domingo, 30 de diciembre de 2012

Analisis de los errores históricos de Norberto Galasso (continuacion)


1.
La interpretación de Alberdi, que recoge Norberto Galasso, es muy simplista. Para que los levantamientos revolucionarios en América fuesen “revoluciones democráticas, por la libertad y los derechos del hombre, la división de poderes, etc., dirigidas contra el absolutismo, la monarquía, la Inquisición, la esclavitud, los tributos serviles, etc.” debía haber en las Indias una coyuntura similar a la de la Francia pre-revolucionaria, cosa que no era así.


Puede decirse que no es necesaria la coyuntura y que solo vasta con infiltrar la ideología liberal para que estalle la revolución tal como la ve Alberdi, pero tampoco esto sucedía en América. Se sabe según investigaciones del historiador Agnes, que, si bien los libros prohibidos ingresaban como agua y que la Inquisición ya nada hacia (según investigaciones del historiador británico Ferns), quienes estaban en capacidad de leerlos eran muy pocos y quienes pudieran ser tentados por ellos, menos aún. No se descarta la idea de que quienes fueran tentados tuvieran influencia política, ahora sí, hablando de Buenos Aires. Pero estos no tenían el manejo de la fuerza y sin ella nada se podía.


Por otro lado, es verdad que las revoluciones americanas fueron contra el absolutismo, pero no contra la monarquía. Aquí hay un grave error de concepto. Absolutismo no necesariamente es Monarquía y viceversa. Puede haber una Monarquía que no sea absoluta, y de hecho la monarquía de los Habsburgo en América no lo fue. Un historiador, no recuerdo el nombre ahora (luego adjunto la cita) decía que si los Austrias no hubiesen gobernado con esa flexibilidad no hubieran podido mantener el Imperio tan extenso. La realidad lo demuestra. El mantenimiento del Imperio no fue por la fuerza sino por la flexibilidad, que nacía de la ley de Alfonso el Sabio, “se acata, pero no se cumple”.


Quienes llevaron a cabo la revolución de Mayo eran una serie de grupos políticos que se venían disputando el manejo de los asuntos del Estado desde las invasiones inglesas. Así, el grupo liberal de los letrados, cuyo jefe era el Dr. Castelli habían sido muy condescendientes en las Invasiones con los ingleses mientras que los otros grupos: los patricios, los funcionarios reales y los alzaguistas lucharon por la Reconquista.
El 1 de enero de 1809 cuando los alzaguistas buscan destituir al virrey Liniers, junto con los liberales letrados, son los patricios quienes junto a los funcionarios reales lo impiden.
La Semana de Mayo fue el encuentro de tres de estos grupos: patricios, alzaguistas y liberales letrados contra los funcionarios reales, anclados en la tesis sostenida por Castelli pero ejecutada por Saavedra y los suyos. SIN LOS PATRICIOS NO HUBIESE HABIDO REVOLUCIÓN DE MAYO, PUES ELLOS TENÍAN EL MANEJO DE LA FUERZA, TOTALMENTE NECESARIA PARA DESALOJAR A CISNEROS Y LOS SUYOS.


¿Para qué reaccionan los Patricios? Los patricios reaccionan según lo que Saavedra expone al virrey Cisneros:


“Señor, son muy diversas las épocas del 1 de enero de 1809, y la de mayo de 1810, en que nos hallamos. En aquella existía la España, aunque ya invadida por Napoleón; en ésta toda ella, todas sus provincias y plazas están subyugadas por aquel conquistador, excepto sólo Cádiz y la isla de León, como nos aseguran las gacetas que acaban de venir y V. E. en la proclama de ayer. ¿Y qué, señor? –¿Cádiz y la isla de León son España?- ¿Este territorio inmenso, sus millones de habitantes, han de reconocer soberanía en los comerciantes de Cádiz y en los pescadores de la isla de León?- ¿Los derechos de la Corona de Castilla a que se incorporaron las Américas, han recaído en Cádiz y la isla de León que son parte de una de las provincias de Andalucía?- No, señor; no queremos seguir la suerte de la España, ni ser dominados por los franceses; hemos resuelto reasumir nuestros derechos y conservarnos por nosotros mismos. El que dio a V. E. (la Junta Central) dio autoridad para mandarnos, ya no existe; de consiguiente V. E. la tiene ya, así es que no cuente con las fuerzas de mi mando para sostenerse” Eso mismo sostuvieron todos mis compañeros” (Saavedra, Cornelio, 1974, pp. 71-72).


