jueves, 2 de junio de 2011

LA REVOLUCION DEL 4 DE JUNIO DE 1943

“En lo más íntimo y puro de las conciencias argentinas pesa una honda y angustiosa inquietud, ante la evidente convicción de que la corrupción moral se ha entronizado en los ámbitos del país como un sistema. El capital usurario impone sus beneficios con detrimento de los intereses financieros de la Nación, bajo el amparo de poderosas influencias de encumbrados políticos argentinos, impidiendo su resurgimiento económico. El comunismo amenaza sentar sus reales en un país pletórico de posibilidades, por ausencia de previsiones sociales. La justicia ha perdido su alta autoridad moral que debe ser inmarcesible. Las instituciones armadas están descreídas y la defensa nacional negligentemente imprevista. La educación de la niñez y la ilustración de la juventud, sin respeto a Dios ni amor a la Patria. No es concebible que el proyectado futuro gobierno de la Nación pudiera remediar tan graves males, cuando los hombres que van a actuar y colaborar en las funciones del gobierno son y serán los mismos responsables de la situación actual, atados a compromisos políticos y a intereses creados y arraigados. Para los jefes de alta graduación del Ejército y la Marina, que hoy resuelven asumir la enorme responsabilidad de constituir, en nombre de las Instituciones Armadas, un gobierno de fuerza, les resultará más cómodo una actitud de indeferencia, enmascarada en la legalidad, pero el patriotismo como en épocas pretéritas, impone en esta hora de caos internacional y de corrupción interna, salvar las instituciones del Estado y propender a la grandeza moral y material de la Nación.”
(Proclama de las Fuerzas Armadas, 4 de junio de 1943)
La Revolución del 4 de junio de 1943 se define a si misma en los objetivos trazados en su proclama (con plena vigencia en la actualidad) y por el Régimen que desplazó.
Es mas correcto hablar de “Restauración” que de “Revolución”, pues restaurar significa también restablecer, recuperar. En el orden político se restauró la moralidad y la probidad en el manejo de los asuntos públicos; en el orden social, reparó las injusticias de una sociedad cuyos cimientos eran de lodo y los lazos que unían a los hombres eran el despojo y el abuso.
Aunque el gobierno surgido de ella, es denominado “de facto”, es legítimo por su causa y por su fin. Sostiene Aristóteles en su “Política” que “el bien para cada cosa es precisamente lo que asegura su existencia”, claramente en eso ha consistido la “Restauración del 4 de junio de 1943”, ha asegurado la existencia de la Patria, ¿cuál era el bien que la aseguraba? Pues mantener sólidos y firmes los más insignes pilares de la nacionalidad: DIOS, PATRIA, HOGAR. Dios Nuestro Señor ha iluminado a esos ilustres hombres para que desterraran de la Argentina a los advenedizos y salteadores furtivos que se habían apoderado del gobierno; la Patria se ha visto robustecida en todos sus quehaceres y tonificada en su cultura; la Familia, se reconfortó en el reencauzamiento de la educación de sus hijos y en la contención al padre trabajador.
Pocos gobiernos han sido tan legítimos como el surgido el 4 de junio de 1943; siguiendo a Aristóteles, éste afirmaba que “el Bien en política es la justicia; en otros términos, la utilidad general”. El Profesor Jordán Bruno Genta nos enseña que “la justificación o legitimidad de una autoridad hay que buscarla en el cumplimiento de su misión, antes que en sus orígenes.....la legitimidad o justificación objetiva de la autoridad política no debe confundirse con el procedimiento legal que se sigue en un Estado determinado para designar al sujeto concreto de la autoridad, así como para establecer su forma política” (“Principios de la Política”, Ed. Cultura Argentina – 1978).
Fieles y Veraces fueron los hombres que asumieron el Deber de regir el destino de la Argentina en circunstancias históricas que no eran las mejores, en pleno acontecer de la segunda guerra mundial y con las presiones exteriores que arreciaban con el objetivo de inclinar a la Argentina hacia una u otra de las partes beligerantes. Se mantuvo la neutralidad al comienzo, aunque finalmente se adhirió al Acta de Chapultepec celebrada en febrero-marzo de 1945.
Se puede discrepar o no en cuanto a la política exterior que ha tenido el gobierno, pero que obedecía a las pujas internas que en el mismo había, entre los “aliadófilos” y los partidarios de las potencias del Eje. Lo que se debe reconocer es que se han tomado decisiones acertadas en el momento justo, cualidad que únicamente caracteriza a los grandes estadistas.
Pocos días después de asumido el poder, el flamante gobierno se expresaba a través de un manifiesto: “Las Fuerzas Armadas de la Nación, fieles y celosas guardianas del honor y tradiciones de la Patria (....) han venido observando silenciosa pero muy atentamente las actividades y el desempeño de las autoridades de la Nación. Ha sido ingrata y dolorosa la comprobación. Se han defraudado las esperanzas de los argentinos, adoptando como sistema la venalidad, el fraude, el peculado y la corrupción. Se ha llevado al pueblo al escepticismo y la postración moral, desvinculándolo de la cosa pública, explotada en beneficio de siniestros personajes movidos por la mas vil de las pasiones. Dichas fuerzas, conscientes de la responsabilidad que asumen ante la historia y ante su pueblo (....) deciden cumplir con el deber de esta hora, que impone actuar en defensa de los sagrados intereses de la Patria...”

Luis Asis Damasco
Tomado de: http://asisluis.blogspot.com/

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