencia de los nacionales, perdiendo con el correr del
tiempo la noción y el conocimiento de lo que fuimos, por tanto de lo que somos,
al querer ser otro (que es como querer dejar de ser, diluyéndose nuestra
identidad).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Así nos debilitamos interiormente y vaciamos nuestra
existencia de las realidades de nuestro pasado que impiden, por no conocer
quienes hemos sido, el proyectarnos hacia adelante en el tiempo, sabiendo lo
que queremos y habremos de ser. Con respecto a esto el Dr. Alberto Otalagano
dijo en 1974 “<i>…La historia es a las Naciones lo que la memoria es a los
hombres: El conocimiento o la noción del origen, de una identidad a través del
tiempo y del espacio, que se integra con el conocedor, en cuanto a tal,
conformando su ser existencial. El presente es hijo del pasado, como el futuro
lo es del presente. Conocer realmente el pasado es conocer la génesis de la
problemática del presente para encontrar la solución. La historia es la forja
de la conciencia Nacional (o sea el conocimiento de lo que se es por lo que se
ha sido y en función de lo que se deberá ser). Definición por antonomasia del
“ser argentino” y especificación de su destino… El hombre en tanto historia,
integra una comunidad de destino en lo universal, o sea profesa una religión
común, tiene un pasado común y un presente común a todos los que habitan con él
en su mismo territorio: conciencia de tener una comunidad y de haberla tenido,
o sea, conciencia histórica. Conciencia de una tradición común, presente común
y de un futuro común…</i>” (76).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Y quiénes hemos sido, lo han señalado con sus vidas nuestros
hombres consustanciados con lo suyo (Saavedra; Rosas, Brown, Chilavert, Manuel
Moreno, Belgrano, Oribe, Genta, Irazusta, Scalabrini Ortiz, Savio, Mosconi, San
Martín, Güemes, Dorrego, Lavalleja, Giachino y quienes cayeron en Las Malvinas,
etc.) defendiendo lo bueno y tratando de corregir lo equivocado, aún con sus
propios errores, pero siempre con la vista tendida más allá, puestos los ojos y
sus vidas en el bien común de nuestra patria histórica; tratando, como decía De
Maeztu, no tanto “<i>en ir mejorando a los hombres, sino restableciendo las
condiciones sociales que los induzcan a mejorarse…</i>” (77).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Condiciones sociales, y por tanto, morales (y legales,
entendiendo a la ley no como una expresión de voluntad abstracta y general o
particular, sino -como dice Santo. Tomás- como una ordenación racional
enderezada al bien común).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Esa comunidad de destino histórico que lleva en sí impreso
nuestro carácter, queda demostrado en la descripción que hace Manuel García
Morente del “Caballero cristiano” como símbolo y expresión arquetípica de la
esencia de la Hispanidad “<i>…los españoles dan preferencia a las relaciones
reales sobre las formales. Las reales son las que se fundan en lo que cada
persona es, siente, piensa y valora y vale. Las formales se basan en
abstracciones puras (“ser humano”, “ciudadano”) simple forma, concepto
despojado de realidad personal. Por eso, el español, no se inclina ante la
autoridad conceptual, abstracta, por ej., no se somete a la mera idea jurídica
de la soberanía basada, dado el caso, en el voto. La ley debe ir acompañada de
fuerzas reales: prestigio, jerarquía natural, carácter, clase intelectual, y
moral. La hostilidad profunda del caballero español a todo formalismo falso se
compadece mal con la democracia parlamentaria, que atribuye mando y soberanía
no a los que más vales, pueden y saben, sino a los “elegidos” por el sufragio,
que poco o nada saben acerca de lo que eligen. La competencia, la capacidad, el
esfuerzo y la valía personal son sustituidos por la habilidad, por una
designación hija del soborno y las promesas materiales o espirituales, por un
nombramiento que se “encomienda” -locura insigne- a la mas caprichosa,
irresponsable, adulable, cambiante, irracional, impersonal. A tal y tan absurda
consecuencia tenía que llegar una doctrina que empieza por escamotear la
realidad de cada hombre para substituirla por la abstracción irreal de los
“ciudadanos”, todos iguales entre sí (naturalmente hablando, no desde la óptica
sobrenatural y religiosa). Más para que dos hombres sean iguales entre sí,
claro está que hay que empezar por despojarlos de todo lo que cada uno de ellos
ES EN REALIDAD y reducirlos así a la mera función abstracta de los conceptos…</i>”
(78). De la ideología abstracta de la igualdad natural, al marxismo no hay más
que un paso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Es imperativo que hay que desenmascarar los fines perversos
de los ideólogos, desterrando y enseñando las causas que lo originan. Se debe
entender que el hombre no es una abstracción, un número (un voto), una cifra,
una entelequia, sujetos sin relaciones con lo social; ni tampoco la
consecuencia que de ello se desprende, es decir, una máquina que produce, un “<i>homo
económicus</i>” hacia el cual nos quieren llevar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sepamos que en el plano histórico, el hombre es una persona
(unidad definida, diferenciada) integrante de una comunidad familiar (padre,
hijo, hermanos, etc.) profesional (obrero, comerciante, médico, etc.) político
(miembro de un barrio, municipio, pueblo, país) religioso y a ese título
debemos respetarlo (por más que le duela a Sarmiento y sus apóstoles) y más
aún, defenderlo. “<i>…porque la persona representa una concepción de vida
basada en el predominio de la realidad sobre la abstracción o ficción
ideológica (no importa el signo que lleve), del ser individual sobre la
definición racional, de la persona sobre la especie, y de lo privado sobre lo
público…</i>” (79).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Goethe definió “<i>…no se puede amar lo que no se conoce…</i>”.
Y el conocimiento es un hecho de la razón, que apoyada en la moral y en la
inteligencia, nos conduce a la verdad de los hechos. Así el conocimiento no
depende de nuestra voluntad o sentimientos o de elucubraciones más o menos
filosóficas, pero que no se apoyan en el conocimiento de la verdad (la cual,
recordemos es una categoría permanente de la razón). No llevar los hechos
históricos reales, a conocimiento de nuestra Nación y sus hombres, a
conocimiento de nuestros jóvenes, es preparar una generación de descreídos,
nihilistas, resentidos, descastados, es TRAICION RAIGAL: Crimen, el peor crimen
que a una Nación se le puede cometer, todo por meros intereses coyunturales,
circunstanciales, de partidos; porque, como dijo San Martín, “<i>…tal felonía,
ni el sepulcro la podrá hacer desaparecer…</i>” (80).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b><o:p> </o:p></b></p>
<p class="MsoNormal"><b>Indice Bibliográfico</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">(1) GENTA, Jordano Bruno. “El Nacionalismo Argentino”. Ed.
Cultura Arg. Bs. As. 1975<br />
(2) GONZAGUE DE REYNOD, “La Europa Trágica”<br />
(3) VEUILLOT, Luis. “Los odeurs de París” Ed. Crés. Pág. 32.-<br />
(4 ) DALIADIRAS, Héctor : “Algo más sobre Sarmiento”, ed. Nuevo Orden,
Bs.As.1965<br />
Pág. 39-40.-<br />
(5) GALVEZ, Manuel : “Vida de D. F. Sarmiento” Bs. As. 1957, Ed. Tor; Pág.223
.SARMIENTO, “Obras Completas”, Ed. Luz del Día. Bs. As. 1948 – 56. T. XXIV pág
34.-<br />
(6 ) SARMIENTO Ob. Cit., T XLIV ; Pág. 142.-<br />
(7) GALVEZ, M. Ob. Cit. Pág. 224; 293; 455; SARMIENTO, D. Ob. Cit. T. XLIV ;
pág 124/ 9 y 130.-<br />
(8) GALVEZ, M. Ob. Cit.Pág. 285; 338.-<br />
(9) SARMIENTO, D. Ob. Cit. T. XLIV Pág. 309; 323.-<br />
(10) GALVEZ, M. Ob. Cit. Pág. 381; 403; 406.-<br />
(11) SARMIENTO, D. Ob. Cit. T. XX Pág. 288/ 90 ; T. XXXVII Pág. 223; 227.-<br />
(12) SARMIENTO, D. Ob. Cit. T. XX Pág. 274; 275; 285; 286.-<br />
(13) GALVEZ, M. Pág. 135 Ob. Cit.-<br />
(14) ANTONIO ZUÑIGA, “La Logia de Lautaro y la Independencia”, Bs. As. 1922;
Pág. 338.- REVISTA MASÓNICA AMERICANA, T. I. ;pág.9 (Se adjunta discurso
Masónico de Derqui del año<br />
1860. Su tapa).-<br />
(15) GALVEZ,M.- Ob. Cit. Pág. 455 y 456.-<br />
(16) SARMIENTO,D. Obras Completas T. XXXV; pag.30 a 33; Ed. Luz del Día, Bs.
As. 1948-56<br />
(17) SARMIENTO, D. Pag 283<br />
(18) SARMIENTO, D. T. VI pag. 105.-<br />
(19) SARMIENTO, D. T. XXXV; pag.358.-<br />
(20) SARMIENTO, D. T. XXXV; pag 13.-<br />
(21) SARMIENTO, D. T. XXXV; pág. 21.-<br />
(22) SARMIENTO, D. T . XXXV, pág. 50<br />
(23) GALVEZ, M. Ob. cit. Pag 293/4. Diario ‘La Nación’, Biblioteca Mitre.-<br />
(24) SARMIENTO, D. T. XLI pag. 165; T. XVI, pág 376.-<br />
(25) Diario ‘La Nación’, 12/9/1972.-<br />
(26) PATRICIO JOSE MAGUIRRE, “Informaciones sobre la Masonería” 4ta. de.
N.3,1981.<br />
(27)GALVEZ, M.Ob.Cit. Pág. 418.-<br />
(28)SARMIENTO, D. Ob.Cit. T.XXXV Pág. 75<br />
(29)SARMIENTO D. “Conflicto y armonía de las razas de América” 1883/5.-<br />
(30)RAMALLO, JORGE M. “Los grupos políticos en la Revolución de Mayo” De.
Macchi, Bs.As. 1983.<br />
(31) GALVEZ, M. Ob.Cit. pág. 285<br />
(32)ARCHIVO DE LA NACION, documentos del Gral.Pacheco. Correspondencia del año
1841, T.IX.<br />
(33) ARCHIVO GENERAL DE LA NACION, Archivo del Gral.T.Guido.Legajo 10.<br />
(34)GALVEZ, M. Ob.Cit. pág. 272, 328,453<br />
(35)GALVEZ, M. Ob.Cit. Pág. 357.<br />
(36) GALVEZ, M. Ob. cit.<br />
(37)GALVEZ, M. Ob.Cit. Pág. 177.<br />
(38)CHAVEZ, Fermín “Correspondencia e/S.Martín y Rosas”. De. Theoría, 1975<br />
(39)SARMIENTO, D.F. Ob.Com. T.V. pág. 118, 119, 130. SALDIAS, “Hist.Conf.Arg.
T.VI Pág.153<br />
(40)SARMIENTO,D.F. “Recuerdos de Provincia”. T.III. Pág. 168.<br />
(41)SARMIENTO, D.F. “Idem”. T.III Pág. 154.<br />
(42)GALVEZ, M.Ob.Cit.Pág. 455 y 456.<br />
(43)SARMIENTO,D.F. “Campaña del Ejército Grande”<br />
(44)SARMIENTO, D.F.Ob.Com. T:VII, pág. 16<br />
(45)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T. II pág. 371, T.III pág. 25<br />
(46)ALBERDI,J.B. “Escritos póstumos”. T.X. año 1887.<br />
(47)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T. XXXVIII. Pág. 405 y sgtes.<br />
(48)SARMIENTO,D.F. T.XXXVI. Pág. 349, T. XL pág. 153<br />
(49)SARMIENTO,D.F. Ob.Cit.T.XVIII Pág. 303,305.<br />
(50)MAGUIRE,P.J. “Informaciones sobre la masonería”. Ed.I.R.A. Bs.As. Año 1981.
Nro. 3; “Boletín de la Academia Nac. de la Historia”, 1ra. sección, 1964. Pág.
382, 384, Bs.As.<br />
(51)LOPEZ, Vicente Fidel, “Manual de la Historia Argentina”, año 1920, Bs.As.<br />
(52)SARMIENTO, D.F.,Ob.Cit. T.XXXVIII, pág. 160.<br />
(53)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T.XLV Pág. 337<br />
(54)DIADIADIRAS. H. “Algo más sobre Sarmiento”. Ed.Nuevo Orden, 1965, Bs.As.<br />
(55)CAILLET-BOIS, “Los marinos durante la Dictadura” De. Pág. 118-123.<br />
(56)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T.XVII Pág. 104, 124.<br />
(57)SARMIENTO,D.F. Idem. T.XVII, XV, XXXVII, XXXVIII<br />
(58)SARMIENTO,D.F. Idem. T.VII, Pág. 93<br />
(59)SARMIENTO,D.F. Idem. T.XXV Pág. 334.<br />
(60)GALVEZ, M. Ob.Cit. Pág. 217, 405,406.<br />
(61)Idem 44.<br />
(62)SARMIENTO, D.F. Ob.Com. T.L. Pág. 178, 182.<br />
(63)VICTORICA, Julio “Urquiza y Mitre”. Bs.As. 1960.<br />
(64)HERNANDEZ, José. “Vida del Chaco”. Paraná, año 1863. Biblioteca
Nac.Nro.31608.<br />
(65)Idem<br />
(66)ALBERDI,Juan B. “Pequeños y grandes hombres del Plata”. 1987.Bs.As.<br />
(67)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. Pág. 384<br />
(68)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T.XXIX Pág.48<br />
(69)GALVEZ,M. Ob.Cit. Pág.355<br />
(70)PEYRET,A. “Intervención en Entre Ríos”.Bs.As.1873.<br />
(71)GALVEZ,M.Ob.Cit.Pág.371<br />
(72)GALVEZ,M. “Ob.Cit.Pág.286<br />
(73)LA PRENSA, “diario”: 1/8/75;14/7/76;23/3/80<br />
(74)ALBERDI,J.B. “Escritos Económicos” 1895; “Pequeños y Grandes Hombres del
Plata”.1887, Bs.As.<br />
(75)MAEZTU, Ramiro “Defensa de la Hispanidad”Bs.As.Ed.Poblet,1952,Pág.89<br />
(76)OTTALAGANO, Alberto “Conferencia de la U.O.C.R.A.”Ed.1974.<br />
(77)DE MAEZTU, Ramiro de, Ob.Cit. Pág.105<br />
(78)GARCIA MORENTE, Manuel “Conferencia en Bs.As.el ½ de Junio de 1938”, en
“Idea de la Hispanidad”. Ed.Espasa Calpe, 1961.Pág.86<br />
(79)GARCIA MORENTE, Manuel:Ob.Cit.Pág.91<br />
(80)CHAVEZ, Fermín “Correspondencia entre San Martín y Rosas”. Ed.Tehoría.1975.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Tomado de: <a href="http://www.revisionistas.com.ar/"><b>www.revisionistas.com.ar</b></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-58312073354347185022023-09-30T13:31:00.004-07:002023-09-30T13:52:14.728-07:00A 221 años del milagro del campo de las carreras<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUNCnB8mJhqveWrZ8WsYLM-lPYUKzUzNHhAU5f4JwgpKU4p2-tO5AOfP4ksZV_KUK-FQP5nGYlQWMFZWHmHBgSM-G452T0qkHKGp-SkqihZhlP0LHmagZRhox7bSS8_T6eWMW4GScIZ91qNX9lLeTWE5eVqPv85qFg7djNoWsG-qPaTfHOV81XC8VYDmAs/s300/belgrano.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="300" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUNCnB8mJhqveWrZ8WsYLM-lPYUKzUzNHhAU5f4JwgpKU4p2-tO5AOfP4ksZV_KUK-FQP5nGYlQWMFZWHmHBgSM-G452T0qkHKGp-SkqihZhlP0LHmagZRhox7bSS8_T6eWMW4GScIZ91qNX9lLeTWE5eVqPv85qFg7djNoWsG-qPaTfHOV81XC8VYDmAs/s1600/belgrano.jpg" width="300" /></a></div><div style="text-align: justify;"><p class="MsoNormal" style="text-align: center;">Por:<b> Prof. Jorge Martin Flores</b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>“<i>La Patria puede gloriarse de
la completa victoria que han obtenido sus armas el día 24 del corriente. Día de
Nuestra Señora de las Mercedes bajo cuya protección nos pusimos</i>”</b>, escribía
el general <b>Manuel Belgrano</b> en el parte de la batalla de
Tucumán redactado un 26 de septiembre de 1812. Analizaremos documentalmente
este trascendente acontecimiento para la historia Patria y trataremos de
desentrañar su sentido para nuestros días.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 24 de septiembre de 1812, día
de Nuestra Señora de la Merced, se llevó a cabo la batalla del campo de las
Carreras en Tucumán, que concedió el triunfo a las armas patriotas conducidas
por el general Belgrano. Esta batalla lanzó por tierra el plan de Goyeneche, que
buscaba un ataque combinado de los tres focos realistas sobre Buenos
Aires: el de Pío Tristán, desde el Alto Perú; el de Vigodet desde la Banda
Oriental; junto con las fuerzas portuguesas de Diego de Souza.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Son varios los documentos que
muestran cómo Belgrano anteriormente al enfrentamiento en Tucumán, se puso bajo
la protección de Nuestra Señora de las Mercedes. El parte de Belgrano al
gobierno del 26 de septiembre de 1812, afirma que la victoria se había
conseguido “el día de Nuestra Señora de las Mercedes, bajo cuya protección nos
pusimos”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entonces según José María
Paz: <i>“el resultado no fue el producto de las órdenes inmediatas del
General, sino una combinación fortuita de las circunstancias, y del valor y
patriótico entusiasmo de nuestras tropas, y de las faltas que cometió el
enemigo”.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esto lo confirma Belgrano al
renunciar a los méritos que el gobierno le transmite después de la victoria,
con la condecoración de capitán general, el 31 de octubre posterior: <i>“Vuestra
Excelencia tal vez ha creído que tengo un relevante mérito, y que he sido el
héroe de la acción de 24. Hablando con verdad, en ella no he tenido más de
general que mis disposiciones anteriores, y haber aprovechado el momento de
mandar avanzar, habiendo sido todo lo demás obra de mi Mayor general, de los
jefes de división, de los oficiales y de toda la tropa (y) paisanaje, en
términos que a cada uno se le puede llamar el héroe del campo de las Carreras
de Tucumán”.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sostenemos que ante el eminente
peligro realista, realmente la victoria se debió más a un milagro que a la
pericia de su líder. Lo dijo el mismo Belgrano en su Fragmento de memoria sobre
la batalla de Tucumán: <i>“El campo de batalla no había sido reconocido
por mí, porque no me había pasado por la imaginación que el enemigo intentase
venir por aquel camino que tomase la retaguardia del pueblo, con el designio de
cortarme toda retirada; por consiguiente, me hallé en posición desventajosa con
parte del ejército en un bajío”</i>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>BATALLA DEL TUCUMÁN</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El eximio historiador Cayetano
Bruno SDB a quien seguimos abundantemente en este trabajo, consignó lo
siguiente en su monumental Historia de la Iglesia en la Argentina: <i>“Y
henos aquí ante lo extraño de este hecho histórico. La batalla de Tucumán no
pertenece al orden común de los acontecimientos similares, desde que resultaron
fallidas todas las disposiciones tomadas para asegurar sus resultas. Su remate
tampoco pudo ser fruto de humana previsión. Parecería como si Nuestra Señora de
las Mercedes hubiese tomado el mando de las bisoñas huestes patriotas para
conducirlas a la victoria”</i>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero, lo interesante es que
testimonios contemporáneos consignan en la batalla del Tucumán, un hecho
sobrenatural. Así, registra Doña Felipa Zavaleta de Corvalán en sus Recuerdos
familiares: <i>“Los mismos prisioneros enemigos decían que a la hora de la
acción en la línea del ejército tucumano, vieron una Señora vestida de blanco,
y que les batía el manto sobre los militares, y que por eso las balas no les
hacían nada, como fue que sólo dos faltaron, que fueron Miguel Rivadeneira y
Tomás Balor. Por esto se cree que esta Señora fue nuestra Madre de Mercedes”.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un testigo presencial de la
batalla, el oficial Juan Pardo de Zela, ratifica en sus Memorias, el testimonio
anterior: <i>“Formó el ejército en línea de batalla con “un horizonte
despejado y limpio de nubes (…) En esto una pequeña nube se descubre en el
cielo en figura piramidal, sostenida por una base que parecía sostener una
efigie de Nuestra Señora. Era día en que se celebraba la fiesta de Nuestra
Señora de la Merced; y cada soldado creyó ver en la indicada nube la redentora
de sus fatigas y privaciones; cuya ilusión aumentándose progresivamente, daba
más fortaleza a nuestra pequeña línea, que ya enfrentada con la del enemigo, que
no había podido aún organizar la suya, empezó a sentir por el fuego de nuestras
piezas de artillería el estrago que ellas causan”.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es así que: “En lo que no hubo de
cierto ilusión, fue en el convencimiento general y categórico de que la
victoria se debía a la Virgen”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por si esto fuera poco, a estos
eventos se le suma un hecho singular que termina por liquidar las fuerzas
realistas: un ciclón que trae consigo una fuerte lluvia de langostas. Esto lo
confirma el doctor Lizondo Borda: “<i>Las mismas langostas parece que
ayudaron un poquito ese día. Porque millares de ellas, escapando del viento, al
largarse en picada hacia la tierra, hacían fuertes y secos impactos en pechos y
caras de los combatientes. Y si los mismos criollos, que las conocían, al
sentir esos golpes, según Paz, se creyeron heridos de bala, es de imaginar el
espanto de los altoperuanos o culcos, al sentir en sus cuerpos tal granizada de
balazos, que no eran sino langostas</i>”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es imposible, no hacer memoria
del pasaje del Éxodo en que Dios envía las plagas para poner fin a la negativa
del faraón de liberar a su pueblo. Tristán junto con las fuerzas realistas,
debieron lanzarse en retirada, dando la definitiva victoria a las fuerzas de la
patria dirigidas por Belgrano.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>LA VIRGEN DE LAS MERCEDES</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En agradecimiento de semejante
protección celestial, el piadoso general Belgrano nombró a la Virgen de las
Mercedes, Generala del Ejército del Norte: <i>“Con el 24 de setiembre de
1812 se transformó Belgrano en el paladín de Nuestra Señora. Y con Belgrano,
sus compañeros de armas, el pueblo de Tucumán, las autoridades eclesiásticas,
los magistrados, el Cabildo secular: conformes todos en este final
reconocimiento”.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esto llevó a decir a Lorenzo
Lugones, oficial de Belgrano, que: “<i>El resultado de la batalla de Tucumán fue
debido en su mayor parte a un cúmulo de hechos providenciales, y no a
combinaciones militares; por lo que el pueblo lo atribuyó a milagro de
la Virgen de Mercedes, porque tuvo lugar en el día de su festividad”.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>LOS AGASAJOS</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De entre los agasajos a Nuestra
Señora de las Mercedes, podemos mencionar los siguientes:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 5 de octubre Belgrano envió al
superior gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata las banderas y
estandartes arrebatados al enemigo. “<i>Remito dos banderas del Real de Lima y dos
estandartes de Cotabamba, para que Vuestra Excelencia tenga la bondad de mandar
se coloquen en el templo de Nuestra Madre y Señora de las Mercedes, como
dedicadas por el ejército de mi mando, en demostración de la gratitud a tan divina
Señora, por los favores que mediante su intervención nos dispensó el
Todopoderoso en la acción del 24 pasado”</i>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El Segundo Triunvirato, manifestó
en respuesta, que los trofeos conseguidos se habían llevado en procesión
solemne desde la fortaleza hasta el Cabildo, y desde allí fueron depositados en
la iglesia de la Virgen de las Mercedes, cuya devoción arraigada en el pueblo
católico hispanoamericano, se extendió aún más en frutos celestiales.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 13 de octubre Belgrano dispuso
por escrito <i>“tres días de iluminación y regocijos públicos en
demostración de nuestra gratitud”</i> a la Virgen; y que luego se
celebrase el suntuoso novenario en la iglesia de la Merced: “<i>La novena que se
ha de celebrar a nuestra Madre de Mercedes, durante la cual no habrá tienda
alguna abierta, ni pulpería, a que deberá asistir todo el pueblo, igualmente
que a la función que con toda celebridad se ejecutará por conclusión, en acción
de gracias del beneficio recibido por la intercesión de tan divina Madre, y con
el objeto de que nos continúe sus auxilios</i>”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El enemigo había sido vencido,
según nuestro General en su proclama del 28 de septiembre de 1812: <i>“Por
medios prodigiosos, obra sólo del Omnipotente, que protege nuestra santa y
sagrada causa”</i>. Y sigue:<i> “El Omnipotente se ha apiadado de nosotros, y
quiere castigar a los malvados autores de la efusión de sangre, y de tantos
desastres sin respeto a la santa religión, ni a esas leyes que ellos mismos
decantaban que obedecían. A las armas, pues, compatriotas amados: caed sobre
los tiranos con la seguridad que Dios Todopoderoso protege nuestras justas
intenciones, pues no doy un paso en que no vea sus distinguidos favores”</i>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><!--[if mso & !supportInlineShapes & supportFields]><span
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<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>EL ÁRBOL SE CONOCE POR SUS
FRUTOS</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La festividad tuvo lugar el 27
del mismo mes. Concurrieron todos: “<i>Vecinos y soldados, hombres y mujeres,
nobles de abolengo y plebeyos de recia estampa, debieron de echarse por esas
calles camino de la Merced las tardes del novenario</i>.” Así: “(…) <i>La devoción de
Nuestra Señora de Mercedes, ya muy generalizada, había subido al más alto
grado</i>”. Afirma el P. Cayetano Bruno que: “<i>El modesto caudillo,
tan religioso como intrépido, atribuye a Dios la victoria, y a su augusta Madre
María le consagra parte de sus despojos en prueba de reconocimiento, y
determina se solemnice en honor suyo una función devota</i>”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El coronel Blas Pico,
oficial de Belgrano, confirma el hecho diciendo sobre su Jefe: “<i>Un cumplimiento
exacto de sus deberes, una vida laboriosa y ocupada siempre en el mejor
servicio de la nación, una práctica, la más piadosa de la virtud, de la
humildad, por la que siempre conoció, atribuyó y persuadió que todos sus
triunfos y progresos de sus armas en nada le eran debidos a él, sino a la
protección del Señor, Dios de los ejércitos por intercesión de María Santísima
de Mercedes, a quien había jurado generala del ejército en la gloriosa acción
de Tucumán entregándole en acto solemne y religioso el bastón de generala e
hizo que la reconociera el ejército haciéndole los debidos honores como a tal,
mandando en Potosí vistiese todo individuo del ejército el santo escapulario,
indultando la vida a dos reos al tiempo de salir al suplicio por haberse
llevado la imagen de esa Soberana Reina a su casa y pedido por su intercesión</i>”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y el Padre Cayetano
Rodríguez en su Elogio Fúnebre de Manuel Belgrano, exclamaba: <i>“¡Con
qué confianza, con qué ternura libraba en las manos de la Reina de los Ángeles
el feliz éxito de sus empresas, y cuán sensibles pruebas le dio esta divina
Madre de su protección y amparo en dos apurados lances en que se vio
comprometido su honor, e indecisa la suerte de la América del Sud! Salta,
Tucumán, vosotros, pueblos afortunados (…), fuisteis oculares testigos de las
victorias de este General americano, también de su piedad y cristiana conducta.
En vuestros templos se postró humillado a rendir gracias a su soberana
libertadora, y como otra Judit más digna de los elogios, que mereció la antigua
hebrea de los moradores de Betulia, le tributó constantemente los suyos,
dejando en legado pío a todos sus compatriotas, este ejemplo de la religión que
deberían imitar”.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>EL LEGADO</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Herencia pía que efectivamente
fue imitada por el mismo General Don José de San Martín, siguiendo los consejos
de Belgrano quien en carta del 6 de abril de 1814, antes de recibir su relevo,
le escribió: “(...) Conserve la bandera que le dejé; que la enarbole cuando el
ejército se forme; que no deje de implorar a N. Sra. de las Mercedes,
nombrándola siempre nuestra Generala y no olvide los escapularios a la tropa.
Deje Ud. que se rían; los efectos le resarcirán a Ud. de la risa de los
mentecatos, que ven las cosas por encima. Acuérdese Ud. que es un general
cristiano, apostólico y romano; cele Ud. de que en nada, ni aún en las
conversaciones más triviales se falte el respeto de cuanto se diga a nuestra
santa religión”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un legado imperecedero, vigente,
viviente. Un legado para valientes. Nos animamos a preguntar: ¿Qué nos diría el
piadoso general Belgrano en nuestros tiempos? En primer lugar: <i>“Deseo
que todos sepan el bien para alegrarse, y el mal para remediarlo, si aman a su
patria”</i> y en segundo lugar que: “<i>nadie es más acreedor al título de
ciudadano que el que sacrifica sus comodidades y expone su vida en defensa de
la Patria</i>”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por último, creo que nos pediría
lo mismo que proclamó a los pueblos del Perú un 28 de septiembre 1812: <i>“Sólo
exijo de vosotros unión, constancia, valor y el ejercicio de las virtudes:
alejad de vosotros toda ociosidad, todo espíritu de venganza y todo cuanto sea
contra la ley santa de nuestro Dios y de la santa Iglesia, y no penséis en
intereses particulares, sino en salvar la amada patria, para restituirla al
goce de la tranquilidad que necesita para constituirse , y que todos disfruten
de los bienes que el cielo nos ha querido conceder”.</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Incluso en las peores crisis.
Incluso en esta Patria que dió la espalda a Dios, borrando su sentido
trascendente de la vida. Incluso en esta tierra bendita y regada con sangre
generosa, cuyos habitantes desconocen sus orígenes, sus gestas, sus héroes y
sus santos, que no saben a quién agradecer y que parece andar a los tumbos por
rumbos inciertos, sin brújula, sin norte a seguir. Hay un pequeño rebaño que
resiste y quiere marcar la diferencia. Como lo hizo el pequeño hijo de la
Patria Don Manuel Belgrano. Y que como él, está convencido de que los milagros
existen, ocurren y volverán a ocurrir si son de la voluntad de Dios. Solo basta
creer en ellos, abandonarse en las manos de la Divina Providencia y de Su Santa
Madre, y trabajar. Trabajar mucho, material y espiritualmente, cada uno desde
su puesto para hacerlos posibles. Pues como dijo el Padre Castellani: No se nos
pedirá cuentas de las batallas ganadas, sino de las cicatrices de la lucha.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tomado de: <a href="https://www.laprensa.com.ar/A-221-anos-del-milagro-del-campo-de-las-carreras-535122.note.aspx">https://www.laprensa.com.ar/A-221-anos-del-milagro-del-campo-de-las-carreras-535122.note.aspx</a><o:p></o:p></p><br /></div><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-34367340945800763792023-08-06T13:25:00.000-07:002023-08-06T13:25:02.651-07:00EL PROBLEMA HISTORICO DE LAS IDEAS POLITICAS EN AMERICA *<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjINDPUE4Hv0VMEYna8JsXSMpXbMowgZ5Y6BYh-_QnYbpC7BLkLremZaVldhLGWxGa4jc8tJY5LEZ3pIRcXIv8IqI3Yo0doiO1dsyX3LwiAcJm56o5FJ4h9g2nrOAmA7gMadedw-865J3hLwRdlZOxKtA8EA-v8eSyBLRUu291o1IrSl6Yv_TscGKfaxW9f/s256/vicente.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="256" data-original-width="197" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjINDPUE4Hv0VMEYna8JsXSMpXbMowgZ5Y6BYh-_QnYbpC7BLkLremZaVldhLGWxGa4jc8tJY5LEZ3pIRcXIv8IqI3Yo0doiO1dsyX3LwiAcJm56o5FJ4h9g2nrOAmA7gMadedw-865J3hLwRdlZOxKtA8EA-v8eSyBLRUu291o1IrSl6Yv_TscGKfaxW9f/s1600/vicente.jpg" width="197" /></a></div><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;">Por: <b>Vicente Sierra</b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">La historiografía hispanoamericana sobre las ideas políticas de los
pueblos del continente ha sido escrita bajo el concepto de que la libertad
política, que alcanzó importancia en Atenas y en la Roma republicana,
desapareció durante el imperio hasta reaparecer en los últimos dos siglos. La
mayoría de tales comentaristas no se han planteado con rigor el sentido de los
términos que manejan, y así, al referirse a la democracia, parten del concepto
que han recibido del inmediato pasado político europeo, inspirado en un sentido
individualista, rechazando, por consiguiente, toda formulación que no se adapte
al mismo. Tratase de una posición que responde a un dado momento de una
civilización, cuya crisis vivimos y cuya desaparición comenzamos a asistir,
basado en esa concepción ideológica del progreso que logró penetrar el espíritu
de toda sociedad, desde los conductores del pensamiento hasta los mismos
políticos y hombres de negocio, “que son siempre -como dice Christopher Dawson-
los primeros en proclamar su falta de confianza en idealismos y su hostilidad hacia
las ideas abstractas”. </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">La idea del progreso fue aceptada por la historiografía liberal como un
principio de absoluta verdad y validez universal, evidente por sí misma; de
manera que, aun cuando los elementos formales de un juicio histórico demuestren
que los conquistadores de América poseían conceptos precisos sobre libertad
política, su estimación imparcial resulta difícil, porque el historiógrafo
liberal se coloca fuera de la época que estudia para medirla con el cartabón de
la que vive. Cartabón que, por cierto, se basa en ideas abstractas y determina
una visión idealista del propio presente, ya que la idea del progreso impone la
necesidad de afirmar que los conquistadores de América trajeron consigo un
espíritu autoritario, como expresión del ambiente político del mundo hispánico.
Si así no fuera, la ley del progreso se quebraría en la historias de las ideas
políticas americanas, por lo cual todas se inician con la afirmación del
autoritarismo de los conquistadores; a pesar de que los elementos formales de
que el historiador dispone demuestran que se trata de un disparate histórico en
cuanto se lo considere como opuesto a todo sentido democrático en la
organización del Estado. Croce hace notar que los requerimientos prácticos que
laten bajo cada juicio histórico, dan a toda la historia carácter de <i>“historia
contemporánea”</i>, por lejanos en el tiempo que puedan parecer los hechos por
ella referidos; es decir que el estado actual de la mente del historiógrafo
constituye el material mismo de un juicio histórico. En efecto, y el ilustre
filósofo lo dice, el documento por sí mismo de nada sirve, pues <i>“si carezco
de sentimientos (así permanezcan latentes), de amor cristiano, de fe en
salvación, de honor caballeresco, de radicalismo jacobino o de reverencia por las
antiguas tradiciones, en vano escudriñaré las páginas de los Evangelios, de las
epístolas de San Pablo o de las epopeyas carolingias, o los discursos
pronunciados en la Convención Nacional, o las poesías, dramas y novelas en que
el siglo XIX registró su nostalgia de la Edad Media”. </i></span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">La insensibilidad histórica del historiógrafo liberal, lo que también se
advierte en los de tendencia marxista, consiste en que si bien el hombre de hoy
-como agrega Croce- es un microcosmos en sentido histórico, es decir, un
compendio de la historia universal, lo cual explica, en parte, que sea la
historiografía algo moderno, -al punto que son muchos los que estiman que
recién el siglo pasado es la era de la Historia- han limitado las posibilidades
de comprender el pasado por el afán de someter su proceso a los imperativos de
férreas formulaciones o concepciones apriorísticas. Incapaces de liberarse de
las ideas vitales de su época, no pueden comprender las del pretérito, posición
de la que nos libra la circunstancia de vivir un momento en que las ideas que
forjaron el llamado mundo moderno, comienza a perder su poder sobre el espíritu
de la sociedad; como también se pierde la faz de la civilización que
caracterizaron, perdiendo valor la historiografía consagrada, correspondiente a
la misma. </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Uno de esos conceptos, aceptado sin reservas, dice: <i>“La Edad Media es
la época en la que impera la Iglesia de un modo casi absoluto”. </i>Definida la
posición de la Iglesia Católica contra el liberalismo y aceptado el concepto,
también “a priori”, de que el liberalismo dotó al hombre de ideas de libertad
política que nunca había conocido, la deducción lógica conduce a la afirmación
de que la Edad Media sólo tuvo ideas contrarias a todo ideal democrático y, por
consiguiente, los conquistadores de América no pudieron traer al Nuevo Mundo
otra cosa que ideas afines a sus principios autoritarios o absolutistas de
gobierno. </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Es claro que, aun aceptando lo difícil que resulta desprenderse de los
conceptos de nuestra época, porque formamos parte integrante de la misma -por
lo cual hay más historiadores que historiógrafos-, un elemental principio de
metodología honesta basta para comprender la conveniencia de comenzar
demostrando hasta qué punto es exacto que la Iglesia imperó de un modo absoluto
durante la Edad Media, y luego, comprendiendo que la genealogía de las ideas,
por mucho que se crea en el carácter rectilíneo del progreso, dista de ser una
línea recta, investigar hasta qué punto el liberalismo ha formulado ideas
originales en materia de libertad política. Si los historiadores de ideología
liberal se hubieran tomado tal trabajo, es probable que, con comprensible
desconsuelo, advirtieran lo difícil de semejante demostración. Lo hizo, entre
otros, Johannes Bühler, que no pudo menos que referirse con ironía a quienes,
partiendo de la posición predominante asignada a la Iglesia, consideran a la
Edad Media como la época de la concepción católica del mundo y proceden a
enjuiciar sumariamente su cultura con arreglo al punto de vista personal en que
el enjuiciador se coloca respecto del catolicismo. Para peor, casi todos los
que así proceden, consideran a la Iglesia Católica del medioevo como si fuera
la actual, pasando por alto sus sesenta años de inquietudes teológicas y los
veinte que consumió el Concilio de Trento, de la cual salió reformada y
reestructurada. </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Si tal ocurre en cuanto a la Edad Media, en lo que a la comprensión del
liberalismo se refiere, todo se reduce en los historiadores a relatar de cómo
los escritores franceses difundieron las ventajas del sentido británico de la
libertad política, callando la realidad, expuesta en obras serias, por
escritores ingleses, de que esas libertades surgían de las entrañas mismas de
la Edad Media. Todavía hay profesores que creen, y así lo enseñan algunos
textos al uso, que los británicos escribieron en la <i>Carta Magna </i>las
libertades que querían obtener, cuando ese documento expresa las que tenían y
no querían perder. </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Uno de los escritores políticos del pasado que más prestigio tiene entre
los historiadores de las ideas políticas en Hispanoamérica es Montesquieu,
probablemente más citado que leído, pues cuanto entró a meditar en torno a la
historia de las instituciones llegó a la convicción de que el absolutismo era
el resultado de una larga usurpación, advirtiendo las antiguas limitaciones del
poder real, lo que le condujo a admitir la existencia de rasgos de la humanidad
verdadera aún en instituciones consideradas bárbaras. Montesquieu llegó a la
conclusión de que el modelo y los fundamentos de la libertad estaban en el
pasado, identificando libertad y tradición feudal, por lo que reprochó al
absolutismo haber aniquilado viejas costumbres; posición ésta del autor de <i>“El
Espíritu de las leyes” </i>que se olvida con sospechosa regularidad. </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Concretándonos a la historiografía hispanoamericana, vemos que actúan
contra ella dos factores importantes. El primero surge del armazón de mentiras
forjadas alrededor de la historia de España y de su acción en el Nuevo Mundo,
como manifestaciones de la <i>“literatura de guerra</i>” heredada del período
de lucha por la independencia. Alrededor de esta falsa historiografía se
forjaron ideas equívocas, que alcanzaron vigencia hasta mucho después de su
nacimiento y de las cuales es difícil desprender a pueblos a los que se
impusieron normas plagiadas de vida, desligadas de elementos tradicionales. Y
como ha dicho Nicolás Berdiaeff: <i>“El conocimiento histórico no es posible
fuera de la tradición histórica”</i>. El segundo factor consiste en hacer girar
el proceso progresista alrededor de la literatura política, filosófica o
sociológica de moda, en Francia, en los distintos momentos de los últimos dos
siglos. Si a ambos factores añadimos la circunstancia particular de que la
historia, como actividad intelectual, ha estado en América -y continúa en gran
parte estándolo- , supeditada a propósitos antihistóricos, como los de llevar
agua al molino de formas políticas, como el liberalismo, o económicas, como el
capitalismo, bases ambas de las oligarquías dominantes en el Nuevo Mundo, las
que, por lo común, se sostienen por su enfeudamiento a algún gran imperialismo,
no es de extrañar que al exponer el desarrollo de las ideas políticas en el
continente se haya dicho tanta herejía como la emitida como si fuera buena moneda.
</span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Ese carácter de la historiografía americana se refleja en el afán de
hacer de la Historia una especie de tribunal del pasado, con relación a los
fines ideales que se quieren defender, sostener y ver triunfantes; y ante los
cuales se cita a los hombres que fueron, a que concurran a rendir cuenta de sus
actos, alcanzando a unos el premio y el estigma a otros. Dice Benedetto Croce: <i>“Los
que, presumiendo de narradores de historia, se afanan por hacer justicia,
condenando y absolviendo, porque estiman que tal es el oficio de la historia, y
toman su tribunal metafórico en sentido material; están reconocidos
unánimemente como faltos de sentido histórico, aunque se llamen Alejandro
Manzoni”. </i>Tales opiniones no valen como <i>“juicios de valor”</i>, puesto
que no son sino meras <i>“expresiones afectivas”, </i>que se forman con la
exaltación de personajes y acciones del pasado o símbolos de libertad y
tiranía, de generosa bondad y de egoísmo, de santidad y de perfidia diabólica,
de fuerza y de flaqueza, de inteligencia elevada y de estupidez; de donde se deriva,
en la historiografía argentina, el odio a Rosas, el desprecio por Quiroga o las
mentiras difundida sobre Artigas, junto a la creación de mitos, como el de
Bernardino Rivadavia, en el que se llega a ver al <i>“más grande hombre civil
de la tierra de los argentinos”</i>; juicio que fue forjado, nutrido y
difundido por Mitre, a fin de dotar al partido liberal -de ideología extraña al
sentido político tradicional de la nación- de algún sostén histórico con que
oponerlo a los altos valores tradicionales de su contrincante, el Partido
Federal, cuyos caudillos fueron, mediante la difusión de una <i>“leyenda roja” </i>-especie
semejante a la <i>“leyenda negra” </i>con que se combatió todo tradicionalismo
hispanista-, sumergidos en las expresiones más antojadizas de una imaginaria
barbarie. </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Como así se lo enseñaron -magister dixit- así lo ha creído el argentino
medio, hasta que, en nuestros días, la crisis del liberalismo desarrollando el
sentido histórico del país lo que ocurre siempre en los perídos de encrucijada
cuando la angustia colectiva se trueca en interrogantes –admite la necesidad de
un revisionismo de lo que se viene enseñando con caracteres de dogma. Esa
crisis del liberalismo surge de la convicción de que su doctrina no asegura
ninguna libertad bajo el régimen económico capitalista, sino libertades
aparentes. Los pueblos empiezan a intuir el fondo de verdad de la afirmación de
Harold Laski, cuando dice que <i>“tan preocupada estaba -la doctrina liberal-
con las formas políticas que había creado, que falló en darse cuenta de manera
adecuada de su dependencia de las bases económicas que ellas expresaban”</i>: y
es esa intuición la que alimenta dichosafanes revisionistas, sobre todo en
Hispanoamérica, donde los valores de la historia, que habían sido desechados,
comienzan a adquirir jerarquía; porque es en ellos donde los pueblos infieren
poder encontrar las directivas para, dentro del propio estilo, realizar lo que
debe realizarse. Es así como la crisis que mina como el cáncer el alma política
de Hispanoamérica, se traduce en un movimiento de profundo análisis de su
historia, del que surge, como el Fénix de sus propias cenizas una cada día más
vigorosa afirmación de los contenidos esenciales de lo que denominamos
Hispanidad. </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">En 1942, en las páginas finales de nuestro libro El sentido misional de
la conquista de América -que fue un aldabonazo que contribuyó a despertar la
conciencia hispanista que, como fondo insobornable, se mantenía en el continente-
decíamos: <i>“Respondemos de esta manera a una urgencia espiritual ineludible
para los pueblos de Hispanoamérica. Un siglo y medio de falsa tradición liberal
a la francesa, ha hecho que nuestros pueblos no tengan finalidades que no estén
sojuzgadas a determinadas normas institucionales. Y se diluye así el sentido de
la nacionalidad al hacer que la nación, en sus expresiones más profundas, sea
la finalidad de la nación; entelequia trágica que nos ha conducido en lo
económico, a ser simples factorías de imperialismos extraños; en lo político,
un mundo de incoherencias; en lo espiritual, algo que huele a prestado. Dijimos
que era necesario librarnos de los gobiernos antieconómicos y despóticos de la
corona española, y caímos en una economía que nos han enfeudado y nos pusimos
muchas veces, a la orden de los jefes más sombríos. Se quiso formar un
continente separado de todo sentido religioso, y el fracaso del racionalismo lo
deja indefenso, sin un estilo propio frente a una vida que debe aceptar tal como
se la han fabricado: débil para crear lo que corresponde. Mas en el fondo
insobornable de estos pueblos vive su propio estilo, y es la labor de
descubrirlo, para que nos enseñe que debemos hacer lo que hay que hacer -por
necesario, por conveniente y por útil- lo que intentamos con estas páginas,
mediante una estrecha convivencia, real e intuitiva, con el inagotable tesoro
de nuestra historia” </i></span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No se trata de escribir la historia con finalidades nacionalistas, porque
tanto ellas, como cualquier otra que no responda a la severidad de formular
juicios históricos, es hacer falsa historiografía. Se trata de comprender el
pasado en sus relaciones con el presente para encontrar la ruta del destino.
Labor que no es fácil. Para entender el movimiento oscilante de la historia,
cuyos altibajos marcan, a pesar de todo, las etapas de un progreso moral, que
se desenvuelve con mucha mayor lentitud que el material, es necesario realizar
esfuerzos a fin de comprender los tiempos pasados. Bienvenida la erudición, el
papelismo, porque no se debe salir de los límites de la verdad y los documentos
son expresiones formales de ella, pero ¡pobre del que crea que en los papeles
que poseemos está toda la realidad del pasado! Porque la literatura picaresca
española alcanza en un dado momento cierto auge, por ahí andan centenares de
páginas diciendo que fue consecuencia de que proliferaban los pícaros, reverso
de aquella grandeza de los ideales, acuñado por la miseria que, según cierta
historiografía, fue el signo permanente de España. Sería lo mismo que si
alguien digiera que la vida argentina está representada o expuesta por la letra
de los “tangos”, dada la difusión alcanzada por las mismas. Con toda verdad ha
escrito Ignacio Olaguer: <i>“Aquellos que no tengan imaginación, que no se
ocupen de la historia. Es un terreno vedado para ellos”</i>. No se trata de la
imaginación que tiende, mediante un proceso confuso, a convertir su material
palpitante en obra poética; sino aquella capaz de sentir la vida del pasado más
allá de cómo se la vivió, para presentarla como fruto de un acto de
pensamiento, es decir, como auténtica obra científica. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Por eso, en historia, es necesario ver más allá de las narices, o sea,
más allá del texto de los papeles. Es lo que en nuestro alcance, tratamos de
hacer en nuestras páginas, por lo cual comenzamos refiriéndonos a la Edad
Media, bajo cuyas influencias ideológicas se forjaron los ideales políticos de
los conquistadores de América. Si hasta no hace mucho la historiografía
americana creía que bastaba con iniciar la historia de cada uno de los pueblos
en el que se atomizó el continente, con el relato de las jornadas primigenias
de su emancipación política, como un verdadero progreso se aceptó luego que la
era española, mal llamada colonial, constituye nuestro pasado remoto;
admitiéndose, inclusive, que las múltiples contingencias del desarrollo
histórico no ha podido borrar las huellas de sus pasos, lo que algunos
utilizaron para explicar por qué cada Argentina, o cada Perú, o cada Ecuador,
no es un Estados Unidos. Este progreso de la historiografía americana ha
obedecido a una mala intención: la de iniciar la historia americana con el
conquistador y el indio, como surgidos por generación espontánea, con un mundo
de ideas -hechas por los historiadores- de acuerdo a un determinado esquema
metodológico que acusa de intolerante, autoritario, feudalista, etc., al
primero y pinta, con ingenua concepción rousseauniana, la libertad del indio
como saldo de factores telúricos, de los que son más los que hablan que los que
saben en qué consiste. Algo similar a lo que ocurre con quienes estudian la
economía americana durante el período de dominación española, e invocan las
leyes económicas</span> <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">denunciando sus
constantes violaciones por parte de España, a pesar de que ésta es la hora en
que no hay quien pueda demostrar algo más que una supina ignorancia respecto de
las presuntas leyes de la economía actual como antigua. </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">El más remoto pasado americano es España, no el mal llamado período
colonial; salvo que se admita que este período no tuvo pasado. En algunos
pueblos de América, por el alto grado de mestizaje existente, no se puede
desdeñar la influencia de ciertos aspectos de las culturas indígenas
pre-colombinas, pero dándoles la importancia que tienen como elementos
negativos de los conceptos de libertad política. No en balde el comunismo, que
siempre logra más adeptos en los pueblos que no poseen un sentido concreto de
la libertad política o en los grupos que lo han perdido, por no ver sino la
realidad económica, procura, en América, adoptar posturas indigenistas, de un
oportunismo que revela el bajo concepto que tiene de los indios, aunque valoren
su utilidad como carne de cañón. A su vez, los grandes imperialismos
capitalísticos, favorecen la misma tendencia. Capitalistas y comunistas saben
que hablar de hispanidad es hablar de liberación, y hacerlo de indigenismo
importa lo contrario. No solo el conquistador no trajo consigo el
autoritarismo, como síntesis de su ideario político, sino que el hecho
histórico concreto es que encontró el autoritarismo en el Nuevo Mundo, y que, a
través de los misioneros, trató de inculcar en los naturales el concepto de
libertad de la persona humana, esencial en la doctrina del catolicismo. Es el
conquistador quien importa conceptos sobre la libertad política, porque se
trata de un ser que surge de la Edad Media, o sea de un período de la historia
en que el primero y fundamental aspecto de su pensamiento político fue
expresión de la justicia o, dicho de otra manera, que entendía que más allá del
derecho del estado, existe un derecho más grande y más augusto: el derecho
natural. Hasta Hobbes -por lo menos <i>“tío carnal” </i>del liberalismo- nadie
se había atrevido a sostener la doctrina de la soberanía estatal absoluta. Mal
podían los conquistadores españoles traer a América lo que aún no existía en el
viejo mundo, y que, en España, se impuso casi dos siglos después de la empresa
colombina.</span><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">* Tomado del libro Historia de las ideas políticas en Argentina, capitulo 1</p><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-19892717191197668322023-07-10T21:48:00.001-07:002023-07-10T21:48:13.641-07:00Las verdaderas causas de la Independencia de 1816<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyceKZnqgGxL5AagyQWj7dTwqlBpyyx3HhpRkn-To5Y9QYZoRliRS63AKCTW5GSJnt6ekCJBr9_dYel3ex4nV5BGXVHkXhvxraC7HlqJvEWky4ZsWgtX4XZLPbs4xFG2xtTMdeCARpaCrTWi9b7iSVBXp-5umR8tug5xvQDvUya8pRybPOxQX68VsosuA9/s1024/El-Congreso-de-Tucum%C3%A1n-1816-.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1024" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyceKZnqgGxL5AagyQWj7dTwqlBpyyx3HhpRkn-To5Y9QYZoRliRS63AKCTW5GSJnt6ekCJBr9_dYel3ex4nV5BGXVHkXhvxraC7HlqJvEWky4ZsWgtX4XZLPbs4xFG2xtTMdeCARpaCrTWi9b7iSVBXp-5umR8tug5xvQDvUya8pRybPOxQX68VsosuA9/s320/El-Congreso-de-Tucum%C3%A1n-1816-.jpg" width="320" /></a></div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por <a href="https://www.infobae.com/autor/andrea-greco"><b>Andrea
Greco</b></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Quiero dejar sentadas aquí algunas ideas que no son nuevas,
pero sí indispensables como presupuestos básicos para entender el proceso de
independencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La patria no nació en 1810 ni en 1816<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La Patria Argentina nació, y por eso está hermanada con el
resto de las naciones americanas, en el seno del Imperio Español que nos dio un
idioma, una cultura y una fe común lo que sumado al sustrato cultural indígena
hizo de América una nación nueva y diferente tanto de España como de lo
pre-hispánico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Las razones de la independencia no fueron ideológicas sino
histórico-políticas<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La historiografía liberal ha insistido tanto en las causas
ideológicas de Mayo (que la revolución francesa, que el anti-españolismo, que
el liberalismo y la democracia, que el grito sagrado, que las rotas cadenas…)
toda esa cháchara liberal con la que los masones, liberales y anti-españoles,
que los hubo, se quisieron robar la revolución, tal como lo ha estudiado en
detalle <b>Enrique Díaz Araujo</b> en <i>Mayo Revisado</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">De ese falso origen de Mayo se deduciría una independencia
motivada por esas mismas razones y por lo tanto opuesta a España, de contenido
liberal y sentido democrático. Esto es<b> falso y antihistórico</b> como
lo demuestran los documentos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cornelio Saavedra, </span></b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">presidente de la Junta nacida en 1810, dice en
su <i>Memoria autógrafa</i>: “A la ambición de <b>Napoleón</b> y
a la de<b> los ingleses </b>de querer ser señores de esta América, se
debe atribuir, la Revolución de Mayo de 1810″.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Y qué pasó después de ese primer momento de autonomía? Pasó
lo que explica en carta del 4 de abril de 1818 al ministro francés <b>Armando
Manuel Du Plessis,</b> el Director Supremo <b>Juan Martín de
Pueyrredón,</b> representante de San Luis en el<b> Congreso de la
Independencia</b>: “Antes de restituido el Sr. <b>Don Fernando VII </b>al
Trono no hicimos otra cosa, que substraernos a las autoridades tumultuarias de
la Península que usurparon su nombre y representación […] posteriormente este
acto de suma lealtad ha sido considerado como un crimen, y no nos ha quedado
otro refugio para escapar de una injusta venganza que el de no ponernos en las
manos de los que han jurado nuestro exterminio”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">También lo explica así <b>Tomás de Anchorena,</b> congresal
por Buenos Aires, en <b>carta a Juan Manuel de Rosas</b> del 28 de
mayo de 1846 (citada por Julio Irazusta, en <i>Tomás M. de Anchorena o la
emancipación americana a la luz de la circunstancia histórica</i>, 1949), al
pedirle que no permita la impresión del sermón dado en el Te Deum del 25 de
mayo por considerar que: “No es más que un amontonamiento de mentiras y
barbaridades contra el Gobierno español y los soberanos de España a quienes
protestamos solemnemente obediencia y sumisión con la más firme lealtad en mayo
del año diez […] el único modo de hablar con dignidad, decencia y honor del 25
de mayo de 1810, es hablar como habló Ud. en su última arenga y no fingir ni
suponer crueldades, despotismo y arbitrariedades que no hemos experimentado”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En una carta posterior, de 1847, decía también Anchorena: “El
25 de mayo de 1810, o por mejor decir el 24, se estableció por nosotros <b>el
primer gobierno patrio a nombre de Fernando VII </b>(…) para preservarnos
de que los españoles apurados por Napoleón, negociasen con él su bienestar a
costa nuestra, haciéndonos pavo de la boda”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El discurso de Rosas al que se refiere Anchorena es el
pronunciado ante el cuerpo diplomático reunido en el fuerte del 25 de Mayo de
1836: “¡Qué grande, señores, y qué plausible debe ser para todo argentino este
día consagrado por la Nación para festejar el primer acto de soberanía popular,
que ejerció este gran pueblo en mayo del célebre año mil ochocientos diez! No
para sublevarnos contra las autoridades legítimamente constituidas, sino para
suplir la falta de las que, acéfala la Nación, habían caducado de hecho y de
derecho. (…) No para introducir la anarquía, sino para preservarnos de ella, y
no ser arrastrados al abismo de males en que se hallaba sumida España (…).
¡Quien lo hubiera creído!… Un acto tan heroico de generosidad y patriotismo
(…) <b>fue interpretado en nosotros malignamente como una rebelión</b> disfrazada,
por los mismos que debieron haber agotado su admiración y gratitud para
corresponderlo dignamente. Y he aquí, señores, otra circunstancia que realza
sobre manera la gloria del pueblo argentino, pues que ofendidos con tamaña
ingratitud, hostigados y perseguidos de muerte por el gobierno español (…)
tomamos el único partido que nos quedaba para salvarnos: nos declaramos libres
e independientes de los Reyes de España, y de toda otra dominación extranjera”.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Estas son pues las verdaderas causas de la independencia. El
discurso de Rosas contiene una notable hermenéutica de la revolución argentina:
enlaza los destinos del país independiente con las tradiciones del pasado
hispánico. Al regresar Fernando VII al trono se envió una misión a Europa. El
fracaso de la <b>Misión Belgrano – Rivadavia – Sarratea</b> ante los
Reyes de España no dejó otra alternativa. Es un tema largo intentar comprender
las razones de ese fracaso, sólo mencionemos aquí que los enviados procuraban
la instalación de una monarquía parte del Imperio. Al respecto escribe
Anchorena: “Se dijo públicamente que habían ido a tratar con los reyes padres,
es decir Carlos IV y su esposa María Luisa, sobre la coronación en estos países
de uno de los príncipes de la familia bajo la forma constitucional” (carta de
Anchorena de 1847). Como ha explicado Díaz Araujo, se convocó a teólogos que
analizaron la cuestión y concluyeron en la ruptura del Pacto de Vasallaje ante
el desconocimiento de los súbditos por parte del rey.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Así se explica el hecho de la Independencia con la lealtad
imperial y monárquica de nuestro primer gobierno autónomo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La búsqueda de una Gran Nación Americana<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El Acta de la Independencia Argentina dice: “Nos los
representantes de las <b>Provincias Unidas en Sud América</b>”. No se
habla de Provincias Unidas de Río de la Plata, ni de la Argentina, ni otra
denominación, sino Provincias Unidas en Sud América. Esta es la idea de la Gran
Nación Americana que compartían los tres “Libertadores” de América: <b>Agustín
de Iturbide, Simón Bolívar y José de San Martín.</b> Idea que significaba
valorar la herencia hispánica y construir la Nación Americana sobre la
hermandad entre españoles y americanos. Así lo declara Iturbide en el <b>Plan
de Iguala en México</b> el 24 de febrero de 1821: Trescientos años hace
que la América Septentrional está bajo la tutela de la nación más católica y
piadosa, heroica y magnánima. (…) Americanos, ¿quién de vosotros puede decir
que no desciende de español? Ved la cadena dulcísima que nos une. (…) Es llegado
el momento en que manifestéis la conformidad de sentimientos, y que nuestra
unión sea la mano poderosa que emancipe a la América sin necesidad de auxilios
extraños”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hispanoamérica fue el escenario de uno de los más tempranos,
exitosos y masivos procesos de construcción de naciones que se conocen. En
apenas 20 años, los que van de la independencia de Paraguay, en 1811, a la
disgregación de la Gran Colombia, en 1830, ven la luz un total de <b>quince
nuevos Estados</b>, cuya tarea más urgente va a ser la de construir las
correspondientes naciones, objetivo al que van a dedicar, con bastante éxito,
lo mejor de sus esfuerzos. Sin embargo, la literatura internacional sobre
naciones y nacionalismo ha prestado una relativa escasa atención al ámbito
hispanoamericano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En <i>La construcción de las naciones como problema
historiográfico: el caso del mundo hispánico</i>”,<b> Tomás Pérez
Vejo </b>escribió: “El mito de unas guerras de independencia —y no deja de
ser significativo que éste sea el nombre finalmente asumido por la
historiografía a pesar del componente de guerra civil o conflictos sociales que
tuvieron— en el que unas naciones preexistentes se liberaron del dominio de una
también preexistente nación española, sigue vigente”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Qué fue entonces la independencia de 1816? Un acto doloroso
y legítimo, que nos condujo a la guerra civil, primero entre fidelistas contra
regentistas. Así lo explicaba en 1822 <b>Manuel Belgrano</b>: “Soy
verdaderamente católico, apostólico, romano y también fiel vasallo de Su
Majestad el señor don Fernando VII (…) Aspiro a que se conserve la monarquía
española en nuestro patrio suelo si sucumbe la España, como ya lo está casi
toda al poder del tirano, del usurpador más infeliz, Napoleón cuyo yugo han
querido que suframos los malos Españoles-Europeos y algunos Americanos
engañados que prefieren su interés particular al bien general del Estado, y a
los imprescriptibles derechos de ntro. desgraciado Rey” (Documentos para la
historia de Manuel Belgrano, tomo III). Más tarde, la guerra fue entre
realistas y patriotas o españoles y americanos si bien conviene no perder de
vista lo que escribe<b> José María Pemán</b>: “Es una denominación
arbitraria y ligera esa de partido español y partido criollo (…) concepción
demasiado simplista y fácil de este hecho, <b>nos lo pinta como una
rebeldía de los naturales frente a los españoles</b>, cuando es lo cierto que
fue <b>una simple escisión civil de opiniones ante una innovación política</b>”
(citado por Antonio Caponnetto en<i> Independencia y nacionalismo</i>;
2016).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El trigo estuvo mezclado con la cizaña…<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Sin embargo, reconocer las tres verdades anteriores no puede
impedirnos ver cómo hubo tensiones que procuraban llevar los procesos
históricos hacia otro destino: hacia el anti-hispanismo, hacia el liberalismo,
hacia la anti-religión y el anti-clericalismo, hacia la tolerancia masónica
etc.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esto es lo que tempranamente denunciaba, <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><a href="https://www.infobae.com/historia/2018/09/08/una-biografia-delirada-del-padre-castaneda-cura-revolucionario-cabron-y-transgresor/" target="_blank"><span style="mso-bidi-font-style: italic; text-decoration: none; text-underline: none;">en su periódico “El Desengañador gauchi-político”, el
fraile <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Francisco Antonio de Paula
Castañeda</span></span></a></i><b>,</b> testigo de aquellos años: “Nos
hemos ido alejando de la verdadera virtud castellana que era nuestra virtud
nacional, y formaba nuestro verdadero, apreciable y celebrado carácter: nuestra
revolución fue sin duda la más sensata, la más honrada, la más noble, de
cuantas revoluciones ha habido en este mundo, pues no se redujo más que a reformar
nuestra administración corrompidísima, y a gobernarnos por nosotros mismos en
el caso que, o Fernando volviese al trono, o no quisiese acceder a nuestras
justas reclamaciones. La revolución así concebida no contenía en sus elementos
el menor odio contra los españoles, ni la menor aversión contra sus costumbres,
que eran las nuestras, ni contra su literatura que era la nuestra, ni contra
sus virtudes que eran las nuestras, ni mucho menos contra su religión que era
la nuestra. Pero los demagogos, (…) impregnándose en las máximas
revolucionarias de tantos libros jacobinos, empezaron a revestir un carácter
absolutamente antiespañol; ya vistiéndose de indios para no ser ni indios, ni
españoles: ya aprehendiendo el francés para ser parisienses de la noche a la
mañana; o el inglés para ser místeres recién desembarcaditos de Plimouth”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El propio<b> José de San Martín</b>, el hombre que más
instaba por medio de sus cartas a los congresales para que se atrevieran a
declarar la independencia, no era sin embargo ciego a las dificultades que
aparecían en el horizonte. Estas dificultades son las que confía al representante
por Mendoza,<b> Tomás Godoy Cruz,</b> en carta del 24 de mayo de
1816: el establecimiento de “un sistema de gobierno puramente popular (…) [con]
tendencia a destruir nuestra religión”; “el fermento horrendo de pasiones
existentes, choque de partidos indestructibles, y mezquinas rivalidades no
solamente provinciales sino de pueblo a pueblo”; “los medios violentos a que es
preciso recurrir para salvarnos (…) contrastando el egoísmo de los pudientes”.
Tales problemas son los que, <b>doscientos años después, siguen aquejando
a la Argentina </b>y a las naciones americanas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En carta a Tomás Guido en 1849, el Libertador decía: “Las
consecuencias de la revolución deben hacerse sentir necesariamente por muchos
años y los dos grandes partidos de orden y anarquía que se encuentran en
presencia deben continuar la lucha hasta que uno de los dos decida la cuestión
de manera definitiva”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Y como testigo de los acontecimientos de 1848, escribió: “El
inminente peligro que amenazaba a la Francia (en lo más vital de sus intereses)
por los desorganizadores partidos de terroristas, comunistas y socialistas,
todos reunidos al solo objeto de despreciar, no sólo el orden y la
civilización, sino también la propiedad, religión y familia, han contribuido
muy eficazmente a causar una reacción formidable a favor del orden” (Carta a
Ramón Castilla, 13 de abril de 1849).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La independencia americana aún está por hacerse<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hay un texto por demás lúcido que, salido de la pluma de don
Tomás Manuel de Anchorena, contiene tantas y tan jugosas apreciaciones que
bastaría con estudiarlo a fondo para entender muchos aspectos de la realidad
histórica americana de hace doscientos años. Es una carta escrita el 12 de
abril de 1842 a su primo Juan Manuel de Rosas: “La independencia política de
los americanos se ha convertido en una vergonzosa esclavitud a favor de todos
los Estados de Europa y de la república norteamericana (…) mientras nosotros
hemos estado ocupados en la guerra (…)<b> los señores ingleses,
norteamericanos, franceses y demás europeos, excepto los españoles nuestros
padres, se han apoderado exclusivamente de todo el comercio exterior e interior
del país</b>, y de todos los ramos de industria, imponiéndonos la ley en todo,
y aprovechándose de nuestros conflictos y necesidades”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero Anchorena nos proporciona sus reflexiones acerca de la
solución posible: “El único camino que nos queda para aliviar nuestra
desgraciada situación es trabajar con el sincero esmero en restablecer la unión
entre nosotros bajo unos mismos principios, un mismo dogma político y un mismo
sistema, que debe ser el de la federación (…) En una palabra es preciso<b> dictar
buenas leyes, es decir justas y acomodadas a las circunstancias del país y
observarlas con escrupulosidad”.</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Conclusiones para el momento actual<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No sería extemporáneo procurar hoy poner en práctica estos
sabios consejos. Lamentablemente, los gobiernos americanos parecen estar
empeñados en el camino contrario. Los buenos patriotas no podemos caer en el
engaño, antes bien, al menos levantemos las banderas que indican que la forma
de revertir la malograda independencia ha de ser la vuelta a la unidad, a la
Verdadera Fe, a la Verdadera Iglesia, al respeto del derecho natural, a las
buenas leyes y a su obediencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los patriotas de 1816 seguramente tenían buenos motivos para
quedarse tranquilos y dejar que a la Patria la hicieran otros. Sin embargo,
optaron por el bien común, por el camino más difícil que había que sostener
poniendo el cuerpo a las balas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No olvidemos a quienes dieron su vida por la Patria</span></b><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">, no olvidemos nuestro origen, no
olvidemos que siempre es posible ayudar a otros y contribuir al bien común. Si
negamos la verdad del pasado, seguiremos traicionando las obligaciones del
presente, en orden al futuro, porque como dice Francisco Luis Bernárdez en
sus <i>Poemas elementales:</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">“La patria duerme como un niño, con la cabeza en el regazo de
la historia. / Su sueño es dulce y reposado como el que sigue a la virtud y a
la victoria. / La patria vive dulcemente de las raíces enterradas en el tiempo.
/ Somos un ser indisoluble con el pasado, como el alma con el cuerpo”</span></i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">[<i>Esta nota reproduce parcialmente el contenido de una conferencia
dictada el 8/07/2023 en el Centro Revisionista Argentino</i>]<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-74302412311183641972023-06-23T06:41:00.002-07:002023-07-11T04:16:37.535-07:00ALGUNOS GRAVES ERRORES DE PATRICIO LONS<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt00GUm5XTrQZrYd_q4M5MwoJLYqQ21XE8c_jAZZs1rVxBa-aYmHYG3gd0TIOaHd9B75fJ1TfzHSYXZC-eiukgpnV2cZMASs25jox3ctxYWtCSXQZE_Srvlnw4mZ3K7Vjy6nJdHQmTn77uKs-wcc9iZLTcnXtxpEQLLb4D3hsHVU4WsUofWahlVapu7kOR/s400/respuestas.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="331" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt00GUm5XTrQZrYd_q4M5MwoJLYqQ21XE8c_jAZZs1rVxBa-aYmHYG3gd0TIOaHd9B75fJ1TfzHSYXZC-eiukgpnV2cZMASs25jox3ctxYWtCSXQZE_Srvlnw4mZ3K7Vjy6nJdHQmTn77uKs-wcc9iZLTcnXtxpEQLLb4D3hsHVU4WsUofWahlVapu7kOR/s320/respuestas.jpg" width="265" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">por ANTONIO CAPONNETTO</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="font-size: 12pt; text-align: justify;">En el año 2020 publiqué un libro titulado “Respuestas sobre
la Independencia”(Buenos Aires, Bellavista Ediciones, 2020). En el mismo
dedicaba unas cuantas páginas a discrepar severamente con el señor Lons,
aclarando que no tengo trato, relación ni cuestión personal alguna con él. De
mi parte, al menos, sólo se trata de anteponer la verdad a las ficciones, el
pasado real al falsificado. Dos años y medio después de aparecido mi libro, el
25-6-2022, el señor Lons le dedicó exactamente seis minutos a comentarlo, con
un tono sobreactuadamente disciplicente, evasivo y liviano, incurriendo en
serios problemas de prosodia, sintaxis y comprensión conceptual (crf.
https://www.youtube.com/watch?v=5EXopu_2WOo minuto 12 en adelante). En rigor no
sólo no refutó ni uno sólo de los yerros que le puntualizaba, sino que –tras
vertir una opinión disidente sobre la flota sanmartiniana-decía: “ésta sería mi
única diferencia” [con mis réplicas]. No cuesta nada deducir que, entonces, en
lo demás no tenía impugnaciones para formularme; y sí en cambio argumentos por
modificar, criterios por rever e informaciones por rectificar.</span></div>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Me llega ahora la penosa noticia de que el canal televisivo
de <i>La Nación </i>(al que prefiero no calificar para ahorrar epítetos) lo
convocó amistosamente a cierto programa con ocasión del reciente aniversario
del 25 de mayo (cfr.https://youtu.be/24yJe3qfvoY). Y que durante el mismo, el
señor Lons repitió impunemente no pocas de las trilladísimas falsías que le
fueron fundadamente señaladas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">En conciencia, y ante la confusión sino estropicio que causa
el señor Lons, me veo en la obligación de hacer circular estas páginas. Son
largas para el lector corriente. Escasas para quien quiera ahondar en el tema.
Por eso mismo recuerdo que son un fragmento de libro mío citado ut supra
(ps.285-321). El cual, a su vez, es continuación de otro anterior (<i>Independencia
y Nacionalismo</i>, Buenos Aires, Katejon, 2016). Actualmente me encuentro
escribiendo un nuevo volumen sobre el delicado punto. Nadie está obligado a
interesarse en estas cuestiones. Pero insisto, en conciencia, no puedo dejar
sin responder algunas de las muchas equivocaciones que sostiene mediática y
compulsivamente el señor Patricio Lons. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">……………………………………………………………………………………………………………<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Ya hemos dicho y repetido hasta el cansancio que nadie en su
sano juicio niega la influencia británica en el Río de la Plata, en particular,
y en los llamados sucesos independentistas, en general. Nadie niega la
existencia de agentes británicos nativos, así como el doble, triple o múltiple
juego inglés para sacar provecho de nuestra situación. Juego que Inglaterra fue
tétrica maestra en jugar, empezando porque contaba para ello con la anuencia formal
de la Corona Borbónica. La anglofilia y/o la obsecuencia servil a Gran Bretaña,
no fue un fenómeno que se dio solamente en la América Española. Digamos que se
inició en la Corte corrompida de fines del siglo XVIII; que tuvo aquí sus
tristes epígonos, y que, obviamente, la masonería hizo de hilo conductor en
todas estas situaciones. Puede ser una novedad cuanto decimos, para ciertos
espíritus incautos. Pero quienes hemos sido criados historiográficamente bajo
la guía del revisionismo clásico, no tenemos el punto como una novedad. Y para
ser sinceros, nos fastidia el aire de superioridad de ciertos personajes
mediáticos, que creen hacernos el gran favor de despabilarnos al respecto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Pero esto no significa que debamos incurrir en la obsesión de
ver a Inglaterra detrás de absolutamente todo lo acaecido; ni en el simplismo
de verla siempre propiciando nuestra independencia de España, cuando en largos
períodos (incluyendo el que va desde 1810 a 1816) a Londres le causó provecho
exactamente lo contrario; o que perdamos la seriedad analítica, tildando al por
mayor y al bulto de agente o de socio británico a todo aquel o a todo aquello
que se nos ocurra. Como les pasa a los escrupulosos con el pecado, así les
sucede a los maníacos obsesivos de la injerencia británica: la ven siempre,
hasta en la sopa; y cuando no la ven la inventan. A veces cayendo sin más en el
ridículo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se ha dicho, por ejemplo, que “la flota de San
Martín[estaba], absolutamente compuesta por marinos y espías ingleses”(1). Si
nos estamos refiriendo a la de Thomas Cochrane, que desembarcó, por caso, en
Pisco hacia 1820, la verdad es que disponía aproximadamente de once naves de
guerra y quince transportes, portando un total aproximado de cuatro mil
efectivos, de origen chileno, argentino y peruano, navegando la formación
completa bajo bandera chilena, y llevando las naves insignias denominaciones
americanas. Miembro destacado de la alta oficialidad era Manuel Blanco
Encalada, que había pertenecido a la Real Armada Española. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Espías ingleses en esa tripulación no conocemos ninguno. Sí
en cambio estaba embarcado el muy criollo Alvarez Condarco, encargado oficial
del espionaje sanmartiniano, quien tenía distribuidos de antemano a sus hombres
en el Perú, con indicaciones claras para actuar, asentadas en el punto cuarto
del pliego que el Ministro de la Marina de Chile, Zenteno, le entregó a
Cochrane el 9 de enero de 1819. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Más que del espionaje a favor de su país –que poseía cuanta
información necesitaba al respecto- dos cosas parecen haberle preocupado al
malísimo gringo. La una, según se lo cuenta epistolarmente al precitado
Ministro de Marina chileno, la depuración de la calidad moral de los alistados:
“Desde que nos hemos visto libres de presidiarios, parece que reina el buen
humor y la alegría entre los marinos chilenos, quienes, vestidos como están
ahora de uniforme, parecen otra clase de seres”(2). La otra, satisfacer su afán
personal de codicia y de rapiña, cosa que ejecutó a través del Comandante
Foster, al llegar a la villa de Huara(3). Aunque la tropelía no quedó sin
sanción; y aunque es por demás conocida la enemistad que forjaron San Martín y
Cochrane (4), debemos decir por honestidad intelectual, que no nos parece
edificante en absoluto la presencia de este personaje en las proximidades de
las fuerzas navales conjuntas chileno-argentinas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Esta exageración de don Patricio Lons que estamos comentando,
y que, en la práctica, lleva a una tergiversación del pasado, cuando bien
sabemos que su intención es la contraria(5), parece ser el fruto de, por lo
menos, dos criterios discutibles. El primero, como quedó dicho, la explicación
cuasi monocáusica de todo lo acaecido por la acción deletérea o explícita de
Inglaterra. Deudor en esto de uno de sus mentores: Julio González, en la
cosmovisión histórica, de Lons, excepto Juan Domingo Perón (risum teneatis),
virtualmente todo el arco de personajes mayores o menores de nuestra historia
está constituido por agentes británicos. Con lo cual, quieras que no, amén de
perpetrarse un reduccionismo gnoseológico, típicamente historicista, se acaba
siendo funcional a la consigna terrorista de quien pretende combatirse: “¡Rule,
Britannia!”. Inglaterra es, en este enfoque interpretativo, una especie de
Divina Providencia Invertida, a cuyo influjo nada ni nadie puede sustraerse.
Una deidad tronitonante que a todos subyuga por igual. Gran Bretaña es el <i>axis
mundi </i>nimbada de todos los superpoderes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El segundo criterio objetable es la creencia –autoconfesada-
de que “a los próceres los conozco en camiseta y tomando mate en la cocina”(6).
Aún suponiendo, con abuso de los tropos literarios o de los ritmos de Cronos,
que tal cosa fuera posible, nunca podría ser la misma una acción recomendable.
Ante todo, por aquello que enseñaba Don Quijote: la mucha familiaridad engendra
menosprecio. Más incluso por un reparo conexo: porque es justamente este
confianzudismo propio del Ayuda de Cámara, el que torna imposible la
comprensión respetuosa del “Gran Hombre”, conduciendo entonces ,al que en tal
posición escribe o narra, a ese error funesto que Hegel –en las <i>Lecciones
sobre Filosofía de la Historia Universal</i>- llamó el Tersitismo Histórico
(verdadera enfermedad del mediocre contrahecho, dice el germano), y sobre el
cual nos hemos explayado en varias ocasiones. No es cuestión menor esta del
Tersitismo. Ha hecho y hace demasiados estragos en las filas de la
historiografía progresista y revolucionaria, como para abrirle la puerta de
ingreso a otras corrientes supuestamente contrarias. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Acaso un tercer criterio completa el cuadro de los amables
reproches a Lons, y es su españolismo exacerbado, de índole acentuadamente
carnalista o genetista; en virtud del cual, todo suceso o personaje de su
patria argentina vinculado al proceso independentista, queda apriorísticamente
condenado. En la nota que unas líneas arriba le comentáramos: “Qué pasó
realmente en Tucumán en 1816” –y sólo por espigar un ejemplo de su fecunda e
interesante producción- sostiene, por ejemplo, que, en aquel famoso Congreso de
Tucumán, “no hay constancia” de “cuál iba a ser la Religión y la lengua” de
estas tierras una vez declarada la Independencia. Sí hay constancias; y son
múltiples, documentadas, registradas y de larga data. Sólo habría que ir –si no
se quiere recorrer las fuentes- al escrito de Hugo Storni, <i>Presencia católica
en el Congreso</i>[de Tucumán], en la obra colectiva dirigida por Guillermo
Furlong, <i>El Congreso de Tucumán, </i>Buenos Aires, Theoria,1966. Pero
sorprende la desaprensión y hasta cierta displicencia con que se da por sentado
lo contrario. Es como si los repositorios documentales, ya antañones y bien
poblados, cedieran su importancia ante la cocina casera y la sudadera,
convertidos ahora en los elementos decisorios de la neo etapa heurística del
arte de reconstrucción del pasado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Siempre en la misma nota que estamos usando de ejemplo de su
criteriología sesgada, Patricio Lons afirma que “nuestros próceres de la independencia,
pocos meses después de declararse independientes de España, el 9 de julio de
1816, se manifestaron dispuestos a pasar a depender del gobierno del Brasil, ya
que este estaba por invadir la Banda Oriental (Uruguay) y amenazaba a las
Provincias Unidas del Plata”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Suponemos que se refiere a la invasión luso-brasileña,
sucedida en efecto, con posterioridad al Congreso de Tucumán. Pero quienes durante
aquella invasión pergeñaron conductas o proyectos entreguistas, tienen nombres
y apellidos; y –salvo alguna excepción- no son precisamente “nuestros próceres
de la independencia” (aún aceptando la carga irónica de la expresión), sino,
precisamente, los que hasta entonces habían estado lejos de los campos de
batalla y de los proyectos del Congreso de Tucumán. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">No vemos qué rigor criteriológico hay al convertir en un
<sinécdoque> que contenga a todo sospechoso de entreguismo, a la fórmula
genérica y difusa “nuestros próceres de la independencia”. Hay también vasta
bibliografía específica sobre estos “próceres muy regaladores con lo que no era
suyo”, a los que alude Lons, sin necesidad de meter a todos en la misma bolsa
con tanta liviandad. No vendría nada mal recordar los trabajos de Washington
Reyes Abadie, Raúl Scalabrini Ortíz o el mismo João Pandiá Calogeras. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Del mismo talante liviano y displicente –propio de quien
comparte mate y camiseta pero no ciencia- son las afirmaciones de que “ninguno
propuso reunificarnos con el Virreynato del Perú”, de que “jamás se construyó
una política de unidad con Chile, salvo la politica de acercamiento entre los
presidentes Ibáñez del Campo y Perón”, o la defensa del General salteño José
Moldes, a quien, según Lons, “se lo secuestró y Belgrano lo envió preso a
Chile, donde fue detenido por San Martín”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Sobre la segregación, abandono o pérdida respecto del
Virreynato del Alto Perú, no hay que buscar culpables en los
“independentistas”, sino más bien en personajes ubicados en las antípodas, como
Rivadavia, con sus activos secuaces logiados, que pusieron todo tipo de trabas
al ideal reunificador expresamente manifestado por San Martín, entre otros. No
vendría mal una repasadita a Enrique Guerrero Balfagón, <i>El Plan de San Martín
para expedicionar al Alto Perú</i>, Buenos Aires, 1960. Otrosí una repasadita a
Edgardo Pierotti, <i>Rivadavia, un capítulo de nuestra vera historia</i>,
Buenos Aires, Martín Fierro, 1951. O a Luis Roberto Altamira, <i>San Martín:
sus relaciones con Bernardino Rivadavia, </i>Buenos Aires, Pellegrini, 1950. Ni
vendría nada mal tampoco, recordar que el artífice de estos fracasos de
reunificaciones virreynales y adalid del entreguismo a Inglaterra, fue el mismo
que viajó a España con el propósito de pedirle a Fernando VII que perdonara
nuestro desliz y se hiciera cargo otra vez de la situación. De la misma
situación que nos había llevado al doloroso pero inevitable camino de la
autonomía. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">La presentación de José Moldes como una especie de víctima de
Belgrano y de San Martín, sin detenerse a considerar los zigzagueos, las
demasías, las contradicciones, las defecciones, deserciones y dobleces del
susodicho Moldes es, redondamente, otro de los juicios destemplados y
displicentes que nos presenta Lons, con evidente afán provocador. Los trazos
biográficos que pueden reconstruirse de este personaje –a través, vg. de
autores como Frías, Holmberg, Fernández Olguín o Luis Urioste- nos dan, por lo
menos, una figura controvertida -con aspectos encomiables, por cierto- pero no
precisamente una especie de perseguido por el “bando independentista”, al que
sirvió en forma activa, destacada y reiterada. Que San Martín y Belgrano lo
hayan puesto preso –lo cual es cierto- no prueba su inocencia, ni tampoco la
infalibilidad penitenciaria de ambos próceres. Pero llama la atención que para
un argentino, alguien castigado con la cárcel por San Martín y Belgrano, en
plenas turbulencias bélicas y políticas, sea tenido en principio como una
víctima. Exponerlo de este modo, amparado en el hecho evidente de que casi
nadie sintió hablar de José Moldes, ni de su particular psicología, ni de sus
moralmente dudosos ires y venires, es simplemente querer llevarse por delante a
la inteligencia del interlocutor. Además, en la lógica con que Lons suele
encarara los personajes, el precitado Moldes debería ser llamado hijo de
contrabandista, dueño como era su padre, natural de Pontevedra, uno de los
hombres más ricos y poderosos del mercado sudamericano. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Tema aparte la relación Perón- Ibañez del Campo, sellada
entre estos dos oscuros personajes en julio de 1953, mediante el “Tratado de
Unión Económica Argentino-Chileno”. Sólo digamos que, como la visita de Ibañez
a nuestro país tuvo lugar deliberadamente en el marco de las pomposas
celebraciones del 9 de Julio, Día de la Independencia, en que se oficializó
solemnemente la firma del susodicho “Tratado de Unión...”; y como a la vez, la
visita de Perón a Chile tuvo lugar en el mes de los festejos trasandinos de su
propia independencia, lo menos que podría tener un anti independentista como
Lons, es alguna prevención sobre el símbolo elegido para sellar la presunta
unión de ambas naciones. Pero Perón, ya se sabe, es en esta extraña vertiente
españolista de la historia, el oráculo intangible. Aunque se haya probado hasta
la náusea su servilismo a Inglaterra, a Estados Unidos y a Israel. Su condición
–sucesiva y simultáneamente- liberal, masónica, marxista, proterrorista y
religiosamente cismática cuanto heretizante. Y agreguemos: aún cuando se
pudiera probar que, sucesiva y simultáneamente, cuando quiso, en algún furtivo
cuarto de hora, pudo ser todo lo contrario. Tiene un nombre muy feo servir a
dos señores. No sólo un nombre, también una condena celestial. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Pero volvamos a la tesis de la omnipotencia y omnipresencia
británica como monocausalidad hermenéutica de todo lo acontecido. Posee la
misma otros tópicos repetidos que, siempre a modo de ejemplos, vamos a
enunciar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se sostiene, por ejemplo, que la Revolución de Mayo fue “la
tercera invasión inglesa”; que “en la Primera Junta, casi todos eran agentes
británicos y contrabandistas [...].Juan Larrea, por ejemplo, tenía pedido de
captura por contrabando. Por eso les puso plata a los chisperos, para acelerar
el movimiento revolucionario y no ir preso. Domingo Matheu hacía negocio con
los ingleses, sobre todo mediante el contrabando. Miguel de Azcuénaga era
español [sic] (7). Juan José Castelli y Manuel Belgrano eran hijos de
comerciantes italianos. El único criollo era Cornelio Saavedra, nacido en
Potosí, Alto Perú, actual Bolivia, que entonces formaba parte de los Provincias
Unidas Del Río de la Plata”(8). Se sostiene asimismo que “sectores comerciales
comprometidos con el contrabando inglés y en algunos casos con la esclavitud,
eran quienes venían preparando la secesión”(9)Y que “independizarnos de verdad
hubiese sido dejando como fruto un estado organizado con un sistema aceptado y
factible y un proyecto de nación”(10). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Para que no falten las traspolaciones presentistas y
ucrónicas –tan del gusto de los Felipe Pigna- se agrega que “los chisperos
Domingo French y Antonio Beruti tuvieron que cerrar Buenos Aires, en una
especie de cuarentena, para que no se fuera mucha gente que se sentía española
y no apoyaba la revolución[...]El cierre lo organizaron los chisperos,
dirigidos por dos matones, French y Beruti. La cuarentena fue organizada por
los revolucionarios. Pero además contó con el bloqueo naval de parte de los
ingleses. Entre esas acciones, un capitán inglés, Charles Montagu Fabian,
arengaba desde el Fuerte de Buenos Aires a la multitud, que lo miraba con
desconfianza. La Revolución de Mayo fue una maniobra británica, con tres buques
ingleses apuntando sus cañones al fuerte porteño. El mensaje era <o echan al
virrey o los cañoneamos de vuelta>. Tanto Hipólito Yrigoyen como Juan
Domingo Perón tenía claro que el 25 de Mayo se dio de esta manera”(11). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Pero no ahorremos tinta para describir este pintorresquismo
ideológico, que con tal de malquistarnos con los hechos de Mayo de 1810, está
dispuesto a encontrar en ellos un antecedente de la horrorosa cuarentena que
estamos atravesando en el otoño-invierno de 2020. Según Patricio Lons, “el 25
de mayo bajamos nuestro pabellón, que en aquel momento era el español y se
subió el pabellón inglés en el puerto de Buenos Aires”(12). Aquellos juntistas
del Cabildo de Buenos Aires fueron poco menos que seres abisales. Para muestra
se nos dan algunos botones: “Fray Alberti tenía intereses propios y decía
defender los intereses del clero, pero en realidad defendía sus propios
intereses[...]. Muere impenitente. Tres veces los médicos le dijeron que se iba
a morir; que pidiera los sacramentos. Tres veces rechazó a los sacerdotes[...].
Matheu era un catalán representante de sus propios intereses[...]. Buena parte
de los miembros de la Primera Junta terminaron mal. Castelli, que se burlaba
mucho de la Hispanidad –tal vez porque era de origen italiano- se muere de
cáncer de lengua, el 12 de octubre de 1812, el día de la raza. Una cosa
rarísima”(13). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">La verdad es que, ya no <la cosa, sino <las cosas rarísimas>,
son las que se han ido afirmando en el decurso de estas líneas. Precisemos un
poco, sin pretensiones de exhaustividad. Repetimos: sin pretensiones de
exhaustividad, como quien pasa un primer paño sobre un mueble con varias
pátinas de polvo acumuladas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">- Si Juan José Castelli está chamuscándose en el averno por
sus no pocas fechorías terrenas, es algo que nos tiene sin cuidado ni sabemos.
¿Cruzar lanzas por él? Ninguna. Pero decir que se burlaba de la Hispanidad
porque era de origen italiano resulta sin más ridículo; y como sátira
anacrónica cuanto ramplona. Castelli era de origen porteño, de madre también
criolla, María Josefa Villarino y González; y su padre era un médico veneciano.
De la misma Venecia que había sido reyno español. De la misma Venecia de la que
habría nacido Cristóbal Colón, protagonista principal de la empresa española
que marcó un antes y un después en la Historia Universal (14). Castelli no
creció al calor de la pasta sciuta y de la tarantella en un conventillo de la
Boca, en la tercera década del siglo XX, para albergar una rivalidad
itálico-galaica de sainete. Lo que pudo albergar de antihispanismo en su
corazón, lo recibió lamentablemente en los ambientes culturales del Virreynato
inficcionados de iluminismo y de empirismo en los cuales fue educado, junto con
lo más rancio del patriciado de fines del siglo XVIII y principios del XIX:
Real Colegio de San Carlos, Colegio de Montserrat, Universidad de Charcas. Al
fin; si murió de cáncer de lengua, y se quiere sugerir con esto una especie de
castigo divino por haber hablado mal de la Hispanidad, deberíamos buscar pronto
una explicación teopatológica, para santos como Ezequiel Moreno Díaz, que
terminó sus días por un fiero tumor de garganta, o preclaros varones como
Leonardo Castellani, afectado de un cáncer en la región latero posterior de la
lengua. Distopías por distopías, valga aclarar, de rondón, que en 1812, cuando
murió Castelli, todavía no se había declarado a la fecha como “Día de la Raza”.
<o:p></o:p></span></p>
<span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">-El padre Manuel Alberti tampoco nos parece uno
de esos Personajes Históricos Universales que, al decir de Hegel, engalanan y
enmarcan el devenir de los siglos. Pero se lo acusa con cierto candor, de tener
“intereses propios” (¿?)(15). Como todo el mundo, ni más ni menos. Mientras no
se demuestre que esos intereses propios eran contrarios al Orden <span style="font-size: 12pt; text-align: justify;">Natural o al Orden Sobrenatural, la acusación es redondamente
baldía. Se sostiene después que tales supuestos “intereses” no eran los “del
clero”. Seguimos sin entender dónde está el dolo. Porque una parte importante
del llamado “clero revolucionario”, oscilaba entre el cisma y la herejía. Si no
respondió a sus intereses, ¡bien para Alberti! Y de la otra facción del clero
–digamos, para abreviar, la que respondía al Obispo Lue- nunca dijo ser su representante
o vocero en la Primera Junta. Por lo que no ha lugar a reproches.</span><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">No se ponen de acuerdo los historiadores sobre si el ingreso
de Alberti en aquel famoso organismo se debe a su aproximación con el sector
alzaguista-saavedrista; o si porque cubría las expectativas de la feligresía
común, por ser un hombre de ganado prestigio entre la misma (16). Sus
antecedentes como teniente cura, como vicario después y como párroco, son
impecables. Y tuvo destinos sacerdotales en sedes por demás expuestas a la evaluación
de los creyentes y de los superiores. Tal la parroquia San Nicolás de Bari.
Sospechoso de marranía tampoco fue hallado hasta ahora por los hematólogos del
revisionismo; y agente inglés menos; ya que “su campaña antibritánica le
acarreó persecuciones de los invasores que, por último, ordenaron su detención”(17).
El contrabando de negros no habría sido su fuerte; puesto que en el testamento
declara expresamente que debe ser considerado libre “el viejo negro Antonio”,
otrora esclavo, y que habría estado a su lado para asistirlo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se opuso al injustísimo fusilamiento de Liniers; dejó expresa
constancia en las “Instrucciones Reservadas” del 12 de diciembre de 1810, de
que estaba en contra de “las penas de sangre” contra los realistas o simples
españoles, y favoreció en tanto vocal de la Junta ciertas iniciativas del
conservadurismo saavedrista, como la incorporación de los hombres del interior
al gobierno juntista. El liberalismo historiográfico le escamoteó la
responsabilidad de haber dirigido “La Gaceta de Buenos Aires”, para ensalzar a
Moreno, quien sí era agente inglés y jacobino terrorista. Con lo que
–insistimos- ¡bien por los invocados intereses de Alberti! <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Lons lo da por muerto de modo impenitente, negándose tres
veces, sucesivamente, a recibir a los sacerdotes que iban a administrarles los
sacramentos. Documento probatorio, papel, archivo, repositorio, carta, libro
que demuestre tan temeraria afirmación, no presenta ninguno. De dónde sale
tamaño dato,nos resulta un misterio. Las fuentes que hemos consultado: Gervasio
Antonio de Posadas, Godofredo Kaspar, Juan Manuel Berutti, Vicente Cutolo,
Ignacio Nuñez, Gontrán Ellauri Obligado, Ricardo Levene, Pedro Caraffa, Sarah
Makintach Calaza y Carlos María Gelly y Obes, no contienen referencia alguna a
la supuesta impenitencia final, a pesar de que se ocupan expresamente de trazar
la semblanza del cura incluyendo su deceso. Están contestes, en cambio, los
precitados autores, en sostener que murió de un síncope cardíaco, después de
varios disgustos políticos, siendo el más álgido, una acalorada discusión con
el Dean Funes. Fue una muerte repentina, el 31 de enero de 1811. Seguida de
cristiana sepultura “en la iglesia de su curato, después de hacérsele las
exequias en la catedral <con la mayor esplendidez y magnificencia
posible>, y la asistencia de la Junta, la Audiencia, el Cabildo y los
Tribunales”(18). Juan Guillermo Durán, que ha estudiado el punto con
detallismo, agrega una cantidad contundente de datos que ponen en evidencia una
muerte súbita, pero sin la más mínima señal de desavenencia entre él y la
Iglesia. Al contrario: recibiendo los sacramentos, en comunión con su Fe, y con
el pedido especial de ser sepultado en San Nicolás de Bari. Lo dejó asentado un
testigo directo de los hechos, el Alcalde de Hermandad, Mauricio Pizarro.
Demasiado “olor a sacristía”, diría Pepe Rosa, para quien habría renegado tres
veces consecutivas de su Fe. (19). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">A todo esto, volvemos al principio. Nadie fundará el Círculo
de admiradores incondicionales del padre Alberti, ni pedirá mausoleos
apoteósicos erigidos en su memoria y homenaje. Pero si nos hemos detenido en
ciertos detalles de su vida y de su muerte, es –amén de por justicia a la
verdad - para que se vea cuán mala consejera es la ligereza, la displicencia y
la modalidad despectiva a la hora de querer deslegitimar un hecho del pasado,
que (a priori, sin matices ni grados de análisis),se tiene por intrínsecamente
ilegítimo. Cuán mala consejera es la sustitución del método por la petulancia
cognoscitiva; de la ciencia por el apriorismo ideológico; de la humildad
investigativa por el chisporroteo de bengalas verbales usadas como argumentos. <o:p></o:p></span></p>
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">En el discurso analizado, todo vale para atacar
al 25 de Mayo. Desde decir que la totalidad de sus protagonistas fueron
esclavistas o espías ingleses o falsos conversos o vulgares contrabandistas, hasta
que murieron impenitentes o cancerosos linguales, purgando culpas
secesionistas. El historiador </span><span style="font-size: 12pt; text-align: justify;">no está para mirar por encima del hombro a sus
contemporáneos, gloríandose de la supuesta posesión de un saber hermético,
ajeno a los no iniciados. Tampoco está para incurrir en el amarillismo o
sensacionalismo informativo, al modo en que se estila hoy desde las redes
sociales o los medios clásicos de comunicación. Está para algo más virtuoso y
por eso mismo mejor considerado, que es mirar de frente al pasado, extrayendo de
él los mejores frutos.</span><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">-Juan Larrea es otro sobre cuya tumba no iremos a colocar
flores ni a doblar campanas. De hacerlo, no sabemos cuantos acudirían, aún
pagando lloronas profesionales. Tras una vida de múltiples trapisondas
comerciales, de zigzagueos políticos, de lucros y de enriquecimientos
sospechosos, de cárceles y de destierros, terminó fundido y quebrado,
suicidándose el 20 de junio de 1847. Que, por cierto, no era aún “el día de la
bandera”, ya que la efeméride se oficializó recién en 1938.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Pero las cosas son como son; y la verdad es que Larrea, en
vísperas del 25 de mayo, no tenía “un pedido de captura por contrabando”, ni
necesitaba de ningún “movimiento revolucionario para no ir preso”. Ocupaba el
cargo de Síndico del Real Consulado, moviéndose con toda libertad, gozaba de un
módico prestigio épico por su desempeño en las Invasiones Inglesas, al frente
del Batallón Voluntarios de Cataluña (de donde era oriundo), y sus negocios de
almacenero y armador estaban florecientes. Ni siquiera participó del Cabildo
Abierto del 22 de mayo, donde podía haber urgido esa Revolución que
supuestamente tanto necesitaba. Y todo indica que integró la Primera Junta
porque sabido es que las iniciativas políticas necesitan financiamiento
económico. Y el próspero catalán cooperó con creces a la nueva causa
revolucionaria, poniendo abundante efectivo de su propio bolsillo. Tanto que se
lo considera el financista de la Marina de Guerra, con la que los “patriotas”
enfrentaron a los “realistas”. Tómese nota del hecho a la hora de repartir
“fidelismos” y “traiciones” alrededor de 1810. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Pero he aquí la paradoja. No sólo no necesitaba Larrea de la
Revolución para no ir preso, sino que los hechos revolucionarios lo condujeron
a la prisión. Destituido de su cargo, tras los sucesos del 5 y 6 de abril de
1811, fue tomado preso en Luján. Acto seguido se lo confinó en la provincia de
San Juan. Tras reacomodarse como mejor pudo, otro giro revolucionario, el de
abril de 1815, lo llevó nuevamente al cautiverio. Fue engrillado y procesado
como “incurso en <los delitos de facción, excesos en la administración
pública e infidencia a la causa>. Condenado por la Comisión Civil de
Justicia que instruyó el proceso de residencia, del 9 de octubre de 1815, sus
bienes fueron confiscados y obligado a sufrir la expatriación”(20). Perseguido
por Rosas –por razón de sus antecedentes económicos irregulares más que por sus
opciones políticas filounitarias- acabó, como dijimos, por mano propia,
degollándose con una navaja de afeitar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Hay decenas de motivos para cultivar la antipatía hacia Juan
Larrea; y si nuestras inclinaciones son favorables a la línea
hispanista-tradicionalista, mucho más. Pero la afirmación de que “les puso
plata a los Chisperos para acelerar el movimiento revolucionario y no ir
preso”, no parece constatable, sino una manifestación más de ese
sensacionalismo periodístico que sustituye a la ciencia histórica. Entre otras
cosas, porque su libertad individual no estaba en juego entonces, como sí la
estuvo y la perdió, a causa, precisamente de la Revolución. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Hombre de negocios, acostumbrado a ganar y a redoblar la
apuesta , el catalán sabía que los “Chisperos” o “Manolos” no tenían el poder
real de decisión en aquellos días turbulentos. La “Legión Infernal” que decían
constituir, tuvo su momento de gravitación, ya convertida en algo así como el
“Batallón América”, con posterioridad al 25 de mayo. Su presencia en aquel día,
sin embargo, que nadie niega, estuvo más asociada al activismo que a las
grandes determinaciones político-militares para decidir la suerte de los hechos
históricos. Después de 1810, sí, lo admitimos, los nombres de los principales
jefes chisperos cobran mayor relevancia y protagonismo orgánico(21). Pero si un
comerciante inescrupuloso como Larrea quería salvarse porque tenía un “pedido
de captura”, le era más seguro (amén de sobornar a sus presuntos captores),
“invertir” en Saavedra que en unos activistas que repartían cintas blancas con
la cara de Fernando VII. Sin embargo fue, en todo momento, enemigo de Saavedra.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">-Es sólo un penoso golpe bajo de raigambre presentista o
actualista –insistimos: típico de los que practican ese historicismo que
condenada San Pío X- presentar a Domingo French y Antonio Berutti como dos
matones que habrían establecido una cuarentena en Buenos Aires, para que no se
fuera nadie de la ciudad disidente con la Revolución. Y que la tal cuarentena
“contó con el bloqueo naval de parte de los ingleses”. Específicamente con el
apoyo de “un capitán inglés, Charles Montagu Fabian[quien] arengaba desde el
Fuerte de Buenos Aires a la multitud, que lo miraba con desconfianza. La
Revolución de Mayo fue una maniobra británica, con tres buques ingleses apuntando
sus cañones al fuerte porteño. El mensaje era <o echan al virrey o los
cañoneamos de vuelta>”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Da grima constatar la impunidad con que puede urdirse una
fábula, llevándose por delante a los poco avisados. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">De French y Berutti se pueden decir muchas cosas; buenas y
malas, según perspectivas hermenéuticas o circunstancias vividas por los
personajes. Del primero, por ejemplo, no nos gusta nada su morenismo, su activa
participación en el asesinato de Liniers, o su oposición a Gûemes. Nos
entusiasma en cambio su participación heroica en las invasiones inglesas, y su
apoyo a Dorrego contra la política entreguista de Alvear, lo que le valió el
destierro durante dos largos años, junto con quien después sería fusilado en
los campos de Navarro, por orden del partido unitario. Berutti se doctoró en
Derecho en Salamanca y alcanzó el grado de Teniente Coronel en el Regimiento de
Guardias de Corps del Rey. Tras no pocos vaivenes que lo llevaron a dar su
adhesión al unitarismo, hay un momento de su vida en el que fue nombrado
Segundo Jefe del Estado Mayor del Gral. San Martín, a cuya vera combatió en los
campos de Chacabuco. Abreviando, pues; de ambos personajes se podrán predicar
diferentes cosas. Pero perfil o conducta de matones no les cabe a ninguno de
los dos. Cuarentena porteña en 1810 no organizaron; sencillamente porque no
hubo ninguna cuarentena. ¿Y qué sucede cuando se le quita la honra a alguien
que ya no puede defenderse? Sencillamente se comete un ultraje; acto en el
cual,no la víctima sino el victimario es quien más padece. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">La ciudad de Buenos Aires no fue puesta en ninguna cuarentena
en 1810. Ni de índole sanitaria ni con el propósito de que no se fueran los
españoles, huyendo de la Revolución. Hubo sí un bloqueo naval; pero
precisamente ejecutado por la escuadrilla española sita en Montevideo, con
varios capitanes de fragata que creyeron oportuna la medida de fuerza y/o el
amague de la misma. Esos capitanes españoles, Primo de Rivera, Soria, Salazar,
pidieron apoyo expreso a los ingleses para consumar su “cuarentena”; más
concretamente pidieron el apoyo bélico extranjero a Elliot (sucesor de Fabian
en el mando de la corbeta “Porcupine”) y a Staples,quien reunió a los
principales comerciantes británicos instalados en Buenos Aires (Mackinnon,
Graves, Waithman, Butlin y Harrison), para avisarles que tomaran sus
precauciones ante la inminencia del bloqueo español. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Una carta del precitado Comandante español José María de
Salazar, del 3 de junio de 1810, dirigida al marqués de Casa Yrujo, deja al
desnudo los arreglos de los “cuarenteneadores”, que no eran precisamente “Los
Chisperos”. “No encuentro otro remedio a este gran mal [los hechos de Mayo], y
a cortar los progresos de la independencia de este país, sino el que el señor
Almirante Inglés tome la mano en el asunto y se venga sobre esta
ciudad[Montevideo] y la de Buenos Aires, y amenace destruir todo el comercio
marítimo con un estrecho bloqueo, y añada aunque no lo verifique, que
desembarcará tropas si no se depone en el mando al señor Virrey, ofreciéndole
un perdón general”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Como se ve, no era el Capitán Fabián el que gritaba:¡repongan
al Virrey o los bombardeamos!”. Era el servil anglófilo español –Salazar- quien
quería proponerle eso al marino inglés; y éste –ya lo diremos a continuación-
arregló el problema directamente con la Primera Junta. En términos diplomáticos
y cortesanos, sin griterios desde el fuerte, sin amenazas de bombardeos y sin
hipotéticas banderas españolas arriadas, hecho que jamás existió en mayo de
1810. Ni tenía porqué existir dada la cordialísima entente urdida entre las
coronas española y británica. Eso sí; llama la atención que, en esta
interpretación de los hechos que nos proponen los anti independentistas, los
agentes londinenses, contrabanditas y negreros sean los “hombres de Mayo”, pero
no los capitanes borbónicos que pactaron el bloqueo con la piratería inglesa, y
se valieron del mismo para contrabandear, hasta que la Primera Junta le puso un
coto al embrollo, como mejor pudo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">La alianza española inglesa para bloquear Buenos Aires tenía
perfecta lógica e irreprochable coherencia, toda vez que España e Inglaterra
eran aliadas políticas. Por lo tanto, el apoyo de los capitanes ingleses con
sus respectivos buques, estuvo muy lejos de tomar la forma de una imaginaria
intimidación a los “revolucionarios” :”¡echen al Virrey o los cañoneamos de
vuelta!”. Fue exactamente al revés, como veremos. La amenza consistía en que
los ingleses se mostraban pública y ostensiblemente aliados de los españoles. Y
si alguna fórmula amenazante podía haber tomado esa acción conjunta, la misma
era la siguiente: ¡Prueben que cada uno de los miembros del nuevo gobierno es
un pequeño virrey al servicio incondicional de Fernando VII, o los cañoneamos
de nuevo! Y la triste realidad es que, cuando la Primera Junta recibió al
Capitán Fabián y a los suyos, y les pudo probar el fidelismo extremo al monarca
español, recién entonces se aplacaron los ánimos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">No es un detalle menor que, amparado en ese bloqueo conjunto,
el Capitán inglés Elliot, se valió del contrabandista Mackinlay para piratear a
su antojo. Y la Primera Junta (supuestamente integrada por contrabandistas,
marranos y agentes de Londres) expulsó a Mackinlay el 10 de octubre de 1810. La
misma Primera Junta que, sabiendo que a bordo de la fragata inglesa “Jane”
–cuyo consignatario era un español- había contrabando, desbarató la maniobra
fraudulenta por la fuerza de las armas, en los primeros días de julio.
Similares conflictos para impedir el contrabando, los tuvo la Junta con el
Comandante Ramsay, capitán del lugre inglés de guerra “Milestoe”,que era el
apoyo logístico para que contrabandearan impunemente la goleta “Julliet” o la
“Venus”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">No fue fácil llegar a un trabajoso acuerdo con la piratería
británica (insistimos, formal y públicamente aliada de la Corona Española y
exigiendo en todo momento pruebas y garantías de la fidelidad juntista a la
misma); pero ese acuerdo no se ocultó, y sendas notas publicadas en La Gaceta,
durante ese mes de julio, dieron prolija cuenta de lo sucedido. Inglaterra
custodiaba los derechos de Fernando VII en ostensible alianza político-militar
con los españoles. No le convenía en ese momento propiciar ninguna emancipación
o secesionismo; ni lo necesitaba. Le convenía mantener el <i>statu quo </i>para
seguir negociando y contrabandeando; y le convenía a los españoles comisionados
de los capitanes gringos o del Comité de Comerciantes Ingleses, “verdadera
logia de contrabandistas”, como los llama Vicente Sierra(22). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">-Que tuvieron que cerrar Buenos Aires, en una especie de
proto-cuarentena peronista como la que estamos padeciendo en el año 2020, para
“que no se fuera mucha gente que se sentía española y no apoyaba la
revolución”, es otra de las aseveraciones temerarias y provocativas que está
reclamando el apoyo documental pertinente. Porque en realidad sucedió lo contrario.
Una parte de la demencia revolucionaria consistió en expulsar a los españoles,
suscitando una emigración que, si bien –en nuestro territorio- no tuvo
dimensiones desmesuradas ni mucho menos, sirvió para causar, por un lado, un
legítimo malestar; y por otro, una corriente emigratoria pro española y
anti-revolucionaria que, entre sus epicentros, tuvo a la isla de Cuba, último
bastión español en América(23). <o:p></o:p></span></p>
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El 23 de junio de 1810 se publicó la orden de
expulsar al Virrey y a los miembros de la Real Audiencia (¿por qué los ingleses
no nos bombardearon?; sencillo: les importaba un belín; el arreglo formal
Inglaterra-Juntismo-Fernando VII era un hecho consumado y la libertad de
comercio ya estaba garantizada desde mucho antes de 1810). A dicha orden
expulsatoria siguieron otras, emanadas de las </span> </span><span style="font-size: 12pt; text-align: justify;">testas calenturientas de Castelli y de Moreno. Mientras que
en el resto de los países americanos, ya independizados se tomaban medidas
análogas. Estos cambios demográficos fueron objeto de no pocas investigaciones;
ya que “en esos convulsionados años, que van desde la declaración de la
independencia del Imperio Español en 1816, pasando por las luchas emancipadoras
hasta la conformación y consolidación del Estado-nación, la población argentina
se asocia a un territorio que sufre transformaciones esenciales. No sólo las
personas se desplazan a través de las fronteras, sino que las fronteras también
se desplazan a través de las poblaciones humanas”(24).</span><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Los estudios demográficos sobre este tiempo histórico arrojan
datos significativos. “En 1810 se efectuaron dos relevamientos: el primero en
abril, bajo el mandato del virrey Cisneros, y el segundo en agosto, por orden
de la Junta Provisional Gubernativa e inspirado por el Dr. Mariano Moreno. De este
último empadronamiento se conservaron catorce cuarteles sobre un total de
veinte[...].Se puede decir que el Censo de 1810 permitió conocer el origen de
13.584 personas (es decir del 57,33% de la población libre). De estas, el
63,81% provenían del territorio argentino, el 16,9% eran españoles europeos, el
11,18% de otros dominios españoles, el 4,93% de estados extranjeros, el 3,07%
de otros territorios del Virreinato del Río de la Plata y el 0,11% de naciones
africanas. Entre los 10.575 <españoles americanos> 8.645 eran del
territorio argentino —5.078 de la Ciudad de Buenos Aires—. Por su parte, de los
416 que correspondían al resto del Virreinato, 273 eran paraguayos —de los
cuales 258 eran varones— y 80 de Montevideo. <Otras procedencias> sumaban
1.514 (cifra que incluye a 1.402 personas que no especificaban su procedencia).
Los <españoles europeos> eran 2.290, es decir, el 18% del total de
españoles y el 17% de personas libres residentes en la Ciudad con procedencia
definida. Entre los españoles de España, los oriundos de Galicia representan
casi el 30%, seguidos por los de Andalucía (15,41%), los de las Provincias
Vascas (10,65%) y los de Cataluña (9,82%). Cabe destacar que casi el 95% de
<españoles de España> eran varones y que el 5% de mujeres restante
habitaba en los cuarteles céntricos de la Ciudad. De las personas que provenían
de <estados extranjeros no españoles>, el 41,43% eran de Brasil y
Portugal, el 17,3% del Reino Unido, el 12% italianos y el 2,2% de origen
africano, principalmente de Guinea. El 14,79% no especificaba procedencia. De
los 7.610 esclavos con que contaba el padrón de 1810 (el 24,36% de la población
total censada), el 49,58% eran varones, el 41,42% mujeres y el 8,5% no
especificaban sexo. La edad media era de 20,78 años (21,08 para los varones y
20,45 para las mujeres). Al mismo tiempo, la mitad de la población esclava se
encontraba en edad de trabajo”(25). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Hemos prolongado las frías cifras, y remitido al trabajo de
investigación científica que las contiene, precisamente porque todos estos
guarismos son los que prueban lo que decíamos antes. No hubo cuarentena alguna
en Buenos Aires que impidiera salir a los españoles o ingresar a otros; ni
tampoco existieron restricciones inmigratorias sino todo lo contrario, como lo
ha demostrado otro especialista en el tema26. La política de expulsión española
tras los sucesivos alzamientos independentistas, tomó características diversas
según las zonas americanas en los que estallaban27. En México,por ejemplo, en
virtud de los Tratados de Córdoba, de 1821, el tránsito fue reglado, pacífico y
respetuoso de la propiedad privada. En la Gran Colombia, en cambio, tomó
fisonomías más violentas. Entre nosotros, los lunáticos jacobinos de Mayo, que
para nuestra desdicha terminaron imponiéndose, antes querían expulsar españoles
que retenerlos acuarentenados. Los españoles, a su vez, afincados en esta
vastísima tierra, reaccionaron de dos maneras diferentes. Quedándose sin
mayores sobresaltos, cosa que sucedió principalmente en las provincias del
interior; o emigrando por propia decisión o por fuerza de las aciagas
circunstancias. Lo que muestran los dígitos precedentes y otros más que
podríamos esgrimir en el mismo sentido, es que la población de estos lares no
resultó significativamente desespañolizada. La fábula oportunista de la
cuarentena confinatoria de españoles, armada nada menos que por Los Chisperos y
los Capitanes Ingleses, no resiste una seria confrontación con las
investigaciones solventes que se han hecho al respecto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">-Echemos un párrafo sobre la presencia de la flota británica
en los días de mayo de 1810, y la insólita versión de que “el 25 de mayo
bajamos nuestro pabellón, que en aquel momento era el español y se subió el
pabellón inglés en el puerto de Buenos Aires”. Seremos meramente enunciativos,
porque este tema (excepto el agregado sensacionalista de la bandera) ya fue
abordado por la escuela revisionista en diversidad de ocasiones, y no queremos
descubrir la pólvora (28). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">En el Puerto de Buenos Aires, el Capitán inglés Fabián, a
cargo del navío de guerra “Mutine”, empavesó su nave y las que la rodeaban, de
igual procedencia, con la bandera propia de su nacionalidad, según costumbre
inveterada. Que buques ingleses llevaran sus propios estandartes y gallardetes
izados al tope o colocados en mástiles laterales, constituía la misma novedad o
sobresalto que la luna saliera por las noches o el agua de la lluvia cayera del
cielo. Hay diferentes clases de banderas que puede izar un buque, según las
circunstancias. Si al llegar o permanecer en un puerto extranjero, conserva la
del propio origen o procedencia, se tendrá como “bandera de distintivo”, de uso
obligatorio; y sólo trocándola por la que señale comienzo de las hostilidades,
o “bandera de guerra o de muerte”, se podía hablar de agravio o amenaza
intencional. Había incluso una bandera prevista para anunciar cuarentenas,
llamada “bandera de plática”(29). Ninguna enseña inconveniente se izó en
aquella ocasión, ni agravio alguno se consumó contra la roja y gualda. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El 26 de mayo, a las once de la mañana (según las crónicas
prolijas de algunos contemporáneos), Fabián bajó a tierra acompañado por los
tenientes Perkins y Ramsay, llevando a Fred Dowing por intérprete. El propósito
era asistir a la ceremonia de juramento del nuevo gobierno, cerciorarse de que
el mismo no significara una ruptura con su aliada España, y asegurarse la
continuidad de los beneficios comerciales que venían teniendo, precisamente por
la condición de aliados o de cómplices que vinculaban entonces a los jefes de
las coronas de España y a Inglaterra. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El 29 de mayo, el susodicho Fabián, envió un Informe oficial
al Almirante de Courcy, Jefe de la Escuadra Inglesa del Atlántico, surta en Río
de Janeiro. En ese Informe, entre otras cosas, dice que se dirigió “a
presentarle los saludos a Su Excelencia [el presidente de la Junta, Cornelio de
Saavedra, expresamente mencionado],a cumplimentarlo por su establecimiento en
nombre de su amado soberano Fernando VII, y a congratularlo sobre el
mantenimiento de la tranquilidad pública durante tan ardua empresa”. Agrega
muchos otros detalles el Informe, pero en síntesis lo que hace es celebrar el
pronto y mutuo entendimiento entre el nuevo gobierno e Inglaterra. Pronto y
mutuo entendimiento diplomáticamente comprensible, y que –guste o disguste, se
juzgue plausible o aborrecible- no significó ninguna alteración en la entente
cordial. La Junta se desvivió en pruebas de fidelidad a Fernando VII; los
ingleses hicieron otro tanto. La situación de libertad comercial de los
súbditos británicos conservaba el statu quo, y todo el mundo contento; excepto
el Comandante del apostadero naval de Montevideo, José María Salazar, que en su
correspondencia con Gabriel de Císcar, decidió iniciar la leyenda negra contra
la Primera Junta (30). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Hombre más contento que el Capitán Fabián no había en esos
días de Mayo. Ni amenazó a nadie, ni arrió pabellón español alguno, ni intimidó
con cañonear a la ciudad, ni arengó desde el fuerte a la población
hispanocriolla. Bajó de su buque, cumplió con las formalidades del caso, se
aseguró el cumplimiento de la parte de los hechos que le convenían a su
gobierno y a su puesto, y siguió su camino. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Sucedió en cambio otro hecho que vale la pena relatar
sucintamente. En el mes de julio, la Primera Junta ordenó impedir el
contrabando flagrantemente ejecutado por la fragata inglesa “Jane”. Como se
dispusiera la misma medida con la goleta “Julliet”, el día 7 de julio, se
acercó a ella el buque inglés “Milestoe”, enarbolando el pabellón británico de
guerra, no sólo sin previo aviso de la intimidación, sino en un claro gesto
prepotente. El mensaje era claro: o nos dejan contrabandear o nuestros buques
de guerra apoyaran por la fuerza a las naves a las que les están impidiendo que
lo hagan. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El izamiento de aquella bandera bélica sí que provocó
comentarios y disensiones. La Junta llamó a comparecer al Comandante Ramsay
–comandante de la “Milestoe”- y llegaron a un común acuerdo formal de hacer
todo lo posible para abolir el contrabando a la brevedad y llamarse a sosiego.
Fue un gesto recíprocamente medido; pues ni el gobierno local estaba en
condiciones de exigirle el acto de reparación que hubiera sido justo, ni el
marino inglés estaba tampoco en fuerza como para iniciar por su cuenta y cargo
una guerra con el propósito de liberar a un barquito contrabandista del canal
de las balizas, adonde había sido conducido temporariamente, a efecto de
decomisarle el cargamento pirateado. Tampoco aquí hubo bandera española
sustituida por la británica, ni pedido a los Juntistas de que se independizaran
de España, ni cuarentena en mancomunión con Los Chisperos para que no se
escaparan los españoles. Todo fue más prosaico, más protocolar, más elemental y
básico. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Pero regístrese el hecho de que la Primera Junta,
supuestamente constituida por contrabandistas y agentes ingleses, tuvo que
confrontar con ellos, jugando en esa partida las cartas correspondientes al
lado correcto, honesto y legítimo. Regístrese asimismo que fue Belgrano, ya
vocal de la Junta, el que escribió distintas notas en el “Correo de Comercio”,
alertando sobre la voracidad inglesa. Otrosí su carta a Mariano Moreno, de
octubre de 1810, diciéndoles, con sobradas razones, “esté Usted siempre sobre
sus estribos con todos ellos[los ingleses]; quieren puntito en el Río de la
Plata y no hay que ceder un palmo de grado”. De Saavedra es, por otro lado,
aquella conocida epístola a Viamonte, en la que se queja de los que “fueron
afectísimos a la dominación inglesa [porque] querían se perpetuaran las cadenas
de Buenos Aires en ella”. Y de la Junta en pleno es el Manifiesto Oficial del
20 de septiembre de 1810, en el que se menciona la necesidad de defender la
economía vernácula del apetito extranjero, que “no viene a nuestro país a
trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse”.
Convengamos que, por ser un gobierno de marranos, esclavistas, negreros,
contrabandistas y agentes británicos, se portaron bastante bien. Mucho mejor,
éso seguro, que Fernando VII y su corte de sinvergûenzas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Lo diremos por última vez, y quien llegue hasta el final de
este libro podrá corroborarlo. Nos contamos entre aquellos que quieren repetir
con Anzoátegui y Goyeneche, que <i>lo nuestro no es hispanofilia sino
hispanofiliación. </i>Es amor de hijos a quien nos dio el ser en la historia,
en el espíritu y en la Fe. Por lo tanto, nos tiene sin cuidado mantener o
acrecentar el cuento del 25 de Mayo como “día de la patria” o del “nacimiento
de la nación” o las múltiples sandeces del mismo tenor. Las repudiamos
expresamente. Y hemos llegado al respecto a un punto de hartazgo. Si es cierto
aquello que se le atribuye a Charles Saint-Beuve, según el cual: “festejar el aniversario de la Revolución
Francesa es como conmemorar el día en que uno contrajo sífilis”; bien podríamos
decir, parafraseándolo, que festejar el 25 de Mayo es como conmemorar el día en
que uno se entera de que tiene metástasis. Ni más ni menos. Porque el cáncer ya
existía en Europa y particularmente en España; mas terminó ramificándose y
arraigándose aquí. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Pero de este trágico cuan veraz reconocimiento, no se sigue
que estemos dispuestos a permitir que la fecha (en tanto emblema de un curso de
acción más que como día en sí) sea demonizada, desnaturalizada, impregnada de
amarillismo y de sensacionalismo periodísticos. Que no podamos admitir con
honestidad la existencia de un criollismo fidelista, monárquico, católico, leal
a las tradiciones heredadas. Que no podamos honrar la sangre derramada por esos
hijos de este suelo, para defender el valiosísimo legado español, cuando ya ni
en la misma España se lo veneraba. No se sigue, en suma, que tengamos que
aceptar sin más las ofensas y los agravios vertidos a granel; y que con tan
negra acometida se pretenda, por un lado, infundirnos el insano complejo de
culpa y de inferioridad por ser argentinos. Y por otro, el no menos insano
complejo de creer que a todos los hombres de la Independencia no fueron sino
una banda de descastados. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Los argentinos que se han lanzado a promover y a alimentar
esta especie, deberían, por lo menos, examinar sus conciencias en dos planos.
El uno, el de la virtud de la estudiosidad. Esto es, preguntarse si han
estudiado <i>en forma virtuosa </i>tan delicado tema, o si se lanzan a hablar
sobre él movidos por apriorismos, pasiones, resentimientos o prejuicios
domésticos. El segundo plano es el de la virtud de la lealtad, para discernir
si a La Argentina, hija legítima y orgullosa de la España Imperial, la están
descubriendo, amando y sirviendo tal como fue y queremos que sea. O si, como
tememos, un legitimismo anacrónico, un carnalismo genético y un inmanentismo
historicista, los esté convirtiendo en revolucionarios, mientras creen defender
la Tradición.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>NOTAS<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">1 Patricio Lons, <i>Qué pasó
realmente en Tucumán en 1816</i>, cfr. Comunidad Hispanista, 3-7-2016.
http://patriciolons.com/que-paso-realmente-en-tucuman-de-1816/ 3 <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">2 Sobre a composición de la
escuadra de Cochrane, puede verse:Gustavo Jordán Astaburuaga, <i>Las primeras
dotaciones de la escuadra</i>, <i>Revista de Marina</i>, n. 975, Santiago de
Chile, marzo-abril 2020 <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">3 Cfr. Eros Nicola Siri, <i>Cochrane,el
Lord aventurero</i>, Buenos Aires, Distar, 1979, p. 27 y ss. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">4 Cfr. Francisco Hipólito Uzal, <i>Lord
Cochrane, el difamador de San Martín más allá de la muerte</i>, en su <i>Los
enemigos de San Martín</i>, Buenos Aires, Corregidor, 1975, p. 107 y ss. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">5 Nos gustaría aclarar que:a)no
tenemos nada de carácter privado contra el señor Lons, a quien hasta
ahora[julio de 2020], al menos, no hemos conocido personalmente ni frecuentado
o tratado, a pesar de que nos movemos en ciertos ambientes comunes;b) que estas
pinceladas críticas y refutatorias aquí expuestas, no abarcan la totalidad de
su obra, de género prevalentemente divulgador; esfuerzo que demandaría una
dedicación desproporcionada; c) y por último, que no dejamos de valorar, de
celebrar y de compartir su espíritu hispanista y tradicionalista; aunque el
mismo no guarda congruencia con la expresa confesión de sus predilecciones
ideológicas peronistas. Mas esto último –la incongruencia del peronismo- exigiría
un abordaje antes referido a la psicoterapia que a la historiografía. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">6 Cfr. Reportaje a Patricio Lons.
<i>Un historiador ofrece una visión diferente del 25 de mayo</i>, En <i>Noticias
Argentinas</i>, versión digital, 25-5-2020; <a href="https://www.noticiasargentinas.com.ar/25-mayo/un-historiador-ofrece-una-vision-diferente-del-25-mayo-n852788">https://www.noticiasargentinas.com.ar/25-mayo/un-historiador-ofrece-una-vision-diferente-del-25-mayo-n852788</a>
<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">7 Al margen de que Patricio Lons
considera que hacia 1810 éramos todos españoles, desconociendo las diferencias
de oriundez , de naciones y de denominaciones gentilicias que establecía la
misma España, lo cierto es que en el párrafo ut supra y en los posteriores,
está diferenciando a los que eran criollos, de los que eran españoles, y los
que eran de origen italiano. Y curiosamente sostiene que Miguel de Azcuénaga
“era español”. En el contexto, queda claro que no lo dice lato sensu sino
stricto sensu. Y no es así. Miguel de Azcuénaga nació en Buenos Aires, el 4 de
junio de 1754. Así consta en la Fe de Bautismo, fechada el 6 de junio de 1754,
dos días después de su natalicio, y firmada por “el Ille.Sr. Dr.Cayetano de
Marsellano y Agramont[...] dignísimo obispo de esta diócesis[Buenos Aires],en
esta sta.[sic]iglesia [la Catedral] “.Cfr. Juan Ramón Gutiérrez Gallardo, <i>Azcuénaga.Síntesis
biográfica de la vida pública y privada del vocal primero de la Junta
Revolucionaria de 1810, brigadier general don Miguel de Azcuénaga</i>. Buenos
Aires, 1934. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">8 Patricio Lons, <i>Un historiador
ofrece una visión diferente del 25 de mayo</i>. Reportaje hecho por Lucio Di
Matteo, 25-5-2020.
https://www.noticiasargentinas.com.ar/25-mayo/un-historiador-ofrece-una-vision-diferente-del-25-mayo-n85278
<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">9 Patricio Lons, <i>A qué
vinieron los revolucionarios</i>, en “Comunidad Hispanista” 1-11-2018;
http://comunidadhispanista.com/a-que-vinieron-los-revolucionarios/ <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">10 Ibidem. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">11 Patricio Lons, <i>Un
historiador ofrece</i>...etc.ob.cit. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">12 Patricio Lons<i>, Primer
Reportaje a Patricio Lons</i>, Buenos Aires, enero de 2015. Cfr. vg. <a href="https://www.youtube.com/watch?v=lFd_54sHxgk&list=PLRu8YOJ8sNowNSozpwpf7awgvpmcByT4X">https://www.youtube.com/watch?v=lFd_54sHxgk&list=PLRu8YOJ8sNowNSozpwpf7awgvpmcByT4X</a>
<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">13 Ibidem. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">
<span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">14 En la entrevista que estamos comentando, el
entrevistador hace una alusión al origen genovés de Colón, y el señor Lons
responde dos cosas: a)que se están haciendo estudios de ADN para determinar la
nacionalidad de Colón; b) que no hay que ver esta cuestión ”con la mentalidad
moderna[según la cual] vos naciste en un país y sos de tal país”. Es cierto que
hacia principios del siglo XXI un equipo de científicos del Laboratorio de
Identificación Genética de la Universidad de Granada comenzó a estudiar los supuestos
restos de Cristóbal Colón, además de los de su hijo Hernando y de su hermano
Diego, mediante un exhaustivo análisis antropológico, odontológico,
mineralógico, fotográfico y genético (cfr.vg.:José Antonio Lorente Acosta<i>,
Identificación genética de los restos de la familia de Colón</i>, Medicina
balear, vol. XXII, n. extra 1, 2007, p. 43-65). Pero el objetivo central de
estos estudios fue determinar si el Almirante está enterrado en Sevilla o en la
República Dominicana. Porque es en extremo difícil deducir de un ADN individual
la región de procedencia de ese individuo. El ADN puede llevarnos a los
ancestros genéticos o étnicos de un sujeto; mas de allí no se sigue que tales
ancestros hayan estado en tal o cual región cuando engendraron y dieron a luz a
alguien. Sencillamente porque existe el fenómeno de la migración. La
ontogénesis obtenida por el ADN no remite forzosamente a la filogénesis u
oriundez geográfica. Pero lo curioso es que si, para evaluar a Colón, hay que
desterrar la <lógica moderna>, según la cual, nacer en un país significa
ser de tal país, no vemos porqué se lo llama de origen italiano a Castelli. Si
el </span></span>padre era genovés, según la
lógica no moderna que se nos pide aplicar, no hay razón para suponer que era
italiano, en el sentido moderno de la palabra. Ya que, como quedó dicho,
Venecia estaba asociada históricamente a los Reynos de España. Nuestro planteo,
entiéndase, no apunta a adjudicarle a Colón tal o cual nacionalidad, sino a
desterrar de la comprensión de los hechos de principios del siglo XIX, la
absurda chicana competitiva de “tanos” versus “gallegos”, propia de ciertos
hechos sociológicos de principios del siglo XX. Aquella dicotomía le pudo
servir a Vacarezza para sus folletines, o al género tanguero para sus
estereotipos, pero no puede servir para mirar despectivamente a Castelli o a
Belgrano porque eran de origen itálico. El origen itálico de aquella época no
entraba en absoluto en colisión con la Hispanidad. Fusíleselo a Castelli si se
quiere, pero no se incurra en la pirotecnia verbal de acusarlo de
antihispanista por ser ¡de origen italiano! En cuanto a Belgrano, es un caso
análogo. Su padre, Domenico Belgrano Peri, era oriundo de Oneglia, en Liguria.
Región que había pertenecido a la República de Génova, y por tanto también ella
antiguo territorio español. Era un comerciante autorizado por el rey de España
para trasladarse a América y había llegado a Buenos Aires hacia 1753. Cfr.
Mariana y Alejandro Rossi Belgrano <i>Manuel Belgrano y sus Raíces Italianas</i>,
Buenos Aires, Asociación Belgraniana de la Ciudad de Buenos Aires, 2018.</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">15 Esta extraña acusación
(insistimos: como si tener intereses propios per se, fuera un vicio) se dirige
también contra la figura de Domingo Matheu, con el plus de que se lo señala
como alguien que hacía negocios con los ingleses, específicamente, que
contrabandeaba con ellos. Al igual que en los casos ya enunciados, nunca hay
una referencia a las pruebas documentales probatorias. Como Vicente Fidel López
le dijera a su escribiente: “no importa; ya aparecerán” . Empecemos por decir
que Matheu, al igual que Larrea, eran oriundos de Cataluña, con lo cual se
confirma aquello de “palos porque bogas y palos porque no bogas”. Traducido lo
cual, quiere decir, que no importa dónde se haya nacido: si se perteneció a la
Primera Junta de Mayo se tiene pecado original doble. Amasó una fortuna como
cargador y piloto en Cadiz y en La Habana, y después como dueño de un almacén
de ramos generales. Pruebas de que contrabandeaba con los ingleses, insistimos,
no podemos ofrecer ni descartar. Pero era explícitamente separatista, respecto
de España. Y se opuso a Liniers, cuyo asesinato rubricó. Co-elaboró un plan
político, titulado “Forma de Gobierno que debemos adoptar”, en el cual se
manifiesta a favor de la democracia. Si vamos a atacarlo, nos parecen más
adecuados estos motivos. O sea, específiquemos los <intereses> que
defendió. Pero no tengamos al respecto una visión sesgada. Porque entre esos
intereses también hay que incluir la activa participación en la Reconquista y
en la Defensa de Buenos Aires, y sus personales donativos para mantener el
armamento de los ejércitos patriotas. Los cuales, insistimos, no se enfrentaban
precisamente con los realistas de Isabel y de Fernando. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">16 José María Rosa se inclina por
“el prestigio en las sacristías”; frase que, aunque lanzada con alguna
liviandad, no deja de ser ilustrativa. Cfr. su <i>Historia Argentina</i>,
Buenos Aires, Oriente, 1973, vol. 2, p. 199. Cayetano Bruno, en su <i>Historia
de la Iglesia en la Argentina</i>, Buenos Aires, Don Bosco, 1971, vol. VII, p.
269, se inclina por considerarlo alzaguista. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">17 Raúl Rivanera Carlés, <i>Nuestros
próceres</i>, Buenos Aires, Liding, 1979, p. 40. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">18 Cayetano Bruno, <i>Historia</i>...etc.,ob.cit.,p.
402. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">19 Cfr. Juan Guillermo Durán, <i>Presbítero
Manuel Maximiliano Alberti (1763-1811). Párroco de San Nicolás de Bari y vocal
de la Primera Junta. En el bicentenario de su muerte</i>, en <i>Revista
Teología</i>, Buenos Aires, UCA, tomo XLVII,n. 105,2011, p. 193-210. “Consciente
del serio quebranto de su salud hizo testamento alógrafo y recibió los
sacramentos en previsión de un posible y rápido desenlace. Cosa que
efectivamente ocurrió tres días después, en la noche del 31 de enero al 1° de
febrero de 1811. Según declaración del Alcalde de Hermandad, Mauricio Pizarro
[...], el testamento que se encontró junto al cadáver era <sencillo sin
autorización de escribano […], encontrándose dentro de un pliego de papel
común, escrita solo una foja por ambos lados suscripta al parecer por el
referido finado>. En este documento expresa la voluntad de ser sepultado en
el cementerio parroquial de San Nicolás de Bari, <sin pompa, ni aparato que
desdigan de mi carácter y circunstancias>. Otro patriota de aquella hora,
Juan Manuel Berutti, también recuerda con emoción la desaparición de Alberti y
da cuenta de la solemnidad de sus exequias. En sus “Memorias”, escribe: <El
2 de febrero de 1811, por la mañana, se enterró en la parroquia de San Nicolás
de esta capital, al señor doctor don Manuel Alberti, Cura Rector de ella, y
vocal de la excelentísima Junta, el que falleció el día anterior, a cuyas
exequias y funerales asistió el excelentísimo señor presidente y vocales de la
Junta, Real Audiencia, excelentísimo Cabildo y demás Tribunales, los que se
hicieron con la mayor espléndida y magnificencia posibles y que correspondía a
un sujeto de su representación y rango […] El 4 de febrero de 1811 se hicieron
en la Santa Iglesia Catedral las honras del gran vocal Alberti a la que asistió
la excelentísima Junta y demás tribunales […] El 13 de marzo de 1811, en la
Santa Iglesia Catedral, se hicieron unas magníficas honras con oración fúnebre
por el alma del finado doctor Alberti, vocal eclesiástico de la excelentísima
Junta, a la que asistió ésta, Real Audiencia y ambos Cabildos, eclesiástico y
secular, y demás Tribunales y corporaciones civiles como los prelados de las
religiones; cuyos funerales los costeó el excelentísimo Cabildo de esta
capital> “.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">20 Vicente Cutolo, <i>Nuevo
Diccionario Biográfico Argentino</i>, Buenos Aires, Elche, 1975, vol. IV, p.
91. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">21 Valga aclarar que “Los
Chisperos” de aquende, surgieron a emulación de los que aparecieron en España
para luchar contra Napoleón Bonaparte. “La conjura de Napoleón Bonaparte contra
España se topó el 2 de mayo de 1808 en Madrid con la coraza de manolas y
manolos, chisperos que encendieron la llama de la independencia y la modernidad
que irradió toda la nación”. Cfr. Antonio Astorga, <i>Manolas y manolos, los
chisperos de la independencia</i>, ABC, Madrid, 27 de abril de 2008. Cfr.
asimismo: José Cepeda Gómez, <i>La guerrilla española durante la Guerra de la
Independencia</i>, Revista General de Marina, n.255, Madrid, Ministerio de
Defensa, 2008, p.243-257. Ahora, lógico; los Chisperos españoles son héroes,
los criollos son matones. Maravillas de la guerra semántica... <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">22 Los pormenores de la lucha de
la Primera Junta contra el contrabando inglés, en connivencia con ciertos
agentes españoles, puede seguirse en Vicente Sierra, <i>Historia de la
Argentina</i>, Buenos Aires, Garriga, 1962, vol. V., p. 133 y ss. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">23 La política de expulsión española,
tras los alzamientos independentistas, tomó características diversas según las
zonas americanas. En México, por ejemplo, en virtud de los Tratados de Córdoba,
de 1821, el tránsito fue reglado, pacífico y respetuoso de la propiedad
privada. En la Gran Colombia, en cambio, tomó características más violentas. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">24 Vanina Edit Módolo, <i>Análisis
histórico demográfico de la inmigración en la Argentina del Centenario al
Bicentenario</i>, Papeles de Población, vol.22 no.89, Toluca jul./sep. 2016.
Cfr. asimismo: Ana López Sala, <i>Inmigrantes y Estados: la respuesta política
ante la cuestión migratoria</i>, Barcelona, Anthropos, 2005. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">25 Luis E.Wainer, <i>La Ciudad de
Buenos Aires en los Censos de 1778 y 1810</i>. En <i>Población de Buenos Aires</i>,
Dirección General de Estadística y Censos, Buenos Aires, vol. 7, núm. 11,
abril, 2010, pp. 75-85 <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">26 Rubén Zorrilla, <i>Cambio
social y población en el pensamiento de Mayo. 1810-1830</i>,Buenos Aires,
Universidad de Belgrano, 1978. Hay un estudio nuestro sobre esta obra; cfr.
Antonio Caponnetto, <i>Cambio social y población en el pensamiento de Mayo</i>,
<i>Sociológica, </i>n.2-3, Buenos Aires, Instituto de Ciencias Sociales, 1979. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">27 Con algunas reservas remitimos
a César Cervera, <i>La masiva expulsión de españoles de América. La infame
historia que escondió la independencia </i>, Madrid, ABC, 25-11-2017. No
estamos totalmente de acuerdo con el espíritu que anima a este escrito. Pero lo
mencionamos para que se advierta la falacia de sostener que, tras los hechos
independentistas, no se les permitió salir a los españoles contrarios a la
Revolución. Cuando sucedió lo contrario, y muchas veces con ribetes de grave
injusticia. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">28 Los muchachos del blog
carlista C.L.A.M.O.R, el pasado 25 de mayo de 2020, han transcripto –sin
comentarios, calculando que se comenta solo, y que la pieza es una primicia
absoluta- un artículo de <i>La Gaceta de Buenos Aires</i>, aparecido el 7 de
junio de 1810, en su número uno. En el mismo se da cuenta de “la asistencia”,
en la ceremonia de Juramento de la Primera Junta, “de los oficiales de la
marina inglesa y principales individuos de su comercio”, mientras “desde el
puerto “los buques de guerra de esa bandera hacían salvas y celebraban una
función que sus jefes estaban admirando”. Ni una palabra sobre lo que estamos
diciendo y diremos: que esos buques ingleses estaban allí en virtud de los
tratados de amistad y de libre comercio firmados entre Inglaterra y la Corona
Española; y que la razón de las salvas y los vítores era, precisamente, porque
ya se habían cerciorado de las dos cosas que les importaba: que el nuevo
gobierno respondía a Fernando VII y que los súbditos britanos podrían seguir
comerciando libremente. Si esa presencia naval se considera la tercera invasión
inglesa, la misma deberá ser tenida como responsabilidad de la Corona
Borbónica. Y por cierto que, la flotilla, no apareció mágicamente el 25 de
mayo, amparada entre los paraguas y aprovechando la sordina popular que
reclamaba saber qué estaba pasando. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">29 Cfr. Alejandro Bacardí, Di<i>ccionario
del Derecho Marítimo de España, </i>Barcelona, Establecimiento Tipográfico de
Narciso Ramírez,1861. Y María Isabel Martínez Jiménez, <i>Abanderamiento y
nacionalidad del buque</i>, Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 2000.
<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">30 Cfr. Vicente Sierra, <i>Historia
de la Argentina</i>, Buenos Aires, Garriga, 1962, vol. V., p. 16-18. Ricardo
Piccirilli estudió las exageraciones de Salazar; y se cuenta con la
correspondencia del marino para calibrar el entrelazamiento de sus
resentimientos y rencores personales con la vida política. Cfr. <i>Cartas de D.
José María Salazar dirigidas a D. Gabriel de Císcar, acerca de la insurrección
de la ciudad de Buenos Aires. Montevideo, 2 de junio a 26 de julio 1810,
1810-1900 / D. José María Salazar</i>, Madrid, Biblioteca Nacional de
España,s/m/f. Véase asimismo: Marco, Miguel Ángel de, <i>José María de Salazar
y la marina contrarrevolucionaria en el Plata</i>, Rosario, Argentina, 1996. <o:p></o:p></p><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-8750359037082237872023-05-18T21:21:00.000-07:002023-05-18T21:21:04.492-07:00¿Qué cosa es la historia?<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQDcxRV-Gufjs1Lz81LvvphiPXqTWGh9zYvtLDmGtk6Ckihhg1X9eMdjSwYMUVkRH-PiQH2T4ilavbx-54xzX0n5njK3ZyI3qm02DPwZHFmvGt-NneKbHY61cAaB_Qw18hjnQ1oGKXfzIFFWI-tGrZ2A7HdK03ilGF3TTXelq95jRaKA7c_iz3uScceg/s500/nuestra.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="375" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQDcxRV-Gufjs1Lz81LvvphiPXqTWGh9zYvtLDmGtk6Ckihhg1X9eMdjSwYMUVkRH-PiQH2T4ilavbx-54xzX0n5njK3ZyI3qm02DPwZHFmvGt-NneKbHY61cAaB_Qw18hjnQ1oGKXfzIFFWI-tGrZ2A7HdK03ilGF3TTXelq95jRaKA7c_iz3uScceg/s320/nuestra.webp" width="240" /></a></div><br /><p></p><p></p><p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><a href="file:///C:/Users/UsuarioPC/Downloads/%C2%BFQu%C3%A9%20cosa%20es%20la%20historia_%20F.%20Ibarguren.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><sup><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><sup><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[1]</span></sup></b><!--[endif]--></span></span></sup></i></a><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 13.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Por Federico Ibarguren<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La historia no es una mera
exposición del pasado. Más que su desarrollo importa la comprensión del mismo.
Nexo de unión entre diversas épocas, las hace inteligibles al destacar en
perspectiva la continuidad formal, el fin al que tiende el decurso de las generaciones.
Es ajena, por eso, a la mera literatura, a la fábula, al tópico. Sus pesquisas
buscan la verdad y no el mito, utilizando para ello -en la afanosa y nunca
interrumpida investigación- métodos análogos a los empleados en la morfología.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>“Historia -como
la define el gran pensador católico<a href="file:///C:/Users/UsuarioPC/Downloads/%C2%BFQu%C3%A9%20cosa%20es%20la%20historia_%20F.%20Ibarguren.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[2]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>
europeo, Johan Huizinga- es la forma espiritual en la que un pueblo rinde
cuentas de su pasado”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Los historiadores modernos, en
general, pierden tiempo tomando datos intrascendentes. Ayudados por la memoria,
llenan cuartillas recordando tal o cual suceso trivial, de mayor o menor
interés según sea la fidelidad con que es traducido en el papel. Para ellos
todo es cuestión de archivos. Se pasan el día en bibliotecas desentrañando
documentos, acumulando datos de acontecimientos pasados. Tal será -afirma
dogmáticamente la cátedra- un historiador cabal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Semejante criterio -a nuestro modo
de ver, equivocado- padece de un error de punto de vista. No se trata de
detalles: es una cuestión de enfoque.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Para nosotros, la historia no
consiste en documentar y presentar al público acontecimientos perfectamente
relacionados en todos sus pormenores. Reviste un sentido más entrañable. Es un
proceso -una forma espiritual- y reconoce, por ello, un principio de arranque y
una finalidad a alcanzar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">El concepto de historia tiene una
función no de cosa exhumada, de recuerdo, de memoria, sino de hálito vital -si
puede referirse esta palabra al mundo del espíritu-. De vida que no se
interrumpe sino con la muerte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En las personas, el pasado enseña
más que recuerda. En los pueblos ocurre lo mismo. Nadie puede desconocerlo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">El que sabe quienes son sus
ascendientes estará mejor preparado para afrontar el destino o, por lo menos,
con más posibilidades de defensa que el que los ignora. Ocurre algo parecido en
las sociedades. Cuando los acontecimientos estallan y urge tomar contacto con
la realidad, la nación ignorante de su pasado se verá en inferioridad de
condiciones para reaccionar. Caerá vencida por los acontecimientos desatados.
No sabrá encarar la solución, sucumbiendo, arrollada por la propaganda, los
programas de moda y las doctrinas del momento, como pasa con mucha gente que ha
alcanzado una posición sin merecerla de verdad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ahora comenzamos a percibir la
importancia que para la conducta tiene el pasado. Porque, al fin, la historia
no es sino experiencia de los pueblos; un imponderable que no se vive en vano.
Sostenían los antiguos que aquella se hacía transmisible con la madurez, y
tenían razón. La madurez fue siempre depositaria de la experiencia vital que es
sabiduría. En cambio, para quienes han olvidado su pretérito, toda edad resulta
lamentable. Pueblos semejantes están destinados a permanecer eternamente
infantiles, desmemoriados y bárbaros. Y quedan siempre sometidos a perpetuas
tutelas foráneas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Ahora bien, no hay efecto sin alguna
causa que lo produzca. Así, la historia no está hecha de ideologías. El proceso
de adaptación que es en realidad la Historia -fruta madurada en el árbol-
resulta negado, repudiado por la tesis, el programa, la utopía pura. Un ser no
se desarrolla en virtud de una teoría previa sino que nace de padres dados, ve
la luz en un lugar que no ha elegido y tiene amigos y reacciones imprevisibles.
De la misma manera, lo histórico no puede someterse estrictamente al razonamiento
lógico, por noble, elevado y generoso que parezca en el orden espiritual y
moral.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La historia, en definitiva, es un
proceso: el desarrollo de un pueblo condicionado por factores atávicos y
ambivalentes que, Dios mediante, van jalonando su libertad esencial de ser y de
moverse, en el espacio y el tiempo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Así como la semilla precede la
planta en el ciclo de la generación, la esencia es anterior a la existencia.
Por tanto, es fundamental para nosotros comprender la esencia de lo histórico
antes de adentrarnos en el estudio extensivo de sus distintas etapas
evolutivas, de su existir como tal.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La historia es, en efecto,
interpretación jerárquica de los hechos. No basta la mera información
exhaustiva. Aquella debe superar lo anecdótico, buscando contacto con las
categorías que ordenan el acontecimiento particular. Se trata de una síntesis,
de una forma, para hablar en lenguaje escolástico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Todos sabemos que, en el fondo, el
problema de la inteligencia es ontológico y no está regido por leyes necesarias
de la física material, sino que depende de las de la metafísica. La
subordinación de la historia a este orden jerárquico del pensamiento
-ínsitamente contenido en la filosofía- va sin decirlo, aún cuando el
historiador no lo confiese explícitamente o lo ignore las más de las veces.
Esto quiere decir que el criterio filosófico condiciona el criterio histórico,
toda vez que la historia no tiene valor independiente de ciencia, al menos como
entiende a esta el positivismo moderno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">¿Qué es lo histórico, entonces, en
el orden de las ideas? ¿Cuál es su raíz? Acostumbrados a pensar con
instrumental positivista, lo primero que se nos ocurre es que la historia es
una ciencia: colección de hechos históricos minuciosamente explicados por
documentos o testimonios escritos de la época. Ciencia experimental que el
historiador -siempre un especialista- estudia en archivos: única fuente de
donde puede extraer el material para recomponer, enhebrando los hechos, el
drama del pasado. El concepto general que se tiene de la historia es éste:
ciencia cronológica de los hechos. Cuanto menor sea la interpretación personal
de los mismos que dé el historiador -se piensa- más real y verdadero resultará
el relato. Hasta aquí el criterio general difundido en nuestra materia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Pero, afortunadamente, la esencia de
los históricos no es el dato aislado. Porque si descansara únicamente en
documentos y testimonios escritos bastaría que una generación perdiera sus
papeles para que el pasado desapareciera y la continuidad en el tiempo quedara
quebrada. Y ello es un absurdo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La Historia no reposa en último
término -como lo pretende el positivismo científico- en la prueba material de
los hechos pretéritos; aún cuando ésta sirva siempre para respaldar las
afirmaciones del escritor. Por encima de lo visible, trascendiendo los restos
que podamos hallar de una época dada -sobre las olas del naufragio temporal-
quedará grabada por siglos, como una estela sutil, la huella de lo que una vez
surcó su superficie. Es el inteligible de lo que existió, la parábola móvil
denunciadora de la vida que marcha y no se detiene, a instancias del impulso
motor de la historia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Para los sabios de nuestro tiempo
siempre habrá, sin embargo, dos maneras de estudiar la naturaleza humana:
pulsando las reacciones y estímulos del hombre vivo, o desmenuzando en
partículas su cadáver. Así ocurre también por analogía, con relación a los
pueblos. Los historiadores del siglo pasado han elegido casi todos, el segundo
procedimiento: aguardaban la muerte de una generación para hacerle la autopsia
y exhibirnos en seguida sus vísceras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Pero lo histórico no debe especular
con la muerte para existir. Es otra cosa que la mera anatomía social. Está
informado por leyes creadoras de vida, continuidad y sucesión. Reconoce un alma
que alienta a la cultura a la que ese pueblo pertenece. Tiende al logro de una
finalidad de tipo universalista: trascender en lugar de quedarse egoístamente,
cada pueblo, satisfecho con su caudal propio en la soltería y esterilidad
permanentes<a href="file:///C:/Users/UsuarioPC/Downloads/%C2%BFQu%C3%A9%20cosa%20es%20la%20historia_%20F.%20Ibarguren.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><sup><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-AR;">[3]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La historia, más que la ciencia
experimental, se os aparece así -a despecho de las escuelas positivistas
modernas- como una especie de rama particular de esa disciplina que los
antiguos llamaban con verdad <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“la madre de
todas las ciencias”</i>: la filosofía. Aunque ella sea en rigor una filosofía
no especulativa, sino aplicada a los hechos concretos. Una filosofía, por
decirlo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>así, de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">lo encarnado.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“Toda auténtica reflexión histórica
es auténtica filosofía, o es sólo labor de hormigas”, ha escrito egregiamente el
olvidado tudesco Oswald Spengler.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La materia histórica es, como hemos
visto, fluida por naturaleza; razón por la cual no corresponde clasificarla
entre las disciplinas científicas propiamente dichas -<i style="mso-bidi-font-style: normal;">“la esencia misma de la historia es el cambio”</i>, anota J.
Burkhardt-. Sin embargo ella descansa en ciertas constantes que, en último
término, le dan fijeza y continuidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Una de esas constantes -acaso la de
mayor importancia- es la tradición. Ella actúa de regulador, decantando la vida
de los pueblos en el molde de hábitos, costumbres, maneras y modos de ser que
se van transmitiendo de padres a hijos; no obstante el aporte original
-inédito- de cada generación que la enriquece de continuo en el decurso de su
existencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Así, las evoluciones y revoluciones
propias del tiempo encuentran su reposo -su equilibrio armónico y viable-
cuando son asimiladas por la tradición del pueblo que las sufre. Sólo ésta es
capaz de dar sentido y estabilidad a la incesante mutación de los siglos. Lazo
de unión, puente -por así decir- que junta el pasado con el futuro, actúa de
catalizador en el proceso temporal del desarrollo de las comunidades humanas.
Sin ella la vida carecería de contrapeso, volveríase puro presente: jugueta del
vendaval de los acontecimientos como las hojas en otoño, desprendidas de la
planta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">La tradición marca, así, la ruta de
nuestro destino al hacer imposible la cotidiana victoria de las tendencias
anárquicas de la naturaleza sobre el orden sedimentado en que descansa una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">forma social</i>, impidiendo que el capricho
social triunfe sobre el futuro factible y la muerte sobre la vida. Ella -la
tradición- otorga verdadera personalidad a los hombres y a los pueblos. Porque
traduce, en el último término, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ser</i>
de la historia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“El conocimiento histórico no es posible fuera de la
tradición histórica -</span></i><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">expresa al respecto Berdiaeff-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. El reconocimiento de la tradición es una especie de apriorismo, es
algo categóricamente absoluto en el conocimiento histórico. Sin ello nada hay
completo y nos quedan tan sólo fragmentos”.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Como se ha visto, la tradición es el
elemento estático de la historia. Lo dinámico son las ideas y los hombres que,
por contraste, de continuo cambian renovando la vida. Explícase, por lo demás,
esta trasmisión casi inalterable -a través del tiempo- de hábitos y costumbres
teniendo en cuenta su origen religioso, diría yo, en el sentido amplio y lato
de la palabra. Ya que la tradición tiene sus raíces -como en el teatro- en el
drama trágico de la conducta y no en la comedia frívola de los caprichos
circunstanciales y de las modas. En sus comienzos, nace de la actitud sacra -no
profana- del hombre ante el gran misterio del mundo circundante. Los pueblos
van conformando toda su liturgia social, que luego recoge la posteridad, como
reacción frente a la naturaleza bruta o al medioambiente en el que viven. Sólo
asi puede explicarse sin deformaciones la fuerza terriblemente conservadora que
informa todo resabio de tradición verdadera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">“Religio praecipuum Humanae societatis vinculum” (“La
religión es el vínculo capital de la sociedad humana”)</span></i><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">, enseñaba Bacon con verdad. En este
orden de ideas, nos repite contemporaneamente Hilaire Belloc: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“La Religión es el elemento determinante que
actúa en la formación de toda civilización”</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">En Europa tenemos reflejada, según
todavía lo ve el estudioso, esa tradición histórica ineludible y fecunda, sin
negaciones ni violentos saltos atrás. Por más que los bárbaros de la Edad Media
se propusieron destruir el mundo ancestral de la cultura, con el tiempo sus
jefes victoriosos, convertidos a la Iglesia Católica, serían los sucesores de
los desacatados emperadores muertos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36.0pt;"><span lang="es" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Cosa parecida ha ocurrido con
relación a España entre nosotros. Estudiando nuestro pasado con imparcialidad,
vemos cómo se produce el proceso cultural en América, y sobre qué bases o
puntos de partida se hace necesario proceder a la revisión integral de la
historia del Río de la Plata.<o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><a href="file:///C:/Users/UsuarioPC/Downloads/%C2%BFQu%C3%A9%20cosa%20es%20la%20historia_%20F.%20Ibarguren.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[1]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10.0pt;"> IBARGUREN, Federico.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> “Nuestra tradición histórica”, </i>Dictio, Bs. As., 1978.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><a href="file:///C:/Users/UsuarioPC/Downloads/%C2%BFQu%C3%A9%20cosa%20es%20la%20historia_%20F.%20Ibarguren.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[2]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10.0pt;"> Huizinga es un pensador de raigambre
protestante (nota del compilador).<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><a href="file:///C:/Users/UsuarioPC/Downloads/%C2%BFQu%C3%A9%20cosa%20es%20la%20historia_%20F.%20Ibarguren.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><sup><span lang="es"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span lang="es" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES-AR;">[3]</span></sup><!--[endif]--></span></span></sup></a><span lang="es" style="font-size: 10.0pt;"> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“El
conservatismo puro y abstracto se niega sencillamente a continuar el proceso
histórico, alegando que todo cuanto debía acontecer ya ha acontecido, y que hoy
día tan solo se trata de conservarlo. Es evidente que en estas condiciones no
es posible llegar a ninguna percepción de lo histórico -dice Nicolás Berdiaeff
en su libro EL SENTIDO DE LA HISTORIA-. El contacto íntimo con el pasado
significa también un contacto íntimo con su dinamismo creador. Seguir fieles a
las tradiciones y a los testamentos del pasado significa reconocer el dinamismo
creador de nuestros antepasados. Por eso, el contacto espiritual del pasado,
con los antepasados, con la idea de Patria y con otros conceptos de carácter
sagrado es, en realidad, un contacto con el dinamismo de antaño, que admitimos
como dirigido al futuro suyo, hacia nuestro presente, que proyectamos hacia el
futuro nuestro, hacia la resolución histórica, en forma de una concepción de un
nuevo mundo, de una nueva vida. Es algo así como una unión de este nuevo mundo
con el mundo antiguo. Este proceso se verifica en el seno de un proceso
histórico único, esencialmente dinámico. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Es
una conjunción perpetua a través de la existencia eterna”</b>.</i> (Nota y
negritas del autor)<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-45527061705004990512023-04-20T13:53:00.000-07:002023-04-20T13:53:34.864-07:00San Martín: cuestiones disputadas (Masonería)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqhYkd9-i6T8goBMAivCYYx1cMWMe8zjd2nLwdoKp6lrZSj5z42HOF63yIhVOMzCZX-H7uWAFldXkiNubXFNJtcEF5CRq_vOdIuM5SN-ZMPAkURuNUoBqNrvF5omkH9M1T3GCw0XFBZWGxDoAUy3xjE8RcyeSc5O-UbR1Vw4Ua2r1ClHOopzlkWCjsCA/s711/san-martin-cuestiones-disputadas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="711" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqhYkd9-i6T8goBMAivCYYx1cMWMe8zjd2nLwdoKp6lrZSj5z42HOF63yIhVOMzCZX-H7uWAFldXkiNubXFNJtcEF5CRq_vOdIuM5SN-ZMPAkURuNUoBqNrvF5omkH9M1T3GCw0XFBZWGxDoAUy3xjE8RcyeSc5O-UbR1Vw4Ua2r1ClHOopzlkWCjsCA/s320/san-martin-cuestiones-disputadas.jpg" width="225" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Por: Enrique Diaz Araujo</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Capítulo 2<o:p></o:p></p><div class="separator" style="clear: both;">
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Masonería</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Grafton Street, número 28,
Bloomsbury, de la ciudad de Londres, “la casa de Miranda”, donde residía la
“Gran Reunión Americana”, matriz de la logia masónica gaditana.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tal lo postulado. <a name="_ednref1"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn1">[244]</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ahora, veamos lo probado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Grafton Street, n° 28, en el West
End, hacía un año que había dejado de ser “la Casa de Miranda”. Ahora era la
“casa de los diputados de la Junta de Caracas”, es decir, la vivienda de Andrés
Bello y Luis López Méndez. Caserón donde concurrirían varios de los americanos
exiliados de Cádiz (que se alojaban en el “Sabloniere’s Hotel”).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Además, y lo que vamos a asentar
es un punto fundamental: no es verdad que Bello y o López Méndez hubieran
pertenecido a la “Gran Reunión Americana”, por la muy buena razón de que tal
ente <b><u>nunca existió en la realidad</u></b> y sólo había sido un
invento lucrativo del espía británico Francisco de Miranda.<a name="_ednref2"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn2">[245]</a> Lo cierto es que: Miranda, que no
conoció a Olavide ni tuvo representación alguna de una inexistente Junta de
americanos, no perteneció a la Masonería y <u>no fundó la Logia Lautaro</u>. <a name="_ednref3"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn3">[246]</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En razón de lo cual, el
historiador español Paulino Castañeda ordena el tema de esta forma:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hoy podemos afirmar con
argumentos bastantes, lo siguiente: a) Miranda no perteneció a la masonería. En
su archivo personal no han aparecido documentos relacionados con logias, ni
correspondencia con orientes (ni grandes ni pequeños), o signos de sabor
masónico, ni conoció a miembros importantes, como Pablo Olavide o Juan Pablo
Vizcardo; b) no fue maestro de San Martín; cuando éste llegó a Londres, Miranda
ya se había embarcado para Caracas (1811), no hay documentos de los cuales se
pueda deducir que fuera organizador de aquellas sociedades secretas de Cádiz y
Buenos Aires, y muchos menos de que las dotara de un cuño masónico. Ni siquiera
lo tuvo su famosa tertulia de Londres. <a name="_ednref4"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn4">[247]</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Asimismo, otro dato esencial: ni
Bello ni, menos, López Méndez, eran masones, sino católicos romanos
ortodoxos <a name="_ednref5"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn5">[248]</a>; por lo tanto, conocedores y cumplidores
de las normas pontificias de prohibición de ingresar a la Masonería <a name="_ednref6"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn6">[249]</a>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por otra parte, está
exhaustivamente averiguado que ni José de San Martín, ni la Logia de Lautaro o
Sociedad de los Caballeros Racionales eran entidades inciáticas.
Investigaciones recientes, de historiadores argentinos o de extranjeros
masones <a name="_ednref7"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn7">[250]</a>no hacen sino confirmar esa ausencia de
relación entre la Logia de los Caballeros Racionales – con filiales en Cádiz y
Londres – y la Orden Masónica, no obstante ciertas apariencias externas en los
procedimientos y el sigilo <a name="_ednref8"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn8">[251]</a>. Más adelante, el propio Rey Fernando VII
destacará ese carácter no-masónico. <a name="_ednref9"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn9">[252]</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un elemento adicional a computar
es que los Gobiernos peninsulares, contra los que se rebelaban los americanos
que emigraban de Cádiz, y que San Martín describe como “tiránicos”, eran la
Junta Central, las Cortes y la Regencia. Los dos primeros sobradamente
conocidos como liberales.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En cuanto al Consejo de Regencia,
en agosto de 1812, mandó a los intendentes “cerrar todos los conventos ya
disueltos, extinguidos o reformados”, haciendo inventario de sus bienes. <a name="_ednref10"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn10">[253]</a> Es decir: tan anticlerical como los
otros dos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por supuesto que, en esta
materia, el principal, sino único, testimonio desde adentro de la Logia, continúa
siendo el de <b>Fray Servando Teresa de Mier</b>, O.P.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Este religioso mexicano llegó a
Cádiz, y al ver el clima de persecución a los americanos, quiso integrarse en
alguna sociedad de autodefensa. Consultó con otro sacerdote, el P. Ramón
Eduardo Anchoris, quien lo anotició de la existencia de la “Lautaro”, a la que
él pertenecía, invitándolo a asociarse a esta entidad de autoprotección
secreta. De Mier planteó entonces la cuestión de la masonería, prohibida por la
Iglesia. Anchoris le respondió que si bien la “Lautaro” era secreta y guardaba
ciertos ritos análogos a los de la Masonería, nada tenía que ver con la entidad
antirreligiosa, condenada por la Iglesia. De ese modo de Mierd ingresó en los
“Caballeros Racionales”; pero, como alguna duda al respecto lo inquietaba,
cuando en una reunión de la Logia le tocó hablar, él afirmó por tres veces
consecutivas que la Lautaro:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">…no será Sociedad de Masones,
sino de Patriotismo y Beneficencia. También dijo que conoció al chileno José
Pinto que “aunque era Masón, no era Caballero Racional”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Alvear, que presidía la reunión,
en tono de reproche le preguntó el porqué de su insistencia en el tema
masónico, de Mier le contestó que porque esa era la verdad, que la entidad no
era masónica. Aclaraba después de Mier que la censura de Alvear obedecía a la
razón de que él era el único miembro de la Logia que era masón. <a name="_ednref11"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_edn11">[254]</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"> NOTAS: <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn1"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref1">[244]</a> BM, t. I, pp. 134-135. La sociedad de
“Lautaro”, “vinculada con la sociedad matriz de Londres denominada “Gran
Reunión Americana”, fundada por el general Miranda (…). En esta asociación
estaba afiliado San Martín”. Para peor, Mitre lo hace ir a Miranda hacia Cádiz,
donde el venezolano nunca estuvo. Ese es el punto de partido de todos los
errores posteriores al respecto. Uno, bastante grande, es el que comete
Julio C. González, cuando afirma que: “San Martín se reunió en torno a Miranda
en Londres”: BM, t. I, p.345. Jamás se vieron entre sí, entre otros motivos,
porque Miranda no fue a Cádiz, y cuando San Martín llegó a Londres hacía ya un
año de la partida de Miranda a Venezuela: Canter, Juan, op. cit., p. 189.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn2"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref2">[245]</a> Era “una falsedad (…) puras
maquinaciones fanáticas de Miranda para presentarse a Pitt como un
plenipotenciario de los pueblos americanos (…) no es, ni ha sido, más que un
mito” en Batllori, Miguel, SJ, <i>El abate Viscardo</i>. <i>Historia
y mito de los jesuitas en la independencia de Hispanoamérica</i>, Nueva
edición, Madrid, MAPFRE, 1995, pp. 95-97. Cf. Batllori, Miguel, S.J., “The Role
of the Jesuit Exiles”, en: Humpreys, R.A. y Lynch, John (compiladores), <i>The
origins of the Latin American Revolutions</i>, 1806-1826, New York, 1965. Con
señalar un solo dato se advertirá el fraude de Miranda. Éste, en su carta a
Pitt, del 16 de Enero de 1798, donde le daba cuenta de la constitución de la
“junta de diputados de América”, incluía entre sus miembros a Pablo de Olavide,
quien había sido un liberal revolucionario en Francia. Pero, Olavide, ya en
1796, había publicado “El Evangelio en triunfo. Historia de un filósofo
desengañado”, donde renegaba de su pasado revolucionario. En 1798 estaba de
regreso en España, sin contacto alguno con los liberales. Luego, lo de Miranda
era “una maniobra propagandística, llevada a cabo, sin el previo consentimiento
de Olavide”: Deforneaux, Marcelin, “Pablo de Olavide, un afrancesado en el
siglo de las luces”, en: <i>Estudios Americanos</i>, Sevilla, Escuela de
Estudios Hispanoamericanos, n° 100, enero 1960, p.43. Tampoco el Abate Viscardo
se había entrevistado con Miranda, y los otros sujetos mecionados: Del Pozo,
Salas, etc., lo más seguro es que no existieran. Cf. Robertson, William Spence,
quien dice que esa historia de la “Gran Reunión Americana” es: “actualmente
apenas algo más que una leyenda” en <i>Rice of the Spanish-American
Republics as told is the lives of their liberators, </i>New York, 1918, p.
53; Davis, Thomas B., <i>Carlos de Alvear. Hombre de la Revolución</i>,
Bs.As., Emecé, 1964, p. 253, nota 7. A todo evento, cabe anotar que la fantasmal
“Gran Reunión Americana”, según el propio Miranda fue disuelta en 1810: Canter,
Juan, op. cit., p. 189. Asimismo, todos los que mentan a la “Gran Reunión
Americana”, necesariamente conocen – por Mitre – las respuestas dada por Matías
Zapiola a estos temas. Preguntado: “¿Cómo se llamaba la logia a que usted
perteneció en España?”, contestó: “Sociedad de Lautaro se titulaba la reunión
de americanos a que fui incorporado en Cádiz”. Preguntado: “¿Si la logia estaba
en relación con la de Londres?”, manifiesta: “En Londres asistí a la sociedad
establecida en la casa de los diputados de Venezuela; allí fui ascendido al
quinto grado como lo fue el general San Martín; ésta estaba relacionada con la
de Cádiz y otras”. La última interrogación fue: “¿El título de Lautaro era
exclusivo de la de Buenos Aires o lo tenía antes otra logia en Europa?”. A lo
que Zapiola dijo: “En Cádiz se llamaba Sociedad de Lautaro; en Buenos Aires
Logia de Lautaro (…) San Martín fundó la logia de Mendoza (especie de
reorganización)”. Como es notorio, Zapiola jamás habló de “Gran Reunión
Americana”, ni de Londres. Mitre y sus ahijados tergiversaron el sentido de la
frase “está relacionada con la de Cádiz”, para adjudicarlo a la supuesta logia
mirandista. Es una mala interpretación. En primer lugar, porque según esas
mismas fuentes, Miranda, al irse de Londres en setiembre de 1811, habría
resuelto la sedicente logia “Gran Reunión Americana”. Un año después cuando
Zapiola comparece a la casa de los diputados de Venezuela, no podría estar
subsistente como para relacionarla con la de Cádiz. En segundo lugar porque la
correspondencia de Alvear a Mérida, enviada en un buque inglés interceptado por
un corsario puertorriqueño, demuestra acabadamente que tanto la logia de Cádiz
como la de Londres, eran filiales de la Lautaro, no de la “Gran Reunión
Americana”. Patricia Pasquali presenta así el tema: “Luego de la escala en la
capital portuguesa, San Martín llegó a Londres, donde fue ascendido al 5°
grado. Allí, por mandato de la Logia N° 3, que había quedado (en Cádiz) bajo la
presidencia de Anchoris, y junto con sus cofrades Alvear, Zapiola, Mier,
Villaurrutia y Chilavert, fundó otra filial de los Caballeros Racionales. Ésta,
distinguida con el n° 7”, etc.: PP-1, p.77- Cf. Villegas, Alfredo G., <i>San
Martín en España</i>, cit., apéndice n° 10, p.122. Número tres y número siete,
ambas de la Lautaro o Caballeros Racionales; también la N° 9, de Buenos Aires.
Luego, nada que ver con la hipotética y mitrista “Gran Reunión Americana”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn3"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref3">[246]</a> Acevedo, Edberto Oscar, “San Martín, la
masonería y las logias”, en: <i>Boletín de Ciencias Políticas y Sociales,</i> Mza.,
Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, n° 23,
1978, p. 130. Cf. “San Martín y su ideario hacia 1810”, en: <i>Ensayos</i>,
enero-diciembre 1991, n° 41, pp. 89-105. Cf. Robertson, William Spence, “La
vida de Miranda”, Bs.As., Academia Nacional de Historia, <i>II Congreso
Internacional de Historia de América</i>, 1938, t. I. Con el único de los
patriotas sudamericanos con que estuvo en contacto Miranda fue con Bernardo
O’Higgins. A su vez, la solitaria alusión escrita cierta sobre la Lautaro la
colocó O’Higgins, referida a la suspensión del repaso de los Andes: Canter,
Juan “Las sociedades secretas y literarias”, en: <i>ANH. </i>Vol. V,
primera sección, p. 187, nota 74. Cfr. Oyarzún, Benjamín Oviedo, “La logia
lautariana”, en: <i>Revista Chilena de Historia y Geografía,</i> Santiago
de Chile, n° 66, t. LXII, pp. 105-126. Los estatutos de esa logia los publicó
Benjamín Vicuña Mackenna, en: <i>Vida del capitán general de Chile don
Bernardo O’Higgins,</i> Santiago de Chile, 1882, pp. 341-347. No hay en
ellos ninguna de las definiciones doctrinarias liberales, propias de las
sociedades iniciáticas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn4"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref4">[247]</a> Castañeda Delgado, Paulino, “Las
convicciones religiosas de D. José de San Martín”, en: Navarro García, Luis
(editor), <i>José de San Martín y su tiempo</i>, Sevilla, Universidad de
Sevilla, Fundación El Monte, 1999. Cfr. Robertson, William Spence, <i>La
vida de Miranda</i>, Caracas, Ed. Anaconda, 1979.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn5"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref5">[248]</a> Luis López Méndez, encargado de la
residencia de Grafton Street 28, amigo de San Martín, y jefe de la logia de los
“Caballeros Racionales” en Londres, en carta a su esposa, del 28 de octubre de
1811, le exponía: “Quisiera al mismo tiempo que tú y todos nuestros hijos jamás
se aparten de la senda del Señor, ni aún se disgusten de andar por ellas, sino
con espíritu y buen ánimo caminen sin pasarse hasta llegar al término de
nuestra felicidad eterna. Así lo pido con muchas lágrimas al Señor,
interponiendo <u>los ruegos de la Virgen María, del Señor San José, y de
todos los Ángeles, Apóstoles y demás santos.</u> <b>También le pido que se
conserve pura la religión en toda pureza, creyendo, confesando y practicando,
lo que la Santa Iglesia Católica, <u>la única verdadera</u> y esposa
de Jesucristo cree, confiesa y practica, <u>sin admitir jamás entre
nosotros la profesión de ninguna secta de herejes </u>(…) en fin, confío
en Dios, <u>que nuestra Patria no tenga otra religión pública ni más
templos que los católicos</u>”: </b>Guillén, Julio, op. cit., pp. 130-131.
En consecuencia: “Un hombre de la clara conciencia religiosa y de la firmeza de
principios, como era Luis López Méndez, no hubiera jamás consentido figurar en
organización masónica alguna”: Fernández Larraín, Sergio, “Luis López Méndez y Andrés
Bello”, en: <i>Boletín de la Academia Chilena de la Historia</i>, Santiago
de Chile, n° 75, 21 semestre 1966, p.98. En cuanto al otro diputado venezolano,
cabe apuntar: “Nada se sabe de la suerte de Bello como integrante de la logia
n° 7 de Caballeros Racionales. Puede afirmarse sí, que el hecho de pertenecer a
esta asociación no afectó en nada sus sentimientos religiosos, pues las
finalidades de las logias fueron exclusivamente políticas y revolucionarias”:
Salvat Monguillot, Manuel, “Vida de Bello”, en: Ávila Martel, Alamiro y
otros, <i>Vida y obra de Andrés Bello, </i>Santiago de Chile,
Ediciones de la Universidad de Chile, 1973, p. 27. Cf. Jacksic, Iván, <i>Andrés
Bello, la pasión por el orden</i>, Santiago de Chile, 2001. Py Sunyer,
Carlos, <i>Patriotas americanos en Londres (Miranda, Bello y otras figuras</i>),
Caracas, Monte Ávila, 1978. “También hizo buenas migas San Martín con López
Méndez”: Terragno, Rodolfo, “Maitland & San Martín”, cit., p. 157.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn6"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref6">[249]</a> En tren piadoso, el P. Guillermo
Furlong introdujo un grave error en el debate, al sostener que a la época de
San Martín la Iglesia todavía no prohibía a sus fieles ingresar a la Masonería:
“Prólogo” a Trenti Rocamora, J. Luis, Las convicciones religiosas de los
próceres argentinos, 2<sup>a</sup> ed., Bs. As., J. A. C. K., 1948, pp. 13<sup>_</sup>14.
Eso no es así por manera alguna. Ya el 24 de abril de 1735, el Papa Clemente
XII, por la Bula “In Emminenti”, y el 18 de mayo de 1751, el Papa Benedicto
XIV, por la Bula “Próvidas Romanorum Pontificum”, habían prohibido a los
católicos la pertenencia a la Masonería. Y se siguió condenándola hasta la
Encíclica “Humanum Genus”, de SS León XIII, de 1884, la del 20 de abril de
1884, “De Secta Massonum”, y el penúltimo Código Canónico (canon 2335). En el
siglo XIX, Monseñor Dupanloup escribía: “Desde hace dos siglos, es decir, desde
que la masonería se desarrolló, no diré se fundó, en Europa, los Papas no han
cesado de estar alertas sobre ella. En el siglo XVIII, dos de ellos, Clemente
XII y el sabio Benedicto XIV; y en el siglo XIX, Pío VII, León XII, Gregorio
XVI, y, finalmente, Pío IX han pronunciado contra ella los anatemas más
solemnes y merecidos”: Estudio sobre la francmasonería, Bs. As., Iction, 1980,
p. 163. Por la misma época, en 1867, Monseñor de Ségur, señalaba que todo
francmasón se hallaba excomulgado, y transcribía los textos pertinentes. De la
Bula de 1738, reproducimos las frases con las que el Pontífice establece y
decreta que las asambleas de francmasones “las condenamos y proscribimos por la
presente Constitución, que debe surtir efecto perpetuamente. A cuyo fin en
virtud de santa obediencia prohibimos a todos los fieles cristianos (…) que
establezcan, propaguen o favorezcan la sociedad llamada de los Francmasones (…)
bajo pena de excomunión, en que se incurrirá por el hecho solo de contravenir
esta prohibición, sin necesidad de nueva declaración, y especialmente reservada
a Nos”. Texto reiterado por la Bula del Papa Benedicto XIV: <i>Los
Francmasones</i>, Bs.As., Cruz y Fierro, 1977, pp. 98-99. Cfr. Colinion,
Maurice, <i>La Iglesia frente a la masonería</i>, Bs. As., Huemul, 1963,
p. 133; Ploncard D’Assac, Jacques, <i>Los Francmasones</i>, México,
Tradición, 1980, pp. 17-18. Luego, de nada vale la excepción del Irlandés
O’Connell, invocada por el P. Furlong. Lamentablemente, como era previsible,
los liberales masones de la Argentina se tomarían de ese argumento del P.
Furlong, para decir que: “De las propias palabras del respetable autor transcripto,
resulta qua hasta 1880 la misma Iglesia no condenó de manera formal a la
masonería como institución anticatólica y contraria a sus dogmas”: VEDIA Y
Mitre, Mariano de, op. cit., t. 11, p. 372, Tan poco cierto era eso, como
consta en las Memorias de Fray Servando Teresa de Mier, que él consultó con el
sacerdote argentino Ramón Eduardo Anchoris, acerca del carácter masónico o no
de la Lautaro de Cádiz, precisamente por el temor a las prohibiciones
pontificias. Y recién cuando obtuvo la respuesta que esa sociedad secreta no
era iniciática, procedió a inscribirse en ella. Asunto que ampliaremos
enseguida. Sucede que en este punto, el bueno y recordado P. Guillermo Furlong
la pifió por partida doble, desde que, contra su opinión, la Masonería ya
estaba condenada bajo pena de excomunión, y, por otro lado, la Lautaro no era
iniciática. El propio Alcibiades Lappas acepta el hecho de la antigüedad de la
condena eclesiástica a la Masonería; ver: “La Masonería Argentina, etc.”, cit.,
p. 8. Y añade: “ la Masonería reiteradamente condenada por las autoridades del
Vaticano, desde el 24/4/1738 en que apareció la encíclica “In Eminenti
Apostolatus specula”, de Clemente XII […] el Vaticano ha seguido condenando a
la Masonería a través de las bulas de Benedicto XIV, del 18 de mayo de 1751,
titulada “ Providas Romanorum”; de Pío VII, del 13 de setiembre de 1821,
titulada “Ecclesiam a Jesu-Christo”; de León XII, del 13 de marzo de 1825, “Quo
Graviora”; de Pío VIII, del 31 de mayo de 1829, “Traditi Humanitati nostrae”;
de Gregorio XVI, del 15 de agosto de 1832, “Mirari vos”, que está dirigida
contra los errores del mundo moderno; de Pío IX, autor de varias, la más
importante de las cuales son “Qui Pluribus”, del 9 de noviembre de 1846,
“Syllabus”, del 8 de diciembre de 1864, “Multiplicer Inter” del 21 de setiembre
de 1865, “Ex epístola”, del 26 de octubre de 1865, “Apostolicae Sedis”, del 12
de octubre de 1869 y “Etsi multa” del 21 de noviembre de 1873; y finalmente,
León XIII, con su “Humanum Genus”, del 20 de abril de 1884 seguida de una
Instrucción Pública del Santo Oficio “De Secta Massonum”, del 7 de mayo de
1884, “Proeclara” del 20 de junio de 1894, “Annum Igressi” del 18 de mareo de
1902, sin contar la declaración hecha oficialmente el 19 de mareo de 1950, a
través de las columnas del <i>Osservatore Romano</i>, órgano periodístico
oficioso del Estado Vaticano, en el sentido de que las condenaciones de la
Masonería se mantienen en toda su integridad”: op. cit., p. 73. En el mismo
sentido que FURLONG, A.J. Pérez Amuchástegui, <i>Ideología</i>, etc.,
cit., pp. 88-89, y Massot, Vicente, op. cit., p. 57.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn7"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref7">[250]</a> Entre los argentinos se destacan:
Cuccorese, Horacio Juan, San Martin, <i>Catolicismo y Masonería</i>. <i>Precisiones
históricas a la luz de documentos y testimonios analizados con espíritu crítico</i>,
Bs. As., Instituto Nacional Sanmartiniano-Fundación Mater Dei, 1995, y Giorgio,
Dante Aníbal, “San Martin, la Masonería y el Imperio Británico”, en: TEH, n°
433, agosto 2003, PP- 55-79. Acerca de los extranjeros masones, seguimos la
síntesis efectuada por: Jacobella, Guillermo, “San Martín y los ideales
masónicos”, en TEH, n° 505, agosto 2009, p. 20, que dice: “El historiador
británico masón Seal-Coon publicó en 1978 y 1982 dos importantes estudios en la
prestigiosa publicación masónica inglesa “Ars Quatuor Coronatum” sobre “Simón
Bolívar” (AQC, vol. 90,1978, pp. 231-248) y las “Logias revolucionarias
hispanoamericanas” (AQC, vol.94,1982, pp. 83- 106) en los que destacaba que
esas logias constituidas originalmente en Europa por los que serían luego los
adalides de la independencia sudamericana, no eran de ninguna manera masónicas
[…] León Zeldis rechaza también, al igual que Seal-Coon, la afirma¬ción de
Alcihíades Lappas de que San Martín hubiera sido iniciado masón en la Logia
Integridad 11″ 7 de Cádiz, en 1808, porque “infortunately” no existen
constancias de esa logia (AQC, vol. ni, pp. 79-93)… George T. French,
historiador masón estadounidense se refiere igualmente a las logias de
‘‘Caballeros Racionales” como “pseudo masonic revolutionary lodge” (“General
San Martín, liberator and mason”, en: <i>The Philaletes</i>, junio 1990,
lid. Des Moines, IA, EE.UU, pp. 8 y 11). Un historiador revisionista
absolutamente equivocado sobre esta materia es José María Rosa: <i>RJM</i>,
t. II, pp. 364-368. Probablemente por haberse inspirado casi en exclusividad en
Mitre, sin consultar toda la historiografía posterior. En cambio, el
historiador liberal Juan Canter, observa con mesura que la “logia no perseguía
ningún fin dogmático (…) sólo tenía las fórmulas externas masónicas y el
ceremonial de iniciación”: “Las sociedades secretas y literarias”, cit. , HNA,
vol. V, primera sección, capítulo IX, p. 255. En contra de todo ese cúmulo
probatorio, Francisco José Quagliani, muy suelto de cuerpo, asevera que “hay
pruebas de que San Martín estuvo en contacto con la Gran Reunión Americana”:
op. cit., p. 57. Por cierto que ahorra exponer esas “pruebas”. En todo caso,
habrá sido un “contacto” espiritista o mediante ovnis. Asimismo, Quagliani
ofrece, en solitario, una alternativa a la polémica probatoria. Se pregunta:
“¿No perteneció o los ingleses lo borraron en su momento para eludir
responsabilidades?”: op. cit., p. 64. ¡Excelente gambito! Lo que faltaría es
que Quagliani explicara por qué razón las logias británicas borrarían de sus
listas el nombre del General, en un caso único en su historia. Que el Gran Maestre
Fabián Onsari, en 1951 (<i>San Martín, la Logia Lautaro y la francmasonería</i>,
Avellaneda, 1951; 2a ed., Bs. As., Supremo Consejo del Grado 23 y Gran Logia de
la Masonería Argentina, 1964), repitiera esas añagazas, vaya y pase, pero que
en el 2012 se sigan reiterando es algo más bien inaudito. Otra versión, muy
modesta, fue la del Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y
Aceptados Masones, Eduardo Vaccaro. Dijo, sin ofrecer la menor prueba de la
existencia de esas hipotéticas logias, que San Martín perteneció a las logias
Integridad y Evry; que la Lautaro en Buenos Aires estuvo “bajo la orientación
del doctor Julián Álvarez” (si; el mismo “infame Julián Alvarez”, que le decía
Miguel Zañartu al General: AN, t. VI, pp. 213-214); que en Lima fundó la “Logia
Paz y Perfecta Unión”, entidad que, según Alcibíades Lappas, fue declarada
enemiga del Protector -ver: <i>La Masonería Argentina</i>, etc., cit., p.
66: “fundada por oficiales españoles que eran masones”-; y que en Londres
frecuentó las logias “San Andrés n° 52” y “San Juan Operativo n° 92”, entes más
o menos fantasmales: <i>La Nación</i>, Bs. As., 26 de enero y 3 de febrero
de 1998. Rodolfo Terragno, que lo cita, indica que algunos datos están “faltos
de prueba documental”: Maitland & San Martín, cit., pp. 179-181. Por decir
lo menos… Pero, si el lector quiere pasarla realmente bien, tiene que leer a:
Menniti, Adonay, <i>San Martín Libertador de Argentina, Chile y Perú</i>. <i>“Reivindicación
Histórica”</i>, t. II, Independencia del Perú, Mza., Menphis Investigadores,
2007, pp. 55- 108. Precedido por un hermoso capítulo acerca de la Evolución del
Pensamiento (pp. 25-54), desde la ameba al mono. Menniti nos informa que ha
sido oficinista auxiliar del Ejército, a satisfacción de los Suboficiales de la
Fuerza. Se trata de un señor que ha captado prolijamente los textos de la obra
de Bartolomé Mitre. Él es de los que creen que con Mitre basta y sobra. Piensa
que lo que sí requiere el clásico libro es de una buena glosa. Apostilla
masónica y anticlerical, ubicada en el séptimo grado de beatitud agnóstica,
toda vez que él es más masón que un tío bisabuelo nuestro. Lamentablemente, no
podemos reproducir acá las cincuenta páginas que Menniti dedica al tema. Por
eso, lo remitimos a su lectura directa, con el aviso de que lo disfrutará en
grande. En bien de Mitre, digamos que el comentario apunta más que a su gran
obra a la de: Avendaño, Rómulo, “La Sociedad Lautaro. Rectificaciones
históricas al Señor don José Manuel Estrada, en: Revista de Buenos Aires, 1869,
t. XIX, pp. 372-445. ¡Ojo! Tiene que ser la primera edición, que es más añeja
que otras; sino que busque <i>La organización masónica en la independencia
americana</i>, de Emilio Gouchón, o <i>La logia Lautaro</i>, de Rómulo
Gouchón (Bs. As., 1909), que son más viejas todavía (o, en: Zúñiga,
Antonio, <i>La logia Lautaro y la independencia de América</i>, Bs. As.,
Edición oficial de la Masonería Argentina del rito escocés Antiguo y aceptado,
y de propiedad de ella, 1922).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn8"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref8">[251]</a> Fundada en la carta de Carlos de Alvear
a Rafael de Mérida en Bogotá, la historiadora Patricia Pasquali ha creído
probar el masonismo de los “Caballeros Racionales”. En efecto, allí Alvear le
da cuenta a su corresponsal de la creación en Cádiz de la logia n° 3, y de su
refundación en Londres bajo el número 7; también de los grados que en ella le
correspondieron a él, a San Martín, a Zapiola, etc.: “Copia de D. Carlos Alvear
a Rafael Mérida, dándole noticias de algunas personas que pertenecen a la logia
n° 3 y Sociedad de Caballeros Racionales n° 7 de Cádiz de diversas regiones de
América y lo ocurrido en dicha ciudad después de la salida de Mérida”, Londres,
28 de Octubre de 1811, en: Torres Lanza, Pedro, <i>Independencia de
América, fuentes para su estudio, catálogo de documentos conservados en el
Archivo General de Indias de Sevilla, </i>Madrid, 1912, t. III, p. 111.
Pues todas esas formalidades externas no hacen sino confirmar el carácter
“pseudo-masónico” de la Lautaro, tal como lo han sostenido los historiadores
ingleses y estadounidenses masones, antes citados.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn9"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref9">[252]</a> Nota secreta de la Secretaría del Rey
Fernando VII al Gobernador de Cádiz, Villavicencio, del 22 de Agosto de 1816,
que establecía: “Muy Reservado. El Rey ha sabido por conducto seguro que existe
una sociedad muy oculta, cuyos ritos son análogos a los de la masonería, pero
que su único objeto es la independencia de América”: Eyzaguirre, Jaime, <i>La
Logia Lautarina</i>, Santiago de Chile, Ed. Francisco de Aguirre, 1973, p.8.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Definición coincidente con la
proporcionada por el Gral. Enrique Martínez a Andrés Lamas, el 4 de octubre de
1853, en la que afirmaba: “Esta sociedad tenía el solo objeto de promover la
independencia de todas las secciones de América española y unirse de un modo
fuerte para repeler la Europa en caso de ataque”: GIORGIO, Dante Aníbal, op.
cit., p. 65; cfr. MARTÍNEZ, Enrique, “Observaciones hechas a la obra póstuma
del señor Ignacio Núñez, titulada Noticias Históricas de la República”,
en: <i>Revista Nacional</i>, Bs. As., t. XXXV, pp. 124-125. Cf. <i>Revista
Historia</i>, Bs. As., n° 20, junio-setiembre 1960. Giorgio se ocupa
detalladamente de analizar referencias menores, tales como la de Nicolás de
Vedia, Nicolás de Laguna, Tomás de Iriarte, Mariano Balcarce, y otras
menudencias, que habrían llenado de contento a Enrique de Gandía. Esa nota del
Rey debería haber llegado a manos de ciertos monárquicos o derechistas
hispanos, quienes en su inquina contra los independentistas americanos, no
vacilan en suscribir la falsa versión de su masonismo. Es el caso de Eduardo
Aunós, Mauricio Carlavilla o Eduardo Comín Colomer, quienes repiten rumores
infundados distribuidos por el masón Miguel Morayta. Como muestra basta este
botón: “Después de su iniciación masónica (San Martín), desertó de la milicia,
recibiendo medios económicos del agente diplomático inglés sir Charles Stuart
para llegar <u>a París</u>. En la logia de Miranda renueva su sentimiento
revolucionario y embarca para Buenos Aires”: Comín Colomer, Eduardo, <i>Lo
que España debe a la Masonería</i>, Madrid, ed. Nacional, 1952, p. 49. Más
errores fácticos no se pueden cometer en un solo parágrafo. Como se trata de un
circuito que se retroalimenta -sin aportar nunca pruebas autónomas-, todo ese
artificio engañoso termina siendo receptado por el masón y marxista argentino
Emilio J. Corbiére, <i>La masonería. Política y sociedades secretas en la
Argentina</i>, Bs. As., Sudamericana. 1998, p. 201. Es un argumento que
impresiona superficialmente, hasta que se advierte el juego de citas
recíprocas, sin sustento propio. El aludido libro de Miguel Morayta es: <i>Masonería
Española. Páginas de su historia, Ampliaciones y refutaciones de Mauricio
Carlavilla</i>, Madrid, Nos, 1956. Algunos autores promasónicos no vacilan en
caer en ridículo, con tal de proponer su tesis. Un ejemplo, entre tantos, lo
constituye José Ignacio García Hamilton, quien atribuye la condición de masones
a Pueyrredón y a Belgrano: op. cit., pp. 106,134. Ni qué decir que repite lo de
la medalla de la logia belga, como si nadie hubiera escrito sobre eso: op.
cit., pp. 271,273. Idem: Norberto Galasso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><a name="_edn10"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref10">[253]</a> MENÉNDEZ PELAYO, Marcelino, Historia
de los Heterodoxos Españoles, ed. Bs. As., Perlado. 1945, t. IV, p. 145.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> <o:p></o:p></p>
<a name="_edn11"></a><a href="http://debatime.com.ar/enrique-diaz-araujo-san-martin-cuestiones-disputadas-masoneria/#_ednref11"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[254]</span></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> <i>Memorias de fray Servando Teresa de Mier</i>,
Madrid, América, sf, pp. 337-338; cf. O’Gorman, Edmundo, <i>Prólogo</i>,
a: Fray Servando Teresa de Mier, <i>Ideario Político</i>, Caracas,
Biblioteca de Ayacucho, 1978, t.1, pp. IX-XXXIV; Fernández del Castillo,
Antonio, “El eslabón de Londres. José de San Martín, Fray Servando Teresa de
Mier y Francisco Javier Mina”, en: <i>Primer</i>, t. 1, pp. 201-217;
Miquel I Vergés, J. M., “Aspectos de las andanzas del Padre Mier”, en: <i>Cuadernos
Americanos</i>, México DF, vol. XI, año II, n° 5, setiembre-octubre de 1943;
“Aspectos inéditos de la vida de Fray Servando en Filadelfia”, en: <i>Cuadernos
Americanos</i>, Méxio DF, 1 de noviembre de 1946, vol. XXX, n° 6, pp. 187-205:
CONTE DE FORNÉS, BEATRIZ, “Los fundamentos doctrinarios de la independencia en
el </span><span style="text-align: justify;">pensamiento político de Fray
Servando Teresa de Mier”, en: </span><i style="text-align: justify;">Revista de Historia Americana y Argentina</i><span style="text-align: justify;">,
Mza., Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto
de Historia, año XVII, n° 35-36, 1995-1996; Villegas, Alfredo G., </span><i style="text-align: justify;">San
Martín en España</i><span style="text-align: justify;">, cit., pp. 73-74. Junco, Alfonso, </span><i style="text-align: justify;">El Increíble
Fray Segundo</i><span style="text-align: justify;">.</span><i style="text-align: justify;"> Psicología y Epistolario</i><span style="text-align: justify;">, México DF, Jus, 1959.
Las pocas veces que los historiadores promasones han anotado la declaración de
Fr. Servando es para descalificarla, porque habría sido prestada ante el
Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en México, el 18 de Noviembre de 1817.
A raíz de lo cual le atribuyen un carácter defensivo. Ver: “Masonería
establecida en Cádiz”, rito americano, logia “Caballeros Racionales,
Declaraciones de fray Servando Teresa de Mier, sobre dicha masonería”,
en: </span><i style="text-align: justify;">Boletín General de la Nación</i><span style="text-align: justify;">, México DF, julio-agosto-setiembre
1932, t. III, n° 3. Mier, Fray Servando, </span><i style="text-align: justify;">Biografía. Discurso,
Cartas, </i><span style="text-align: justify;">Monterrey, Universidad Autónoma de Nuevo León, 1977. Y en:
Rangel, Nicolás. Empero, ellos no aluden para nada a las “Memorias” del fraile,
escritas muchos años más tarde, en plena libertad, sin coacción alguna, donde
repitió a la letra su exposición anterior.</span></div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p><p style="text-align: center;"><br /></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-11404569169607356892023-02-28T13:04:00.001-08:002023-02-28T13:07:10.287-08:00Sebastián Sánchez: “Una dimensión no abordada de la guerra de Malvinas es la presencia de sacerdotes en las islas”<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhD1gKN6_fZc2M14ItVAOPjesHTClLm355uBfigCM7AMI7qAE_vhPIhQ68ji0-9fh8bl8aiAszJjxjJEUIjHbZVf6zryamESi0JWHWMNoCLa_azIeLxBlNJI1lTVRFH-aKX7Fo-HS9zrYIlrNgaO1hgf2XVjv1ZcCsgzs2VMgxdH3VdUT3TmcypoQ0D7A/s1024/sanchez.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="597" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhD1gKN6_fZc2M14ItVAOPjesHTClLm355uBfigCM7AMI7qAE_vhPIhQ68ji0-9fh8bl8aiAszJjxjJEUIjHbZVf6zryamESi0JWHWMNoCLa_azIeLxBlNJI1lTVRFH-aKX7Fo-HS9zrYIlrNgaO1hgf2XVjv1ZcCsgzs2VMgxdH3VdUT3TmcypoQ0D7A/s320/sanchez.jpg" width="187" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: left;"></p><p class="MsoNormal">Por <a href="https://www.infobae.com/autor/claudia-peiro"><b>Claudia
Peiró</b></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">En este año del 40 aniversario de la <b>Guerra de
Malvinas</b>, la Cancillería argentina, siguiendo las modas del momento,
decidió resignificar -según el término también en boga- ese acontecimiento histórico
desde la perspectiva de género y -no podía ser de otro modo- se habló de
invisibilización de la mujer en Malvinas, por la presencia, en el teatro de
operaciones y en actividades auxiliares de 16 mujeres.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Existe en cambio otra invisibilización que no mereció
comentario oficial y es la de los 22 sacerdotes que asistieron a los soldados
en el terreno y durante todo el conflicto. Como explica <b>Sebastián
Sánchez</b>, autor de <i>El Altar y la Guerra. Los capellanes de la gesta
de Malvinas</i> (Grupo Argentinidad, 2022), no se cercena sólo la memoria
de esos capellanes sino toda la dimensión espiritual de la guerra. El silencio
sobre el lugar de la fe y de la religión en Malvinas es un aspecto más de
la <b>desmalvinización</b> que comenzó el mismo día que terminó la
guerra.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sánchez no se limita a reconstruir la historia de cada uno
de los capellanes militares y sacerdotes voluntarios en Malvinas, sino que
recorre también la doctrina de la Iglesia ante la guerra, el origen del oficio
de capellán y, sobre todo, el lugar que ocupó la fe católica a lo largo de toda
nuestra historia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La posguerra y la desmalvinización también son materia de
esta investigación que apeló a archivos y a algunos testimonios de los propios
protagonistas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sánchez es doctor en Historia por la Universidad de El
Salvador y es profesor de grado y posgrado en la Universidad del Comahue. Es
autor de <i>Tres ensayos de historia indiana</i> (2003), <i>El
escándalo de la niñez. Los ataques a la infancia según cuatro pensadores
católicos</i> (2006), <i>Diccionario de autores católicos de habla
hispana</i> (2013), entre otros.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">En esta entrevista explica el porqué de las dificultades que
tuvo para encontrar información sobre los capellanes de Malvinas -uno solo de
ellos vive aún-, el rol que desempeñaron en las islas y cómo la
desmalvinización también incidió en el olvido de la necesidad de esta dimensión
espiritual en la atención a los veteranos de guerra. Un extracto de la charla
abre esta nota y la entrevista completa puede verse al final.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Hay una dimensión poco conocida de la Guerra de
Malvinas que es la presencia de muchos sacerdotes en las Islas durante la
Guerra, el tema que usted aborda en el libro. ¿Por qué cree que hasta ahora
nadie habló de eso? ¿Qué importancia tuvo esa presencia en el conflicto?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Historiográficamente se han planteado muchas cosas desde
una perspectiva cercenada, mutilada. La dimensión que se aborda a partir de la
presencia de los capellanes, de la presencia de la Iglesia en Malvinas, señala
justamente una de esas cuestiones mutiladas, no abordadas, que es la de la
espiritualidad en la Guerra. Se ha hablado poco de eso siendo que, como en
todas las guerras pero en la nuestra en particular, es de extrema importancia.
Los capellanes representaron a la Iglesia. Puede decirse que la Iglesia la
implantaron ellos, aunque ya estaba en Malvinas. Pero en esa liturgia de guerra
que llevaron adelante puede decirse que la Iglesia fue implantada a partir de
esos 22 hombres. Omitirlos, borrarlos de la historia oficial, ha sido no solo
cercenar el papel que cumplieron y que cumplió la Iglesia, sino mutilar esa
dimensión de la Guerra de Malvinas. Si uno le pregunta a cualquiera de nuestros
veteranos, la vida espiritual estuvo omnipresente durante la gesta. Lo que me
interesó con el libro es retratar a estos hombres -solo uno de ellos vive aún,
el padre <b>Vicente Martínez Torrens</b>-, y evocar lo que fue la
espiritualidad en Malvinas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— En la película “1982 La Gesta”, basada en los
testimonios de los protagonistas, varios de ellos mencionan ese aspecto y uno
dice: “En Malvinas no hubo ateos”.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Sí, en las trincheras no hay ateos. Sin dudas es así por
la proximidad de la muerte. La propia y la del otro. Por el dolor. Pero yo en
el libro hago una introducción respecto de las capellanías y de la
espiritualidad en la guerra en nuestra historia. No dudo de que en las
trincheras no hay ateos pero tampoco dudo de la espiritualidad raigal argentina
que se manifestó como no podía ser de otro modo. La vida espiritual, esa
liturgia particular de guerra, formaba parte, estaba concatenada, con lo que
siempre había pasado en nuestra historia. No fue una cosa caprichosa ni
solamente explicable a partir del miedo a morir. Sin dudas también, pero la
gesta de Malvinas representó una continuidad en nuestra historia también en ese
aspecto.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Es que justamente se trata de negar o al menos
minimizar el papel de la fe en el nacimiento de la Argentina. San Martín,
Belgrano, ponían sus batallas, sus campañas, bajo la advocación de la Virgen,
de Dios, constantemente. Es lo que hoy se trata de minimizar y de borrar las
huellas de esa espiritualidad en el presente.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Así es. Hay figuras arquetípicas en nuestra historia, como
Manuel Belgrano. Incluso nuestra historia en el período indiano, porque eso de
que Argentina nació a partir de la Revolución de Mayo es casi un infundio, muy
instalado. Pero por ejemplo un gran prócer del siglo XVII que fue Hernando
Arias de Saavedra, nacido en Asunción pero argentino hasta la médula…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Hernandarias.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Hernandarias. La vida espiritual, la vida religiosa, está
presente desde la fundación, casi diría desde <a href="https://www.infobae.com/sociedad/2020/10/30/a-500-anos-del-paso-de-magallanes-por-el-estrecho-como-fue-la-proeza-que-la-argentina-no-conmemoro/" target="_blank"><b>el bautismo de la Argentina, allá por 1520</b>, cuando se
celebró la primera misa en el actual Puerto San Julián.</a> Y Malvinas no
es una disrupción, no es un capricho, sino que está concatenado con lo sucedido
en nuestra historia. Con nuestra espiritualidad raigal. En 1982 todavía eso
estaba presente y los capellanes, que fueron pocos, para 10.000 hombres 22 eran
poquitos, así y todo representaron esa espiritualidad, esa religión ínsita en
la cultura argentina.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Cómo se decidió quién iba, quién no iba? ¿Eran todos
capellanes que ya estaban trabajando con las Fuerzas Armadas?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— No todos. Algunos de ellos sí, sobre todo en el ámbito de
la Marina. Oficiales, capellanes militares. Fueron poquitos los de la Marina.
Muy poquitos. Pienso ahora en el padre <b>Ángel Mafezzini</b>, el primer
sacerdote que pisó Malvinas el 2 de abril. El segundo fue el padre Martínez
Torrens.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— O sea que había un sacerdote en el Operativo Rosario.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Así es. Ya hubo uno. Sí, sí, sí. Que se dio un golpe ese
día con un cable y se lo ve en las fotos con la cabeza vendada. Fue él quien
asistió a <b>Pedro Giachino</b>, nuestro primer caído, y rezó el responso
por él. Mafezzini, <b>(Carlos) Wagenfuhrer, </b>fueron hombres de la
Armada que tenían rango militar.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Todos los capellanes tienen rango militar?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— No. No todos. Hay distintas categorías en la capellanía.
Pero el rasgo interesante en Malvinas fue que partieron hacia allí capellanes o
sacerdotes que habían tenido una vinculación muy efímera con las Fuerzas
Armadas. El padre Martínez Torrens, que vive, tiene 83 años, tuvo una
participación muy acotada durante el Cordobazo. Asistía a los soldados
paracaidistas. Le habían pedido que los cuidara entonces saltaba con ellos.
Tres de esos soldados cayeron en el Cordobazo. Después no tuvo más contacto con
el Ejército hasta 1982, cuando decidió partir voluntario. Muchos fueron
voluntarios. La mayor parte de esos capellanes eran hombres grandes que
bordeaban los 60 años. Y además un panorama variopinto, había un distinguido
dominico entre ellos, el padre <b>Renaudiere de Paulis</b>. Un hombre de
filosofía, un especulativo, no un hombre de vida práctica. Estuvo 60 días
aproximadamente en Malvinas y dejó un singular diario de guerra, pletórico de
comentarios políticos, filosóficos, teológicos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Está publicado?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Se lo puede conseguir en internet. En una página de la
Orden de los Predicadores, de los Dominicos. Pero no está editado en papel.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Le resultó difícil encontrar información para
reconstruir la historia de estos 22 sacerdotes?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Muy difícil.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Por qué?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Creo que los capellanes representaban, y representan, un
problema. Yo no creo que haya sido fortuita la mutilación de esa parte de la
historia. Hasta podría decir que era políticamente incorrecto plantear las
capellanías. Porque se estableció un tanto aviesamente la continuidad entre los
capellanes que asistieron en la guerra contra la subversión y los capellanes de
Malvinas. Dos o tres de ellos habían estado acompañando a las tropas en el
Operativo Independencia, por ejemplo. Pero de alguna manera se compró el
argumento ideológico de la Iglesia militar. Esos neologismos ideológicos que
tienen ya unos años en boga. De manera que encontrar información sobre los
capellanes ha sido difícil. 40 años pasaron y no hubo hasta el momento libros,
publicaciones extensas, estudios, que den cuenta de lo que hicieron.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Tampoco homenajes.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Tampoco. Y eso entraña una cosa aún más grave. No tanto el
olvido de los capellanes, que ya de por sí es grave, sino la falta de auxilio
espiritual para los veteranos de Malvinas que en 40 años no han tenido, por
ejemplo, una pastoral específica para ellos. No es solo un cercenamiento
historiográfico sino una realidad patente que en cuatro décadas no ha
acontecido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿En otros países existe una pastoral o una forma de
asistencia a veteranos?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Sí, sí, sí, es algo habitual. Existe el obispado
castrense, pero éste atiende a los militares de profesión, en actividad, y a
sus familias. No a ese universo que fueron los soldados conscriptos…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Civiles además.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Civiles que luego volvieron a la vida civil y a sus
familias. No puede soslayarse que ya se cuentan por cientos los veteranos que
se han quitado la vida. Superan la cantidad de caídos en las islas. No digo que
una cosa esté vinculada a la otra porque esas decisiones siempre obedecen a
múltiples causas, pero la asistencia espiritual sin duda fue una falta
importante.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Es habitual que las sociedades interroguen a la
historia desde las inquietudes del presente, pero eso a veces genera
deformaciones. Por ejemplo, en este 40 aniversario el tema para la Cancillería
fue la invisibilidad de la mujer en la Guerra de Malvinas. Algo falso, porque
las mujeres que estuvieron en el teatro de operaciones recibieron el mismo
trato que los hombres. Son veteranas de guerra, reciben pensión, etc. Son 16 en
total, la mayoría no estuvo en las islas sino en los barcos, como enfermeras o
asistentes.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Sí, instrumentistas quirúrgicas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Pero eso obliga a revisar toda la guerra con
perspectiva de género, que no sé muy bien qué significaría.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— No, no, yo tampoco.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— En cambio me sorprendió descubrir que sí existe una
invisibilización, la de los capellanes, que sí estuvieron efectivamente en las
islas.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Así es. No todos estuvieron los 74 días. El padre
Maffezini, el del 2 de abril, se fue el 11 de junio porque había fallecido su
papá y la superioridad le ordenó irse. Él no se quería ir. Pero sí,
invisibilizaciones, como se dice ahora, omisiones, mutilaciones, hay muchas.
Llevamos <b>40 años de tergiversaciones</b> en este armazón, en esta
urdimbre ideológica que se denomina desmalvinización. Sobre la perspectiva de
género en el tema Malvinas hay una cosa muy interesante. Varias de estas
mujeres estuvieron en el <b>Almirante Irízar</b>. Y cuando terminó la
batalla de Puerto Argentino quisieron bajar para hacer lo que hacían en el
Irízar, que era que, después de estar en la enfermería cuidando de sus heridos,
iban a la capilla del buque a rezar por los que aún estaban combatiendo.
Entonces, si quieren perspectiva de género, respeten verdaderamente a esas
mujeres, valerosísimas, valiosas argentinas, respétenlas auténticamente y digan
lo que hicieron. No las usufructúen más ideológicamente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Una de las deformaciones que produce esta perspectiva
de género, no por culpa de estas mujeres porque no creo que ellas tengan ese
espíritu para nada, es decir que el heroísmo es un concepto machista. O sea que
rescatar el heroísmo de los combatientes en Malvinas sería un acto de machismo.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Sí. En esta cultura panfletaria actual, se ve, se escucha
o se lee cada cosa… Sí, bueno, como toda cuestión ideológica, de desvinculación
con lo real, estas son categorías, son entes de razón ideológicos, que carecen
de sentido. Lo que pasó en Malvinas no tuvo nada que ver con el machismo. Tuvo
que ver en muchos casos, gracias a Dios, con el heroísmo. Además tuvo que ver
con virtudes superiores que se manifestaron cotidianamente en Malvinas. Un
veterano decía “el heroísmo de todos los minutos”. El dar un pedazo de pan en
esa situación al camarada. Jugarse la vida y hasta entregarla. No hay más alto
signo de la caridad que ese. Lo que pasó en Malvinas no tuvo nada que ver con
esta deformación ideológica con la que hoy se la pretende ver. Pasaron cosas sustantivas
y trascendentes en Malvinas y no selas puede seguir desconociendo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— En el fondo, implica desvalorizar a la mujer porque se
insinúa que ella no es capaz de heroísmo.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Sin dudas. Pienso por ejemplo en las mujeres del Irizar y
sí fueron mujeres heroicas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Qué hacían exactamente los sacerdotes en las Islas?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— En las dos grandes islas del archipiélago hubo unidades
militares. En la Gran Malvina, tanto en Bahía Fox como en Puerto Howard, hubo
unidades militares y cada una tuvo su sacerdote. Pienso ahora en el padre <b>(Nicolás)
Solonyzny,</b> un salesiano, extraordinario sacerdote, recordado por todos
los hombres que estuvieron con él, con una característica muy particular porque
en Puerto Yapeyú, Howard, no se vivió prácticamente la guerra terrestre sino
los bombardeos, la aviación. Pero lo que sí se vivió fue un gran desamparo y
hambruna. Agravada después del hundimiento del “Isla de los Estados” que les
llevaba comida. En ese marco, la presencia del sacerdote fue fundamentalísima.
Pienso en el padre <b>Santiago Mora</b>, italiano, que estuvo en Pradera
del Ganso, y que acompañó y era confesor y asesor o guía espiritual del
teniente <b>Roberto Estévez.</b> Ahora, básicamente, la tarea de los
sacerdotes era el altar, la misa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— La misa diaria.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— La misa diaria. Hubo sacerdotes que celebraron más de ocho
misas diarias, porque eran muy pocos. El padre Martínez Torrens, que estaba en
Puerto Argentino, recorrió mucho las islas y era básicamente la misa, la vida
sacramental, las confesiones, la compañía y la atención espiritual de estos
hombres. En general, las absoluciones se hacían en forma colectiva. Muchos se
quedaron en Puerto Argentino, salvo los que estuvieron en Pradera del Ganso,
particularmente el padre Mora y el padre <b>Sesa</b> que estuvieron
en medio de los combates. Los que estaban en Puerto Argentino recibieron la
prohibición de participar en los últimos combates alrededor de Puerto
Argentino, en Longdon, Harriet, Tumbledown. Cosa que no pasó con los capellanes
ingleses que combatieron o estuvieron junto a los combatientes casi en la
primera línea. Yo señalo en el libro que el gobierno militar de Malvinas en
muchos sentidos <b>replicaba el liberalismo ínsito del gobierno,</b> un
liberalismo que conlleva cierto laicismo y cierta desestimación... ¿El
sacerdote para qué? El sacerdote era fundamental y lo era tanto antes como
durante el combate. Su tarea fue muy importante.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Hubo alguna baja o herido entre ellos?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— No. Milagrosamente, porque, por ejemplo, durante una misa
que estaba celebrando el padre Martínez Torrens, un avión, un Harrier, se venía
derecho a ellos y en el momento de la consagración él les dice a soldados
“rodilla en tierra”. Y ellos interpretaron que era por la consagración, pero
era por el avión. El Harrier arrojó las bombas y no hubo heridos. Fue milagroso.
Hubo varias anécdotas de esas. Celebraciones de misas de campaña bajo ataque se
dieron en varias oportunidades.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Escuché al coronel Esteban Vilgré La Madrid decir que
él, que creo era catequista, había hecho muchas conversiones en Malvinas.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Hubo conversiones, sí. Conversiones que podríamos llamar
de guerra ante el temor a la muerte y la necesidad de salir del vacío de la
increencia. Y hubo también conversiones de otras religiones. Recuerdo una muy
en particular que estaba vinculada a la devoción de la Virgen. Yo también
quiero, le dice un soldado al capellán, yo también quiero una madre. Sí, hubo
conversiones.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Qué pasó con esos soldados que vivieron en ese
espíritu de comunión, de cercanía a Dios?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— En algunos arraigó la fe y fue sostén. En otros, quizás no
tanto. A veces pasamos, no digo ligeramente, pero sí rápidamente por el
expediente de la desmalvinización, que tiene muchísimos aspectos. La
desmoralización de nuestros veteranos y el infundir ese ánimo derrotista en la
cultura argentina pretendió y pretende generar desesperanza. “La Argentina no
tiene destino, somos esto, perdimos… ¿te das cuenta? todo fue una fantochada de
un borracho…” Jauretche hablaba de las zonceras de la auto denigración. Bueno,
en Malvinas eso encontró su máxima expresión. Y ha influido obviamente en el
ánimo de los argentinos, y ni qué hablar de los veteranos. No obstante eso,
considero que en muchos de ellos arraigó la fe en forma fundamental.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Qué pasó con esos sacerdotes en la posguerra?
¿Mantuvieron contacto con sus soldados?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— La mayor parte sí. Algunos volvieron a sus tareas, a su
ministerio de siempre en una parroquia. Por ejemplo el padre<b> Gozzi,</b> recién
al fallecer la gente de su parroquia se enteró de que había estado en Malvinas.
Otros sacerdotes, como el padre <b>Fernández, </b>coordinador de los
capellanes del Ejército, o Martínez Torrens, o monseñor <b>Puyelli</b> de
la Fuerza Aérea, fueron fundamentales en la tarea de la <b>malvinización</b>.
O el padre Solonyzny que se reencontraba todo el tiempo con los veteranos del
Regimiento de Infantería 5 que había estado en Yapeyú. En muchos de ellos
pervivió y hasta fue, junto con la fe, la razón de su existir. Lo veo muy
particularmente en el único que yo conocí, Martínez Torrens, a quien tuve la
alegría de poder llevarle el libro hace unos días, y sigue siendo ese humilde,
sencillo sacerdote. Está en General Roca, en Río Negro, siempre incentivado por
la predicación entre los jóvenes y por la cuestión Malvinas. Para él es siempre
un tema trascendente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Volvió a Malvinas?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— ¿Sabe que no lo sé? Muchos veteranos se resisten a volver.
Hoy leía que un veterano, un oficial del Regimiento 5 que estuvo en Howard, fue
a Malvinas y le hicieron pagar la tasa como si hubiera ido, no sé, a Bélgica...<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— El gobierno de acá le hizo pagar.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Este gobierno le hizo pagar como si hubiera ido al exterior.
La desmalvinización también es decir “Malvinas, Malvinas”, la cuestión de
género y todo, pero después Malvinas es el extranjero.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Éste es su primer libro sobre Malvinas?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Sí. Pero hay una figura muy interesante que surgió en esta
búsqueda, que es la del soldado<b> Carlos Mosto</b>. Pude contactar a la
hermana, Elsa Mosto, que vive en Gualeguaychú. Mosto fue una figura entrañable.
Entrañable. Un soldado mayor que el resto, estudiante de medicina. Las cartas
de Carlos Mosto a su mamá son impresionantes. Él le pide que rece por él, por
sus compañeros y también por los ingleses que están enfrente. Mosto murió en
Moody Brook, que era el ex cuartel de los marines, y es una figura a la que me
gustaría dedicar aunque sea un opúsculo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— ¿Qué repercusiones ha tenido hasta ahora su trabajo?</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— El libro tiene que andar su camino. Contiene cierta
incorrección política y eso puede hacer variar su suerte. Veremos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— La incorrección política suele ser el sentido común de
la mayoría.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Suele ser. Sí. Sin dudas. Así que no lo sé: veremos. Yo ya
terminé mi tarea, que era escribirlo, y veremos qué le pasa al libro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>— Que haga su camino, como dijo usted.</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">— Así es.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>Tomado de: https://www.infobae.com/sociedad/2022/11/20/sebastian-sanchez-una-dimension-no-abordada-de-la-guerra-de-malvinas-es-la-presencia-de-sacerdotes-en-las-islas/<p></p><div><br /></div>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-83805559718317914562022-12-19T11:09:00.007-08:002022-12-19T11:12:11.208-08:00Fusilan a Dorrego<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisa_ho7ZW8AiWiqYL3VO6zCxbt4eogxOPL3qgGD35qBU8WVaVneV9BHqyysG4r4Q0wiSVt5aaJFubqeyfCMeTEpshpPsKedfId7-iy2oVJmstm3zPiOcqehOVhEFr5Px1U3qZx7ph5drChfCiEhogHJtXT665BUUoVv_f5s1R5JJdtm6Wno1-OtwAzfA/s620/Dorrego.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="620" data-original-width="474" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisa_ho7ZW8AiWiqYL3VO6zCxbt4eogxOPL3qgGD35qBU8WVaVneV9BHqyysG4r4Q0wiSVt5aaJFubqeyfCMeTEpshpPsKedfId7-iy2oVJmstm3zPiOcqehOVhEFr5Px1U3qZx7ph5drChfCiEhogHJtXT665BUUoVv_f5s1R5JJdtm6Wno1-OtwAzfA/s320/Dorrego.jpg" width="245" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal">Por: <b>Juan Manuel Aragon (h)</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El 13 de diciembre de 1828 Manuel Dorrego fue fusilado por
orden de Juan Lavalle, luego de su derrota en la batalla de Navarro. Fue uno de
los acontecimientos más inicuos de la historia argentina, cuando el fervoroso
odio y crueldad de los unitarios se mostró en toda su extensión.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Dorrego era un tribuno, periodista y guerrero de la
independencia. Había nacido en Buenos Aires el 11 de junio de 1787 y lo
bautizaron como Manuel Críspulo Bernabé. Sus padres fueron José Antonio
Dorrego, portugués, y María de la Asunción Salas, porteña. Estudió gramática,
filosofía y teología en el Colegio de San Carlos. Era un excelente latinista.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El 1 de diciembre de aquel año, Lavalle lideró un golpe
contra Dorrego, gobernador bonaerense, que salió a enfrentarlo en Navarro, pero
fue derrotado y lo hicieron prisionero. Instigado entre otros por Florencio
Varela y Salvador María del Carril, Lavalle ordenó su muerte.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">A principios de 1827 las Provincias Unidas triunfaron en la
guerra del Brasil, luego de la usurpación de la Banda Oriental. El 9 de febrero
Guillermo Brown derrotó a la escuadra imperial en el Juncal y el 20 del mismo
mes Carlos María de Alvear triunfó en Ituzaingó. Los desmoralizados brasileños se
dispersaron. Cuando Alvear pidió refuerzos y caballadas a Buenos Aires
para ocupar la provincia de Río Grande y marchar hasta la capital enemiga, se
los negaron. ¿Por qué?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El gobierno de Bernardino Rivadavia, justo cuando los
argentinos triunfaban en el campo de batalla, ¡pedía desesperadamente la paz!
Lo hacía para sofocar lo que llamaba anarquía interna, quería disponer del
ejército nacional para lanzarlo contra las provincias.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Rivadavia envió a Río de Janeiro a Manuel García con
instrucciones rigurosas de obtener la paz a cualquier precio. Para conciliar
con los brasileños, García propuso la independencia de la Banda Oriental, por
sugerencia del ministro inglés John Ponsonby –el mediador- encargado de
conseguir un puerto franco en el Río de la Plata, obsesión inglesa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">A pesar de lo comprometido de sus ejércitos, el Emperador
del Brasil, no accedió. Y García terminó firmando una convención preliminar por
la que se reconocían los derechos del Emperador sobre la Banda Oriental y se
aceptaba la incorporación al Imperio de la provincia Cisplatina. Los brasileños
habían conseguido sin balas lo que la guerra le había negado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Cuando se conoció en Buenos Aires, el pueblo se lanzó a la
calle, en tumulto. Rivadavia presentó la renuncia y le fue aceptada por el Congreso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El Congreso eligió como presidente provisional a Vicente
López, que designó a Juan Manuel de Rosas comandante general de la campaña y
convocó en un mes a elección de representantes a la Legislatura de Buenos
Aires, triunfaron los federales por mayoría. Se eligió gobernador a Dorrego.<br />
Endemientras estaban llegando a Buenos Aires los primeros escuadrones del
ejército nacional que volvían de la campaña contra el Brasil. El desfile era
seguido con emoción y con pena por el estado desfalleciente de la tropa, que
llegaba con el uniforme hecho jirones. Dorrego nombra en reemplazo de Alvear a
Juan Antonio Lavalleja, que continuará con las acciones favorables.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">En las arcas de Buenos Aires no había dinero. La
administración de Rivadavia había sido ruinosa y había agotado los recursos del
Estado en gastos de boato y en combatir a sus enemigos políticos. Pero el
federalismo triunfaba en las provincias. Por lo que Dorrego llevó su gobierno
con moderación, sin amenazas ni persecuciones y con generosidad. Era un valiente.
Su carrera militar lo había llenado de gloria; su arrojo y golpe de vista de
guerrero nato se habían destacado en las victorias patriotas de Tucumán y
Salta. Nombró embajadores para tratar la paz en Río de Janeiro a Juan Ramón
Balcarce y Tomás Guido, que suscribieron el tratado del 27 de agosto de 1828
que reconocía la independencia de la Banda Oriental bajo la garantía de las dos
potencias firmantes.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El gobierno estaba inquieto por la posibilidad de un
contragolpe unitario, con fuerzas destacadas en la Banda Oriental, que venían
anarquizadas por la inacción y por el pago irregular de varios meses,
disgustadas por el resultado de la guerra y minadas por la activa propaganda
opositora.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Cuando se le anunció que el jefe del golpe revolucionario
sería Lavalle, no lo creyó, atribuyó a simple bravata su lenguaje exaltado.
Además, Dorrego acababa de hacer públicos los manejos de la oligarquía
unitaria, sus alianzas con el capital inglés, sus denuncias contra los
comerciantes agiotistas, y conocía su total impopularidad en las provincias.
Creía que los unitarios habían sido derrotados para siempre y ése fue su error:
no lo tomaba en serio a Lavalle.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lavalle había caído en manos de los doctores unitarios, que
lo tenían como alelado y a cuyos miembros escuchaba como oráculos por el
destino personal que le vaticinaban. Le hicieron creer que Dorrego era el jefe
de los anarquistas causantes de todos los males, un tirano que oprimía al
pueblo apoyado en la más baja plebe, y un traidor a la patria.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El 20 de noviembre llegó a Buenos Aires la primera división
del ejército de la Banda Oriental al mando de Enrique Martínez. Diez días
después Juan Manuel de Rosas manda un aviso al gobernador Dorrego: “El ejército
nacional llega desmoralizado por esa logia que desde hace mucho tiempo nos
tiene vendidos”. Al día siguiente, 1 de diciembre de 1828, estalló el
pronunciamiento. Los cuerpos de línea del ejército, la división de Martínez,
totalmente sublevada, entra en la plaza de la Victoria al mando de Lavalle y de
José Olavarría, héroes de las guerras de la independencia. Grupos de civiles
unitarios los rodearon y aclamaron, destacándose Julián Agüero. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Sin fuerzas para resistir a los regimientos de línea,
Dorrego abandonó el Fuerte y marchó al campamento de las milicias de Rosas en San
Vicente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lavalle salió a perseguirlo con un regimiento de caballería.
Contra la opinión de Rosas, Dorrego lo esperó para hacerle frente. El 9 de
diciembre se toparon cerca de Navarro: las milicias de gauchos mal armados
fueron derrotadas y dispersas por las experimentadas tropas de línea.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Mientras Rosas iba a pedir auxilio al gobernador de Santa
Fe, Dorrego buscó incorporarse al Regimiento 3 cerca de Areco, al mando de su
amigo Angel Pacheco, que le dio asilo y se puso a sus órdenes. Pero los
comandantes Acha y Escribano amotinaron la tropa, apresaron a Dorrego y lo
llevaron a la Capital. En el camino recibieron la orden de cambiar de rumbo y
conducir al prisionero al campamento de Navarro donde estaba Lavalle.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Dorrego le pidió a Lavalle garantías para su persona y un
salvoconducto para marchar al extranjero. Pero los unitarios tenían decidida su
muerte y se lo recordaron a Lavalle en premiosas cartas, para contrarrestar los
pedidos de clemencia o un posible desfallecimiento de la voluntad. “Nada de
medias tintas”, decía Juan Cruz Varela, mientras se regocijaba en El Pampero:
“La gente baja ya no domina, y a la cocina se volverá”. “Hay que cortar la
primera cabeza de la hidra”, afirmaba Agüero. Salvador María del Carril, más
categórico, refería: “Hablo del fusilamiento de Dorrego. Hemos estado de
acuerdo antes de ahora. Ha llegado el momento de ejecutarlo. Una revolución es
un juego de azar donde se gana la vida de los vencidos”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El 13 de diciembre de 1828 llegó Dorrego al campamento de
Navarro, y se le avisó que sería fusilado en una hora. Lavalle no quiso verlo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El golpe fracasó y para imponerse debió recurrir a una feroz
tiranía que, por esos mismos días, reprobó José San Martín en su retorno al
país. Negándose a desembarcar en febrero de 1829, rechazó el papel de “verdugo
de mis conciudadanos”, mientras Lavalle y sus tropas veteranas eran derrotadas
el 25 de abril en Puente de Márquez por milicias de Estanislao López y de
Rosas. El año 1829 fue el único de Buenos Aires en que hubo más muertes que
nacimientos: hubo 4.658 fallecidos, cuando en 1827 fueron 1.904 y en 1828,
1.788. La expresión “salvajes unitarios” no era antojadiza.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Dorrego fue la primera víctima del iluminismo argentino. Su
muerte, en cierta manera, contribuyó a cimentar la creencia de que los
unitarios solamente traerían ruina, disfrazada de civilización, al país. Otra
habría sido la suerte de los argentinos si Dorrego no era muerto por la
perfidia de los doctores unitarios porteños, que usaron a Lavalle como brazo
ejecutor.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">San Martín huyó despavorido de Buenos Aires cuando supo que
Lavalle gobernaba Buenos Aires. Junto a Dorrego es posible que hubieran
enderezado el rumbo del país en sus comienzos, en sus cimientos, como quien
dice. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Pero nada puede cambiar la historia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Tomado de: <a href="https://ramirezdevelazco.blogspot.com/2022/12/calendario-nacional-fusilan-dorrego.html?fbclid=IwAR2n21_uMYa0EX8SxSROhvIjyo0XMIEmXyJCqNg0_IIAwdtTlqdcnc7f4n8">https://ramirezdevelazco.blogspot.com/2022/12/calendario-nacional-fusilan-dorrego.html?fbclid=IwAR2n21_uMYa0EX8SxSROhvIjyo0XMIEmXyJCqNg0_IIAwdtTlqdcnc7f4n8</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-85684922055111442402022-12-07T16:22:00.001-08:002022-12-07T16:22:34.226-08:00De la espada de Bolívar a la de San Martín*<p> Por: <b>Iris Speroni</b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8DFsYKR5BD0KMAaxLH-szTkyvJGbNpa-80dJzAEfigZpj6x3avg5ELsfRpWKrp1ceQtmKhPu8sITbj7f0X4dOHaL2pc5a5nEcLWgreeXfOaK5P3N6E3vvjx_Thnuas9eYcEhnHMJ51bNy9ffLk8KSK6-iMeTwgxvaLhqthJsydcjHbmuIcVeyG5j4_g/s720/virreinato_rio_de_la_plata.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="437" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8DFsYKR5BD0KMAaxLH-szTkyvJGbNpa-80dJzAEfigZpj6x3avg5ELsfRpWKrp1ceQtmKhPu8sITbj7f0X4dOHaL2pc5a5nEcLWgreeXfOaK5P3N6E3vvjx_Thnuas9eYcEhnHMJ51bNy9ffLk8KSK6-iMeTwgxvaLhqthJsydcjHbmuIcVeyG5j4_g/s320/virreinato_rio_de_la_plata.jpg" width="194" /></a></div><br /><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 11 de agosto EL MANIFIESTO
publicó <a href="https://elmanifiesto.com/tribuna/501302474/La-espada-de-Bolivar-el-carnicero.html" title="La espada">“La Espada” </a>de Sertorio, autor por quien siento
admiración y respeto. Sin embargo, mi visión sobre el proceso que nosotros los
americanos, denominamos “La Independencia” y que los españoles peninsulares
ven, con justa razón, como el desmoronamiento de un Imperio, necesariamente
discrepa.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Debo aclarar que mi opinión es la
mayoritaria, con matices, entre todos los historiadores profesionales y
aficionados argentinos. Aquellos que añoran el dominio español son pocos y no
muy bien vistos. En general, estamos muy orgullosos de nuestra gesta
emancipadora del tirano Borbón.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Discrepo en la importancia dada a
la injerencia inglesa en general y la influencia que pudo llegar a tener la
Leyenda Negra en particular. Se denomina así a la propaganda creada por
Inglaterra y Holanda, mayormente para uso interno, con poco asidero fáctico.
Resultaba poco creíble para quienes vivían en América a finales del siglo XVIII
y principios del siglo XIX, quienes sí tenían bien en claro cómo eran las
relaciones con indígenas, negros, mulatos, mestizos y zainos en esos tiempos.
Gente pragmática que jamás compraría fantasías insustanciales. Esta fábula,
como todo lo <i>whig,</i> fue retomada por el marxismo, el cual nunca
se caracterizó en ser apegado a los hechos. En Argentina, la Leyenda Negra
entró en circulación a partir de la segunda mitad del siglo XX de la mano de
intelectuales universitarios de izquierdas. La acompañan con una Segunda
Leyenda Negra sobre la Conquista de la Patagonia (Conquista del
Desierto). <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La Guerra por la Independencia
fue una guerra civil. De español contra español. La divisoria de aguas era si
se renovaba la lealtad al monarca o no, luego de la vergonzosa abdicación ante
Napoleón. Los sustentos ideológicos principales fueron la teoría de la
reversión de la soberanía al pueblo del padre jesuita Francisco Suárez y los
iluministas franceses. Recomiendo la obra de José Carlos Chiaramonte, "<i><u>Ciudades,
provincias, Estados: Orígenes de la Nación Argentina (1800-1846)</u></i>",
Editorial Ariel, Buenos Aires, 1997. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>¿Por qué nos quisimos
divorciar de los Borbones?<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Voy a hablar únicamente por el
Virreinato del Río de la Plata. Mi conocimiento de Bolívar es mínimo por lo que
me limitaré a lo que me apasiona que es la historia de mi Patria. Nosotros,
quienes admiramos a los Generales Don José de San Martín, Martín Miguel de
Güemes y al Almirante Guillermo Brown miramos con cortesía y cierta
condescendencia al prócer de Colombia y Venezuela. Prosigo.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El final de la Casa de los
Austrias fue trágico para América. Las reformas que implementó Carlos III -
que, convengamos, fue el mejor de todos los Borbones - fueron devastadoras para
los españoles en América. Enumeraré los errores principales: <o:p></o:p></p><ol start="1" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b>Apoyo a la Independencia de los Estados Unidos</b>. Fue
costoso para los reinos de Francia y España. Para Francia, significó la
bancarrota y finalmente la pérdida del trono. Para España, una sangría de
dinero que solventó América, reforma impositiva mediante. <o:p></o:p></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b>El decreto real que diferencia a los españoles
nacidos en América y en la Península</b>. Durante los Austrias, los
súbditos nacidos en América tenían la misma jerarquía que los nacidos en
Europa. Era razonable. Los servidores reales desarrollaban una carrera
burocrática en diferentes ciudades del Imperio. Ejemplo: cuatro años en
Manila, cuatro en El Callao, cuatro en Cartagena de Indias y así. Eran
hombres casados cuyos niños nacían en el camino. Muchos, de adultos,
entraban al servicio del Rey como sus padres. La incomprensible decisión
de Carlos III dejaba fuera de la carrera profesional a decenas de miles
nacidos a donde el Rey había enviado a sus padres. En términos modernos
equivaldría a negarle a los hijos de un ejecutivo de una multinacional
nacido azarosamente en Singapur poder ingresar a una universidad de la Ivy
League y luego hacer carrera en Wall Street. <o:p></o:p></li>
<li class="MsoNormal" style="mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-align: justify;"><b>La expulsión de los jesuitas</b>. Creo que
ésta es la más fuerte de todas. Los jesuitas formaron a la mayoría de las
élites españolas en América. Pusieron el cuerpo en la colonización de
enormes áreas, los peores lugares a donde el resto no quería ir. Si el Rey
le dio la espalda a quien le fue tan fiel (según ojos americanos), ¿por
qué no lo haría con el resto de sus fieles súbditos? Más aún cuando, se
supuso, fue una decisión tomada por pedido del Borbón francés.<o:p></o:p></li>
</ol><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>El Virreinato del Río de la
Plata</b> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La historia nuestra es
particular, respecto a otros virreinatos. Para empezar, éramos pobres -
comparados con Manila, Nueva España o Perú -. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Parte del territorio del
Virreinato estaba bajo la administración de los jesuitas sin perjuicio de las
concesiones a muchas otras órdenes religiosas y a particulares. Especial
mención las Misiones Jesuíticas Guaraníticas, al Noreste de la hoy Argentina.
Eran una barrera de contención contra los intentos imperiales de Portugal. Al
punto que el Rey dio dispensa legal para armar y entrenar a los indios
guaraníes —cosa prohibida—, quienes derrotaron una voluminosa expedición
portuguesa (Guerra Guaranítica 1754-1756). Así mismo administraban amplias
extensiones en Córdoba y Salta, colegios secundarios y universidades en Córdoba
y en el Alto Perú.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La expulsión de los jesuitas fue
avisada con antelación al rey de Portugal quien preparó una invasión luego de
que la decisión real fuera efectiva. El Imperio de Brasil se apoderó de
kilómetros cuadrados que hoy integran el sur de ese país (actualmente Río
Grande del Sur), además de apresar miles de guaraníes como esclavos y matar
otros tantos. Dicho de otra forma: el rey abandonó a sus súbditos a manos de un
imperio extranjero. Porque antes, cuando los Austrias, los guaraníes eran súbditos
que merecían la protección real (remito al testamento de Isabel la Católica).<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En 1806 una flota militar
británica toma Ciudad del Cabo al sur de África luego de una batalla
encarnizada en la cual miles de <i>boers</i> perecieron. Luego de
aprovisionarse zarpa para la desembocadura del Río de la Plata. El virrey
abandonó la ciudad con el fin de proteger el tesoro (no está mal). La tropa
real era escasa y no pudo defender la plaza la cual cayó rápidamente ante el
invasor. El comportamiento inglés fue nefasto. Pillaje en conventos, iglesias,
comercios y casas de familia, violaciones de mujeres, vejación de monjas de
clausura. Lo usual. Tras 47 días de violencia y abusos, tropas venidas del
interior junto a civiles armados retomaron la ciudad con un alto costo en
sangre. Lo llamamos La Reconquista. Las banderas apoderadas al 71º Regimiento
de Highlanders son exhibidas desde entonces hasta la actualidad en la Basílica
de Nuestra Señora del Rosario y Convento de Santo Domingo, de la orden
dominica, en Buenos Aires.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Existe una segunda invasión en
1807, El lapso entre ambas expediciones fue empleado por los porteños para
entrenar milicias civiles y pertrecharse. La rendición de los ingleses tras el
segundo desembarco fue inmediata.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estos hechos aunados conforman en
la población la convicción de que al rey no le importa la protección de sus
súbditos, única obligación de un monarca absoluto.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>La invasión de la Península
por el ejército napoleónico<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Qué puede esperar un pueblo de
un rey que deja ingresar a su territorio a un ejército extranjero y de tal
forma poner el patrimonio y la vida de sus súbditos y la virtud de sus súbditas
a riesgo? ¿Qué clase de persona es? ¿Por qué alguien querría ser vasallo de un
monstruo traidor semejante?<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El gobierno de Cádiz a partir de
1808 más la resistencia que duró seis años fueron financiados desde América, en
particular desde el Perú. Uno a uno los virreinatos decidieron autogobernarse
mientras el Rey estuviera en Valençay, con excepción de Perú que respondía a la
Junta de Cádiz.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Fernando VII, reinstaurado al
trono por potencias extranjeras, se negó a jurar la Constitución de 1812.
Ordenó fusilar a quienes se lo pedían, a pesar de haber cuidado el reino en su
nombre y resistido al invasor, cosa que él no hizo. Mandó ejércitos a América a
recuperar su territorio. Resistimos, cual aldea de Astérix, las Provincias
Unidas del Río de la Plata con sede en Buenos Aires. También Asunción (la cual
se había emancipado en 1810). Hasta Montevideo había caído. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La Independencia de las
Provincias del Río de la Plata se declara en 1816. Fue luego de largas
negociaciones entre nuestra máxima autoridad Don Juan Martín de Pueyrredón y el
embajador del rey. Nuestra única exigencia para renovar la lealtad era que
Fernando VII aceptara la Constitución de Cádiz. Meses se demoró la Declaración
de la Independencia a la espera de estas tratativas. El rey no dio el brazo a
torcer. Nosotros nos divorciamos el 9 de julio de 1816 de la Corona Española y
diez días después de toda potencia extranjera.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nos peleamos con el ejército
realista durante diez años. En la frontera norte, en el Río de la Plata
(Batalla de Montevideo). El Ejército de los Andes liberó Chile y Perú.
Guerreamos contra los portugueses (a quienes les ganamos en Ituzaingó y Carmen
de Patagones), rechazamos invasiones francesas e inglesas que bloquearon el Río
de la Plata intermitentemente durante dos décadas. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estamos orgullosos de nuestra
herencia católica, de nuestro idioma y de nuestro acervo todo. Nuestra
constitución reza: “Artículo 2º.- El Gobierno federal sostiene el culto
católico apostólico romano”. Su preámbulo “....invocando la protección de Dios,
fuente de toda razón y justicia…”. Y no hace falta enumerar las contribuciones
argentinas a la lengua castellana en los últimos doscientos años. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nos hemos peleado con los
ingleses todas las veces que fue necesario y lo volveremos hacer hasta
recuperar nuestras Islas Malvinas.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Creo que los historiadores
modernos españoles recargan las tintas sobre los ingleses porque es
autoexculpatorio. Es fácil echarle la culpa de todos los pesares a los ingleses
y hacer la vista gorda a los errores propios. “El imperio no se desmoronó por
los Borbones, sino porque Gran Bretaña es mala”. Muy fácil.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Quiso Inglaterra medrar con el
Imperio Español? Seguro que sí. ¿Aprovechó las luchas civiles americanas? Sí.
¿Trató que América fuera su mercado luego de perder Estados Unidos? Sí.
¿Contribuyó a la Revolución francesa? Probablemente. Eso no quiere decir que
hayan podido hacer mucho. No pusieron ni plata ni hombres ni dinero, excepto en
situaciones marginales (Cochrane en Chile y con plata chilena). Sí tuvimos
contribución por parte de oficiales napoleónicos en el exilio, pero eso es otra
historia. La Independencia fue financiada por nosotros, bañada con nuestra
sangre, por decisión nuestra. Porque creímos y creemos que cualquier suerte es
mejor que estar bajo un Borbón.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nos habrá ido bien, mal o
regular, pero estamos orgullosos de nuestra costosa elección. Subo la apuesta:
Argentina volverá a crecer y ser una nación orgullosa bajo la faz de la tierra.
Seremos, una vez más, el refugio de todo cristiano, quienes serán perseguidos
en Europa cuando ésta caiga indefectiblemente en el paganismo si continúa el
actual derrotero.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Porque así, ahora como antes,
seremos un lugar de resistencia, integrado por hombres y mujeres bravos.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En cuanto a España, no soy yo
quien para decir qué está bien o mal. Pero a Fernando VII debieron decapitarlo
cuando volvió. La Casa de Borbón ha sido la promotora de la disolución general,
con la pérdida de Florida, Puerto Rico, Cuba y la disgregación actual de la
Península. Cuanto antes se desentiendan de esa gente, mejor.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">*Tomado de: <a href="https://elmanifiesto.com/identidad/418444338/De-la-espada-de-Bolivar-a-la-de-San-Martin.html?fbclid=IwAR0duwZVuScQOF66ES2vBKWFsE_r3ev70ifqnzk-pV9QFfYFV0sWC1TMZbI">https://elmanifiesto.com/identidad/418444338/De-la-espada-de-Bolivar-a-la-de-San-Martin.html?fbclid=IwAR0duwZVuScQOF66ES2vBKWFsE_r3ev70ifqnzk-pV9QFfYFV0sWC1TMZbI</a><o:p></o:p></p><p>
</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-69735746977942364112022-11-15T19:56:00.001-08:002022-11-15T19:56:12.978-08:00LA INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY ( 1°parte)*<p></p><div style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVRr82uYoX0g9haNB94IqgV5Oi-_Bh-f2ThMdi-f9AK9ee2ONOcFZbXORK-y9onSqvHJzc1GMQ3RmJhxqaKAaGklsMIF3CzvJLaXAJICtX8jzw-QMIhuD1EWmsGAaFLugL4bOK70yRJNvNf_8Mn9rQ7B4FH-TGE4CepfqD5l5BcNuMhuVsmlv3JEC82A/s259/tacuari.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="259" data-original-width="194" height="259" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVRr82uYoX0g9haNB94IqgV5Oi-_Bh-f2ThMdi-f9AK9ee2ONOcFZbXORK-y9onSqvHJzc1GMQ3RmJhxqaKAaGklsMIF3CzvJLaXAJICtX8jzw-QMIhuD1EWmsGAaFLugL4bOK70yRJNvNf_8Mn9rQ7B4FH-TGE4CepfqD5l5BcNuMhuVsmlv3JEC82A/s1600/tacuari.jpg" width="194" /></a></div><br /><br /></div><div style="text-align: center;">Por: <b>Alberto Ezcurra Medrano</b></div><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">PROLOGO<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Para la inmensa mayoría de los
argentinos el Paraguay se independizó en 1811. No es extraño que así sea,
porque eso es lo que han aprendido desde niños en los manuales de Grosso y de
Levene. Y si por casualidad llegan a enterarse de que Rosas consideraba al
Paraguay como una provincia argentina, atribuyen esto a una simple genialidad
del "tirano", fruto de su espíritu despótico, y no se preocupan de
investigar todo lo que ha sido cuidadosamente ocultado por los cómplices de esa
desmembración que lejos de ser la primera, como lo cree Levene, fué la última
de las grandes mutilaciones del Virreinato del Río de la Plata. Explicar cómo
se produjo y qué consecuencias tuvo, es el objeto de este breve estudio.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">EL AISLAMIENTO <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Producida la Revolución de Mayo,
el Gobernador del Paraguay, que lo era entonces don Bernardo de Velazco, reunió
el 24 de julio de 1810 una Asamblea de notables, en la que se adoptaron las
siguientes resoluciones: <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">"<i style="mso-bidi-font-style: normal;">1- Guardar fidelidad al Consejo de Regencia establecido en España a
nombre de su legítimo soberano. "<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">2- Conservar correspondencia y amistad fraternal con la Junta de Buenos
Aires, pero sin reconocerle superioridad. "<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">3- Formar a la mayor brevedad una junta de guerra que adopte las
medidas conducentes a la seguridad y defensa de la Provincia".</i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como Velazco continuaba
reconociendo al Consejo de Regencia e intrigaba al mismo tiempo en favor de la
Corte de Portugal, la Junta de Buenos Aires resolvió enviar a Belgrano, al
frente de un ejército de 950 hombres, con el objeto de derrocarlo. Esta
expedición —como es sabido— fué vencida en los combates de Paraguarí y Tacuarí,
viéndose obligado Belgrano a capitular con el jefe del ejército paraguayo,
coronel Cabanas. En virtud de esa capitulación, el ejército de Buenos Aires
evacuó el Paraguay. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A pesar de su triunfo sobre
Buenos Aires, no duró mucho tiempo el gobierno de Velazco, que indudablemente
no respondía al sentimiento paraguayo. El 14 de mayo de 1811, una conspiración
dirigida por el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, el capitán Pedro Juan
Caballero y los hermanos Yegros, obligó a Velazco a aceptar la coparticipación
de la autoridad con Francia y con Juan Valeriano Cevallos. De inmediato Velazco
entró en tratos con los españoles, lo que provocó su deposición y arresto, que
se realizaron el 9 de junio. Las causas de esa destitución, fueron explicadas
en un manifiesto, en el cual se expresaba, entre otras cosas, lo siguiente:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">"<i>La conclusión general de
todo esto es que el empeño de don Bernardo Velazco y de los individuos del
Cabildo en sostener la total división de esta Provincia, sin querer arbitrar o
tentar un medio de conciliar su reunión con su libertad y sus derechos, sin
querer reducirse a enviar sus diputados al Congreso General de las Provincias,
con el objeto de fundar una asociación justa, racional, fundada en la equidad y
en los mejores principios de derecho natural, que son comunes a todos y que no
hay motivo para creerse que hayan de abandonar u olvidarse por un pueblo tan
generoso e ilustrado como el de Buenos Aires; ha sido una conducta imprudente,
opuesta a la prosperidad de la Provincia y común felicidad de los naturales</i>...”<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Firmaban este manifiesto los
siguientes jefes militares: Pedro Juan Cevallos, Fulgencio Yegros, Antonio
Tomás Yegros, Mauricio José Troche, Vicente Iturbe, Francisco Antonio González,
Juan Bautista Rivarola, Manuel Iturbe, José Joaquín León, Mariano del Pilar
Mallada, Blas Domingo Franco, Agustín Yegros y Pedro Alcántara Estigarribia. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Así pues, la principal causa del
derrocamiento de Velazco fué su política separatista y el móvil de los
distinguidos jefes y oficiales paraguayos que firmaron dicho manifiesto no fué
otro que la unión con Buenos Aires. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 17 de junio del mismo año 1811
se reunió el Congreso de la Provincia, presidido por Francia y Cevallos, y el
19 el diputado Molas propuso lo siguiente:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">"1º La creación de una Junta
de Gobierno, compuesta de Fulgencio Yegros, doctor Francia, Pedro Juan
Caballero, doctor Francisco Javier Bogarín y Fernando de la Mora. "<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">2° Que no solamente el Paraguay
mantenga buenas relaciones con Buenos Aires, sino que se una con ella para
formar una sociedad fundada en principios de justicia, equidad e igualdad. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">"3º Que a este efecto se
nombre diputado al Dr. Francia para representar a la Provincia en el Congreso
General anunciado por la Junta de Buenos Aires."<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">4- Que se suspenda toda relación
con España, hasta la suprema decisión del Congreso General de Buenos
Aires".<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A pesar de esta resolución, que
fué aprobada por aclamación, el diputado no fué enviado a Buenos Aires, debido
a la oposición del mismo Francia, que para ello había sido designado. Fué
remitida en cambio una nota, la famosa nota del 20 de julio, redactada en
términos algo vagos. Esta nota ha sido considerada como la notificación de la
independencia paraguaya. Y sin embargo, si bien se sienta en ella la doctrina
de la reasunción por los pueblos de sus derechos primitivos —ya proclamada por
Moreno— y se establecen las condiciones bajo las cuales el Paraguay está
dispuesto a la unión con las demás provincias, de ninguna manera proclama o
notifica una independencia absoluta. Por el contrario, afirma, refiriéndose a
la "Provincia del Paraguay", que "<i>su voluntad decidida es
unirse con esa ciudad y demás confederadas, no sólo para conservar una
recíproca amistad, buena armonía, comercio y correspondencia, sino también para
formar una sociedad fundada en principios de justicia, de equidad y de igualdad</i>".
<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En un bando del día 14 de
septiembre, la Junta paraguaya declaró que "<i>se felicitaba por el éxito
de nuestra unión y negociaciones políticas con la ciudad de Buenos Aires</i>"
y porque "<i>de un solo golpe recobramos nuestro lugar entre las
provincias de la Nación, de cuyo número se nos quería borrar</i>". <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El tratado del 12 de octubre de
1811, negociado entre Francia por parte del Paraguay y Belgrano y Echevarría
por parte de Buenos Aires, confirma la unión con las demás provincias
argentinas. En el preámbulo establece que su objeto es <i>"la unión y
común felicidad de ambas provincias y demás confederadas".</i> El artículo
1º acuerda las medidas de seguridad común a todas las provincias contra los
enemigos interiores y exteriores de la Nación Argentina. El artículo 2º
estipula para el Paraguay el cobro de derechos en la misma forma que en las
demás provincias y para el fin de conservar la unión y seguridad nacional. El
artículo 3º arregla el cobro del derecho de alcabala en el mismo sentido de
unión nacional. El artículo 4º sujeta a la decisión del Congreso de todas las
provincias la demarcación de los límites del Paraguay y Corrientes. Y el
artículo 5º establece la unión federativa y alianza indisoluble del Paraguay
con las demás provincias confederadas, bajo la base de la independencia de que
cada una de ellas goza para su régimen interior provincial. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Todavía en nota oficial del 19 de
agosto de 1812 el Gobierno del Paraguay declaraba que <i>"no aprovechará
jamás en trance alguno las ocasiones que pudieran dispensarlo de la obligación
sagrada que contrajo con el pueblo de Buenos Aires, por impulso de pública
utilidad y no por las miras de intereses y conveniencia temporal"</i>. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde 1813 se inició de hecho en
el Paraguay la larga época de la dictadura del Dr. Francia y con ella una
política de tendencia más que separatista, aislacionista. Si bien es cierto que
el Congreso de 1813, como nuestra Asamblea del mismo año, dictó una serie de
decretos qué parecían expresar voluntad de independencia, debemos hacer notar
que nunca fueron comunicados en tal sentido a Buenos Aires. Y así el Archivo
Americano podría decir años más tarde<i>: "Ni renuncia ni retractación, ni
reclamos, ni declaración de ningún género para anular las estipulaciones del
tratado del 12 de octubre de 1811, jamás fueron hechos por el Dr. Francia ante
el Gobierno Argentino"<a href="file:///D:/Mis%20Cosas/Descargas/La-independencia-del-paraguay.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 11.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a>.</i>
En cuanto al nombre de República del Paraguay y las armas y colores nacionales
adoptados, no se trata de un caso único en nuestra historia. También hubo una
República del Tucumán y una República de Entre Ríos y ni Aráoz ni Ramírez son
hoy considerados como separatistas. La no concurrencia al Congreso de 1816,
tampoco significa nada. Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes no estuvieron
representadas y no por eso dejaron de pertenecer a la familia argentina.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El aislamiento paraguayo, bajo la
dictadura de Francia, es perfectamente explicable. El hecho de que no haya
declarado la independencia, es indicio suficiente de que Francia no se hubiese
opuesto a dejar que se operase por sí misma la reabsorción del Paraguay en el
conjunto más vasto a que pertenecía. Pero en la realidad ocurre lo contrario.
Las Provincias Unidas del Río de la Plata, en vez de absorber, se disuelven. En
Buenos Aires el Triunvirato, bajo la influencia localista rivadaviana, en vez
de procurar atraer al Paraguay, adopta medidas arbitrarias, tendientes a dejar
sin aplicación el tratado de 1811. Así mientras éste abolía el estanco de
tabaco, declarando libre su comercio, el reglamento dictado por el Triunvirato
el 1º de septiembre de 1812 dispone en su artículo 39: <i>"Los tabacos
extranjeros o de provincias separadas de la jurisdicción de este superior
gobierno pagarán a su introducción duplicados derechos que los impuestos a los
nacionales"</i>. Y se crea en Corrientes una aduana como "punto de
frontera". El Paraguay protesta en una nota que marca el principio del
aislamiento: <i>"Por último —</i>dice<i>— concluímos que con Buenos Aires
nada se adelanta, y nada hay que esperar, aun tratándose de la justicia y buena
fe con que deben observarse los tratados"</i>. El año 1813, en que se
acentúa el aislamiento, es precisamente el mismo en que la Asamblea del Año
XIII rechaza la diputación oriental por el hecho de traer un pliego de
condiciones que coincidía, en lo substancial, con los derechos otorgados al
Paraguay por el tratado de 1811. Al año siguiente, Artigas, amigo y aliado del
Dr. Francia, es declarado infame, privado de sus empleos, fuera de la ley,
enemigo de la patria y puesta su cabeza a precio. Al mismo tiempo los gobiernos
porteños, sin saber qué hacer con la independencia obtenida, comienzan la
búsqueda ansiosa de un amo, sea bajo la forma de una monarquía extranjera, sea
bajo la de una simple sumisión a Inglaterra. Viene luego el directorio de
Pueyrredón y no sólo se intensifica dicha búsqueda sino que su ministro en Río,
Manuel José García, hombre de espíritu colonial, negocia la invasión portuguesa
a la Banda Oriental para concluir con la "anarquía" de Artigas. La
invasión del enemigo tradicional se produce y Pueyrredón y su logia la toleran.
Más tarde, ya vencido Artigas, el mismo Pueyrredón azuza contra el Paraguay al
caudillo Ramírez. Una conspiración de amigos de éste es descubierta y ahogada
en sangre. ¿Qué otra actitud podía asumir el Dr. Francia, ante semejantes
hechos, que la de aislarse para preservar al Paraguay de la guerra civil y de
la dominación extranjera? No arrancaba con ello a su provincia del tronco
secular. Tal vez deseaba mantenerla íntegra e incontaminada para la hora de la
patria grande. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Si por parte del Paraguay no se
produce ningún acto de independencia, menos aún existe alguna actitud que la
autorice por parte de Buenos Aires. La ley de 9 de mayo de 1825, por la cual la
Argentina se desprendió del Alto Perú o el tratado de 1828, que dió la
independencia al Uruguay, no tienen su similar en la historia de la
desmembración del Paraguay. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En 1815, el Director Pueyrredón pidió
al Gobierno paraguayo un contingente de 4000 hombres para el ejército nacional,
y el doctor Francia se manifestó dispuesto a enviarlo, siempre que el gobierno
general sufragara los gastos necesarios, que la provincia no podía hacer por su
sola cuenta. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al legislar el Gobierno
Argentino, por decreto de 23 de noviembre de 1816, el cabotaje y navegación de
los puertos de la República y de sus ríos interiores, dispuso que se
considerase como cabotaje mayor, excluyendo de él a los extranjeros, <i>"la
navegación de los Cabos de San Antonio, al interior del Río de la Plata, en
todos sus canales, riachos, ensenadas y puertos del Norte y Sud, Banda Oriental
y Occidental, hasta los confines de la Provincia del Paraguay".</i> <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La Ley de Aduanas del 21 de
agosto de 1821 sigue concediendo al Paraguay, a pesar de su aislamiento,
privilegios correspondientes a pueblos de una misma nación. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En 1824 el comisionado del
Gobierno Argentino, Juan García de Cosio se dirigió, desde Corrientes, al Dr.
Francia invitándolo a enviar representantes al Congreso Nacional. No habiendo
tenido respuesta la primera invitación, le hizo una segunda y luego una
tercera, con igual resultado. Nótese que Francia, si bien no responde a las
notas, tampoco las rechaza ni niega al gobierno argentino el derecho de invitar
al Paraguay a un Congreso de orden interno. Sigue firme en su aislamiento; pero
nada más. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En 1825 ocurre un episodio
interesante, aunque sin trascendencia, en la historia de esta desmembración. El
Gobierno de Buenos Aires había enviado a Potosí dos delegados, Alvear y Díaz
Vélez, para cumplimentar a Bolívar y solicitarle su auxilio en la inminente
guerra con el Brasil. Bolívar opone a ello la existencia de obstáculos
insalvables; pero, ofrece en cambio ocupar el Paraguay, con el fin de permitir
a sus habitantes disponer de su propia suerte, o de anexarlo directamente a la
Argentina. El Gobierno de Buenos Aires eludió responder a esta proposición. Los
historiadores bolivarianos lo critican por ello. Blanco Fombona afirma que
el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>propósito de Bolívar era formar en
América estados fuertes y que a la política bonaerense de la época debemos la
pérdida del Paraguay. Sin embargo —y aun suponiendo que se hubiese equivocado
en sus móviles el gobierno de Las Heras— creemos que estuvo acertado en el
rechazo. Se trataba de un asunto doméstico que era prudente resolver entre
nosotros, sin intromisiones extrañas, por bien intencionadas que se las
supusiese. Este episodio sin trascendencia, demuestra por otra parte que al
genio indiscutible de Bolívar no había escapado lo absurdo de la división
argentino paraguaya. Ese mismo año de 1825, comienza a disgregarse el viejo
Virreinato. El 10 de julio, cuatro provincias argentinas, con el consentimiento
del Congreso nacional, declaran su independencia, constituyendo la República de
Bolívar, hoy Bolivia. Al año siguiente se les une Tarija. Dos años después,
tras una guerra militarmente ganada, perdemos la Banda Oriental por un tratado
debido a la diplomacia inglesa, a la incapacidad rivadaviana, y a la acción
nefasta de Manuel José García, <i>"el más incondicional servidor que ha
tenido Inglaterra entre nosotros"</i>, como tan acertadamente lo califica
Scalabrini Ortiz. El espectáculo que ofrecíamos al mundo no era como para
invitar al Paraguay a salir de su aislamiento protector e incorporarse a una
nación que se disgregaba. Si allá en su retiro de la Asunción alguna vez el Dr.
Francia soñó con la Patria grande, debió ver en esos años desvanecerse su sueño
con honda melancolía. Y así, con un Paraguay separado de nosotros por casi 20
años de aislamiento, de decepción y de resentimiento, entramos en la época de
Rosas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">*Alberto Ezcurra Medrano. La independencia del Paraguay. Ediciones
católicas argentinas. Bs As. 1941<o:p></o:p></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///D:/Mis%20Cosas/Descargas/La-independencia-del-paraguay.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Archivo Americano. Septiembre 9 de 1848. Pág.
28.<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-47138073698508778192022-10-11T13:11:00.000-07:002022-10-11T13:11:48.306-07:00La leyenda negra y el verdadero sentido de la conquista española<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVf13HQh0232Pj9DCuREbi73K4f6KeHiFlVzo9qZiuAaW3QNNbmObWq2fixKY1UP1QlYPb_FzOZh0YRwH71txP_bCN3vCdU2a9-OW4k2wypPJRmkLr7eD_0sPVZTo7eic6UUbnUb_82bU60Wjl_lXRcvToWTAILdGYfLdG2c_GH_6pk6T6kwUOT-LtiA/s1080/leyenda.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1080" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVf13HQh0232Pj9DCuREbi73K4f6KeHiFlVzo9qZiuAaW3QNNbmObWq2fixKY1UP1QlYPb_FzOZh0YRwH71txP_bCN3vCdU2a9-OW4k2wypPJRmkLr7eD_0sPVZTo7eic6UUbnUb_82bU60Wjl_lXRcvToWTAILdGYfLdG2c_GH_6pk6T6kwUOT-LtiA/s320/leyenda.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Por: Edgardo Atilio Moreno</span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></b></p><p style="text-align: left;"></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hay mitos y leyendas que aunque refutados una y mil veces se
resisten a morir, especialmente cuando son promovidos desde el poder. Uno de estos
es el de la llamada Leyenda Negra<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de la
conquista de América. Este término -popularizado por el historiador Julián Juderias-
hace referencia a una visión historiográfica ideologizada y falaz, que busca denigrar
a España por todo lo que esta realizó en el Nuevo Continente a partir de su
descubrimiento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esta leyenda negra fue pergeñada y difundida con fines
políticos, económicos y religiosos por los países enemigos de España tomando
como base las denuncias por abusos a los indios que en el siglo XVI hizo el
fraile dominico Bartolomé de las Casas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Estas denuncias tenían ciertamente una base de realidad pero
eran claramente exageradas y en muchos casos directamente falsas; sin embargo
sus divulgadores las utilizaron para imponer la idea de que los españoles habían
cometido América todo tipo de crímenes, vilezas y crueldades, en forma sistemática.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">De más está decir que los autores de esos panfletos omitieron
siempre hacer alguna mención de los crímenes reales y de las atrocidades concretas
cometidas por sus propios países. Ya sea dentro de sus propias fronteras o en
sus empresas coloniales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cabe aclarar aquí, que quienes desde el revisionismo
histórico genuino salieron al cruce de las mentiras de la leyenda negra no por
eso plantearon como contrapartida una leyenda rosa al respecto; ya que ninguno
de estos autores puso en duda la existencia de injusticias, abusos, y crímenes
que en muchos casos cometieron los conquistadores y encomenderos, especialmente
en los primeros años de la conquista. Como dice Vicente Sierra, en su obra Así
se hizo América, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“¿Es que hubo abusos?
¡Vaya si los hubo! ¿Acaso no fueron hombres los que vinieron<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de España?”.<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo que sí hicieron estos historiadores notables, como Romulo
Carbia, Vicente Sierra, Federico Ibarguren y Ernesto Palacio, entre otros, fue
demostrar que el móvil principal de la empresa (aunque no el único) fue el de la
evangelización de los aborígenes americanos, y que España hizo todo lo que
estuvo a su alcance para proteger a estos de todo tipo de abusos e introducirlos
en la civilización. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Las leyendas negras<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Siguiendo esa línea, entre los mejores libros escritos sobre
la temática, cabe mencionar la obra del Dr Antonio Caponnetto, Hispanidad y
Leyendas negras, a la cual acudimos aquí para explicar el fenómeno de las
leyendas negras.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dice Caponnetto (después de haber denunciado la relación
entre la llamada Teología de la Liberación y la Leyenda Negra) que es mejor
hablar de las leyendas negras (en plural) pues se pueden distinguir tres
versiones de esta: la leyenda lascasiana, la liberal y la marxista. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La primera de ellas –continua- fue la elaborada por el Padre Bartolomé
de las Casas y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“se ofrece con un sesgo
bien intencionado”, </i>pues sus denuncias tendrían por objeto asegurar el buen
trato a los indios y evitar los abusos e injusticias que estos estaban
sufriendo en manos de los conquistadores. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El problema con las denuncias del fraile –afirma Caponnetto- es
que “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">apeló metódicamente a la mentira, a
la exageración, a la generalización, al falso testimonio, al prejuicio y a
todas las variantes del engaño sin excluir las patrañas más insostenibles y
grotescas</i>”; y que por ello su obra, la Brevísima relación de la destrucción
de las Indias, no resiste el menor análisis científico. En efecto, De las Casas
incurre en todo tipo de afirmaciones fantasiosas como la de los treinta mil
ríos que asegura haber visto en la isla La Española, o la de los tres millones
de indígenas que dice que vivían en Santo Domingo, cuando estos no pasaban de dos
centenares, o la cifra de 24 millones de aborígenes eliminados, cuando en toda Hispanoamérica
se calcula que apenas había poco más de 13 millones. Del mismo tenor son sus
denuncias sobre los supuestos abusos cometidos por los españoles, sin dar
detalles de en donde sucedieron, cuando, quienes los cometieron, etc., es decir
sin dar ninguna precisión. Todo esto en el afán de imponer la falsa dialéctica
del español malo y cruel frente al noble, bueno e inocente aborigen.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por otro lado, consigna nuestro autor, que el cura de las
Casas no fue el primero ni el único en preocuparse por la situación de los indios;
ya que fue la propia Corona la que se ocupó tempranamente del tema. Ejemplo de
ello es la actitud de Isabel la Católica cuando Cristóbal Colon<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>envió a España algunos nativos como esclavos,
y la reina preguntó airada ¿<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cómo se
atrevían a esclavizar a sus súbditos</i>? Y ordenó su inmediata libertad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Además, la conducta pública del dominico distó mucho de ser
coherente y caritativa. En efecto, si bien este decía defender los derechos de
los indios, sin embargo se manifestaba a favor de la esclavitud<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de los negros y justificaba la práctica de la
esclavitud entre los aborígenes; de igual manera, al tiempo que afirmaba que
todo el dinero procedente de América era un robo, planificaba expediciones en
busca de oro y perlas. Todo lo cual hace poco creíble su prédica. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La segunda versión de la leyenda negra, la leyenda liberal –sigue
diciendo nuestro autor- es producto “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">de
las fuerzas combinadas del protestantismo y de la masonería dueñas de los
países políticamente adversarios de España, principalmente Holanda e Inglaterra
aunque también Francia y Alemania</i>”, a partir de las falsas denuncias de Bartolomé
de las Casas; y se caracteriza por hacer coincidir el anti hispanismo con el
anti catolicismo. En ella la difamación de España es la excusa para atacar
sobre todo al catolicismo, a la Iglesia católica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Y un detalle más hace notar Caponnetto: si bien los liberales
de los siglos XVIII y XIX agitaron la bandera anti española con fines
independentistas, promoviendo el resentimiento de los indios en contra los
españoles; posteriormente, en la segunda mitad del siglos XIX en adelante <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“…<i style="mso-bidi-font-style: normal;">incorporan
un matiz diferente. La barbarie seguía siendo España<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>–incurablemente mala ya por condición
intrínseca- y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la Civilización seguía
siendo el universo anglo sajón; pero los indios, las dulces y sencillas ovejas
lascasianas, cayeron en descredito y pasaron a pertenecer a la barbarie</i>”; a
la que había que reemplazar –como proponía Alberdi- o directamente exterminar ,
como decía Sarmiento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La tercera versión, la leyenda negra marxista, es la más
difundida actualmente. Al respecto dice nuestro autor que su tesis central es
la caracterización de la Conquista y Evangelización de América como una
invasión imperialista con fines estrictamente económicos. Por lo tanto, para
reparar ese atropello, los pueblos así sometidos deben buscar su liberación; y
esa lucha empieza, en primero lugar, rechazando y repudiando la superestructura
ideológica (en particular la Fe) impuesta por los españoles, ya que esta es la
justificación teórica de la explotación. En segundo lugar, recuperando la
cosmovisión de los vencidos, o sea de las culturas precolombinas, llamadas
originarias en la guerra semántica. Por eso es que hoy vemos como se reivindica
–por ejemplo- los cultos a la Pachamama, hasta dentro de la Iglesia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En esta versión, al igual que en las otras, los marxistas en
tren de reivindicar a las culturas precolombinas también se ven en la
obligación de ocultar la real situación de los pueblos indígenas antes de la
llegada de los españoles. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por eso esconden o tratan de justificar la práctica espantosa
de los sacrificios humanos y del canibalismo; el estado de guerra permanente entre
los diversos pueblos, las matanzas indiscriminadas, el saqueo, la esclavitud,
las deportaciones, y los pesados tributos impuestos a las tribus vencidas. Ocultan
el hecho de que la mayoría de los indios estaban sometidos a la tiranía de sus
caciques; y que los indios comunes no eran los dueños de las tierras sino que
tenían que trabajarla para unos jefes tenidos por dioses, que lo poseían todo.
No quieren ver que los aborígenes no tenían ninguna legislación que protegiera
sus derechos y que la única ley que imperaba era la del más fuerte. Razones todas
estas que llevaron a que muchísimos indígenas se unieran a los españoles recién
llegados buscando su protección.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En definitiva<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la
leyenda negra marxista pinta a la América precolombina como un paraíso en donde
imperaba la libertad y la justicia, que fue arrasado por un imperialismo voraz y
genocida, en complicidad con una Iglesia oscurantista; por lo que es justo el
repudio y el rechazo a todo lo vino después del Descubrimiento, empezando por
la misma noción de este. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los lugares comunes<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Habiendo hecho estas distinciones, Caponnetto pasa a analizar
los tópicos o ideas que con más frecuencia repiten los detractores de la acción
española en América.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Un primer lugar común es la acusación de que España se apropió
de las tierras de los indios; <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“como si
antes de la llegada de los españoles todo hubiese sido una distribución paradisiaca
de parcelas y vergeles”, </i>dice nuestro autor; y continua: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La verdad es que los indios ejercieron entre
ellos, con toda naturalidad, las prácticas comunes del saqueo, la invasión
armada, la expansión violenta, el reparto de bienes y tierras como botín de
guerra y el despojo más absoluto de las tribus vencidas. Impuestos, cargas,
retribuciones forzadas, exacciones y pesados tributos, fueron moneda corriente
en las relaciones indígenas previas a la llegada de los españoles. Y la noción
jurídica de propiedad era tan inexistente como la de igualdad. El más fuerte
sometía al más débil, las tierras eran propiedad arbitraria de los jefes
vencedores, el trabajo forzado para un estado despótico y divinizado resultaba
la norma…”. <o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dicho esto, se puede afirmar sin temor a exagerar que cuando
llegaron los españoles a América los pueblos que encontraron no eran realmente
los propietarios originarios de las tierras que ocupaban pues antes se las
habían arrancado a otros pueblos, y estos a su vez a otros anteriores y así
sucesivamente hasta remontarnos a los primeros viajeros que cruzaron el
estrecho de Baring miles de años atrás. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nos obstante ello, tal como lo dejaron dicho todos los
autores que refutaron las leyendas negras, lo particular del caso y el gran mérito
de España es que fue ella misma la que se planteó la licitud de su accionar e
inquirió sobre cuáles serían los justos títulos que podían legitimar sus
conquistas. Incluso frenó su empresa hasta resolver esa cuestión de
conciencia.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Y la respuesta<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a ese problema la dio el gran teólogo y
jurista, Francisco de Vitoria, fundado los derechos de España en América el
propósito evangelizador y en la necesidad de preservar a los aborígenes de las
idolatrías y el gobierno despótico de sus caciques; y ese propósito prioritario
fue el que le imprimió a la conquista un sentido misional y civilizador inédito
en la historia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por otro lado la Corona, mediante numerosas Cedulas reales
estableció que no se podía repartir entre los españoles las tierras de
propiedad de los indios, solo se podían repartir las tierras que estaban baldías
o sin uso. Y aunque en muchos casos esas disposiciones fueron transgredidas los
nativos podían recurrir a las instituciones que protegían sus derechos. Los
archivos históricos están repletos de multitud de pleitos y denuncias de este
tipo en las que normalmente el vencedor era el nativo y de esa manera
recuperaba sus derechos sobre su propiedad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Otro lugar común es la supuesta sed de oro que habría sido el
móvil principal de España en América. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Aquí también da en la tecla Antonio Caponnetto cuando dice
que “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">no hay razón para ocultar los
móviles económicos de la Conquista española, no solo porque existieron sino
porque fueron lícitos. El fin de la ganancia en una empresa en la que se ha
invertido y arriesgado<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y trabajado
incansablemente, no está reñido con la moral cristiana, ni con el orden natural
de las cosas. Procurarse una compensación proporcional a los gastos o un
beneficio decoroso ni tiene en sí mismo nada de perverso ni escapa a las reglas
de juego de toda política económica en cualquier tiempo”.</i> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo malo –continúa nuestro autor- habría sido anteponer el fin
del lucro al Bien Común o buscar las ganancias a toda costa utilizando medios
inmorales; pero eso no hizo España. Tal es así esto que por ejemplo no se
dedicó al lucrativo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>tráfico de esclavos,
cuando casi todos los países de entonces lo practicaban.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Claro que hubo españoles que cometieron actos de pillaje,
robos y otros abusos, reconoce Caponnetto, pero acotando que individuos así hay
en todos los países, y que España no planeo ni ejecutó una política saqueadora,
ni tampoco permitió el abuso por parte de nadie, para ello dictó una
legislación protectora de los aborígenes única en el mundo e hizo todo lo que
estaba a su alcance para que ella se cumpliera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por otro lado el oro y la plata que se extraía de América en
gran parte se quedaban en el continente para solventar el desarrollo de la
economía local, mientras que aquel que se enviaba a Europa también beneficiaba al
nuevo mundo, pues en gran parte volvía en mercaderías y productos que se adquirían
en el viejo continente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Un tercer lugar común es el del supuesto genocidio llevado a
cabo por España sobre los indígenas. Al respecto se debe decir sin ningún
titubeo que España no planificó ni llevó a cabo ningún genocidio en América,
mienten quienes así lo afirman. El genocidio es la eliminación sistemática de
un grupo humano por motivos de raza, religión o nacionalidad; y eso no pasó en
América. No hay ningún documento que lo pruebe. Como dice Caponnetto: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“no hemos hallado nunca una línea oficial o
privada de los protagonistas de la Conquista española, justificando, avalando,
planificando u organizando el genocidio de las tribus americanas. Se
encontraran muertes y guerras, batallas y derrumbes, escarmientos y venganzas,
desquites, combates de todo tipo y gusto, pero ni esto corresponde ser llamado
genocidio ni la causa bélica es la causa principal del descenso de la población
indígena.”<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Es cierto que la población aborigen experimento un descenso
notable luego de la llegada de los españoles, sin embargo la principal causa de
ello fue la difusión de enfermedades para las cuales los indios no tenían
defensas. Así lo dice el gran historiador Vicente Sierra, en su ineludible obra
Así se hizo América: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">la causa principal
de esta merma fue la viruela, plaga contra la que España luchó como pudo, al
punto que la difusión de la vacuna alcanzó en Hispanoamérica el más alto grado
de desarrollo cuando se la desconocía en muchas otras partes del mundo</i>”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En realidad las únicas matanzas sistemáticas que se dieron en
América fueron la de los sacrificios rituales practicados antes de la llegada
de los españoles. Por el contrario, los reyes de España –junto con la Iglesia-
lo único que hicieron siempre fue tratar de proteger a los aborígenes de los
abusos que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ciertos individuos cometían.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El sentido de la
conquista<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Habiendo quedado en claro los orígenes de la leyenda negra,
así como las motivaciones de sus divulgadores; y habiéndose refutado
rápidamente sus principales lugares comunes; digamos<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>para terminar –siguiendo al maestro Vicente
Sierra- que en la Conquista de América lo que primó siempre fue el sentido
misional de la empresa, presente incluso desde el inicio mismo de la gesta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por eso Federico Ibarguren, en esa joyita que es su libro
Nuestra Tradición histórica, dice: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
sentido religioso de la conquista americana, desde el principio, fue planteado
por Cristóbal Colon antes de arribar a estas tierras, que el creyó del Oriente.
Y ello, siguiendo una estrategia que venía repitiéndose en Europa desde la época
de las Cruzadas: la lucha contra el mahometano… su propósito aparte del
comercial fue tornar viable un ataque por la espalda a los árabes –enemigos a
muerte del cristianismo- para luego sitiarlos<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>y así evangelizar a los pueblos sometidos a Mahoma</i>.”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Así mismo, esa voluntad misional de la España conquistadora
la encontramos expresa en las declaraciones de los monarcas del Descubrimiento.
En Isabel la Católica cuando en su testamento dice: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Nuestra principal intención fue, al tiempo que lo suplicamos al Papa
Alejandro VI, que nos hizo la dicha concesión, de procurar inducir y traer a
los pueblos de ellas, y los de convertir a nuestra Santa Fe Católica…” ; </i>y en
Fernando de Aragón cuando en carta a Diego Colon del 3 de mayo de 1509 afirma: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“Mi principal deseo siempre ha sido y es, de
estas cosas de las Indias, que los indios se conviertan a nuestra Santa Fe Católica”</i>.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por eso es que España se esforzó en enviar a América cientos
de misioneros<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y curas. Con ese objetivo
se construyeron cientos de iglesias y conventos, se fundaron escuelas y
universidades; se crearon hospitales para indios; y se dictó una formidable
legislación social protectora de los aborígenes, en la que se contemplaba la
jornada laboral de 8 hs, el salario móvil, el descanso dominical, la
prohibición de trabajar de niños y embarazadas, etc.. Por eso, los
conquistadores, pudiendo levantar solo factorías en las costas americanas, se
internaron y se asentaron en regiones en las que no había riquezas algunas,
sino hambre, enfermedades y miserias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Y esos fines misioneros de la conquista estuvieron presente
también en los sucesores de los Reyes Católicos, especialmente Carlos V y
Felipe II, y solo fueron dejados de lado con la llegada de los borbones, al
comenzar el siglo XVIII.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Que el hombre moderno pueda entender que un Imperio se haya
propuesto como fin primero en sus empresas de conquista la divulgación de la
Fe, sabemos que es muy difícil. La mentalidad religiosa y teocéntrica de
aquellos hombres que conquistaron y evangelizaron América hoy es incomprensible
para muchos.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Sin embargo la ejemplaridad
de la empresa de España en América debe ser recordada y reafirmada, pues el
modelo de la Cristiandad, el proyecto de instaurarlo todo en Cristo, y la
necesidad de la concordia entre el poder espiritual y el temporal, es un ideal
que no ha caducado, ni puede ser abandonado. <o:p></o:p></span></p><b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-AR; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></b><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-85005714368020579132022-09-26T16:38:00.000-07:002022-09-26T16:38:31.748-07:00LA LEYENDA DE LA TIRANIA *<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIMZ-gd8SdUd6FfqMa2vl1hvdm7d5A1YpHRhipa8Dczh3l6md2n0Q6Dfu_4H9dEv2q9pggs27jv31jn5rRB1jetIkSsFiXyO041mBrzgOsu3d11ggrHczLe3lCDONkoliCJbdp4PIa44T2Z_93RNPl4unD3XfBxrKLfuFPG0FV6xdp8MO-3m0OJUeadw/s443/san%20martin%20rosas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="443" data-original-width="420" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIMZ-gd8SdUd6FfqMa2vl1hvdm7d5A1YpHRhipa8Dczh3l6md2n0Q6Dfu_4H9dEv2q9pggs27jv31jn5rRB1jetIkSsFiXyO041mBrzgOsu3d11ggrHczLe3lCDONkoliCJbdp4PIa44T2Z_93RNPl4unD3XfBxrKLfuFPG0FV6xdp8MO-3m0OJUeadw/s320/san%20martin%20rosas.jpg" width="303" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por:<b> Jordan Bruno Genta</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Caseros es el primer triunfo decisivo de la política liberal
en la Historia Argentina; no sólo extiende su influencia a todas las
manifestaciones de la vida nacional, sino que logra imponer una gran
falsificación de nuestra conciencia histórica para encubrir con la leyenda del
tirano Rosas, la conducta desleal y oportunista de los emigrados, convictos y
confesos de haber alentado la intervención extranjera y de haber negociado la
desmembración del territorio; lo cual unido al oro que han recibido de los
agentes imperialistas en pago de su inapreciable colaboración, configura la imagen
siniestra de los "reos de lesa Patria", con la que ellos pretenden
confundir a Rosas ante la posteridad. Y esta falsificación de nuestra Historia
nos engaña acerca de lo que somos y tenemos que ser; nos extravía
irremediablemente el juicio sobre las cosas que debemos respetar y las que
debemos temer. La Patria es la Historia de la Patria. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">¿Qué sentido del patriotismo y de sus deberes pueden tener
los jóvenes argentinos que frecuentan el magisterio de los doctrinarios de la
traición?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Leed y volved a leer esta respuesta de Alberdi a la pregunta
sobre el deber argentino, con motivo del Bloqueo francés del Río de la Plata,
publicada en "El Nacional" de Montevideo, el 28 de noviembre de 1838:
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">"¿Estará el
deshonor, entonces, en ligarse al extranjero para batir al hermano? Sofisma
miserable. Todo extranjero es hombre y todo hombre es nuestro hermano". <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">O esta apología de la traición de la Patria que Sarmiento
hace en "Facundo", el más celebrado y difundido de sus libros;
lectura obligatoria en nuestras escuelas públicas:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">"… los que
cometieron aquel delito de leso americanismo, los que se echaron en brazos de
Francia para salvar la civilización europea, sus instituciones, hábitos e ideas
en las orillas del Plata, fueron los jóvenes: en una palabra, fuimos nosotros".</span></i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> (III Parte, cap. 2). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y la verdad es que estos doctrinarios de la traición, los jóvenes
esclarecidos de la brillante generación de Mayo, son mentores oficiales de la
juventud argentina que los reverencia como a personalidades próceres y maestros
de conducta civil, mientras Rosas continúa siendo "un reo de lesa Patria"
y un monstruo moral. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Es necesario que el defensor de la soberanía nacional, sea execrado
por los siglos de los siglos, a fin de que Urquiza, López, Mitre, Sarmiento y
Alberdi, aparezcan revestidos con las acrisoladas virtudes del patriotismo y de
1a. fidelidad. Se trata de un fallo inapelable, de una sentencia definitiva, de
un dogma secular que debe ser acatado en nuestras interpretaciones y
valoraciones históricas. Nadie puede intentar la más leve modificación de este
prejuicio, consagrado por los más celosos partidiarios de la variabilidad de
todas las cosas. No hay como los declamadores democráticos de la Evolución
Universal, para decretar inmutabilidades en el seno mismo de. lo que cambia
indefectiblemente. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Dudar de la divinidad de Cristo es signo inequívoco de una
mentalidad evolucionada y progresista; pero poner en duda la monstruosidad de
Rosas es una aberración mental y un crimen inexcusable. Tal es el criterio de
liberales y masones. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los medios que se emplean para asegurar y mantener esta gran
falsificación de nuestra Historia, superan en viieza y en cobardía a los que se
usaron para combatir a Rosas en el poder. El ensañamiento contra Rosas muerto
es todavía mayor que el mostrado hacia Rosas vivo. No se retrocede ante ninguna
valla; si es necesario so oculta o se tergiversa la misma evidencia. No se
respeta ni se considera en absoluto el juicio más autorizado, si ese juicio
reconoce el patriotismo, la prudencia y la honestidad de Rosas; ni siquiera si es.
San Martín quien lo dice.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los mismos que estiman insuficiente la medida humana para
exaltar a nuestro Gran Capitán y levantan altares laicos (grotesco intento de
entronizar la idolatría del héroe por odio a Dios), no le escatiman agravios
toda vez que declara su adhesión o le testimonia su gratitud argentina a Rosas.
El penegírico se cambia en vituperio: San Martín es un viejo obcecado y
reblandecido, un necio que habla con suficiencia de lo que no sabe o un padre
agradecido por los favores dispensados a sus hijos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Sarmiento en su biografía del General San Martín que figura
en la galería de hombres célebres de Chile - Santiago, 1854, no vacila en
mentir con su impavidez habitual, además de atribuir a la debilidad senil de
San Martín su adhesión a la causa de Rosas: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">"Nada de
particular presentan los últimos años de San Martín, sino es el ofrecimiento
hecho al dictador de Buenos Aires de sus servicios en defensa de la
independencia americana que creía amenazada por las potencias europeas en el
Río de la Plata. El poder absoluto del General Rosas sobre los pueblos
argentinos no era parte a distraerle de la antigua y gloriosa preocupación de
la independencia, idea única, absoluta y constante de toda su vida. A ella
había consagrado sus días felices, a ella sacrificaba toda otra consideración.
la libertad misma. Pocos meses antes de morir, escribió a un amigo algunas
palabras exagerando las dificultades de, una invasión francesa en el Río de la
Plata, con el conocido intento de apartar de la Asamblea Nacional de Francia,
el pensamiento de hacer justicia a sus reclamaciones por medio de la guerra. A
la hora de su muerte, acordóse que tenía una espada histórica, o creyendo o
deseando legársela a su patria, se la dedicó al general llosas, como defensor
de la independencia americana... No murmuremos de esto error de rótulo en la
misiva, que en su abono tiene su disculpa en la inexacta apreciación de los
hechos y de los hombres que puede traer una ausencia de treinta y seis años del
teatro de los acontecimientos, y las debilidades del juicio en el período
septuagenario"</span></i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">
(tomo III, página 296).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En otra página de su vastísima obra, comentando su visita a
Grand Bourg, en el verano de 1845, emplea el mismo argumento para excusar a San
Martín: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">"…San Martín es el
ariete desmontado ya, que sirvió a la destrucción de los españoles; hombre de
una pieza, anciano batido y ajado por las revoluciones americanas, ve en Rosas
al defensor de la independencia amenazada, y su ánimo noble se exalta y
ofusca... <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">"…San Martín era
un hombre viejo, con debilidades terrenales, con enfermedades de espíritu
adquiridas en la veje z… "</span></i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> (tomo V, pág. 114). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El subrayado nos pertenece, y abarca casi todo el texto porque
queremos destacar los recursos innobles de que se vale Sarmiento para
desautorizar la actitud de San Martín hacia Rosas y, al mismo tiempo, para
reducir la. agresión imperialista a un fantasma, engendrado por el delirio
obsesivo de un pobre viejo. Y también porque es un testimonio de la falta de
escrúpulos de que hace gala Sarmiento, toda vez que estima oportuno mentir para
lograr un determinado efecto. Si escribe una biografía de San Martín para hacer
el elogio del héroe de la independencia, no conviene en absoluto que el legado
de su sable aparezca como una decisión lúcida y serena; nada más fácil para el
llamado Maestro de América, que es un consumado maestro en estas habilidades: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">"A la hora de la muerte, acordóse que
tenía una espada histórica, o creyendo y deseando legársela a su patria, se la
dedicó al general Rosas… No murmuremos de este error de rótulo en la misiva que
en su abono tiene su disculpa, en la inexacta apreciación de los hechos y de
los hombres que puede traer una ausencia de treinta y seis años </i>(suponemos
que esta cifra es un error tipográfico)<i style="mso-bidi-font-style: normal;">
del teatro de los acontecimientos y de las debilidades de juicio en el período
septuagenario</i>". <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Hemos repetido esta parte del texto para mostrar que
solamente un impostor de oficio puede incurrir en esta burda falsificación y en
esta inexcusable irreverencia. Si Sarmiento ignora en 1854 que San Martín había
redactado su testamento seis años antes de morir, en estado de plena lucidez y
dominio de sí, no puede ignorar,, que está inventando las circunstancias de la
muerte del héroe para que, el legado a Rosas, aparezca como el acto
irresponsable de un anciano moribundo que no sabe lo que hace. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El presidente de la Comisión Argentina de Montevideo, Dr.
Valentín Alsina, le escribe a su amigo D. Félix Frías con motivo de la muerte
de San Martín que acaba de conocerse en el Río de la Plata. El rencor que ha
tenido que disimular en la obligada nota necrológica, lo desahoga en la discreta
intimidad de la carta que está fechada en Montevideo, el 9 de noviembre de
1850: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">" …Como militar
fué intachable, un héroe; pero en lo demás era muy mal mirado por los enemigos
de Rosas. Ha hecho un gran daño a nuestra causa con sus prevenciones, casi
agrestes y serviles contra el extranjero.... Nos ha "dañado mucho
fortificando allá y aquí la causa de Rosas, con sus opiniones y con su nombre;
y todavía lega a un Rosas, tan luego su espada. Esto aturde, humilla e
indigna<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y. . . pero mejor es no hablar
de esto...</span></i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> " <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La verdad es que todavía "<i style="mso-bidi-font-style: normal;">aturde, humilla e indigna</i>" a los abogados de la Democracia.
Dicen venerar al héroe nacional, pero descalifican sus juicios en cuanto se
oponen a sus intereses creados. Prefieren las mentiras de Sarmiento a las
verdades ele San Martín, porque son discípulos aprovechados de la escuela
histórica que D. Salvador María del Carril inaugura en nuestra Patria, con sus
recomendaciones a Lavalle después de la ejecución de Dorrego, en diciembre de,
1828: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">"…si para llegar
siendo digno de un alma noble, es necesario envolver la impostura con los
pasaportes de la verdad. se embrolla: y si es necesario mentir a la posteridad,
se miente y se engaña a los vivos y a los muertos.. . " <o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los empresarios de la falsificación metódica y sistemática de
nuestra Historia, con aparato documental y crítica científica o sin estas
formalidades aparentes, se sienten plenamente justificados por esta doctrina de
la mentira patriótica, gemela de la que auspicia la mentira piadosa a fin de
que el hombre muera como una vaca y no como un hombre. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Claro está que esta doctrina suele revestirse con las
denominaciones propias de las filosofías a la moda: y por esto es que en los
días que corren, se llaman lo mismo existencialismo que pragmatismo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La mentira patriótica es la "verdad existencial" o
la "verdad pragmática"; algo así como una ficción consoladora,
confortable y estimulante para la vida de las naciones y que debe administrarse
de acuerdo con las necesidades de cada momento y al hilo de la existencia
histórica. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los pueblos, se dice, tienen necesidad de "mitos" o
de "mística" para vivir. La confrontación existencial de la última,
guerra ha confirmado que el mito de la Democracia y de la Libertad continúa
siendo la razón vital de la humanidad, frente, a los caducos nacionalismos
autoritarios. Esto significa para los vigías de la dialéctica existencial que
el mito saludable, la mística vivificante de las naciones, es todavía la
Democracia made in U.S.A. o made in U. R. S. S. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y el resurgimiento democrático de post-guerra, en nuestra Patria,
exige mantener la leyenda de la Tiranía, más un obligado complemento que es.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">*Tomado del libro San Martin, doctrinario de la política de
Rosas. Ediciones del Restaurador. Bs As. 1950.<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-18017798633563021262022-08-10T20:07:00.002-07:002022-08-10T20:07:42.402-07:00Güemes Primer Gobernador Autónomo de Salta y su lucha por la Patria Grande<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZTsF7n2GtSZ_5EO6Z48tymvhS_VxQdZI7w5MjM6iy1oW28NTcqiTHED3X6gXlgKfBN7oHCMOJDFP6edZy9lgE_XlrLLQuyWBgJoIFcSAlVG4AdRi0_WKo4w-3EOQ8Awqii3LtYVg0ZMhsj-9zB3kwGJGPpKvmKzfkZQ6m9O2_ZD39xWvLEXd5lj1vHg/s904/Mart%C3%ADn_Miguel_de_G%C3%BCemes_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="904" data-original-width="640" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZTsF7n2GtSZ_5EO6Z48tymvhS_VxQdZI7w5MjM6iy1oW28NTcqiTHED3X6gXlgKfBN7oHCMOJDFP6edZy9lgE_XlrLLQuyWBgJoIFcSAlVG4AdRi0_WKo4w-3EOQ8Awqii3LtYVg0ZMhsj-9zB3kwGJGPpKvmKzfkZQ6m9O2_ZD39xWvLEXd5lj1vHg/s320/Mart%C3%ADn_Miguel_de_G%C3%BCemes_1.jpg" width="227" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><p class="MsoNormal" style="text-align: center;">Prof.<b> Jorge E. Camacho Ruiz</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El Gral. Martín Miguel de Güemes,
luego de derrotar al ejército realista en Puesto del Marqués en 1815, fue aclamado
gobernador de la Intendencia de Salta un 6 de mayo de ese mismo año, convirtiéndose
así en el primer gobernador autónomo
elegido por el pueblo de Salta, ya que hasta entonces los gobernadores eran
designados en Buenos Aires.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un año antes el Director Supremo
Gervasio Posadas, había dividido la Gobernación de Salta del Tucumán, en dos
Intendencias: la de Salta, que abarcaba, Salta, Jujuy, Tarija y la parte occidental
del Chaco y Formosa; y la del Tucumán que comprendía Tucumán, Santiago del
Estero y Catamarca. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Junto al cargo de Gobernador,
Güemes, ejerció el comando de las fuerzas armadas de la Intendencia hasta su
muerte ocurrida seis años más tarde; por lo que tuvo que lidiar con la realidad
acuciante en tiempos de guerra y carestía, lo que lo obligo a tomar medidas
poco simpáticas, puesto que afectaron a estancieros y comerciantes, resintiendo
la economía de la antes esplendida Intendencia, alimentando así la a sus
opositores y los enemigos de la causa patriótica.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entre esas medidas odiosas
estaban: la prohibición del comercio con el Alto Perú (que favorecía a los
realistas que se abastecían de mulas en territorio salteño), medida impuesta
anteriormente con el acuerdo del Gral. Manuel Belgrano; la eximición del pago
del arriendo a los gauchos que no cobraban sueldo y estaban al servicio de la
Patria (“estos pagan con su sangre decía” Güemes); y la implementación e
incremento del tipo de monto de contribuciones obligatorias a favor de la causa
Patriota.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero volviendo sobre las
circunstancias en las cuales fue elegido Gobernador. El Directorio debió
aceptarlo pues no tenía más alternativa, dadas las tempestades políticas del
momento. Tengamos en cuenta que en ese momento se presentaba un cierto vacío de
poder político a nivel nacional. El Director Supremo Alvear había sido depuesto
un 10 de abril de 1815, asumiendo transitoriamente el gobierno, el Cabildo de
Buenos Aires, hasta el nombramiento del nuevo Directorio como sucesor,
designándoselo a Rondeau y a su remplazante Álvarez Thomas, por encontrarse el
primero al frente del ejército del norte. Tampoco podemos obviar la influencia
de San Martín en la actitud de Güemes y de un Álvarez Thomas, quién fuera éste
el promotor de la sublevación de Fontezuela, contra Alvear opositor político de
San Martín, en inteligencia con un “partido vecinal” en donde uno de sus
participantes fue el señor Escalada, suegro de San Martín.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Además tengamos presente que bajo
esas circunstancias los directoriales porteños, también se vieron forzados a
aceptar a gobernadores autónomos como José Javier Díaz en Córdoba o Francisco
Candioti en Santa Fe. Esa etapa de las autonomías versus centralismo fue
anterior a lo que como resultado de esa confrontación haría su aparición
seguidamente dos sectores políticos irreconciliables, el federalismo y el unitarismo,
y por la cual tanta sangre se derramaría.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La elección de Güemes como
gobernador, no sólo fue popular, esto es con el apoyo de todo el pueblo salteño
en general, sino también con el respaldo de la gente más distinguida,
entiéndase bien, no se trataba de un sufragio mediante las urnas como en la
actualidad, no. Eran los representantes del Cabildo los electores, pero en esta
ocasión con la algarabía de un consenso generalizado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Güemes, una vez en el ejercicio
del gobierno se dispuso a buscar el consenso de una ciudad hostil como Jujuy y
finalmente lo logró. Posteriormente, durante los intensos debates en torno al
congreso de Tucumán, Güemes en sintonía con San Martín, y en esos momentos,
apoyó la monarquía constitucional; como también luego y desde su autonomía
provincial apoyó la Constitución de 1819 y la unión nacional, a pesar de que
muchos gobernadores de las provincias la rechazaran por centralista, Güemes lo
hizo, por razones pragmáticas, ante la urgencia y la importancia de la unión, a
los efectos de que no mermaran los recursos y los apoyos logísticos necesario
para nutrir a las fuerzas del norte, tan necesario para la lucha contra los
invasores realistas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al respecto entre los
historiadores se desato un gran debate, entre los que sostuvieron que Güemes
estableció así su adhesión al unitarismo y los que lo afiliaban con el
federalismo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No cabe duda que Guemes al
aceptar su cargo como gobernador autónomo, tiene un ineludible vínculo con el
federalismo y en absoluto con el unitarismo. Pero Güemes concibió un
federalismo desde su propia coyuntura, es decir en el contexto de la lucha por
la independencia. O sea que para entenderlo debemos ahondar en su percepción
política, puesto que siempre combatió el anarquismo rioplatense, sea este de
tendencia unitaria o federal que ponía en peligro la causa de la independencia.
Ocurre que desde el lugar geopolítico en el cual se encontraba, para Guemes era más urgente y fundamental terminar
la guerra con España y conservar el territorio de las Provincias Unidas del Río
de la Plata en forma íntegra, que la definición por la forma federal o unitaria
de gobierno; y esto lo pone a la altura de los sueños de un Belgrano y un San
Martín, por consolidar la Patria Grande y evitar la disgregación pergeñada por
la inteligencia del imperio británico de lo cual contaba con información
reservada.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero ¿de dónde le procedía esa
fuente de información? De su ministro de hacienda Pedro de Cevallos, éste era
hijo del creador del Virreinato del Río de la Plata, nada menos; y por herencia
familiar y una tenaz labor investigativa, se lo consideraba el más entendido
sobre los proyectos y ambiciones lusitanas y británicas. De todo esto nos da
cuenta un informe geopolítico del año 1816 del tratadista Miguel José Lastarria
y Villanueva (1). Pero además Güemes quién había tenido su bautismo de fuego
combatiendo durante las invasiones inglesas en 1806 y 1807 estaba totalmente
compenetrado de quiénes eran nuestros históricos enemigos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Si Güemes con su ejército hubiese
logrado unirse con San Martín en el Perú, como estaba planificado, muy
difícilmente se habría disgregado las Provincias Unidas del Río de la Plata, y
la Patria Grande se hubiera preservado. Curiosamente, cuatro días antes de que Güemes emprendiera la
marcha hacia el Perú, fue herido de muerte, triste fue su destino, el de su
familia, y así también se consumieron los sueños de una gran Nación Bioceánica.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Finalmente cabe señalar respecto
al Federalismo de Güemes, lo que el historiador Atilio Cornejo en su Historia
de Güemes, expresa: “<i>El federalismo de
Salta consistía en el respeto que exigía de sí misma como integrante de las
Provincias Unidas. Aspiraba a colaborar en la dirección de los destinos de la
Nación y en su grandeza, no como Salta en sí misma, sino como la Argentina. No
era un espíritu local el que la animaba, sino nacional. Más se preocupó de la
Patria grande que de la Patria chica; más de la Nación, que de sí misma. Por
ello también, de ella se olvidaron y permaneció tanto tiempo pobre y
abandonada; pero, siempre, guardando celosamente sus tradiciones y sus glorias
en cerrado cofre, junto con el perfume típico de su personalidad que la
distingue. Y así como Salta fue firme columna de la libertad, como reza la
leyenda de su escudo, fue también columna de la unidad nacional</i>” (2).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Notas:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;"><!--[if !supportLists]-->1.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->En
Estrategia Nº 58, mayo – junio 1979, El Cid Editor: Un Informe Geopolítico del
Dr. Miguel de Lastarria en 1816.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpLast" style="mso-list: l0 level1 lfo1; text-align: justify; text-indent: -18.0pt;"><!--[if !supportLists]-->2.<span style="font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span><!--[endif]-->2da.
edición, Artes Gráfico S. A., Salta, 1971, p. 171.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p></div><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-65709972260829838782022-06-21T06:52:00.011-07:002022-07-15T16:32:02.544-07:00Aspectos sobresalientes de la obra de Don Juan Manuel de Rosas<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeNWXJaK_CKjZLV3cTWsxWFbhj0x5Zt6t8BSbdJz_xF01V62RNWkvjmwyC4YocmUX0DUB89kyudx770WeXSTlsyc7LEsfCp71LJ3bI4zZ4ji4rWeV1IeCXlP6OuUa53nvR-vMK-NjzDfYcmpdeucln4sLBXeVDwaaG9AJrmqQCdUFEinNtKYED5ltFQg/s255/rosas.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="255" data-original-width="198" height="255" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeNWXJaK_CKjZLV3cTWsxWFbhj0x5Zt6t8BSbdJz_xF01V62RNWkvjmwyC4YocmUX0DUB89kyudx770WeXSTlsyc7LEsfCp71LJ3bI4zZ4ji4rWeV1IeCXlP6OuUa53nvR-vMK-NjzDfYcmpdeucln4sLBXeVDwaaG9AJrmqQCdUFEinNtKYED5ltFQg/s1600/rosas.jpg" width="198" /></a></div><br /><div style="text-align: center;"> Por: <b>Edgardo Atilio Moreno</b></div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Si se nos pidiera resumir los principales
logros, o los aspectos sobresalientes de la obra de gobierno de don Juan Manuel
de Rosas; en apretada síntesis podríamos decir que este hizo cuatro cosas fundamentales:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>En
primer lugar, logró la unidad nacional, conformando así a la Confederación
Argentina. En segundo lugar, protegió nuestra economía, obteniendo con ello la
prosperidad económica. En tercer lugar, defendió la soberanía nacional frente a
las agresiones extranjeras, con lo que ganó para el país el respeto y el reconocimiento
internacional; y en cuarto lugar (pero no menos importante) procuró la
evangelización del pueblo argentino, instaurando en estas tierras un orden social
cristiano.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>En
lo que atañe a la unidad nacional, la Argentina, cuando asume Rosas su primer
gobierno, estaba muy lejos de conseguirla, por el contrario, se encontraba
completamente desunida y en guerra civil, por culpa de los unitarios.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>En
efecto, el centralismo porteño y los unitarios habían llevado al país al borde
de la disolución. Las provincias se levantaron contra el régimen directorial y
produjeron la caída de este, lo que dio origen a la crisis del año XX;
Rivadavia llevo adelante una reforma eclesiástica anticatólica y luego trató de
imponer una constitución unitaria en el 26, todo esto ocasionó el levantamiento
de los caudillos federales, entre ellos de Facundo Quiroga, quien enarboló el
pabellón Religión o muerte, en prueba de que las diferencias entre unitarios y
federales no solo eran políticas y económicas. Por entonces, y también por
culpa de Rivadavia, se perdió la Banda Oriental, a pesar de haberse vencido a
los brasileños en Ituzaingo. Y finalmente, en diciembre del 28 los unitarios
desataron una revolución sangrienta fusilando al legitimo gobernador de Buenos
Aires, Manuel Dorrego. Ese era el panorama del país: un verdadero caos, con las
provincias completamente desunidas y guerreando entre sí.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>En
esa situación, que presagiaba la balcanización de la argentina, dividida en una
docena de republiquetas independientes; Rosas salvo la unidad nacional mediante
el Pacto Federal que se firmó en 1831.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Con ese
acuerdo, que unió a las cuatro provincias que no habían sido tomadas por los
unitarios (Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires y Corrientes) se pudo derrotar a
la Liga Unitaria que había formado el general Paz, con las provincias bajo su
poder. Una vez conseguida esa victoria, surgió entonces la Confederación
Argentina, con la incorporación paulatina del resto de las provincias.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">El segundo
aspecto que debemos destacar del gobierno de don Juan Manuel de Rosas es su
protección de la economía argentina.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Las
provincias del antiguo virreinato del Rio de la Plata, desde antes de mayo de
1810 (con el acuerdo Apodaca – Canning, entre España e Inglaterra) habían
quedado subordinadas a los intereses económicos británicos mediante el sistema
de libre comercio. Esta práctica había arruinado las economías provinciales ya que
nuestras industrias artesanales no podían competir con los productos ingleses
que se fabricaban en gran cantidad y a bajo costo, gracias a la revolución
industrial. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los únicos beneficiados con
esto eran los comerciantes porteños y los ganaderos; lo cual provocaba una gran
irritación en las provincias. Entonces Rosas, que justamente era bonaerense y
ganadero, dictó, en 1835, en su segundo gobierno, la Ley de Aduana.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Con esta ley
quedo prohibida la introducción al país de las mercaderías que se fabricaban
aquí, y se gravó fuertemente aquellas que se podían fabricar si se daban las
condiciones adecuadas.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>De modo pues que
con esta política proteccionista se pudo desarrollar nuestra industria, lo que
trajo una gran prosperidad económica en todo el país.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Por otro lado,
Rosas protegió también nuestra economía rescatando el banco de la nación que se
encontraba en manos de los ingleses. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">En efecto este
banco, que se había creado con capitales nacionales (obtenidos con el préstamo a
la Baring Brothers que solicitó Rivadavia) estaba manejado por capitalistas
ingleses que tenían la mayor parte de las acciones y que podían crear moneda y
manejar el crédito a su antojo. Y por supuesto lo hacían en contra de los
intereses argentinos, así, por ejemplo, durante la guerra con el Brasil este
banco le facilitó dinero a los brasileños para luchar contra los argentinos mientras
al gobierno de Buenos Aires le negaba el crédito que necesitaba. Lo mismo hizo
más adelante dándole dinero a los unitarios para derrocar a Rosas. Es decir, se
trataba una entidad que era un instrumento del imperialismo, por lo que Rosas hizo
lo que había que hacer, en 1836 se apoderó de él y lo puso al servicio de los
intereses nacionales.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">El tercer
aspecto destacable del gobierno de Rosas fue su defensa de la soberanía
nacional frente a las agresiones externas de las grandes potencias. En primer lugar,
frente a Francia, de 1838 a 1840, y luego frente a Francia e Inglaterra, de
1845 a 1850.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Francia agredió
a la Confederación Argentina con un pretexto pueril, exigiendo la derogación de
una legislación de milicias, aunque sin declarar formalmente la guerra. Tomó
Montevideo y sacó a Manuel Oribe, que era su gobernador legal, para poner en su
lugar a Fructuoso Rivera, un hombre sinuoso, aliado a unitarios y franceses.
Luego bloqueó el puerto de Buenos Aires y financió, con cuantioso dinero,
ejércitos a los que denomino “Libertadores”, para derrocar a Rosas y poner un
gobierno favorable a sus intereses. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Pero todas
estas maniobras fracasaron. Primero porque, si bien el bloqueo impidió que
ingresen recursos para poder pagar sueldos a los soldados, maestros, etc, sin embargo,
las industrias que se desarrollaron gracias a la Ley de Aduana, permitieron
abastecer al pueblo de lo necesario. Segundo porque la mayoría de los argentinos
apoyaron al Restaurador y le dieron la espalda a los ejércitos unitarios
títeres de los franceses.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Para la
siguiente agresión, la anglofrancesa, Rosas se preparó mejor aún. Les prometió
a los acreedores ingleses de la deuda que había contraído Rivadavia, que les
pagaría, en la medida de lo posible y siempre y cuando el puerto de Buenos
Aires no se encontrara bloqueado. De modo que cuando llego la escuadra invasora
los “bonoleros”, (así les llama Rosas a los poseedores de los bonos de la
deuda) presionaron al gobierno inglés por el cese del conflicto.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Por otro lado,
la expedición le costó cara a los agresores, no solo en dinero sino también en
vidas, ya que a lo largo del rio Paraná, en Vuelta de Obligado, en Tonelero, en
San Lorenzo, etc, se les ofreció una feroz resistencia. De modo que los
extranjeros solamente pudieron navegar el río sin poder pisar suelo argentino. Además,
no pudieron levantar como la vez anterior ejércitos auxiliares <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de cipayos, pues Rosas había creado una
policía que controló todos los movimientos de los unitarios y les infundio el
terror, un terror que -aunque la historia oficial diga lo contrario- fue mucho menos sangriento que el desatado por sus enemigos, y se basó mas que nada en una acción psicológica, llevada a cabo con medios extraordinarios como los cánticos de
los serenos que prometían la muerte a los traidores.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">De modo pues
que Rosas salió triunfante de esta guerra y en el tratado de paz que se firmó
pudo incluso exigir que los agresores imperialistas saludaran nuestra enseña
patria con veintiún cañonazos, a modo de desagravio.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Todos estos pormenores
fueron seguidos desde Francia por el máximo héroe de la patria, el Gral. San
Martin, con mucha atención y satisfacción. Y raíz de ello le escribió a su
amigo Guido diciéndole que ahora las naciones poderosas del mundo han aprendido
que los argentinos no somos empanadas que se comen con solo abrir la boca.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Por último, respecto
a su obra como gobernante cristiano, antes que nada, conviene aclarar que Rosas
no fue un santo, aunque ciertamente el sacerdote que lo asistió en sus últimos
años en Inglaterra dijo que era un hombre muy religioso, caritativo y generoso.
<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Dicho esto, no
hay dudas que se comportó como un verdadero gobernante católico, defendió la
religión, promovió la evangelización del pueblo, y veló permanentemente por la
moral cristiana. Todo ello surge de sus declaraciones, de sus decretos y de
muchos de sus actos concretos. La Confederación bajo su mando fue un estado
católico. Cuando asumió al poder por segunda vez, en su proclama lo dijo
claramente: “<i>nuestra causa es la de la religión</i>…” Sus decretos castigaban
severamente la blasfemia y el sacrilegio, mandaban que los maestros y
directores de las escuelas sean católicos y que enseñaran el catecismo; prohibía
tener abierto los negocios los días domingos y fiestas de guardar, etc,. En una
carta a Facundo Quiroga le dijo: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">la consideración
a los templos del Señor conviene acreditarla. Antes de ser federales éramos católicos</i>”,
consecuentemente, contribuyó, hasta con su propio bolsillo, para que se
construyan y se reparen templos. Todo esto obviamente concitó el apoyo casi unánime
del clero católico.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">Por eso,
ciertos historiadores lo acusaron de usar a la Iglesia a su favor, lo que no es
cierto pues Rosas era sinceramente católico e hizo lo que estaba convencido que
un gobernante católico tenía que hacer. No busco maquiavélicamente tener a la
Iglesia de su lado, sino simplemente ser coherente con su fe en el ejercicio
del cargo en el que la Divina Providencia lo puso. De modo que bien merecido
tiene por ello el título de Príncipe Católico.<span style="mso-tab-count: 1;"> </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">BIBLIOGRAFIA<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Altamirano, Alejandro. Rosas príncipe católico. Revista Verbo
N° 297<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Caponetto, Antonio. Notas sobre Juan Manuel de Rosas<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Garda Ortiz, Ignacio. Rosas, síntesis cronológica. Revista Verbo
N° 297<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Galvez, Manuel. Vida de don Juan Manuel de Rosas<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Ibarguren, Carlos. Juan Manuel de Rosas, su vida, su drama,
su tiempo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Rosa, José Maria. Historia Argentina.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></p><br /></div><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-35730648332866164732022-05-22T14:34:00.001-07:002022-05-22T14:34:09.756-07:00ACERCA DE MAYO DE 1810<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZqE8CeuV276pdatFzjb_Gv3DX7FutfBoc5Td619rY6nbJeO0yND9Y2WDdyH3q_ZbXdJj4TxptotKxIeNO-VuYIxMBLLNsaIKgleXkkM-7v0772YHRtOr-loW78m7UyQlkbckdvS92NuIYysm0Y290IGAXUaLHWsf6uuW5Ad97iyJ1BXD71T6MtOECFg/s300/25.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="300" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZqE8CeuV276pdatFzjb_Gv3DX7FutfBoc5Td619rY6nbJeO0yND9Y2WDdyH3q_ZbXdJj4TxptotKxIeNO-VuYIxMBLLNsaIKgleXkkM-7v0772YHRtOr-loW78m7UyQlkbckdvS92NuIYysm0Y290IGAXUaLHWsf6uuW5Ad97iyJ1BXD71T6MtOECFg/s1600/25.jpg" width="300" /></a></div><p class="MsoNormal" style="text-align: center;">Por: <b>Lic. Javier Ruffino</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p> </p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Fueron los “hechos de Bayona” los que
determinaron el futuro de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la América
Hispana. Así lo afirma Vicente Massot: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
acontecimiento que marcó a fuego la relación entre la metrópoli y sus colonias
– o reinos independientes de la corona de Castilla- y que hizo de disparador de
toda la revuelta hispanoamericana, sucedió dos años antes del estallido (…). El
episodio tiene nombre: la farsa de Bayona</i>”.[1]<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Sin embargo, para comprender en profundidad
los acontecimientos rioplatenses que se desarrollaron a partir de 1810 no
podemos dejar de referirnos a las consecuencias de las Invasiones Inglesas de
1806 y 1807. Nos dice al respecto el mismo autor: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Buenos Aires había producido así, sin que formara parte de un plan
original con arreglo al cual desarrollar una estrategia política, tres hechos
notables: 1) derrotar en dos oportunidades al Imperio Británico; 2) destituir,
en un hecho sin precedentes en el Imperio español en América, al virrey
Sobremonte, y 3) militarizar exitosamente una ciudad mal dotada para la guerra</i>.”[2]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por lo tanto, los hechos desencadenados a
partir del 10 son consecuencia de la crisis y caída de la Monarquía Borbónica,
del vacío de poder generado por dicha situación, y por el estallido del
Movimiento Juntista. Por otra parte, los cuerpos militares surgidos después de
las Invasiones Inglesas tuvieron una participación fundamental en la búsqueda
de una alternativa frente a la desaparición de la estructura imperial
hispánica.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Frente a la caída del Imperio se abrían tres posibilidades para el Río
de la Plata:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">1-<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Aceptar el status quo local: el
mantenimiento de la burocracia virreinal y el reconocimiento del último
vestigio de poder independiente de los franceses que quedara en la Península
(como por ejemplo el Consejo de Regencia de Cádiz). Esta posición tenía muchos
adversarios, debido a los errores y abusos que los funcionarios virreinales
habían venido cometiendo en los últimos tiempos. Por otra parte, las elites
locales querían una mayor participación en las tomas de decisiones, y que la
suerte del Continente no quedara atada a las desgracias de la Península y a las
ambiciones de las otras potencias europeas (Gran Bretaña, Francia, y los
vecinos portugueses).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">2- El establecimiento de una
monarquía borbónica en el Río de la Plata coronando a la princesa Carlota
Joaquina, única representante de la familia real que no había caído en poder
del “amo” de Europa. Claro que debía ser una Monarquía temperada, “a la
inglesa”<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">3- Establecer Juntas de Gobierno
como en la Península.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Lo señalado nos da la pauta del alto nivel
de politización de las elites después de los acontecimientos locales de 1806, y
sobre todo a partir de los hechos europeos posteriores a 1808. En este contexto
se deben ubicar los hechos del 1 de enero de 1809 en Buenos Aires, y los de
Chuquisaca y la Paz, a mediados de aquel año. A esta situación debemos agregar
las rivalidades entre peninsulares y americanos, porteños y provincianos,
Buenos Aires y Montevideo, etc.; para comprender los enfrentamientos que se van
a desatar tras la caída del poder virreinal.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">La Semana de Mayo<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La suerte de nuestras tierras fue decidida
en el Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El tema del Cabildo fue muy concreto. Si debía cesar el virrey<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en caso afirmativo cuál sería el
procedimiento para elegir quien lo sucediera en el mando civil y militar</i>
(…)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Después de los discursos vinieron los
votos (…). El primer voto fue el del obispo a favor del Virrey. El segundo fue
el del militar de más alta graduación en el virreinato, el teniente general
español Pascual Ruiz Huidobro (…)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cornelio Saavedra votó en el orden 29, con
las siguientes consideraciones: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">consultando
la salud del pueblo y en atención a las actuales circunstancias, debe
subrogarse el mando superior del Excelentísimo Virrey, en el Excelentísimo
Cabildo de esta Capital, en el ínterin se forma la corporación o junta que debe
ejercerlo; cuya formación debe ser en el modo y forma que se estime por el Excelentísimo
Cabildo, y no quede duda de que el pueblo es el que confiere la autoridad o
mando</i>.”[3]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El reemplazo de los funcionarios que
representaban a una Monarquía inexistente, así como la disputa de poder entre
los distintos sectores de la sociedad criolla, a lo que hay que sumar las
ambiciones de ingleses, franceses y portugueses –con las redes de aliados
locales que tenían-, nos explican la seriedad de los conflictos que se
desencadenaron, produciendo una guerra civil que condujo –como lógica
consecuencia de la evolución de los acontecimientos americanos y europeos-, a
la independencia de nuestro continente y a la fragmentación de los antiguos
virreinatos –en particular el nuestro- en nuevos estados nacionales.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Autonomía y Fidelidad<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En su obra Mayo Revisado el historiador
revisionista Enrique Díaz Araujo desmitifica el carácter liberal de la
Revolución de Mayo, explicando el proceso que se abre en el 10 en el contexto
de la crisis del Imperio Español y del marco legal del mismo, indicando que las
jornadas de Mayo se caracterizaron por la fidelidad a la Monarquía, pero
buscando una Autonomía con respecto a las “autoridades” peninsulares que
obraban en nombre del Monarca ausente. Finalmente, la evolución de los hechos
condujo a una justificada Independencia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anarquía
y usurpación peninsulares, que no el declamado ‘despotismo’, fueron las causas
reales del Autogobierno (…)<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p> </o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La fidelidad rioplatense
interpretada como una felonía, y el consiguiente ataque realista desde
Montevideo y el Perú: motivos suficientes para que la Autonomía comenzara a
devenir en Independencia</i> (…)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(…) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">los
hombres de Mayo no se movieron por impulsos ideológicos. Ellos tenían muy en
claro que el movimiento americano se encaminaba contra el Consejo de Regencia y
las otras autoridades metropolitanas conexas, en procura de la autonomía
comarcal (empezando por la provisional, de orden municipal); para escapar a la
eventualidad de la dominación francesa o la inglesa</i>.”[4]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por su parte, Vicente Massot nos explica el proceso que se abre en el
Río de la Plata a partir de 1808 haciendo girar su argumentación en torno a
tres conceptos claves: Revolución-Independencia-Anarquía.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El
proceso que se inicia pocos años antes de 1810 y se prolonga (…) hasta mediados
de la década del 30 (…) podría decirse que se compendia y resume en tres
términos los cuales, a su vez, transparentan otras tantas realidades:
revolución, independencia y anarquía<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(…)<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p> </o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La revolución merece su
nombre menos por el impulso de trastocar los fundamentos económicos, sociales o
religiosos del virreinato, que por su descendencia (…): la independencia y la
anarquía</i>.”[5]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Retomando la obra de Díaz Araujo, éste en
el Tomo III nos plantea que la revolución cambió su curso por obra de la acción
de Moreno, que fue quien en realidad orientó a la Revolución hacia una posición
acorde con el liberalismo, más aun, con el jacobinismo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sabido
es que el Primer Gobierno Patrio se constituyó basándose en unos arreglos entre
los grupos políticos existentes en Buenos Aires (…)<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p> </o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pues (…) uno se esos
sectores, el llamado ‘morenista’, se apoderó hegemónicamente de la Revolución,
desplazando a los demás y consiguientemente, reemplazando los objetivos
institucionales comunes, por unos unilaterales, de corte ideológico sectario</i>.”[6]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Antonio Caponneto también nos presenta un
morenismo jacobino: “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Otros criollos, en
cambio, no entendían, no valoraban ni amaban lo que España había traído a estas
tierras, y querían deshacerse de todo ello (…) Por ejemplo, Moreno, Monteagudo,
Castelli.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Querían asesinar a los
españoles. Escribieron un Plan de Operaciones para fomentar el terrorismo, el
rencor y el odio. Eran socios de los ingleses y defendían sus intereses
económicos. Y lo peor: atacaban la Religión Católica (…)<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Algo muy feo e imperdonable que cometieron
fue matar a Don Santiago de Liniers. El gran Caudillo de la Reconquista</i>.”[7]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Massot, por su parte, nos muestra un
Moreno más orientado hacia la “derecha”, o al menos no tan inclinado hacia la
“izquierda”. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mariano
Moreno, Juan José Paso, Juan José Castelli y Manuel Belgrano (…) no ganaron sus
credenciales revolucionarias por su afán de trastocar los fundamentos
económicos, sociales o religiosos del Virreinato, sino merced al cambio
político que urdieron y, más aun, a la consecuencia que tuvo en años venideros:
la independencia (…)<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p> </o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Al analizar, pues, el uso de
algunos de los principales conceptos de la ciencia política utilizados por el
secretario de la Junta hay que buscar menos en las posibles inspiraciones
ideológicas (…) y hacer hincapié más en las necesidades políticas (…)<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p> </o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(…) atendiendo (…) más a los
pactistas peninsulares que a Rousseau, apuntaba Moreno al hecho de que la Junta
debía tener el consentimiento de los pueblos, aunque, delegado el poder, se
establecía entre ambos una ineludible relación de mando-obediencia</i> (…).”[8]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Recordemos, por otra parte, que si bien
Moreno hizo editar el Contrato Social de Rousseau, lo expurgó de aquellos
capítulos en los que el autor “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">delira en
materia religiosa</i>”. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los hombres de Mayo fueron en general
exponentes de una cultura hispánica, católica y monárquica, más o menos
conservadores, más o menos tocados por las ideas del siglo -con mayores o
menores influjos iluministas y críticas a la cultura barroca de los sectores
populares-, que pedían reformas en la educación (en una línea utilitarista), o
que criticaban cierta escolástica decadente[11]; pero no fueron necesariamente
radicales o impíos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Si
el proceso revolucionario hispanoamericano triunfó (…) se debió entre otras
razones a la capacidad que demostró la clase dirigente de las Provincias Unidas
para gerenciar una empresa tan compleja y peligrosa. Ahora bien, sus hombres no
venían de Inglaterra ni de Francia. Habían recibido la educación del reino que
introdujo en América su idioma, religión, leyes y costumbres; que fundó
ciudades por doquier y creó escuelas y universidades cuya calidad nada tenía
que envidiarle a la del resto del mundo colonial y que legó a todos los
habitantes de estas latitudes una legislación tan realista como generosa</i>.”[12]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Lo erróneo sería suponer que nuestra
revolución significó una ruptura con el pasado y el triunfo del “jacobinismo”;
en tanto que el bando realista habría representado una postura tradicionalista,
ultramontana y “reaccionaria”.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En
realidad, hubo conservadores y liberales en ambos bandos:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Como
punto de partida dejemos centrado que existieron cuatro tendencias en torno a
la Revolución de Mayo: dos impulsoras de la misma y dos contrarias. De las
impulsoras, una fue de tendencia tradicionalista (Saavedra) y otra liberal
(Mariano Moreno). De las contrarias, una fue igualmente tradicionalista
(Abascal, Liniers, Elío) y otra liberal (Consejo de Regencia y Cortes de Cádiz)</i>.”[13]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Un representante del conservadorismo
realista fue el ilustre Santiago de Liniers. Desencadenados los hechos de Mayo
de 1810, no pudo ver que una “nueva fidelidad”, el servicio a la Patria
naciente, venía a reemplazar a la vieja fidelidad a un Rey que ya no reinaba. Y
se opuso a un Movimiento que consideró revolucionario en la entraña misma de su
ser. Encabezó la resistencia contrarrevolucionaria en Córdoba, que fue
fácilmente contenida, y los cabecillas capturados y condenados. En estas
circunstancias, y ante la presión de su padre político que no entendía su
conducta, Liniers escribe: “(…) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">mi amado
padre (...) en cuanto a mi individuo; ¿cómo siendo yo un general, un oficial
quien en sus treinta y seis años he acreditado mi fidelidad y amor al soberano,
quisiera Usted que en el último tercio de mi vida me cubriese de ignominia
quedando indiferente en una causa que es la de mi Rey; que por esa infidencia
dejase a mis hijos un nombre, hasta el presente intachable con la nota de
traidor? ¡Ah mi padre! Yo que conozco también la honradez de sus principios, no
puedo creer que Usted piense, ni me aconseje motu proprio, semejante proceder
(...)<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p> </o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(...) Por último Señor, el que
nutre a las aves, a los reptiles, a las fieras y los insectos proveerá a la
subsistencia de mis hijos, los que podrán presentarse en todas partes sin
avergonzarse de deber la vida a un padre que fue capaz por ningún título de
quebrantar los sagrados vínculos del honor, de la lealtad, y del patriotismo, y
que si no les deja caudal, les deja a lo menos un buen nombre y buenos ejemplos
que imitar (...)</i>”[14]<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por su parte, Juan Manuel de Rosas en su
mensaje a la Legislatura del año 1836 nos brinda una interpretación
“tradicionalista” de la Revolución que llevó a la instalación de la Primera
Junta. La Revolución se hizo, decía, “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">no
para sublevarnos contra las autoridades legítimamente constituidas, sino para
suplir la falta de las que acéfala la Nación, habían caducado de hecho y de
derecho. No para rebelarnos contra nuestro soberano, sino para preservarle la
posesión de su autoridad, de que había sido despojado por el acto de perfidia.
No para romper los vínculos que nos ligaban a los españoles, sino para
fortalecerlos más por el amor y la gratitud, poniéndonos en disposición de
auxiliarlos con mejor éxito en sus desgracias. No para introducir la anarquía,
sino para preservarnos de ella y no ser arrastrados al abismo de males, en que
se hallaba sumida España</i>.”<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Notas: </b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[1] Massot, Vicente. La
excepcionalidad argentina. Auge y ocaso de una Nación.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[2] Ídem.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[3] Montejano, Bernardino. La
filosofía política de Mayo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[4] Díaz Araujo, Enrique. Mayo
revisado I.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[5] Massot, Vicente. La
excepcionalidad argentina…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[6] Díaz Araujo, Enrique. Mayo
revisado III.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[7] Caponnetto, Antonio. El
Bicentenario en el aula.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[8] Massot, Vicente. Las ideas de
esos hombres. De Moreno a Perón.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[9] Ídem.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[10] Massot, Vicente. Matar y
morir. La violencia política en la Argentina<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>(1806-2011). Agrega el autor las escalofriantes líneas que le escribía
el general francés a su gobierno: “Ciudadanos, la Vendée ya no existe: ha perecido
bajo nuestra espada, lo mismo que sus mujeres y sus niños (…) De acuerdo con
vuestras órdenes, he aplastado a los niños bajo las patas de los caballos y he
masacrado a sus mujeres, que por lo menos (…) ya no engendrarán más bandidos.
No tengo prisioneros que puedan reprochárseme.”<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[11] “(…) nos venden doctrinas
falsas por verdaderas, y palabras por conocimientos (…) de ninguna manera
tratamos de lo concerniente a nuestros dogmas, ni a las decisiones de la
Iglesia, ni a nuestra legislación (…)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">(a) la filosofía que se enseña en
nuestros estudios es adonde<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se dirigen
nuestras miras (…)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Qué otra cosa es obligarnos a
discurrir sobre ridículas cuestiones (…); si los grados metafísicos en el
individuo se distinguen real o virtualmente o por razón y otras cosas de este
tenor? ¿Cuál es la utilidad que este estudio trae al hombre? ¿De qué le habrá
servido un estudio tan ímprobo al hallarse en estado de ser útil a su rey, a su
patria, a su religión y a sí mismo?” (Manuel Belgrano, Correo de Comercio,
junio de 1810).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Si bien puede observarse una crítica
a cierto escolasticismo, y un influjo de posturas utilitaristas acordes con la
filosofía dieciochesca; sin embargo la concepción de servicio –a Dios, a la
Patria y al Rey- que se desprende del último párrafo citado es acorde con la
mentalidad tradicional.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[12] Massot, V. La
excepcionalidad…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[13] Romero Moreno, Fernando.
Bicentenario y Tradicionalismo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[14] El Padre Cayetano Bruno nos
describe sus últimos momentos: “(luego de conocer la sentencia de muerte)
Liniers ya no pensó sino en su alma. (…) (un documento anónimo atestigua que)
‘pidió al Sr. Obispo (Orellana) le sacase de su bolsillo el rosario y
paseándose lo rezó y continuó preparándose para la confesión, todo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con tal nobleza y entereza que…, en aquel estado
de ignominia y con los brazos atados, parecía más glorioso que en sus victorias
de la Reconquista…Este Señor y el coronel Allende hicieron su confesión con el
Sr. Obispo (…) Liniers rechazó la venda. Luego ‘en voz perceptible (…) imploró
el auxilio de María Santísima –bajo el título del Rosario de quien fue siempre
muy devoto-, e hincado de rodillas’ dio la señal a los soldados”. (Bruno, C.
Creo en la vida eterna)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tomado de la página amiga <a href="http://historiatradicion.blogspot.com/">http://historiatradicion.blogspot.com/</a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-22655711206746842162022-05-09T20:28:00.002-07:002022-05-09T20:28:24.182-07:00Las campañas finales al desierto, el afianzamiento de la soberanía en la Patagonia<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-TvpsylOE-cwRSsDrE5z6dON3g58f2ZpZH0ZgFyxZ98hFVXmPrEqQo7AXF-hkR_iMX58Ok_qR-ndgNdgBme9VMiJbgKDB3pdT6b9pkSC6OOsjIr8MPx2oYxFGUNPsftwjns6UhND80myQobDPSzwOY-In1saE0bUxLtzyzyXDE3EQoEeT591vtnJQ-g/s1200/campa%C3%B1a.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1200" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-TvpsylOE-cwRSsDrE5z6dON3g58f2ZpZH0ZgFyxZ98hFVXmPrEqQo7AXF-hkR_iMX58Ok_qR-ndgNdgBme9VMiJbgKDB3pdT6b9pkSC6OOsjIr8MPx2oYxFGUNPsftwjns6UhND80myQobDPSzwOY-In1saE0bUxLtzyzyXDE3EQoEeT591vtnJQ-g/s320/campa%C3%B1a.jpeg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: center;"></p><p class="MsoNormal">Por: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Lic. Sebastián
Miranda<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><br /></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entre 1880 y 1885 se realizaron
las últimas campañas al desierto en la Patagonia, asegurando la soberanía en la
región, entonces en disputa con Chile y terminando para siempre con el flagelo
del malón. <o:p></o:p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las grandes campañas realizadas
por el general Julio Argentino Roca en 1879 barrieron con las tribus de La
Pampa, reduciéndolas y obligándolas a entregarse o retirarse hacia los confines
del Neuquén y los contrafuertes andinos para evitar ser capturadas. Entre 1880
y 1885 se realizaron una serie de campañas en regiones de difícil acceso que
permitieron terminar con las últimas resistencias.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">1. <b>La campaña del general Conrado Villegas al Nahuel Huapi (1881)</b><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 12 de octubre de 1880 asumió
la presidencia el general J. A. Roca, nombró como ministro de Guerra y Marina
al general Benjamín Victorica. A pesar del daño propinado a los indígenas,
algunos núcleos importantes todavía persistían. Si bien las incursiones eran
aisladas, seguían generando daños e intranquilidad. El 19 de enero de 1881 300
moluches armados con Winchester asaltaron el fortín Guanacos y mataron al
alférez Elíseo Boerr, 12 soldados y 17 vecinos. Los asaltos se repitieron en
Córdoba, Mendoza y Buenos Aires, llegando hasta Puán. En agosto de ese mismo año murieron en
combate contra los indios el teniente Abelardo Daza y 15 soldados del
Regimiento 1 de Caballería. Otras incursiones, aunque menores, llegaron a las
inmediaciones de Bahía Blanca. Desesperados por el hambre, los salvajes se
arriesgaban a adentrarse en el territorio controlado por el Ejército Argentino
para evitar perecer.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ante esta situación, el
presidente ordenó al ministro de Guerra y Marina el envío de una expedición
para explorar la región en torno al lago Nahuel Huapi y reducir a los salvajes
que incursionaban y aprovechaban la cercanía de la frontera con Chile –como lo venían haciendo desde hace
décadas- para refugiarse en el país trasandino con el apoyo del gobierno. La
misma quedó bajo la dirección del veterano general Conrado El Toro Villegas,
uno de los más experimentados y valientes comandantes, entonces jefe de la
línea militar del Río Negro. Previamente se realizaron una serie de
exploraciones a cargo del teniente coronel Manuel J. Olascoaga, el teniente 1º
Jorge Rohde y el capitán Erasmo Obligado que comandó una escuadrilla naval que
recorrió el río Negro y el Limay. El general C. Villegas organizó la expedición
dividiendo a las fuerzas en tres brigadas.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Primera brigada<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Comandada por el teniente coronel
Rufino Ortega, integrada por el regimiento 11 de caballería, el batallón 12 de
infantería con 6 jefes, 16 oficiales y 474 de tropa. Debía salir de Chos Malal
y batir a los indios en los contrafuertes andinos hasta el lago Nahuel Huapi.
Inició la marcha el 15 de marzo de 1881, batiendo las zonas en torno al río
Agrio, el arroyo Codihué, el lago Aluminé y el arroyo Las Lajas. El 26 de marzo
se produjo un combate con indios que provenían de Chile que produjo la muerte
de 2 suboficiales y 2 soldados. Posteriormente también murió en un
enfrentamiento el teniente Juan Cruz Solalique. El 30 de ese mes 100 indios
mandados por uno de los hijos del cacique Sayhueque, Tacuman, se enfrentaron a
la división resultando muertos 1 suboficial y 10 salvajes.[1]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Segunda brigada<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mandada por el coronel Lorenzo
Vintter, partió del fuerte General Roca. Debía avanzar hacia Confluencia,
proseguir por la margen norte del Limay
luego dividirse en dos columnas para atacar las antiguas tolderías de
Reuque Curá y las de Sayhueque. Estaba integrada por 6 jefes, 22 oficiales, 5
cadetes y 557 de tropa de los regimientos 5 y 7 de caballería y una sección de
artillería con 2 piezas de montaña. Comenzó el avance en forma simultánea con
la primera división. El 24 de marzo una avanzada mandada por el sargento mayor
Miguel Vidal atacó sorpresivamente las tolderías del cacique Molfinqueo tomando
prisioneros a 28 indios y a 3 comerciantes chilenos. Otro destacamento dirigido
por el coronel Luis Tejedor recuperó casi 6.000 animales abandonados por los
indios que huían hacia Chile. El 31 de marzo la partida del alférez Andrés
Gaviña capturó una valija con las insignias del ejército chileno, dejada por un
grupo de salvajes que escapaba de las fuerzas nacionales. El 9 de abril la
brigada alcanzó el lago Nahuel Huapi.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tercera brigada<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Dirigida por el coronel Liborio
Bernal comenzó las operaciones partiendo de la isla de Choele Choel, siguiendo
por el arroyo Valcheta, adentrándose en Río Negro y de allí hasta el Nahuel
Huapi. Las zonas a recorrer eran completamente desconocidas. Para su misión
disponía de 10 jefes, 36 oficiales, 9 cadetes y 525 hombres de tropa del
batallón 6 de infantería y el regimiento 3 de caballería. El 29 de marzo se
logró la captura del capitanejo Purayan con 37 indios y 1400 cabezas de ganado.
Previamente se había rescatado un niño que llevaba 8 años de cautiverio entre
los salvajes. Gracias a la información aportada por el niño, se detectó una
toldería cercada que fue atacada por un destacamento al mando del mayor Julio
Morosini, permitiendo la captura de 10 indios y casi 1500 animales. El 2 de
abril la brigada llegó al lago Nahuel Huapi.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 10 de abril se produjo la
reunión completa de las tres brigadas en las nacientes del río Limay. Finalizadas
las operaciones y dado que en la época las temperaturas comienzas a ser muy
bajas, el general C. Villegas dispuso el retiro de las brigadas hacia sus bases
dando por finalizada la campaña. Si bien se produjeron importantes bajas a los
indios, 45 muertos y 140 prisioneros, no se alcanzó el objetivo principal que
era terminar con las masas de indígenas que aún quedaban en la región, dejando
de esta manera la puerta abierta para nuevas acciones.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mientras tanto los principales
caciques que aún quedaban – Sayhueque y Reuque Curá- solicitaron apoyo a sus
hermanos araucanos del otro lado de la cordillera para retomar la iniciativa.
Los recursos, producto de los malones, actuaban como un importante imán para
generar nuevos malones. El 16 de enero de 1882 aproximadamente 1000 indios
atacaron un fortín ubicado en la confluencia de los ríos Neuquén y Limay. A
pesar de que lo defendían solamente 15 soldados y 15 paisanos mandados por el
capitán Juan G. Gómez, rechazaron a los salvajes. La acción evidencia el valor
que siempre ha caracterizado al soldado argentino y la eficacia de los
Remington. El 20 de agosto de ese año una partida de 26 soldados al mando del
teniente Tránsito Mora y el alférez indígena Simón Martínez fue emboscada por
400 indios en las lomadas de Cochicó, siendo muertos todos los efectivos
argentinos. Quedaba en evidencia que los salvajes no habían sido reducidos. El
ministro de Guerra y Marina dispuso la reorganización de la fuerzas que
quedaron agrupadas en la división 2º que desde Choele Choel controlaría y
operaría sobre los ríos Neuquén y Negro y la división 3º que con su comando en
Río Cuarto controlaría la Pampa Central.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">2. <b>Campaña del general C. Villegas (1882-1883)</b> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ante los ataques de los
indígenas, el general C. Villegas dispuso de una nueva expedición organizada
con tres brigadas. Posteriormente emitió un informe que nos permite tener una
muy detallada relación de todo lo sucedido en esta expedición en la que las fuerzas
nacionales fueron eficazmente apoyadas por los indios amigos.[2]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Primera brigada<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al mando del teniente coronel
Rufino Ortega, compuesta por una plana mayor, los regimientos 3 y 11 de
caballería y el batallón 12 de infantería, con un total de 4 jefes, 20
oficiales y 310 soldados. Las fuerzas partieron en noviembre avanzando hacia el
sur dirigiéndose a la confluencia de los ríos Collón Curá y Quemquemtreu. La
marcha se realizó de noche para ocultarse de la observación de los indios,
recorriéndose 250 km en seis noches en medio de bajísimas temperaturas, lo que
da una idea de los padecimientos de estos sacrificados hombres. Al llegar a las
tolderías del capitanejo Millamán, este se entregó junto a 27 lanceros y 61 de
chusma que pasaron a engrosar los efectivos de la brigada. Para evitar la
detección, la brigada desprendió destacamentos menores para sorprender a los
salvajes en sus tolderías.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Destacamento del coronel Ruibal:
operó contra la indiada del cacique Queupo, batiéndolo y matando a 14 lanceros
y capturando a 65 salvajes, perdiendo por su parte 5 efectivos que se ahogaron
al cruzar el río Aluminé.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Destacamento del teniente coronel
Saturnino Torres: logró la captura del cacique Cayul y 80 de sus hombres,
perteneciente a la tribu de Reuque Curá.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Destacamento del mayor José Daza:
realizó una intensa persecución sobre los caciques Namuncurá y Reuque Curá que
se escondieron en las zonas boscosas al sur del lago Aluminé pudiendo escapar.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Destacamento del alférez Ignacio
Albornoz: logró la captura de 2 capitanejos y 100 indios.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 4 de diciembre la brigada se
reunió en el lago Aluminé y desprendió nuevas partidas al mando de los
mencionados Ruibal y Daza, sumándose el mayor O`Donell y el teniente coronel
Torres que causaron nuevas bajas a los salvajes. En total la brigada logró
abatir a 120 guerreros y capturar a 52 de lanza y 396 de chusma además de
rescatar a 5 cautivos. Se construyeron un pueblo y 6 fortines para controlar
los pasos cordilleranos e impedir el paso a Chile o su retorno desde el país
trasandino.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Segunda brigada<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Dirigida por el teniente coronel
Enrique Godoy, formada por una plana mayor y los regimientos 2 y 5 de
caballería junto al batallón 2 de infantería, con 6 jefes, 32 oficiales y 512
de tropa. Inició la marcha el 19 de noviembre de 1882 hacia su objetivo central,
la confluencia de los ríos Collón Curá y Quemquemtreu desde donde desprenderían
partidas para reducir a los salvajes de la zona. Operó en forma similar a la
primera brigada, desprendiendo columnas menores para atacar a los salvajes.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Destacamento del mayor Roque
Peitiado: operó contra las tolderías del capitanejo Platero, logrando tomar 23
prisioneros a costa de la pérdida de 2 soldados propios y 10 heridos.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Destacamento del coronel Juan G.
Díaz: prosiguió el ataque contra las indiadas que habían escapado del mayor R.
Peitiado. El 11 de diciembre en un desfiladero en las cercanías del lago Huechu
Lafquen, fueron emboscados por los salvajes armados con Rémingtons que habían
fortificado la posición cerrando el camino. Las fuerzas nacionales treparon por
las laderas escabrosas y después de casi tres horas de combate desalojaron a
los indios, perdiendo la vida un soldado y el teniente 1º Joaquín Nogueira.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Dada la gravedad de los
acontecimientos, el teniente coronel M. Godoy inició nuevas operaciones para
acabar con las tribus de Namuncurá y Reuque Curá que se habían establecido en
las márgenes del río Aluminé. El 1º de diciembre reinició el avance, enviando
notas a los caciques para pactar su rendición. Cuatro días después se presentó
el cacique Manquiel con toda su tribu por el que se supo que la 1º brigada
había logrado la captura del grueso de las tribus de Namuncurá y Reuque Curá,
incluyendo a los hijos y mujer del primero. El 14 de diciembre el teniente
coronel M. Godoy llegó a su objetivo central, la confluencia de los ríos Collón
Curá y Quemquemtreu. Desde este lugar emprendió una segunda operación, esta vez
contra el cacique Ñancucheo que seguía
evadiendo a las fuerzas nacionales atravesando terrenos dificilísimos de
transitar. El cacique pudo escapar pero se logró la captura de numerosos
salvajes. El incansable teniente coronel M. Godoy dispuso una nueva expedición
para limpiar de indios la región. En enero de 1883 se realizaron nuevas
acciones que permitieron la captura de 55 indios, abatiendo además a 1
capitanejo y 3 guerreros. Ñancucheo fugó a Chile. Durante estas acciones el
sargento mayor Vidal se enteró de la presencia de una partida del ejército
chileno en territorio argentino lo que motivó las protestas del gobierno
nacional.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 6 de enero de 1883 se produjo
el combate de Pulmarí, en esa ocasión el capitán Emilio Crouzeilles y el
teniente Nicanor Lezcano con 40 hombres se enfrentaron a un grupo de salvajes.
Un oficial con uniforme del Ejército de Chile pidió parlamentar, los oficiales se
acercaron y en ese momento fueron atacados y muertos a traición junto a un
soldado:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“(…) <i>Los indios en número se sesenta, tomando aislados a estos oficiales con
un reducidísimo número de hombres, sorprendidos en un terrible desfiladero,
dieron fin con ellos y cuatro soldados, acribillándolos a lanzazos e
hiriéndolos de bala</i> (…)”[3]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 16 de febrero el teniente
coronel Díaz chocó con alrededor de 150 indios en las cercanías del lago
Aluminé en las cercanías de Pulmarí en el paraje de Lonquimay.[4] Nuevamente
las fuerzas del Ejército Argentino se enfrentaron a efectivos chilenos, Díaz no
cayó en la trampa y ante el ofrecimiento de parlamento abrió fuego contra
también los chilenos capturándoseles armamento y pertrechos con la inscripción
Guardia Nacional:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>Rompió el fuego sobre aquella tropa que avanzaba y sostuvo un brillante
combate, rechazando completamente a esa fuerza superior en número que avanzó
hasta cuarenta pasos de sus posiciones. Quedaron tendidos en el campo parte de
ellos: seis soldados uniformados y un indio </i>(…)”.[5]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De esta manera los efectivos
argentinos defendían la soberanía dejando de lado la diplomacia y expresándose
con el lenguaje de los fuertes, necesario cuando se viola el solar patrio.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En total la brigada logró la
captura de 700 indios, poniendo fuera de combate a un centenar de ellos y
limpiando el territorio argentino de partidas chilenas. También se construyeron
nuevos fortines, al igual que lo hizo la primera brigada, para impedir el paso
de los salvajes entre Argentina y Chile.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tercera brigada<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Comandada por el teniente coronel
Nicolás Palacios con 4 jefes, 22 oficiales y 437 de tropa, estaba integrada por
el regimiento 7 de caballería, el batallón 6 de infantería y un grupo de indios
auxiliares. El 15 de noviembre de 1882 partió de la isla de Choele Choel con
rumbo hacia el lago Nahuel Huapi para establecer allí su campamento general
desde donde destacaría partidas contra los salvajes. Se libraron una gran
cantidad de memorables combates entre los que se destacaron las incursiones del
teniente coronel Rosario Suárez, la dirigida por el propio teniente coronel N.
Palacios. El 22 de enero de 1883 una partida mandada por el capitán Adolfo Druy
y el teniente 1º Eduardo Oliveros Escola se enfrentó a 400 indios del cacique Sayhueque
que huía de la persecución de las fuerzas nacionales.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como resultado de las acciones de
esta brigada 3 capitanejos y 140 guerreros resultaron muertos, 2 caciques, 4
capitanejos, 114 de lanza y 361 de chusma fueron capturados. También se
construyeron nuevos fortines.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La expedición en su conjunto
produjo el afianzamiento de la soberanía en las provincias de Neuquén y Río
Negro, dejando fuera de combate a las principales tribus mapuches y bloqueando
los pasos de la cordillera por donde penetraban estos y los araucanos desde
Chile.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Uno de los libros indigenistas
más difundidos sobre la cuestión de la guerra en el Neuquén es el de los
autores Curapil Churruhuinca y Luis Roux Las matanzas del Neuquén.
Curiosamente, los escritores ponen este título al libro pero no demuestran la
existencia de ninguna matanza. Sin embargo, hay una serie de datos que resultan
interesantes. Según las cifras aportadas por los propios autores, había en la
región del Neuquén alrededor de 60.000 indígenas, la mayoría dependientes de
los caciques Sayhueque y Purrán.[6] Sostienen:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>De este modo concluye la Campaña de los Andes. Durante la misma mueren
354 indígenas y se capturan 1.721, con las bajas nacionales de 5 oficiales y 38
soldados. Para el resultado no fue mucho el costo, comparativamente</i>”.[7]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Aunque el número de indígenas que
habitaban la región, según los autores, nos parece excesivo, pero tomémoslo
como cierto. Entonces si sobre 60.000 indios, fueron muertos 354, esto quiere
decir que cayeron el 0,59% en operaciones militares, una cifra prácticamente
irrisoria para una guerra, ¿a dónde están las masacres a las que se refieren
los escritores? En su mensaje al Congreso de la Nación de 14 de agosto de 1878,
el general J. A. Roca afirmó que en la zona había unos 20.000 salvajes. Si
tomamos como el total este número, entonces el porcentaje de indios del tronco
araucano caídos en la campaña al Neuquén sería entonces del 1,77%, cifra
también muy baja para una guerra de exterminio como sostienen los indigenistas.
De esta forma podemos observar como el tan mentado genocidio es una mentira.
Uno podría sumar las bajas de las campañas de 1878-1879, pero esto no es
aplicable a los indios del tronco mapuche o araucano del Neuquén y Río Negro ya
que estos no fueron afectados por las mismas que estuvieron dirigidas contra
las tribus de la región central de la Argentina. En otro orden, son los mismos
autores los que admiten la gran incidencia de las luchas internas en las tribus
y entre las mismas, en los índices de mortalidad de los indígenas.[8] Las
cifras de las bajas indígenas también demuestran que la tan publicitada bravura
indomable del indio se practicaba contra las poblaciones indefensas, pero de
poco le valía contra los efectivos del Ejército Argentino.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">3. <b>Expediciones finales</b> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A fines de 1883 y comienzos de
1884 comenzaron las operaciones finales contra los salvajes, enfermo y cargado
de cicatrices, el célebre Toro Conrado Villegas se marchó a Europa para
intentar curarse, pero falleció en París el 26 de agosto de ese año. Fue
reemplazado en el mando de la 2º Brigada por el general Lorenzo Vintter que se
convirtió en gobernador militar de la Patagonia y continuó las acciones en
Neuquén y Río Negro. Acosado por el hambre y la implacable persecución de las
fuerzas argentinas, el 24 de marzo de 1884 se rindió el cacique Namuncurá con 9
capitanejos, 137 de lanza y 185 indios de chusma. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Solamente quedaban en pie los
restos de las tribus de Sayhueque e Inacayal. Para terminar con ellas, el
general L. Vintter envió una nueva expedición, esta vez al mando del teniente
coronel Lino Oris de Roa. Partiendo el 21 de noviembre de 1883 de fortín
Valcheta con 100 hombres se dirigió hacia el río Chubut que se había unido a
otros caciques pero apenas lograba reunir algo más de tres centenares de
guerreros. Las patrullas del sargento mayor Miguel Linares y el capitán Manuel
Peñoiry continuaron los rastrillajes y las acciones que permitieron nuevas
capturas. El 1º de enero de 1884 las fuerzas del teniente coronel de Roa
chocaron con 300 indios dirigidos por el cacique Inacayal, quedando 4 de ellos
muertos en el campo de batalla, 16 fueron tomados prisioneros. El hostigamiento
constante generó nuevas rendiciones, poco tiempo después de la de Namuncurá, se
presentó el cacique Maripán con 184 guerreros. Otros centenares se fueron
presentando en los días siguientes.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El general L. Vintter dispuso ese
mismo año el envío de tres columnas al mando del sargento mayor Miguel Vidal
para batir a los indios que quedaban aún escondidos, especialmente en los poco
accesibles contrafuertes andinos, logrando la captura de 300 indios. La presión
constante dio el resultado esperado, el 1º de enero de 1885 Sayhueque, el
último de los grandes caciques se presentó en el fuerte Junín de los Andes
junto con 700 lanceros y 2500 de chusma.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 20 de febrero de 1885 el
general L. Vintter escribió al jefe del Estado Mayor General del Ejército,
general de división Joaquín Viejobueno:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>En el Sud de la República no existen ya dentro de su territorio
fronteras humillantes impuestas a la civilización por las chuzas del salvaje.<o:p></o:p></i></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i>Ha concluido para siempre en esta parte, la guerra secular que contra
el indio tuvo su principio en las inmediaciones de esa capital el año 1535</i>”.[9]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las campañas al desierto habían
terminado poniendo fin para siempre al azote del malón, a las fronteras
interiores, al cautiverio y asesinato de miles de pobladores habiendo
asegurando la soberanía sobre la Patagonia pretendida por Chile.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">4. <b>El mapuchismo<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sometidas las tribus, la mayoría
de los caciques fueron tomados prisioneros y liberados al poco tiempo, el
propio Sayhueque, a pesar de la resistencia que había ejercido, en abril de
1885 ya estaba de retorno con su comitiva en Río Negro desde donde pasó con su
tribu a las tierras asignadas por el gobierno argentino en Chubut. Es decir,
fue detenido en enero, y en abril ya había vuelto a la libertad ¿dónde está la
tan proclamada ferocidad genocida del Ejército y las autoridades argentinas? El
otorgamiento de tierras a Namuncurá demoró más, pero el gobierno chileno
intentó seguir usando a los mapuches contra la Argentina. En el Primer Congreso
del Área Araucana Argentina en 1963, se afirmó que:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>En 1908 el Gobierno de Chile puso a su disposición 1.800 hombres
aguerridos para reconquistar sus antiguos territorios</i>”.[10]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Todavía en 1908 los mapuches
seguían pensando, con el apoyo de Chile, en invadir el Neuquén. Nunca los
mapuches aceptaron al hombre blanco en la Patagonia:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>Por cierto, tras las adjudicaciones y la llegada de los pioneros,
funcionarios, comerciantes y, especialmente, colonos y hacendados, los mapuches
constituyeron por un buen tiempo un peligro constante de represalias y daños,
atosigados como estaban por el rencor y el deseo de venganza, con el oprobioso
recuerdo de los desmanes del gran malón blanco</i>”.[11]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los citados autores indigenistas
–Churruhinca y Roux- hacen amplias referencias al valor que dan a la
pertenencia de la Patagonia a la Argentina y a la bandera nacional:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“(…) <i>Moreno consideró que estas regiones debían incorporarse a la República
Argentina. Y actuó en función de esa idea
(…) Si Moreno fue leal a su país no actuó lealmente con Sayhueque y sus
muchos amigos indios, a quienes aseguró visitar solamente para conocerlos,
mientras trabajaba su mente y su corazón al acuciamiento de trasladar esos
dominios a la Argentina por la sumisión o por la fuerza</i>”.[12]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Está claro que para los
mapuchistas, el Neuquén y el Río Negro no eran parte de la Argentina sino que
formaban un Estado aparte, el mapuche. Después de hacer una referencia a las
campañas finales de 1884-1885, y refiriéndose al destino de las tribus rendidas
afirman:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>Para todas ellas principará una nueva etapa. Bajo nueva bandera. Bajo
nuevos nombres</i>”.[13]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A continuación dejan muy claro el
concepto indigenista de pueblo originario:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“(…) <i>Gringos eran todos los no mapuches, argentinos o europeos. Extranjeros
para los nativos neuquinos. Y la sangre ardida de los hermanos muertos ponía
una pared rocosa entre naturales y blancos. Difícil entenderse</i>”.[14]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Parecen olvidar que fueron los
indios araucanos o chilenos, hoy llamados mapuches, los que desde el occidente
de la cordillera de los Andes invadieron la Patagonia expulsando o exterminando
a las tribus locales.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Finalmente, el rechazo a la
bandera argentina aparece nuevamente reflejado en las siguientes palabras:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“(…) <i>Las huestes roquistas han destruido en Neuquén indígena para enarbolar
una enseña y traer una gringada. Negocio de usurpación, proclama de soberanía
tres veces ilegítima, edificada sobre la mentira, la ofensa gratuita y el
crimen, comercio infamado de tierras</i>”.[15]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No es de extrañar que los
mapuches se opusieran al proceso de fundación de pueblos y parques nacionales
en Neuquén y Río Negro. Pasado el tiempo el movimiento mapuche parecía apagado,
pero algo ocurrió. En 1963 los mapuches lograron concretar la reunión del
Primer Congreso del Área Araucana Argentina en San Martín de los Andes. Por
iniciativa de un vecino del Neuquén, Willy Hassler, nombre no muy originario
(se trataba de un alemán), comenzó a avivar la problemática de los mapuches en
los parques nacionales. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las usurpaciones de terrenos y
atentados de los mapuches se están convirtiendo en moneda <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">corriente. Carlos Sapag, hermano
del gobernador denunció:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>Son activistas que cuentan con apoyo de las FARC y relaciones con
Batasuna, el brazo político de ETA</i>”.[16]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El entonces intendente de Villla
Pehuenia, Silvio del Castillo, declaró:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>En Villa Pehuenia los mapuches ya tienen 10.000 hectáreas en su poder.
No voy a entregarles un metro más</i>”.[17]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sin embargo, no todos los
mapuches comparten esta visión expansionista:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“<i>Arrastran a los jóvenes a una lucha sin sentido. Nosotros queremos la
paz. Hoy los mapuches ocupan tierras que nunca fueron nuestras</i>”.[18]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La Sociedad Rural de Neuquén ha
denunciado que en la provincia hay al menos 57 campos usurpados. Todo esto es
promovido por la Confederación Mapuche que agrupa a las principales comunidades,
sin embargo sus detractores la acusan de: <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“(…) <i>Estar infiltrada por activistas de izquierda que pretenden escindir el
territorio de la Argentina. También los acusan de malversación de fondos</i>”.[19]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Este dato no es menor y es donde
se encuentra el meollo de la cuestión. No solamente tienen nexos con
organizaciones de izquierda sino que reciben el apoyo mediático de supuestas
ONGs. Curiosamente la sede central del movimiento mapuche reside en Londres que
de esta manera debilita a la Argentina y ejerce una nueva amenaza sobre la
Patagonia y sus recursos, sumándola a la presencia de la base militar de la
OTAN en Malvinas. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En total en la Argentina el
reclamo es por 15 millones de hectáreas, en Neuquén se centra en las zonas de
San Martín de los Andes, Junín de los Andes, Villa la Angostura, Villa
Pehuenia, Zapala, Aluminé y Cutral Có. En Río Negro los más importantes están
en El Bolsón, Bariloche, Comallo, Trapalcó, Ñirihau, Cuesta del Ternero y Chelforó.
Estos intentos de obtener tierras que son patrimonio de los argentinos se
extienden incluso a la provincia de Buenos Aires, a la que nunca llegaron los
mapuches.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El avance del movimiento mapuche
es notable, las 18 comunidades originales que reclamaban tierras se han
convertido en 55 solamente en Neuquén. Martín Maliqueo, vocero de una de ellas,
la Lonko Purrán, declaró:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“(…) <i>No somos ni chilenos, ni argentinos, somos mapuches y no nos sentimos
representados</i>”.[20]<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El proceso cesionista y antiargentino
se extiende. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b>Notas:<o:p></o:p></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[1] Todas las cifras utilizadas
en este trabajo han sido tomadas del libro de WALTHER, Juan Carlos. La
conquista del desierto, cuarta edición, Buenos Aires, EUDEBA, 1980. Se trata de
una de las mejores obras generales sobre la cuestión de las campañas al
desierto.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[2] MINISTERIO DE GUERRA Y
MARINA. Campaña de los Andes al sur de la Patagonia. Partes detallados y diario
de la expedición. Ministerio de Guerra y Marina, segunda edición, Buenos Aires,
EUDEBA, 1978. Para las acciones de los indios amigos ver pp. 86, 88, 94, 102,
106, 108, 112 <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[3] MINISTERIO DE GUERRA Y
MARINA. Op. cit., p. 85.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[4] Ver el excelente e
imprescindible trabajo de PAZ, Ricardo Alberto. El conflicto pendiente.
Fronteras con Chile, segunda edición, Buenos Aires, EUDEBA, 1981, pp. 58-59.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[5] MINISTERIO DE GUERRA Y
MARINA. Op. cit., pp. 18-19.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[6] CHURRUHUINCA, Curapil y ROUX,
Luis. Las matanzas del Neuquén. Crónicas mapuches, tercera edición, Buenos
Aires, Plus Ultra, 1987, p. 195<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[7] CHURRUHUINCA, Curapil y ROUX,
Luis. Op. cit., p. 167.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[8] Ver CHURRUHUINCA, Curapil y
ROUX, Luis. Op. cit., pp. 54, 55, 68, 71, 89, 108, 149.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[9] Carta del general L. Vintter
al jefe del Estado Mayor General del Ejército, general de división Joaquín
Viejobueno, 20 de febrero de 1885. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[10] VIGNATTI, M. A. Iconografía
aborigen. En: Primer Congreso del Área Araucana Argentina, Buenos Aires, 1963,
T II, p. 52.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[11] CHURRUHUINCA, Curapil y
ROUX, Luis. Op. cit., p. 242.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[12] CHURRUHUINCA, Curapil y
ROUX, Luis. Op. cit., p. 103.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[13] CHURRUHUINCA, Curapil y
ROUX, Luis. Op. cit., p. 173.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[14] CHURRUHUINCA, Curapil y
ROUX, Luis. Op. cit., p. 216.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[15] CHURRUHUINCA, Curapil y
ROUX, Luis. Op. cit., p. 249.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[16] Declaraciones de Carlos
Sapag. En: MOREIRO, Luis. El regreso de la araucanía, Buenos Aires, La Nación,
domingo 18 de octubre de 2009, sección 6.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[17] Declaraciones del intendente
de Villa Pehuenia, Silvio del Castillo. En: MOREIRO, Luis. El regreso de la
araucanía, Buenos Aires, La Nación, domingo 18 de octubre de 2009, sección 6.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[18] Declaraciones de los
caciques mapuches de las comunidades de Currumil y Aigo. En: MOREIRO, Luis. El
regreso de la araucanía, Buenos Aires, La Nación, domingo 18 de octubre de
2009, sección 6.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[19] MOREIRO, Luis. El regreso de
la araucanía, Buenos Aires, La Nación, domingo 18 de octubre de 2009, sección 6<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">[20] En: VARISE, Franco. Crecen
conflictos con aborígenes por reclamos de tierras, Buenos Aires, La Nación, 16
de agosto de 2009, p. 19<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal">Tomado de: <a href="https://deyseg.com/history/196">https://deyseg.com/history/196</a><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</p><p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><p style="text-align: center;"><br /></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-86373900065441275652022-04-28T19:52:00.004-07:002022-04-28T20:14:25.068-07:00SARMIENTO Y LA PATAGONIA*<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKf0yyV8a_DSyrCFI5b2sNAX_aiU4BtcVCw_39wpOzHKTtfD0aOCEjV19Jw5XyNClvzkw19jUg79zpDl0RUaWsZ7u6dqlHwcvHtStrI6aRvlOOtdnZd8LNTItYRNzwTm-WdQej-dhIZmLH24o8yu3Up8bAh3NAUBfln1S0l6KcJClvhSrvvgnQ4n2pgQ/s611/cerdo.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="308" data-original-width="611" height="161" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKf0yyV8a_DSyrCFI5b2sNAX_aiU4BtcVCw_39wpOzHKTtfD0aOCEjV19Jw5XyNClvzkw19jUg79zpDl0RUaWsZ7u6dqlHwcvHtStrI6aRvlOOtdnZd8LNTItYRNzwTm-WdQej-dhIZmLH24o8yu3Up8bAh3NAUBfln1S0l6KcJClvhSrvvgnQ4n2pgQ/s320/cerdo.jpeg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p class="MsoNormal" style="text-align: center;">Por :<b> R.P. Anibal Atilio Rotjer</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal">HOMENAJE SOSPECHOSO <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sarmiento —el hombre del
homenaje— debe ser previamente conocido por todos los argentinos para poder
luego juzgar si vale la pena honrarle oficialmente en el sesquicentenario de su
nacimiento. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Porque no debemos prestarnos a tributar loas inconsideradas
a cuanto hombre público apareció en el escenario nacional durante la repartija
que siguió a Caseros sin apreciar antes debidamente su valoración histórica en
beneficio real del país. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Si no obramos así nos exponemos, con nuestra desaprensiva
actitud, a pronunciar tácitamente un juicio aprobatorio de su actuación en
bloque, que pudo ser, por momentos, desquiciadora para la nación. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay seudopróceres que sólo
merecen el repudio unánime de sus conciudadanos; no ciertamente por lo bueno
que hicieron y dijeron, lo cual desde luego lo aprobamos y a su tiempo lo
señalaremos (pues no desconocemos los aciertos y hasta las buenas intenciones
que pudieron tener), ni por sus personas, dignas de nuestro respeto y objeto
primario de la caridad cristiana; sino precisamente por todo lo malo, equívoco
y tendencioso que dijeron e hicieron y de lo cual no se retractaron. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por esta sola razón, que todo lo
afea y lo corrompe todo, son execrables; cabalmente por ser hombres públicos de
gravitación nacional, consagrados históricamente como paradigmas de la
argentinidad. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Resultan, en consecuencia,
personajes funestos para la formación espiritual de las jóvenes generaciones,
que siempre deberán contemplar en los próceres —dignos de tal nombre— modelos
que imitar, ya sea en sus virtudes ciudadanas como también en el noble
arrepentimiento de sus extravíos. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Si no mediase esta última
circunstancia —que honra toda una vida—, se correrá el riesgo de desviar la
conciencia nacional por caminos antipatrióticos, que conducirían
irremediablemente a la negación de todos los valores que nos enorgullecen como
argentinos. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Además debemos precavernos contra
la insinceridad de ciertos homenajes que sólo se realizan en honor de
determinados próceres con el fin premeditado de exaltar los aspectos
heterodoxos de su pensamiento y de su conducta, desestimando deliberadamente lo
que aportan de auténticamente constructivo para la nacionalidad. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lamentablemente todo esto se
ejecuta con exclusión de otros próceres, condenados a vivir eternamente
anónimos para los argentinos en los homenajes oficiales, y que merecen, como
los demás, y a veces más que algunos de ellos, nuestro recuerdo y
agradecimiento por las grandes obras que hicieron y por los luminosos ejemplos
de virtudes que nos legaron.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la primera hora de nuestra
historia los próceres de la patria inmolaron su vida en los campos de batalla
para guardar incólume el patrimonio nacional, y los que declararon la
independencia juraron defender nuestra libertad y la soberanea del territorio
patrio "con sus vidas, haberes y fama". <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Veamos entonces cómo obró
Sarmiento siguiendo las huellas de los héroes de Mayo y de Julio; porque esta
será la piedra de toque que nos permitirá reconocer en él al compatriota
ilustre que merezca o no el homenaje de los argentinos. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">SENSACIONAL DESCUBRIMIENTO <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando el gobierno argentino, por
intermedio de Rosas y su ministro Arana, elevó su formal protesta al gobierno
de Chile por el atropello perpetrado en las tierras australes, escribía
Sarmiento en su periódico La Crónica, el 5 de agosto de 1849: "<i>Todos mis
esfuerzos de contracción se circunscribieron al asunto</i> (sobre las ventajas para
Chile de ocupar el estrecho de Magallanes y fundar allí una población),<i> y una
vez seguro de que la tentativa era posible, inicié la redacción de El Progreso
(en 1842) con una serie de estudios que hoy, despues de ocho años, no son del
todo estériles</i>" (1). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Reconoce más adelante "<i>haber
inducido y aconsejado con singular tesón al gobierno de Chile a dar aquel
paso</i>"; y defiende luego "<i>la colonia, a cuya fundación</i> —dice— <i>había ya
contribuido yo con mis escritos</i>" (2).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estas referencias se relacionan
con los ocho artículos que publicó en aquel periódico, desde el 11 hasta el 28
de noviembre de 1842 y que casualmente no se encuentran en ninguna de las
ediciones de sus Obras Completas, pero que pueden leerse en la transcripción del abogado secretario de la
Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos de Santiago de Chile,
publicada por el autor de Unión Nacional (3).. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 22 de noviembre de 1842
afirmaba: "<i>Creemos haber dicho hasta ahora lo suficiente para hacer
sensible la necesidad absoluta en que nos hallamos de tomar medidas oportunas
para asegurarnos lo que podría pasar a otras manos</i>" (4).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y como no daba puntada sin nudo,
ya había sugerido en El Progreso el 15 de noviembre: "<i>En recompensa de
nuestros esfuerzos nos prometemos ser nombrados diputados, cuando menos a
alguna legislatura por la provincia de Magallanes, cuyos principios y población
habremos favorecido tanto</i>" (5). He aquí la primera cuota del precio de la
traición. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Finalmente el 28 de noviembre de
1842 incitaba al gobierno de Chile a decidirse ya; pues "<i>esta habilitación
del Estrecho</i> —decía— <i>ha de acarrearnos inmensas ventajas y nos asegurará un porvenir colosal. ¿Quedaban acaso dudas,
después de todo lo que hemos dicho sobre la posibilidad de hacer segura la
navegación del estrecho y establecer allí poblaciones chilenas? Pero, ¿qué se
hará para aclararlas o desvanecerlas? ¿Permanecer en la inacción meses y meses?
Nada sería dar el primer paso. Para Chile basta en el asunto de que tratamos
decir: ¡Quiero!, y el Estrecho de Magallanes se convierte en un foco de
comercio y de civilización. Creemos haber tocado cuando estaba a nuestro
alcance para la prosperidad del país y su futuro engrandecimiento</i>" (6).. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hecho el sensacional
descubrimiento: que casi toda la Patagonia argentina pertenecía a Chile, y
habiendo iniciado Sarmiento en 1842 una tenaz campaña para que aquel país
ocupara ese territorio, era lógico que el gobierno de Chile se resolviera finalmente a proceder según sus
consejos, y organizara la expedición que partió el 21 de mayo de 1841 y ocupó,
en nombre de Chile, el 21 de septiembre de ese año, aquellas tierras que la
Argentina siempre consideró suyas. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El historiador chileno Diego
Barros Arana expresó una gran verdad cuando escribió en su texto de historia:
"<i>La ocupación de Magallanes había sido pedida muchas veces por la
prensa</i>" (7). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">EL RENEGADO <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En esos mismos días Sarmiento
había renegado de su patria. Era natural que trabajara para hacerse méritos
ante la nueva patria adoptiva.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En efecto: el 11 de enero de 1843
declaraba, en el Heraldo Argentino: "<i>Los argentinos residentes en Chile
pierden desde hoy su nacionalidad.</i> (Determinación tomada por despecho al
producirse la derrota unitaria de Arroyo Grande). <i>Los que no se resignan a
volver a la Argentina deben considerarse chilenos desde ahora. Chile puede ser
en adelante nuestra patria querida. Todo será desde hoy para Chile, pues el
americano se halla en todas partes en su misma patria. Debemos vivir, solamente
para Chile, y en esta nueva afección deben ahogarse las antiguas afecciones
nacionales</i>" (8). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sarmiento reclamó para sí la
divisa de Pacuvio: "<i>Ubi bene, ibi patria</i>" (donde estoy cómodo, ésa es
mi patria). Así piensan también los egoístas que profesan el individualismo
liberal y masónico, y los anarquistas y marxistas del comunismo y socialismo:
enemigos declarados del verdadero patriotismo. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando intentó tomar carta de
ciudadanía chilena se interpuso su compañero Juan Bautista Alberdi que,
mientras Sarmiento renegaba de su patria, rehusó mancharse con tal ignominia; y
escribió entonces estas patrióticas palabras: "<i>Hoy más que nunca el que ha
nacido en el hermoso país situado entre la cordillera de los Andes y el Rio de
la Plata tiene el derecho de exclamar con orgullo: soy argentino</i>" (9). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuarenta años más tarde en un
banquete en Santiago de Chile, recordará Sarmiento su renuncia a la
nacionalidad argentina al afirmar en el brindis del 5 de abril de 1884:
"<i>Fui chileno, señores, os consta a todos</i>" (10). Esta misma
declaración la repetirá el ministro de Chile en la Argentina en el acto de
inauguración de la estatua de Sarmiento en Palermo el 25 de mayo de 1900: “<i>Yo
soy declarado por unanimidad bueno y leal chileno</i> —dijo Sarmiento—. <i>¡Ay del que
persista en llamarme extranjero!</i>" (11).. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">LA TRAICION <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando el gobierno de Buenos
Aires, salió en defensa de nuestra soberanía patagónica escribió Sarmiento en
su periódico La Crónica del 11 de marzo de 1849: Esta querella internacional
suscitada por el gobierno argentino "por intereses frívolos y tan a
deshora y en que se invierten fondos, tiempo y atención, y que es promovida
sólo por gobiernos engañados por una falsa gloria, es ociosa e improductiva
para el gobierno que la provoca, y acaso puede desencadenar una guerra por
cosas que no merecían cambiar dos notas.. . Tales derechos (de Chile) el
gobierno de Buenos Aires debe por decoro cuidar de no atropellar" (12). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Así estimaba —dice Manuel Gálvez—
la pérdida para su patria de territorios de formidable valor estratégico: una
de las grandes rutas del mundo (13). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y continúa Sarmiento: "<i>Un territorio limítrofe pertenece a aquél de
dos estados a quien aproveche su ocupación sin dañar ni menoscabar los
intereses del otro. . . Para Buenos Aires es una posesión inútil. ¿Qué haría el
gobierno de Buenos Aires con el Estrecho de Magallanes: país remoto, frígido,
inhospedable? Si Chile lo abandonara, ¿lo ocupará acaso Buenos Aires?, ¿y para
qué? ¡Que pueble el Chaco y el Sur hasta el Colorado y el Negro y deje el
estrecho a quien lo posee con provecho!. . . Magallanes por lo tanto pertenece
a Chile por el principio de conveniencia propia sin daño a tercero</i>''(14)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y no sólo el estrecho sino toda
la Patagonia correspondería a Chile según Sarmiento, pues agrega a renglón
seguido: "<i>Quedara por saber aun si
el título de erección del virreinato de Buenos Aires expresa que las tierras al
sur de Mendoza entraron en su demarcación; que, a no serlo, Chile pudiera
reclamar todo el territorio que media entre Magallanes y las Provincias de Cuyo</i>”(15)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De esta manera, mientras la
Argentina protestaba contra el injusto agresor de la patria, y en el Litoral se
desangraban sus hijos ante la prepotencia del imperialismo anglofrancés,
Sarmiento —aprovechando la angustia nacional— alentaba al invasor para avanzar
impunemente en sus posesiones; ocupando no sólo el estrecho sino toda la Tierra
del Fuego y la Patagonia hasta La Pampa y el límite con Mendoza. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al aparecer en La Crónica un
nuevo artículo, el 29 de abril de 1849, sus amigos en Buenos Aires se lo
criticaron acerbamente, y Bernardo de Irigoyen, desde Mendoza lo trató de
"<i>traidor a la patria</i>" (16).
<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El respondió entonces: "<i>Traten antes de re conquistar sus propias
casas amenazadas por los salvajes</i>" y luego preocúpense por conquistar
lejanas tierras que son "<i>sin
provecho próximo ni futuro</i>". Luego añadía: "<i>En los mapas de Europa la Patagonia figura como tierra no ocupada y
ponen los límites a la República Argentina el río Negro al Sur, demarcando
separadamente la Patagonia como país distinto... En 1842 insistimos para que
Chile colonizase aquel punto. Entonces como ahora tuvimos la convicción de que
aquel territorio era útil a Chile e
inútil a la República Argentina; y no sabemos si sería obra de caridad
arrebatar el terreno, para poblarlo, a un gobierno como el argentino que no es
capaz de conservar poblado el que le dejó la España</i>" (17).</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Más tarde, como presidente,
despotricará contra "<i>esos chilenos
guapetones</i>" a quienes se les fue la mano en sus pretensiones. Pero
¿quién -los azuzó para avanzar en la conquista de la tierra que, según él, no
pertenecía a nadie?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">ABOGADO DE UN GOBIERNO EXTRANJERO <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Para que no quedasen dudas sobre
lo que Sarmiento llama "<i>derechos de
Chile</i>" resumió todos los antecedentes en La Crónica del 4 de agosto de
1849 para sacar luego la siguiente conclusión: "<i>No me ocurre en mi simplicidad de espíritu cómo se atreve el gobierno
de Buenos Aires, en vista de estas demostraciones, a sostener ni mentar
siquiera sus derechos al Estrecho de Magallanes; si bien sé que una vez que
toma el freno no suele largarlo si no le rompen las quijadas a golpes. Pero,
para Chile, para los argentinos y para mí</i> (¡qué! ¿no era argentino?) <i>bástenos la seguridad que ni sombra ni
pretexto de controversia le queda con los documentos y razones que dejo colacionados</i>"
(18). El patriotismo de los argentinos resulta ser para Sarmiento un simple
problema de tozudez equina. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 9 de diciembre de 1849 zanjó
definitivamente la cuestión diciendo en forma apodíctica en su periódico:
"<i>Los documentos son pruebas
irrefragables contra las pretensiones del gobierno argentino. Sus reclamaciones
están desnudas de toda sombra de fundamento</i>"(19)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En Recuerdos de Provincia
—primera edición de 1850— se gloriará de su gran hazaña patriótica manifestando
que: "<i>La ocupación de Magallanes ha
salido de los trabajos de El Progreso; como la reivindicación de los títulos de
posesión de Chile salió después de las investigaciones de La Crónica</i>" (20).
<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La Nación Argentina, diario
mitrista, le recordaba a Sarmiento el 4 de' octubre de 1868: "<i>Usted ha sostenido en Chile contra su patria
los pretendidos derechos de un país extranjero para despojarle de su
territorio.. . No creo que haya ningún hombre, cualquiera sea su nacionalidad,
que intente justificar al señor Sarmiento; pues, hasta hoy, todos los pueblos
del mundo han condenado del modo más terrible al que atenta contra la
integridad del territorio de su país en beneficio de un gobierno extranjero</i>"
(21). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y el 6 de octubre presentaba las
pruebas de su acusación y reproducía el artículo de La Crónica encabezándolo
con estas palabras: "<i>Sarmiento ha
sido abogado de un gobierno extranjero contra su propio país. El ha sugerido,
ha propagado y ha hecho triunfar la idea de hacer despojar a la República
Argentina de su territorio. El inició, en la prensa la tarea de probar que no
pertenecían a la República Argentina sino a Chile los territorios de' la
Patagonia</i>" (22). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sus amigos, entonces, salen por
su defensa desde las columnas de El Nacional, afirmando que lo hizo para atacar
a Rosas. Pero La Nación les contesta: "<i>El
aconsejar a los gobiernos extranjeros que le arrebaten sus territorios, ¿es
atacar a Rosas o a la República Argentina? ¿Son acaso de Rosas las tierras
magallánicas o de la República Argentina </i>?" (23).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">EL PRESIDENTE <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando en 1873, al fin de su
presidencia, se renovó entre los dos países la querella diplomática sobre los
derechos a tales tierras, Sarmiento dijo que era una pretensión torpe querer
basarse en aquellos artículos de joven emigrado; y en tal sentido le escribe al
ministro plenipotenciario argentino en Chile, Félix Frías, el 20 de mayo de ese
año: "<i>Los escritos anónimos de un
diario chileno que se proponían ser útiles y cuya redacción se atribuye a un
joven emigrado argentino, hoy presidente de esta república</i> (no pueden
utilizarse) <i>para comprometerlo</i> (en su
cargo, ni se debe) <i>suponer que al Jefe de
un Estado lo liguen ideas que pertenecieron a otro país. . . Es verdad que un
diario sostuvo estas ideas, pero ellas no llevan nombre da autor. Yo, López</i>
(Vicente Fidel ) <i>y Vial redactábamos el
diario. Eran anónimos los artículos y no pueden citarse como doctrina de autor
aquellas que no llevan su nombre. Todo argumento sacado de allí contra mí es
simplemente contra un diario chileno</i>" (24). Luego en su ingenua
cobardía, le ruega que no muestre a nadie la carta, y termina suplicándole que
por favor lo defienda de sus enemigos (25). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sarmiento se olvidó de añadir que
él siempre reconoció estos artículos cómo suyos, que los reprodujo varias veces
con suma fruición sin negarles su paternidad, y que les agregó otros nuevos argumentos
para demostrar mejor los derechos de Chile. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Además, al principio de su
presidencia, en 1868, el comandante Luis Piedrabuena —paladín de la causa
argentina en las regiones australes e incansable, como Félix Frías, en su
patriótica actitud— se había presentado a Sarmiento expresándole sus
intenciones de ocupar las costas magallánicas, aprovechando su amistad con los
indígenas, y recuperar para la nación lo que por consejo del actual presidente
argentino se había perdido en mala hora. ¿Qué le contestó Sarmiento? La
respuesta se halla consignada en las Memorias del teniente coronel de la Armada
Argentina dictadas a su hijo el 13 de enero da 1872: "<i>Sarmiento me dijo que no teníamos marina, que éramos pobres, que ese
territorio era un desierto, y más bien les convenía a los chilenos por ser el
paso para el Pacífico. Que, si poblaba con la guardia proyectada, los guardias
nacionales tendrían que vivir como perros y gatos con los chilenos; y, por
último, que no había gente para darme</i>"(26). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A pesar da tan desabrida y
desalentadora respuesta el intrépido capitán llegó por sus propios medios a
Punta Arenas en 1869, pero nada se pudo hacer oficialmente por no contar con la
ayuda de un gobierno que, por otra parte, gastaba millones en guerras
fratricidas —contra el Chacho, el Paraguay y López Jordán—. Con respecto a la
Marina el mismo Sarmiento diría el 7 de junio de 1879 desde El Nacional: "<i>Las costas del Sur no valdrán nunca la pena
de crear para ellas una marina. Líbrenos Dios de ello y -guardémonos nosotros
de intentarlo</i>"(27). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">EL EX PRESIDENTE <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Para corroborar la persistencia
en su posición ideológica afirmará en el discurso sobre Darwin pronunciado el
30 de mayo de 1881: "<i>Nunca me mostré
muy celoso de nuestras posesiones australes porque no las creía dignas de
quemar un barril de pólvora en su defensa</i>" (28). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Igual despreocupación había
manifestado en El Progreso del 23 de noviembre de 1842 con respecto a las islas
Malvinas: "<i>La Inglaterra</i> —dice— <i>se estaciona en las Malvinas para ventilar después
el derecho que para ello tenga.. . Seamos francos: esta invasión es útil a la Civilización
v al progreso</i>". Con tal antecedente de usurpación pretendía cohonestar
la invasión chilena en territorio argentino. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sobre este atropello británico
reconocen los admiradores de Sarmiento que existe justo motivo de permanente
indignación; pero sobre el otro calla la historia oficial, pues el instigador y
principal causante fue Sarmiento. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Acertado estuvo el escritor
chileno José Miguel Irarrazábal Larráin cuando apellidó a Sarmiento: "<i>El antiguo campeón de los derechos de Chile
a la región de Magallanes</i>"; porque, a la verdad, no le faltaron
razones para afirmarlo (28). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Acosado por todas partes el
expresidente de los argentinos escribió en El Nacional del 19 de julio de 1878:
"<i>En el Archivo de Buenos Aires
existen millares de piezas en que se declara, como cosa corriente y sabida, que
el Estrecho pertenece al virreinato de Buenos Aires. . . En presencia de tales
documentos</i> —confiesa— <i>no hay cuestión
posible, pues ha desaparecido toda duda</i>" (30). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero, entonces, ¿por qué jamás
quiso reconocer su error y su traición? ¿Por qué no elogió el patriotismo de
Rosas y de Arana, excomulgados hasta hoy del santoral patrio, que prefiere
venerar a un impostor? ¿Por qué no ayudó a Piedrabuena en su intento patriótico
para evitar la penetración chilena?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Su arrepentimiento es tardío
porque tales tierras jamás volverán a ser nuestras; y causa grima, porque en su
orgullo mezcla el embuste con la terquedad —como veremos enseguida— imitando a
Simón en casa de Caifas cuando decía: "<i>No
sé ele qué me habláis. Jamás vi a tal hombre. No lo conozco</i>". Pero, al
instante cacareó La Crónica y cantó El Progreso. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En ese mismo artículo de El
Nacional vuelve a las andadas, pues no quiere dar su brazo a torcer: "<i>Chile</i> —dice— <i>podía establecer una colonia. España se lo reconoció en 1846... Si
hubiera sido un error de mi juventud merecería el perdón por el bien que
posteriormente hice al país; si error hubiera, que no lo hubo</i>" (31).
"<i>El Estrecho es inútil, la Patagonia
inhospitalaria, la distancia enorme. ¿A
qué vendría obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal?</i>"(32).
<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Su arrepentimiento no es sincero.
Se ve a las claras. Porque, a pesar de que, por momentos, parece rectificarse,
inmediatamente recae en sus prístinos errores y traiciones juveniles de 1842 y
1849, cuando afirmaba que casi toda la Patagonia pertenecía a Chile, o por lo
menos hasta el río Santa Cruz. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Félix Frías tuvo que
enrostrárselo en el recinto mismo del Senado Nacional en estos términos: "<i>Sarmiento, al fin de sus años, vuelve a sus
primeros amores chilenos, cuando tuvo la liviandad de sostener con suma
ligereza en la prensa de Santiago que el Estrecho de Magallanes no era
argentino</i>" (33). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Lo mismo le echará en cara el
diputado Pedro Goyena en 1883: "<i>Sarmiento,
asalariado por Chile, sostuvo que las tierras australes de la República
Argentina pertenecían al que arrojaba la moneda a su rostro de escritor venal</i>"
(34). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sarmiento, entonces, contestará
en El Nacional del 6 de octubre de 1879, con un ataque injurioso al gran patriota
y ferviente católico Félix Frias, que defendía a todo trance nuestros derechos
sobre la Patagonia: "<i>Los más
imbuidos en los dogmas del cristianismo</i> —dice— <i>son los más tercos y los más rencorosos...</i> (Frías) <i>se mantiene en su rencoroso patriotismo por
un despunte de tierras estériles</i>". <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">SENTENCIADO A MUERTE <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando Sarmiento fue, en 1845, a
visitar a San Martín, creyó que el libertador lo apoyaría en sus apreciaciones
sobre la política de Rosas; pero, quien fue por lana salió trasquilado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> ¿Qué le respondió San Martín? "<i>Sobre todo tiene para mí en su favor el general
Rosas</i> —le dijo— <i>que ha sabido
defender con energía y en toda ocasión el pabellón nacional. Por esto, después
del combate de Obligado, tentado estuve de mandarle la espada con que contribuí
a fundar la independencia americana por
aquel acto de entereza en que, con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra
anglofrancesa que los argentinos saben siempre defender su independencia</i>"
(35). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En carta del 10 de mayo de 1848
escribía San Martín a Rosas en confirmación de estas palabras: "<i>Su obra en defensa de' la patria es de tanta
trascendencia como la de nuestra emancipación de España</i>". Y el 2 de
noviembre de 1848 añadía: "<i>Mi
respetado general y amigo: Sus triunfos son un gran consuelo a mi achacada
vejez. . . Jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse da
ninguna concesión humillante, presidiendo usted a sus destinos.. . Por tales
acontecimientos reciba usted v nuestra patria mis más sinceros enhorabuenas</i>"
(36). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mientras el héroe de los Andes
proclamaba como ideal de toda su vida la independencia nacional a toda costa,
Sarmiento y sus parciales disentían con el fundador de la patria. Prefería como
ellos, unirse al extranjero, desmembrar la nación y depender de Inglaterra,
Estados Unidos y de Francia con tal de gozar, a lo francés o a lo yanqui, de
comodidad, de riqueza, de bienestar material y de discutible civilización. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Para tal ralea de seudopróceres
Moreno, en el famoso decreto de la Primera Junta del 6 de diciembre de 1810,
había dictado ya la sentencia da muerte: "<i>Ningún habitante, ni ebrio ni dormido, debe tener impresiones contra la
libertad de su país. Quien ataca los derechos de la Patria debe perecer en un
cadalso</i>" (37). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Años después el Gran Capitán, don
José de San Martín, confirmaba la sentencia cuando escribió el 10 de julio de
1889: "<i>Lo que no puedo concebir es
que haya americanos que' por un indigno espíritu de partido se unan al
extranjero para humillar a su patria.. . Una tal felonía ni el sepulcro la
puede hacer desaparecer</i>" (38).<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b> </b></p>
<p class="MsoNormal"><b> </b></p>
<p class="MsoNormal"><b>Notas<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal">1.- Sarmiento. Obras Completas, Tomo XXXV, pp. 30 a 33,
Editorial Luz del Día, Buenos Aires, 1948-1956; Ricardo Font Escurra, Unión
Nacional, Apéndice de la 3 edición, Buenos Aires, 1941; en Manuel Gálvez, Vida
de Sarmiento, Editorial Tor, 3» edición, Buenos Aires, 1957, p. 85.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">2.- Op. cit., ibídem. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">3.- Font Ezcurra, loc. cit.: Transcripción autenticada de
Ernesto Galliano, abogado secretario de la Dirección General de Bibliotecas,
Archivos y Museos, Santiago de Chile, 21 de agosto de 1937. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">4.- Transcripción en Apéndice de Unión Nacional, p. 313. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">5.- Ibídem, p. 283.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">6.- Ibídem, p. 54 de Unión Nacional; en Gálvez, op. cit., p.
85. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">7.- Diego Barros Araña, Un Decenio en la Historia de Chile,
Tomo I, p. 365.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">8.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo VI, p. 105; Font
Escurra, op. cit.; en Gálvez, op. cit., p. 89. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">9.- Font Ezcurra, op. cit., p. 71.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">10.- En Gálvez, op.
cit., p. 427. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">11.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 358. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">12.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 12. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">13.- Gálvez, op. cit., p. 140.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">14.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 13<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">15.- Sarmiento, ibídem, p. 21; Font Ezcurra, op cit., pag 65;
en Galvez, p. 141. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">16.- Sarmiento, ibídem, p. 24.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">17.- Font Ezcurra, op. cit., p. 62; en Gálvez, p. 142.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">18.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 40; Font
Ezeurra, op. cit., p. 62; en Gálvez, op. cit., p. 345. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">19.- Sarmiento, Obras
Completas, Tomo XXXV, p. 50; en Gálvez, op. cit., p. 148. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">20.- Sarmiento, Obras
Completas, Tomo .III: Recuerdos de Provincia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">21.- La Nación Argentina, Biblioteca Mitre; en Gálvez, op.
c-it., pp. 293 y 294. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">22.- La Nación
Argentina, ibídem. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">23.- La Nación
Argentina, ibídem.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">24.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 163. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">25.- Sarmiento, op. cit., ib. 26<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"> 26.- Armando Braun
Menéndez, Pequeña Historia Patagónica,, Editorial Emecé, 3» edición, Buenos
Aires, 1959, p. 227: Memorándum del comandante Luis Piedrabuena. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">27.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XLI, p. 165. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">28.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXX.11, p. 106.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">29.- José Miguel Irarrazábal Larráin, La Patagonia,
capítulo: Sarmiento y sus variaciones. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">30.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 75.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">31.- Sarmiento, ibídem, p. 63. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">32.- Sarmiento, ibídem, p. 76. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">33.- En Gálvez, op. cit., p. 393.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">34.- En Gálvez, op. cit., p. 418. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">35.- Pastor S. Obligado, La Nación del 9 de julio de 1894;
en Gálvez, p. 121.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">36.- Font Ezcurra, op. cit., p. 31. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">37.- Gazeta de Buenos Aires, 8 de diciembre de 1810, artículo
11 del decreto. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">38.- Font Ezcurra, op.
cit., p. 30.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> * Tomado del libro Algo mas sobre Sarmiento; obra que el R.P. Anibal Rotjer escribió bajo el pseudonimo de Hector Daliadiras</o:p></p><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-20467456163537394132022-02-21T17:56:00.004-08:002022-02-21T18:03:56.883-08:00ALBERTO EZCURRA MEDRANO: CUARENTA AÑOS EN LA GUARDIA SOBRE LOS LUCEROS (1982-2022) <p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj97_Eq_nX5PicOgm0FTNnextSS5bTI4QToE0Y1BsnWuuesBqqiFPeGPILyF_bA_yNLoJGqbpbRU6MfL9bH5clqudDdh6PgquHhj8pX1uTD-bwqkWoA5Yza4xv4rkLotRhHp4h59JBubSxytPpdlmKX5PR6CKW-2SAlbnmv0O58PgpIfn9PxYqVFNhIrA=s1280" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="853" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEj97_Eq_nX5PicOgm0FTNnextSS5bTI4QToE0Y1BsnWuuesBqqiFPeGPILyF_bA_yNLoJGqbpbRU6MfL9bH5clqudDdh6PgquHhj8pX1uTD-bwqkWoA5Yza4xv4rkLotRhHp4h59JBubSxytPpdlmKX5PR6CKW-2SAlbnmv0O58PgpIfn9PxYqVFNhIrA=w266-h400" width="266" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: 18.6667px; text-align: justify;">Por: <b>Fernando Romero Moreno</b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"> Hace 40 años,
un 19 de febrero de 1982, fallecía en Buenos Aires Don Alberto Ezcurra Medrano,
uno de los fundadores del Nacionalismo Argentino y del Revisionismo Histórico
de orientación católica y tradicionalista. Había nacido en 1909 y se dedicó
principalmente a la investigación histórica, al periodismo y a la enseñanza.
Hijo de Alberto Ezcurra Jolly y de Sara Medrano, contrajo matrimonio con María
Rosa Uriburu Peró con quien tuvo siete hijos (tres de ellos sacerdotes), todos varones.
Sus estudios primarios los realizó en su hogar, por motivos de salud. Cursó en
cambio el Secundario en el Colegio Champagnat de los Hermanos Maristas. Desde
muy joven tuvo una clara inclinación política, que abordó desde una profunda Fe
católica y una rica vida interior. A principios
de 1928, fundó con Francisco Bellouard Ezcurra y Eugenio Frías Bunge el Comité
Monárquico Argentino, fugaz organización pero de cuyos estatutos pueden
extraerse las ideas principales que defendería hasta el fin de sus días. “<i>El fin que se propone este comité - </i>se
afirma en los Estatutos firmados el 14 de febrero de 1928<i> - es sembrar la idea monárquica en la conciencia de los pueblos y
apoyar las tendencias de la derecha contra las ideas democráticas, comunistas y
revolucionarias que hoy pervierten a la sociedad</i>”. La preferencia
monárquica la cambiaría por la de una república clásica, jerárquica,
presidencialista, federal y con representación corporativa, en el marco de un
régimen mixto (síntesis de los principios monárquicos, aristocráticos y
democráticos) más acorde con la realidad argentina (los proyectos monárquicos
habían fracasado aquí, de manera definitiva, en 1820/21) y con las tendencias
más de moda en aquellos tiempos. El “empirismo organizador” de Maurras, que los
hermanos Irazusta siguieron en esta materia, fue lo que iluminó a la primera
generación nacionalista en relación al régimen político, de la cual formó parte
Ezcurra Medrano. A su vez el tradicionalismo católico y contrarrevolucionario
tendría en él a uno de sus más fieles servidores. En la primera reunión del
Comité Monárquico Argentino, se decidió “<i>contribuir
con un óbolo, a la colecta organizada por el Diario ‘El Pueblo’ en favor de los
católicos de México</i>”. Y en efecto, tal como informa este Diario el 19 de Febrero
de 1928, el Comité Monárquico Argentino colaboró con una suma de $30 a la gesta
de los Cristeros, suma que está entre las más grandes, salvo algunas pocas de
$50 realizadas por personas individuales y ciertas instituciones. La aparición
del periódico La Nueva República en diciembre de 1927, de cuya existencia
Ezcurra Medrano tuvo noticias a mitad de abril de 1928 supuso la disolución del
Comité Monárquico Argentino y la incorporación de sus miembros al Nacionalismo Argentino,
que tendría poco después una expresión más ortodoxa con la fundación de El
Baluarte, publicación donde integraría el Consejo de Redacción junto a Juan
Carlos Villagra y Mario Amadeo. El Nacionalismo de El Baluarte estuvo inspirado
sobre todo en el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, Joseph de Maistre, Louis
De Bonald, Juan Donoso Cortés y Juan Vázquez de Mella. Sin embargo no dejó de
colaborar con otras publicaciones como La Fronda, La Nueva República (segunda
etapa), Bandera Argentina, Crisol, El Pueblo, Criterio o Sursum. Como todo el Nacionalismo
Argentino apoyó la Revolución del 6 de septiembre de 1930, que tuvo en los
mitines políticos de la Liga Republicana de su primo Roberto de Laferrere, una
de las tantas expresiones públicas que prepararon el clima pre-revolucionario. <o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both;">
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">En 1937 apareció Restauración, la
expresión más pura del Nacionalismo Argentino según Ezcurra Medrano, donde
escribió junto a otros destacados nacionalistas como Héctor Bernardo, Héctor
Llambías y Alfredo Villegas Oromí. Como afirmara años más tarde, Restauración, “<i>abandonando
el nacionalismo empírico o con ribetes ‘Maurrasianos’ o ‘nazis’, fue
profundamente católica, hispánica y rosista. Fue, inconfundiblemente, nuestro
nacionalismo, o sea la doctrina que quiso que nuestra política fuese expresión
de nuestro ser nacional y tradicional, y no de doctrinas artificiales o
exóticas. Hoy que miro ‘El Baluarte’ con una perspectiva de más de 30 años, me
doy cuenta hasta qué punto sigo siendo en 1960 el mismo ‘baluartista’ de 1929.
Mi nacionalismo es esencialmente católico y tradicionalista. Fue una reacción
de mi patriotismo contra el internacionalismo marxista y el desprecio por la patria
de los liberales</i>”. Fue precisamente en El Baluarte donde aclaró, en un artículo
de mayo de 1930, que el Nacionalismo Argentino nada tenía que ver con el
principio de las nacionalidades (por no aplicarse a la realidad hispanoamericana),
el estatismo condenado por Pío XI en el Syllabus, ciertos errores del Fascismo
italiano y la Acción Francesa, el chauvinismo y el nacionalismo continentalista
antiyanqui de corte populista y/o izquierdista. Además de estas publicaciones y
a lo largo de su vida, escribió en otras como Nueva Política, Choque, Combate,
Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Nuevo
Orden, Ofensiva, Sí sí -No no, El Pampero, Cabildo (Diario), El Federal,
Nuestro Tiempo, El Debate, Balcón, Presencia, Boletín del Instituto Rosista de
Investigaciones Históricas (La Plata), Sexto Continente, Revisión de la
Historia, Genealogía, Esquiú, Jauja, Roma y Cabildo (revista). De sus libros
sobre política e historia editados vale mencionar Las otras tablas de sangre
(1934), Catolicismo y Nacionalismo (1936), La Independencia del Paraguay (1941),
Sarmiento Masón (1952) y la Historia del Anticristo (edición póstuma de 1990).
De los aún no editados, San Martín, Protector del Perú (1950) y Memorias (1956,
con un Apéndice de 1960). Además de
haber frecuentado los Cursos de Cultura Católica en los años 30, fue miembro de
instituciones como la Liga Universitaria de Afirmación Católica, la Junta
Americana de Homenaje y Repatriación de los restos del Brigadier General Juan
Manuel de Rosas, la Comisión de Homenaje al Combate de la Vuelta de Obligado,
el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, la Junta de
Recuperación de las Islas Malvinas, la Comisión Honoraria del Plebiscito de la
Paz, la Junta Organizadora del Congreso de Recuperación Nacional, el Instituto
Argentino de Ciencias Genealógicas, la Comisión de Homenaje a la Revolución del
6 de septiembre de 1930, el Instituto Hugo Wast y la Comisión de Homenaje al
Gral. Ángel Pacheco. Como dijimos ut supra, también dedicó su vida profesional
a la docencia. Gracias a su producción historiográfica obtuvo la habilitación
oficial para desempeñarse como Profesor de Religión y de Historia. Dictó
cátedra en el Colegio Nacional Sarmiento y Anexo a la Escuela Normal Mariano Acosta,
en el Colegio Nacional de Buenos Aires, en la Escuela de Comercio N° 9 y en el
Colegio Nacional Reconquista. También participó como miembro del Jurado en los
Concursos para la selección de docentes de Historia en el Instituto Nacional de
Profesorado de la ciudad de Paraná y cumplió funciones en el Consejo Nacional
de Educación. Al igual que Don Julio Irazusta, murió hace 40 años, en 1982,
meses antes de la recuperación provisoria de nuestras Islas Malvinas, Causa por
la que había trabajado con empeño, como muchos otros argentinos. Poco antes de entregar
su alma al Creador dijo unas palabras que coronaron toda una vida puesta al
servicio de Dios y de la Patria: “<i>No me arrepiento de haber sido católico,
nacionalista y rosista</i>”. A 40 años de su partida y próximos a celebrar el
primer centenario del Nacionalismo Argentino, no dejemos que se pierda ese
legado y transmitámoslo purificado y enriquecido a las nuevas generaciones.
Como escribió su hijo primogénito, el Padre Alberto Ezcurra Uriburu en el
prólogo a la reedición del libro Catolicismo y Nacionalismo: “<i>Hoy el mundo
parece encaminarse hacia un ‘Nuevo Orden Internacional’, bajo el dominio de un
solo centro de poder (…), vigilante universal encargado de velar por el mismo e
imponer a los díscolos (…) el cumplimiento de las más arbitrarias resoluciones
de las Naciones Unidas (…). En este ambiente sufren los creyentes la tentación
de confundir el espíritu universal del catolicismo, que respeta y asume todo lo
bueno y positivo de las culturas nacionales, con el internacionalismo nivelador
y masificante. Corren el riesgo de pensar que todo nacionalismo es aislamiento,
egoísmo, cerrazón y xenofobia, de perder hasta el sentido mismo de la Patria y
de convertirse, en el espíritu de la ‘Nueva Era’, a la religión de la
humanidad. Por eso el tiempo presente nos exige no sólo orientar al
nacionalismo en el sentido de la Verdad católica, mostrar la coherencia entre
catolicismo y nacionalismo, sino también y ante todo justificar la existencia
misma de la Nación como algo que deriva del Orden Natural, es decir querido por
Dios e irreemplazable</i>”. Palabras escritas en 1991 y que tienen absoluta
actualidad ante la embestida globalista, supracapitalista y progresista que
estamos padeciendo <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><b>BIBLIOGRAFIA </b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">Archivo Histórico de la Familia Ezcurra Uriburu (Bella Vista)
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">Cabildo (Revista), 2a época, Año VI, N° 51, Marzo de 1982,
Alberto Ezcurra Medrano (nota necrológica). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">Cloppet, Ignacio Martín, Semblanzas biográficas publicadas
como epílogos a la edición póstuma de la Historia del Anticristo (1990) y a la
tercera edición (1991) de Catolicismo y Nacionalismo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt; line-height: 115%;">Ezcurra, Alberto Ignacio, Prólogo a la tercera edición de
Catolicismo y Nacionalismo, Cruz y Fierro Editores, Buenos Aires, 1991.<o:p></o:p></span></p></div><p><br /></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-40916894280594743712022-02-08T18:23:00.000-08:002022-02-08T18:23:40.594-08:00LA POLITICA LINGÜÍSTICA EN HISPANOAMERICA*<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiAAZdum-TVutONFHb7uV2sWJHtM0qzv4sTrZaiQvA6rPZp1sX02VAW-yVTuqiwtUeHyYQC3SWhrdaTQJoqVzttaQI2fkM2aJEz69M8g_qzZ0aHGK5wAnSrLZyZOjkkjMm64tgooeuV7JLn9zGXVjsjvi9JSAy4Y1tB25k-vQNibfzEGwl8H1Qrm4mPVQ=s660" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="371" data-original-width="660" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiAAZdum-TVutONFHb7uV2sWJHtM0qzv4sTrZaiQvA6rPZp1sX02VAW-yVTuqiwtUeHyYQC3SWhrdaTQJoqVzttaQI2fkM2aJEz69M8g_qzZ0aHGK5wAnSrLZyZOjkkjMm64tgooeuV7JLn9zGXVjsjvi9JSAy4Y1tB25k-vQNibfzEGwl8H1Qrm4mPVQ=s320" width="320" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por: <b>Dr. Rafael Breide Obeid</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>…Llegamos así al continente americano. América como unidad no
existía. Antes de Colon era una realidad fragmentada, una Babel lingüística de
culturas más o menos avanzadas entre el paleolítico y el neolítico. San Francisco
Solano, solamente en el actual territorio de Santiago del Estero, encontró 17
lenguas distintas, sin contar los dialectos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Ahora bien, ¿Qué ocurre cuando dos culturas de distinto
avance relativo se encuentran?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Del lado de la cultura relativamente más débil, la
encontrada, hay dos posiciones: la celota, que se encierra en sí misma y va al
enfrentamiento imposible con el invasor, por lo menos superior en fuerza; y la posición
herodiana de dejarse absorber por el sistema invasor y obtener ventajas
personales y de poder “cipayo” a cambio de vender el alma de su propia nación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Del lado de la potencia más fuerte, o incorpora a la cultura más
débil a su civilización (en cuyo caso la acusamos de genocidio cultural) o la
mantiene al margen en una especie de reservación, entonces la acusamos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">apartheid </i>y de negarle el acceso a la civilización
del superior.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Una cultura puede estar fundada en el mito, en la razón, o en
el misterio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>El mito es prerracional y transmite una sabiduría primordial;
pero envasada en la superstición y la idolatría. Tal el caso de la Grecia presocrática
y la mayoría de las tribus paganas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Ejemplo de la civilización fundada en la razón es la civilización
moderna. Y la cultura cristiana se funda en la Razón y la Fe, y tiene como
centro el Misterio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>La política lingüística de los Reyes Católicos fue compleja,
procuró desarrollar las culturas nativas y luego incorporarlas al mundo. Para hacer
lo primero le dio alfabeto fonético a las lenguas nativas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Con el proceso de alfabetización en la lengua nativa se
produce un esfuerzo de abstracción que libera la mente del mito y la introduce
en la razón. Demos como ejemplo: el Concilio de Lima de 1583, que ordenó que se
instruyera a los indios en su lengua nativa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Los misioneros hicieron innumerables gramáticas y
diccionarios para poder enseñar a los indios en su lengua nativa. Lo ocurrido
con el guaraní es un caso paradigmático. Esta lengua tenía antes de la evangelización
lo que se llama técnicamente un módulo de tres, es decir, tenía palabras,
frases y oraciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Los jesuitas la desarrollaron internamente agregándole la posibilidad
de tener sub-oraciones, esto es, pasar a un módulo de cuatro. Además le
confesionaron una gramática muchas décadas antes de que apareciera la primera gramática
inglesa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Pero además de esta política lingüística que, desarrollando
su propia lengua los sacaba del mito y los hacia entrar en la razón y por tanto
ser capaces de historia, los indios podían aprender el español para entrar en
el Misterio y comunicarse con el resto de la humanidad con la “lengua para unir
muchas lenguas”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Así podían enseñarle a los indios onas, que sabían contar
hasta dos, el misterio de la Trinidad. Pero, por otro lado, la misma lengua
española recibía sustanciales aportes de las lenguas americanas, como nombres
de lugares, de personas y de productos nuevos como el chocolate, tabaco, maíz,
etc.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Carlos V, en la carta que escribió en 1550 al virrey de Nueva
España, le recomienda que enseñe a los indios nuestra lengua castellana. (1)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>Cuando se declaró la independencia de la Argentina en el
Congreso de Tucumán de 1816, se imprimió el Acta de la Independencia de este
modo: 20.000 ejemplares en castellano, 60.000 en quechua, y <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>40.000 en guaraní.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span> </span>No obstante, esta sabia política hispánica, que desarrollaba
la cultura nativa y la conectaba con el mundo, tuvo una fractura definitiva bajo
los Borbones, que por real cedula del año 1770 ordena la extinción de los
diferentes idiomas y que solo se hable el español.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">1) Vicente Perez Saez. Política lingüística
en el periodo hispánico. En revista Gladius N° 14. Bs As 1989, pp 141-145. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">* Breide Obeid, Rafael. Política y
sentido de la historia. Editorial Gladius. Bs As 2020, pp 138-140.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><br /><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7443327357031728811.post-18959421426370997442021-11-10T09:57:00.001-08:002021-11-10T09:58:00.967-08:00ROSAS Y SUS ADVERSARIOS*<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaBTDEQuNeZzXzzu4dl0mbxzoX2XdwSz92QIXaMF8oyTIaNRNPa0DEVwczjY9U_sljvnbhSPmLLl-LH4gWeaqj1R4ayQ3kytCWrddqjcEqPrOD3eCXjbOjs6ROaEvcgknRJY0FFDnyaQEA/s1013/puente+de+marquez.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1013" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaBTDEQuNeZzXzzu4dl0mbxzoX2XdwSz92QIXaMF8oyTIaNRNPa0DEVwczjY9U_sljvnbhSPmLLl-LH4gWeaqj1R4ayQ3kytCWrddqjcEqPrOD3eCXjbOjs6ROaEvcgknRJY0FFDnyaQEA/s320/puente+de+marquez.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: center;">Por: <b>Roberto de Laferrere</b></p><p style="text-align: left;"></p><p class="MsoNormal">El vasto silencio de los historiadores unitarios ha sido
roto por el doctor Lavalle Cobo, que no es historiador. El silencio, pues, se
prolonga detrás de él, en las sombras de la historia oficial: y el doctor
Lavalle Cobo se lanza solo, en una carga de caballería que, como alguna de su
vehemente antepasado, es una carga en el vacío: fuera del campo de batalla.
Esto será lo que procure demostrar aquí, reprimiendo, a mi vez, cualquier
“virulencia patriótica” y con el respeto y la simpatía que por tantas razones,
directas e indirectas, me merece el doctor Lavalle Cobo. </p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Yo tampoco soy historiador, y esto bastaría a excluirme del
debate, a no mediar aquel silencio, que también a mí me habilita para ensayar,
aunque con “pluma vacilante”, la defensa del General Rosas. Tarea en cierto
modo fácil, para quienes no han aprendido en los textos clásicos a ignorar la
historia – y hasta la geografía – de su país, y escaparon al peligro de
obscurecer en ellos para siempre su visión del pasado. Somos muchos, así, los
que estamos aligerados de fantasmas y en actitud de comprender, dentro de las
limitaciones naturales de cada uno, el sentido de hombres y acontecimientos
desfigurados en las crónicas por los protagonistas de una lucha que ellos mismos
nos contaron.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Curiosos de otros libros y documentos, el azar de las
lecturas nos llevó a comprobar, con asombro, primero, y con irritación después,
que en el relato de este episodio, en la explicación de aquél motín, en la
semblanza de tal personaje o en la definición de tal partido, los cronistas no
habían respetado la verdad: con lo que perdieron ellos nuestro respeto.
Descubrimos que no era indispensable ser eruditos para averiguar que hasta la
versión del movimiento de Mayo nos había sido falsificada; que la verdadera
independencia nacional fue proclamada por los montoneros del año 20, “contra”
el Congreso de Tucumán, y las veleidades monárquicas de los directoriales
unitarios; que la Banda Oriental, escarnecida durante años por ciertos hombres
de Buenos Aires, había sido “entregada” a los portugueses, en acuerdo secreto
con Inglaterra, y que, después de Ituzaingó, nos separó definitivamente de ella
la acción de Rivadavia y sus agentes diplomáticos, quienes respondían a las
exigencias apremiantes de Cánning, contra la política argentina de Dorrego; que
Lavalle, instrumento ciego en manos ocultas, fusiló a Dorrego sin justicia, sin
autoridad, sin proceso y sin discernimiento, en un arrebato de granadero, y que
las luchas sobrevinientes entre unitarios y federales, “europeístas” y
“americanos”, “civilización” y “barbarie”, no representan sino las
maquinaciones y arterías de los extraños para romper la unidad del antiguo
Virreynato, crear cuatro países débiles en el lugar de uno fuerte, oponer la
influencia del Brasil a la nuestra en Sud América, consolidar el dominio inglés
en el Río de la Plata y sustituir con el tiempo la población nativa –los
gauchos de Martín Fierro – con los inmigrantes desarrapados –“Juan Sin Ropa”– y
analfabetos, que también representaban la “civilización” de Europa… </p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>Los unitarios</b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">El nacionalismo de Rosas se define, ante todo, por su
oposición a los unitarios, quienes desde 1812, con Rivadavia frente a Artigas,
hasta después de Caseros, estuvieron siempre al servicio, más o menos
deliberado, de aquel plan de dominación extraña. Al juzgar la conducta de sus
jefes de las logias secretas, cabe pensar, en su excusa, que les faltaba el
sentimiento de la nacionalidad. No lo traicionaron, porque no lo tuvieron. Para
los más caracterizados entre ellos, ser argentino era ser porteño, y ser
porteño era un fenómeno de cultura personal, rara vez logrado en sus filas,
porque, la verdad sea dicha, todo el partido unitario no produjo una docena de
espíritus verdaderamente cultos. Los más ilustres, los más famoso hoy, eran
literatos o poetas, que, a título de tales, pretendían erigirse en los supremos
legisladores de la nacionalidad. En cualquier caso, fueron extraños al país,
cosa que tardaron en descubrir, pues por un fenómeno característico de su
vanidad, al principio concibieron éste a imagen y semejanza suya, y luego, al
comprobar la contradicción, dictaminaron que el país estaba equivocado.
Vivieron mirando a Europa, de espaldas a la tierra en que habían nacido, de la
que se avergonzaban sin ocultarlo, como se avergüenzan los guarangos modernos.
En el fondo no se sintieron nunca compatriotas del hombre del interior o de las
campañas de Buenos Aires o de los arrabales porteños. Lo despreciaron, porque
se creían superiores a él, cuando sólo lo eran en algunos aspectos, los de su
cultura social y libresca, es decir lo menos importante en la vida que les
había tocado vivir.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">En el origen de su política centralista no hay una doctrina
–tan pronto eran republicanos como monárquicos– sino un interés de clase o de
grupo que aspira a tener un país propio para gobernarlo e imponerle por decreto
–o mejor dicho por ley, pues eran legalistas– la cultura “europea”: no
española, ni inglesa, ni francesa, nada definido, sino “europea”, así en
abstracto: lo único que no había existido ni podía existir en ninguna parte de
Europa. Todo hace creer que confundieron la cultura con las modas de la época y
no comprendieron nunca que en la formación de una cultura nacional –de acuerdo
al modelo europeo, precisamente– no podía prescindirse de la realidad nacional,
el sujeto de la cultura. Pero esta realidad era lo que ellos no aceptaban.
Querían rehacerla conforme a sus “ideas”, que habían convertido en ídolos. Y
sus “ideas” no nacían de la experiencia, en el mundo que vivían: les llegaban,
como las levitas, confeccionadas en otra parte.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">La desvinculación de las ideas con la realidad es el caos,
la locura. Rivadavia, el “visionario”, era ante todo un loco: un loco de la
política; su cordura renacía en la vida privada, donde no interesaba a nadie.
Sus adláteres –algunos de ellos siniestros por su perversidad sanguinaria– eran
también los hombres de las contradicciones y de las incoherencias. Se llamaron
unitarios, pero no admitían que la nacionalidad es una unidad moral que se
prolonga a través de las generaciones, y conspiraron contra la unidad de raza,
de religión, de costumbres, de tradiciones, de cultura, en el pueblo argentino.
Así confundieron progreso con sustitución, ignorando que sólo progresa lo que
se perfecciona en el sentido de lo que ya es. Y nunca se propusieron el
progreso del pueblo argentino, sino su trocamiento en otro pueblo distinto, que
no sería hispánico, ni latino ni tendría pasado respetable porque lo habría
repudiado. El ideal de los unitarios –que después extremó Alberdi hasta el
absurdo de las Bases– consistía en hacer del argentino real un ente tan
descaracterizado como las propias imágenes con que sustituían las ideas
ausentes. Los hombres de la realidad se levantaron contra ellos y los
expulsaron del país. En eso consistió su tragedia de desterrados.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Pero antes habían llevado a la política el desorden de sus
“ideas”, convulsionando a las catorce provincias con sus tentativas de
predominio ilegítimo. Al aproximarse el año 20, comprobado su fracaso en el
gobierno y sintiendo que el suelo temblaba bajo sus pies, creyeron que el país
se hundía con ellos, porque ellos eran el país, y pidieron el Protectorado de
Inglaterra o mendigaron en España y en Francia –¡y hasta en Suecia!– un monarca
extranjero. Repudiados, con la Constitución de Rivadavia, que era su obra
maestra, utilizaron a Lavalle sublevado para iniciar la guerra civil. Cuando el
orden se salvó con Rosas, conspiraron contra el orden, siempre a la zaga de los
extranjeros, para establecer aquí “la influencia de Francia”, o para desmembrar
la nación, después de declararla disuelta, o para entregar los ríos interiores
al dominio internacional, o para garantizar en forma perdurable la
independencia de las antiguas provincias segregadas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">¿Traidores? La palabra es terrible y desagradable de
aplicar, si no es en un sentido metafórico. Preferible es creer que Florencio
Varela, por ejemplo, llegó a ser un desarraigado sin patria, ciudadano de una
República inexistente, que había perdido en el exilio cualquier resto de
solidaridad con los hombres de su tierra. No olvidemos, por los demás, que con
los unitarios militaron algunos guerreros de la independencia y que un patriota
como Chilavert siguió también la política de Montevideo, hasta descubrir su
entraña, antes escondida a sus ojos, que no eran de lince. ¿Cuántos habrán
estado en la misma situación de engañados? Esto nunca lo sabremos. El General
Paz rechazó el proyecto de separar a Entre Ríos y Corrientes de la
Confederación Argentina que sometió Varela a su aprobación. Pero ese mismo
rechazo de Paz, la sorpresa de Chilavert y los escrúpulos que más de una vez
confesó Lavalle antes del 40, prueban que el fondo de la conspiración unitaria
era sombrío y que convenía mantenerlo oculto. Esa gente no “procedía a la luz
del día”…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">En general, y aunque nos cueste reconocerlo a los que
también somos sus compatriotas, podemos decir con verdad que esa política que
consistió, desde sus comienzos, en negar el país, y concluyó conspirando contra
su integridad territorial, era en sí misma una traición a los hombres de la
Conquista y de la Revolución. Era una traición a la historia, a los
antepasados: una traición de los hijos a los padres. </p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b>La figura de Rosas</b><o:p></o:p></p>
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<p class="MsoNormal">Frente a esa política, tan obcecadamente mantenida, la
figura de Rosas se agiganta como la del principal defensor de la nacionalidad,
en una lucha a muerte que dura, para él, más de treinta años. Es el
representante de lo argentino, de lo nuestro, en conflicto con los extraños,
cuyos propósitos hostiles nada tenían que hacer con la Civilización ni con la
Cultura, brillantes chafalonías con que se buscaba deslumbrar a los incautos.
Ese es el sentido que tiene Rosas para nosotros, los que procuramos rehabilitar
su nombre, por eso ilustre, ante las nuevas generaciones. En vano se insistirá
en renovar los viejos motivos de repudio, calificando lo nacional de “bárbaro”
y de “salvaje” en un curioso empeño de exhibirnos ante los demás como un pueblo
de inferiores. No lo creemos. Se podría probar sin esfuerzo que en ninguna otra
parte del mundo el hombre de la tierra ha sido superior al gaucho, ni tan rico
en calidades esenciales, ni tan susceptible de un rápido perfeccionamiento
individual. En vano también se procurará restaurar las viejas diatribas
personales contra Rosas. Están demasiado desacreditadas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">¿Era inclemente? No nos interesa. No fue clemente Moreno con
Liniers, ni Castelli con Nieto, ni Rivadavia con Álzaga, ni Bolívar con
Policarpa Salabarrieta, ni O’Higgins con los Carrera, ni Urquiza con Chilavert.
¿Lo era acaso Sarmiento cuando se regocijaba en público por el fusilamiento del
héroe de Martín García, proclamaba la necesidad de asesinar a Urquiza o
aconsejaba a Mitre que “no ahorrase sangre de gauchos”?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Rosas, que no gobernó un día, fusiló muchos unitarios. Se nos
ha enseñado que las luchas entre éstos y los federales era una simple lucha de
partidos en desacuerdo por doctrinas políticas, como podría serlo la de los
radicales y conservadores de hoy, si tuvieran doctrinas. Pero esto es falso. A
partir de 1838, esa lucha tuvo el carácter de internacional que los unitarios
por propia voluntad le dieron al sumarse a los extranjeros que guerreaban
contra el país. Acaso seguían creyendo que el país eran ellos, pero este error
no valía para Rosas, ni puede valer hoy para nosotros al juzgar a Rosas y a sus
adversarios. Sorprendidos en sus maquinaciones, eran fusilados como Ramón Maza,
o muertos en la persecución que seguía a las batallas, como Berón de Astrada o
en la exaltación que su propia conducta provocaba en la ciudad bloqueada y
humillada por las dos escuadras más poderosas de la tierra. No necesitó iguales
motivos Urquiza para matar a todos los soldados de la división Aquino, en las
mismas calles de Buenos Aires. ¿Abusos? Mil se habrán cometido, como en todas
las épocas de guerra civil, en Francia, en España, en Inglaterra, en Alemania,
en Italia. Como se cometen actualmente aquí, en plena era de paz democrática,
con motivo de cualquier acto electoral: en San Juan, hace poco tiempo. Con sólo
los asesinados en el siglo XX, por razones políticas, podríamos construir otras
tablas de sangre como las de Rivera Indarte.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Pero los fusilamientos de Rosas no son objetables en su
época y en las circunstancias del país, que vivía bajo la ley marcial. Sólo en
los pueblos bárbaros, formados por tribus o bandas, no se castiga con la máxima
severidad a los que conspiran contra las autoridades para derrocarlas, en
momentos de un peligro nacional. Las pasiones de entonces eran candentes; los
juicios con que unos a otros se condenaban, lapidarios. Era “acción santa matar
a Rosas”, según el lema de Rivera Indarte. Había que colocarse a la recíproca.
Lavalle mismo fue despiadado al condenar la unión con los franceses antes de
aceptarla en una de sus frecuentes desviaciones. Los rosistas de hoy no la
hemos calificado con igual virulencia. “Los dos diarios de Montevideo –
escribía el general– están de acuerdo sobre la unión con los franceses… Estos
hombres, conducidos por un interés propio muy mal entendido, quieren trastornar
las leyes eternas del patriotismo, el honor y el buen sentido; pero confío en
que toda la emigración preferirá que la revista (una de las publicaciones
unitarias) la llame estúpida a que su patria la maldiga mañana con el dictado
de vil traidora”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Más tarde, Lavalle cambió de opinión; Rosas, no. ¿Con qué
violencia no hubiera obrado aquél, en la posición de éste, contra los que
llamaba “viles traidores”? Aterra pensarlo, cuando recordamos el drama de
Dorrego, fusilado sin causa… </p>
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<p class="MsoNormal"><b>Rosas y la unidad nacional </b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">(Se)…le censura a Rosas que no hiciera la organización
nacional. ¿Quién lo hizo antes de él? ¿Quién pudo hacerla? ¿Y cómo podía Rosas
darnos la organización nacional en medio de la guerra que durante los 17 años
de su segundo gobierno le llevaron sus enemigos internos en alianza con los
bolivianos o con los franceses o con los ingleses o con los paraguayos o con
los brasileños o con los orientales de Rivera o con todos a la vez?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Hizo mucho más que eso, sin embargo. Nacido a la política
como reacción espontánea contra la anarquía de los partidos, sofocó por la
fuerza de una guerra victoriosa y las artes de la diplomacia más sutil, a todas
las facciones adversas: lo mismo que los unitarios habían ensayado antes, pero
sembrando la ruina y el desorden. Así impuso en los hechos, en la realidad
inconmovible de las cosas, la unidad nacional y creó en el país el hábito de la
obediencia y el respeto a la autoridad. Y ese hecho fundamental no le será
nunca suficientemente agradecido por las generaciones del futuro que reflexionen
con serenidad y con lucidez sobre el proceso de la formación argentina.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Su empresa era la de la fuerza en acción: la violencia, la
guerra, únicos métodos capaces de restaurar el orden de un país convulsionado
por los anarquistas y amenazado desde el exterior. Una Constitución escrita, de
la que emanase el poder capaz de dominar el desorden, hubiese creado el
despotismo permanente, para Rosas y los que le siguieran. Si, por temor al
despotismo, se creaba un poder constitucional moderado, su debilidad en las
circunstancias nos volvería a la anarquía o violaba el Gobierno la Constitución
con el pretexto de sostenerla. Con estos mismos argumentos, Facundo Zuviría,
presidente de la Convención del 53, sostuvo al iniciar ésta sus deliberaciones
que no había llegado todavía el momento de dar una Constitución escrita al
país. Era partidario de una autoridad de hecho o fundada en convenciones
circunstanciales, que pudiera ejercer el poder con todo rigor, sin comprometer
ningún principio permanente. Las razones que defienden a Rosas eran las de
Zuviría, su enconado adversario político de 30 años.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Rosas sabía, por lo demás, que la Constitución no podía ser
la obra suya, sino la consecuencia de su obra. Que ésta, la pacificación del
país, no había concluido lo prueba el hecho de que, en definitiva, los rebeldes
concluyeron con él. Pero nadie podrá negarle la gloria de haber constituído la
nación en los hechos con sus empresas de treinta años, desde el 20, en que
sofocó por primera vez la anarquía, hasta el 52, en que entregó las provincias
unificadas a sus vencedores ocasionales. El acuerdo de SAN NICOLAS fue el
acuerdo de los gobernadores de Rosas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal">Lo que sucedió después de Caseros, lo justifica aún más ante
la historia. Urquiza quiso hacer lo que Rosas no había hecho y atrajo consigo a
los unitarios, en un prematuro ensayo de organización nacional. Con los
unitarios en el partido gobernante, creó el cisma en el gobierno mismo. Rota la
unidad de Rosas, no vino la unidad de Urquiza, sino la anarquía de los
unitarios otra vez, pero con ellos dueños de Buenos Aires. Diez nuevos años de
guerra civil, acaso los más sangrientos de todos, otros diez de revueltas y de
tumultos, de persecuciones y de injusticias, y el asesinato de Urquiza,
siguieron al derrocamiento de Rosas, mientras el extranjero, que había atisbado
pacientemente la oportunidad propicia a sus intereses, sacaba los mejores
frutos de una victoria de armas, que, lejos de ser una victoria de los
argentinos, se convirtió con el tiempo, en la más grande derrota de su historia.
Caseros.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal">Capítulo I de "El Nacionalismo de Rosas", de
Roberto de Laferrère<o:p></o:p></p><b></b><p></p>Juan Manuelhttp://www.blogger.com/profile/05956111731575075226noreply@blogger.com0