Queda claro en esta cita de Saavedra que la reacción de los patricios (no así seguramente de los grupos que los acompañaban) fue para no seguir la suerte de España ni ser dominados por los Franceses, considerados en estas tierras por la mayoría de la población, como unos herejes.


La reacción se dio dentro del esquema jurídico español tradicional, tal como lo expone Juan Germán Roscio, Secretario de Estado de la Suprema Junta Conservadora de los Derechos del Señor Don Fernando VII en Venezuela, en una carta al Gobernador inglés de la Isla Curazao, Teniente General Layard:


“Hemos desconocido como ilegítimos e ineptos para reinar en estos dominios a los cuatro o cinco individuos que obtuvieron el título de Regencia en la Isla de León. Establecidos sin noticia ni conocimiento de las Américas y contra la forma constitucional del Reino, ningún derecho adquirieron para exigir de nosotros el homenaje tributado y debido a la Real Persona de Fernando VII. Ni los miembros de la Junta Central que les dieron el título de Regencia, tuvieron jamás poder para este nombramiento…
Agotado entonces el sufrimiento de este fiel y honrado pueblo, usó de su derecho, rehusó prostituir su obediencia y vasallaje, se consagró de nuevo a su adorado Rey el Señor Don Fernando VII; estableció un nuevo Gobierno conservador de sus derechos…
Por el contrario las relaciones serviles que pretenden y procuran los nuevos gobernantes (de la Isla de León) son opuestos a la libertad e igualdad de esta parte integrante y esencial de la Corona; son incompatibles con los derechos cardinales de su descubrimiento y adquisición establecidos en la Bula de Alejandro VI y en la 1 s. t.s. libro III de las recopiladas para estos dominios. Sobre estos elementos constitucionales está fundado el privilegio que tienen los españoles de este Nuevo mundo, los descendientes de los Descubridores y primeros pobladores para conservarlo por sí mismos en las críticas circunstancias del día y mantenerlo ileso para su legítimo soberano. Procurar otra cosa mientras no logramos su restitución al trono o mientras por el voto libre y general de todos sus vasallos no se fije un centro de poder representativo de su Real Persona en toda la extensión de sus dominios, es atentar contra la Majestad y Soberanía de las Leyes elementales de nuestra constitución.” (Mendoza, Cristobal, 1962, p. 298)


2.
Fernando, príncipe de Asturias y sucesor a la Corona española, dice Galasso, era “promesa de democracia”.
En Historia, hoy y dada la ideologización a la que esta siendo sometida, debemos aclarar cada concepto en su justa medida. Si decimos, como lo hace Galasso, que Fernando era promesa de democracia, debemos aclarar, que entendemos por democracia sino lo estamos utilizando para fundamentar una situación actual. Este tipo de pensadores en realidad buscan en el pasado una justificación al pensamiento del presente. Si los próceres de mayo buscaron la democracia, nuestra identidad nacional radica allí, en consecuencia, debemos defender la democracia para no traicionar nuestra identidad y ser otra cosa. Así no se puede hacer Historia porque se desvirtúa toda la realidad.


Fernando era llamado por el pueblo español y americano, “el Deseado”. Hartos de las políticas corruptas del godoísmo y de los desastres internacionales, vieron en el hijo de Carlos IV un rey que gobernaría para beneficio de su pueblo. Por su parte, los americanos vieron en él un gobernante con quien podrían firmar un nuevo pacto tal como había sucedido entre los conquistadores y los reyes españoles en el siglo XVI. Este nuevo pacto reclamaría más autonomía en el manejo de los asuntos de gobierno, tal como se gozaba bajo los Austrias, y que los Borbones en el poder, habían relegado en pos de una centralización. Por ello, yo no diría que Fernando era promesa de democracia sino de autonomía, porque no se buscó en la Revolución Americana un cambio radical en las estructuras religiosas, políticas, económicas y sociales como sí sucedió en 1789 en Francia, sino solamente más autonomía en la política y en la economía, pero siempre dentro del orden hispano tradicional.


3.
Creo que lo he aclarado en el primer punto.


4.
En este punto se ve la corriente que subyace al pensamiento de Galasso. Él es marxista y como buen marxista, es evolucionista.


En principio, estamos de acuerdo en el carácter democrático de la guerra de independencia, si por democracia entendemos una reacción de tipo popular y bastante espontánea. ¿Fue una reacción democrática y liberal? Eso si que no fue, pues el pueblo se levantó al grito desesperado de “¡Vasallos a las armas! ¡Qué se llevan al Infante!” (Ballesteros y Beretta, Antonio, 1934, p.14) y no “¡Vasallos a las armas! ¡Matemos al Infante!”. También estoy de acuerdo que impugna a las instituciones absolutistas, pero cuidado acá. Galasso dice “viejas instituciones absolutistas” dando a entender que los Austrias también lo fueron. Acá disiento y veo la mano de la ideología: Absolutismo-revolución popular-intento de instauración de la democracia-la oligarquía gana el proceso y se “derechiza” como dice Galasso-lucha entre burguesía y proletariado.


La Monarquía de los Austrias no fue para nada la de los Borbones. La finalidad de ambas cambió radicalmente. Mientras la primera buscaba la Evangelización que justificaba su presencia en América (un gran ejemplo de esto es cuando la Corte le propone a Felipe II dejar las Filipinas porque dan pérdidas y él se niega porque todavía no esta evangelizada), la segunda buscaba la grandeza del Imperio por la acumulación de metálico. Para lograr puso en marcha una serie de Reformas que centralizaron el poder y le sacaron el poder de que gozaban en los primeros tiempos.
El Estado de los Austrias une un estado patrimonial, paternal. El de los Borbones fue un estado nacional unitario y centralista. Aquí radica la gran diferencia.


6.
Si por derechizarse Galasso quiere decir que el Consejo de Regencia, por liberal y centralista, quiere someter a América como una colonia, estoy totalmente de acuerdo. Pero lo que no ve Galasso es que la ideología del Consejo de Regencia es lo que él llama “democrática”. Estos son los liberales españoles ganados por las logias masónicas británicas.

7.
Un despliegue de ideología que yo lo llamo Determinismo Genético. Me pregunto: ¿llevan en la sangre su oligarquía? ¿Los pone como determinados por pertenecer a una clase social? ¿Son los malos?


8.
Nuevamente la ideología en la diferenciación social. Antes que nada quiero aclarar que no existían las clases sociales en América pues este concepto supone una diferenciación social basada en el dinero, cosa que no sucedía en América.


Los absolutistas, para Galasso, son los que tienen el poder, y los antiabsolutistas los que quieren llegar a él. Una visión muy francesa de la historia de nuestro país, en épocas en que la rechazábamos por herética. No solo eso, sino que los absolutistas serían los ricos, los militares, los católicos y los políticos. En el otro lado del ring, estarían los pobres, los comerciantes recién nacidos y laboriosos sin posibilidades de enriquecerse por la opresión monopolista española y no podía faltar la clase obrera o el sector popular. Queda claro que Galasso tomó un esquema hecho por un alemán a mediados del siglo XIX y lo aplicó a la Historia Argentina de fines del siglo XVIII y principios del XIX. Pero la Historia es realista y nada tiene que ver con estos esquemas.


Los grupos (y no clases sociales) que se disputaban el poder desde las Invasiones inglesas eran: los liberales letrados (nada laboriosos en el campo ni en el comercio) que manejaban un grupo urbano militar con personas, en su mayoría, que habían sido afectadas por las reformas militares de Cisneros y se habían quedado sin trabajo y por jóvenes de familias acomodadas; los alzaguistas, que eran los comerciantes asociados con los monopolistas gaditanos; y por último, los Patricios, único cuerpo militar regular, beneficiado por las reformas militares de Cisneros.


¿Y el sector popular? Nada. Los “chisperos” y “manolos” de French y Beruti no superaban los 600. Los vecinos que asistieron al Cabildo Abierto del 22 fueron alrededor de 500 de 50.000 vecinos de Buenos Aires. Por eso Leiva le preguntó el 25 de Mayo a Balcarse ¿Y donde esta el pueblo? Y Balcarse le contestó ¡¡Se fueron a sus casas porque es la hora de almorzar!! Y si no tienen en cuenta nuestros reclamos tocamos generala y abrimos los cuarteles: ahí van a ver al pueblo!


9.
El historiador argentino Roberto Marfany ha demostrado que quienes formaban parte de la Legión Infernal no eran de menores ingresos sino jóvenes de las familias más acomodadas de Buenos Aires, y que French y Beruti no eran “sindicalistas de la administración pública” como los pintan hoy todos los historiadores progresistas sino ex militares que les dieron de baja por su tendencia pro británica durante las invasiones.


10.
Ahora Galasso:
“los militantes encabezados por French y Berutti juegan un rol decisivo pues son ellos los que exigen y logran el Cabildo Abierto del 22 de mayo e incluso participan del mismo utilizando invitaciones falsas que ha “fabricado” Donado en la imprenta de Expósitos, como también son ellos quienes forman piquetes en las esquinas del Cabildo impidiendo el ingreso de algunos señorones reaccionarios.”


He aquí un error histórico. No son los chisperos y manolos, como grupo político, quienes logran el Cabildo Abierto del 22 de mayo. Este grupo paramilitar eran mandados por Belgrano y Rodríguez Peña en íntima conexión con los generales Martín Rodríguez y Chiclana, que eran Patricios. El pedido del Cabildo Abierto del 22 fue una jugada política armada en el Cuartel de las Temporalidades entre los patricios y los liberales letrados. Cuando este grupo pide el Cabildo Abierto el virrey Cisneros llama a los Patricios para ver si lo sostenían, y es Saavedra el que dice que no. Si Saavedra decía que sí se acababa la revolución.


También hay que aclarar que el pedido de Cabildo Abierto no es para destituir al virrey, pues eso ya se había pedido directamente sino para tratar el tema de la formación de un gobierno provisional. La jugada política del Cabildo conjuntamente con los cisneristas fue llamar a un Cabildo Abierto para tratar el tema de la destitución del virrey primero y la formación de un gobierno provisional, después.


Creer que el “sector popular” fue el que logró el Cabildo Abierto también es ideológico, pues es creer que el “pueblo” democráticamente presionó a las autoridades para cambiar el régimen despótico por uno democrático, cosa que para nada fue así.

Prosigue Galasso: “Son ellos también los que se movilizan contra la Junta tramposa del día 24 (dos absolutistas, dos revolucionarios y el Virrey como quinto miembro para desempatar), especialmente después que se contactan con Mariano Moreno, ese hombre que tenía la mente clara y sabía lo que había que hacer, por lo cual French lo apoda “el sabiecito del Sur”.


Nuevamente errores históricos graves. El historiador Roberto Marfany ha demostrado que la Junta del 24 para nada fue tramposa, sino más bien, una vez elegida, hay testimonios de la época que demuestran la algarabía en la Plaza de Mayo. En realidad, fue una transacción política que dejaba al Cabildo Ordinario como mediador. Galasso habla de dos absolutistas, cosa que, para el caso, no lo eran, pues Inchaurregui y Solá, estaban con la destitución del virrey en el Cabildo del 22. Galasso los considera absolutistas por el solo hecho de ser comerciante el primero y religioso el segundo. La idea de la Junta del 24 fue corporativa, estaban representados los grupos de la sociedad porteña: los comerciantes, los religiosos, los militares, los letrados y los funcionarios reales.


La movilización en contra de la Junta del 24 nace en los chisperos y también en los patricios porque el Cabildo Ordinario le había dado a Cisneros el mando de las armas, cosa que era inadmisible. Los revolucionarios podían aceptar a Cisneros, con un voto como todos los demás (eran cuatro a uno) pero ser Jefe de los Patricios no. He aquí la reacción que nace en el Cuartel de las Temporalidades y en la Jabonería de Vieytes y que por medio del grupo paramilitar de los chisperos presiona para el llamado a un nuevo Cabildo Abierto.


Con respecto a Moreno, solo lo que dijo su hermano, Manuel basta:


“Muchas horas hacía que estaba nombrado secretario de la nueva Junta, y aún estaba totalmente ignorante de ello, entretenido en casa de un amigo en conversaciones indiferentes. Al cabo de mucho tiempo, en que yo mismo lo había buscado para avisarle lo ocurrido, lo vi entrar en su casa, envuelto en mil meditaciones, sobre si debía o no aceptar su nombramiento.” (Moreno, Manuel, 1968, p. 117)


Por último Galasso: “Llegado el día 25 y cuando el “sordo” Cisneros y el síndico Leiva apelan a toda clase de dilaciones e incluso intentan que la fuerza armada reprima al pueblo en la Plaza, French, Berutti, Planes y otros ingresan a la planta alta del Cabildo y exigen por la fuerza –cuchillos y trabucos en mano- la designación de una Primera Junta, cuyos integrantes ellos mismos presentan, y firman, en primer término: “Por mí y ante de los seiscientos, Antonio Luis Beruti, por mí y a nombre de seiscientos Domingo French, siguiéndole entre otras, las firmas de Manuel Alberti, Hipólito Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña, Tomás Guido” (Historia de la Nación Argentina. