Domingo Faustino Sarmiento es uno de los principales
beneficiados de la falsificación histórica que lo ha colocado en un sitial de
gloria que no le corresponde, primero, porque no es cierto, y segundo, que es
todo lo contrario, es decir, está lejos de ser un ejemplo de virtudes cívicas y
patrióticas como debe ser un prócer.
Esta versión malsana de nuestra historia
afirma que Sarmiento fomentó la educación al punto de calificar a esa tarea de
fundacional, lo que no es una verdad revelada, ya que dicho mérito le
corresponde a Nicolás Avellaneda, ministro de educación durante la presidencia
de Sarmiento (1868—1874), que fue su sucesor en la presidencia. Tras esa
máscara de “prócer” se esconde un mentiroso y un criminal que detestaba a su
propio país.
Desde su exilio (voluntario) en Chile comenzaría su labor artera y traidora, a través de su periódico “El Progreso”, fomentando con entusiasmo y dedicación la ocupación, por parte del Gobierno de ese país, del Estrecho de Magallanes y la Patagonia; la toma de posesión del primero se concretó el 21 de septiembre de 1843. También desde esas mismas páginas el 28 de noviembre de 1842 manifestaba: “La Inglaterra se estaciona en las Malvinas. Seamos francos: esta invasión es útil a la civilización y el progreso”; es curioso que nuestros héroes que defendieron NUESTRAS Islas Malvinas de la agresión colonialista de Gran Bretaña (y de su alcohólica Primer Ministro, Margaret Thatcher) fueron “ilustrados” en las “hazañas” del “padre del aula” durante su infancia, a la par que incoherentemente también les enseñaban que las Malvinas son argentinas.
De las provincias opinaba: “Son
pobres satélites que esperan saber quien ha triunfado para aplaudir. La Rioja, Santiago del Estero y
San Luis son piltrafas políticas, provincias que no tienen ni ciudad, ni
hombres, ni cosa que valga. Son las entidades más pobres que existen en la
tierra”. ("El Nacional", 9/10/1857). Y muchas otras expresiones
análogas contra nosotros, los argentinos, Hispanoamérica, etc.
Sarmiento, como muchos
otros, se encuentra en el grupo de miserables que auspiciaban todo tipo de
perjuicios a la Argentina
por el sólo hecho de no encontrarse ellos (los unitarios) en el gobierno, como
si el desastre y los asesinatos del Gral. Lavalle no hubieran sido suficientes, “lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un
indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y
reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación
española: una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer...”
(Carta del Gral. San Martín al Restaurador Gral. Juan Manuel de Rosas –10 de
junio de 1839), tal era el juicio del Libertador hacia quienes fomentaban la
agresión militar contra la
Argentina.
A Sarmiento se lo explica también a través de su mas estrecho aliado en la destrucción de la Argentina, Bartolomé Mitre, quien lo designó por decreto del Poder Ejecutivo Nacional del 28 de marzo de 1863 Director de la guerra y Comandante General de las fuerzas de línea y milicias de San Juan, Mendoza y San Luis. Es interesante destacar que durante el período junio de 1862 e igual mes de 1868, hubo en las provincias 117 revoluciones y 91 combates; dato “curioso” puesto que estos dos personajes se encontraban en la cima del poder nacional, promediaba la “organización nacional” y la Argentina era un desastre en todo sentido. Lo que convierte a Sarmiento en uno de los máximos responsables de la anarquía de esos años.
A pesar de todo ello, la exaltación que recibió de la historiografía oficial traspasa los límites, no sólo de lo creíble, sino del sentido común, como el mito incomprobable que “nunca había faltado a la escuela”, y muchas otras mentiras mas, para convertir a este resentido social y egoísta en un “prócer”.
Debe un pueblo valiente y saludable tener un conocimiento cabal y completo de su historia, pues ésta será el cimiento de grandeza que con paciencia y sabiduría labrarán sus generaciones. La versión “oficial”, afortunadamente ha tenido la inevitable confrontación con la realidad, y que, como era esperado, se desmoronó sin siquiera crujir. Pero no ha sido completo, pues ¿de que puede servir que conozcamos con veracidad nuestra historia, si todavía cohonestamos y somos cómplices de la inveterada mentira? Ello sólo demuestra que en realidad no comprendimos el trascendente rol que desempeña la historia en la vida de una nación, ya que aquella le señalará el rumbo, le trazará un itinerario de victoria o de derrota.
La obra debe ser completada, ya no hay razón ni justificación
para que permanezcan monumentos y calles con los nombres de Rivadavia, Alvear,
Mitre, Sarmiento y Urquiza, ya éstos son los mojones de la decadencia que nos
llevaron a la derrota nacional, torciendo NUESTRO DESTINO, el destino de la Patria, destino americanista
y federal, de tacuara y rojo punzó. El principal fundamento por el cual se los
debe dejar de considerarlos próceres, es porque ellos implica que sean un
ejemplo a seguir, y ése es el problema, puesto que emularlos nos ha llevado a
sangrientos enfrentamientos entre hermanos, a sucesivos fracasos políticos y
económicos, como bien sabemos los argentinos, tales como devaluación,
inflación, tiranía, demagogia, degradación social, etc. Todos ellos se han
enfrentado directamente o indirectamente con el Gral. José de San Martín, el
Gral. Manuel Belgrano y el Restaurador Gral. Juan Manuel de Rosas, ya sea
combatiéndolos personalmente o enfrentando sus ideas.
Se debe pasar de la palabra a la acción, de la proclama a la realización, esos hombres nefastos, apreciados correctamente se muestran ante la posteridad con la inefable tacha de infamia de la traición a la Patria.
http://asisluis.blogspot.com
Absolutamente de acuerdo. Agrego que 1810 fue una revolución separatista, ya que eramos españoles y fue fomentada por intereses ingleses, aunque el principal traidor fue el Rey de España Fernando VII al acordar con Inglaterra su archi enemigo,aunque de los Borbones nada bueno podia y puede esperarse. Puig Dalbert Jorge
ResponderEliminarEso es lisa y llanamente falso. La Revolución de Mayo esta más que demostrado que no fue separatista ni hecha por intereses foráneos. Basta saber que dos de los artífices de la Revolución (Saavedra y Belgrano) eran decididamente anti-británicos (fíjese las cartas de Saavedra sobre su desconfianza hacia los ingleses) o las actitudes de Belgrano, quién no tuvo hesitación alguna en rechazar jurar lealtad a la corona británica durante las invasiones inglesas, o cuándo propuso el proyecto para unir las Provincias Unidas, Chile y Perú en una monarquía.
EliminarSe nota lo separatista que era... (ironía).
Así que simplemente puede catalogarse a Mayo cómo americanista y nada más.
Saludos.
No deja de ser un ejemplo de prohombre, con eso basta para darle 10000 calles mas con su nombre
ResponderEliminarNota cargada de odio y subjetividades. Un hombre que construyó una educación que mal que les pese a algunos, formó generaciones.
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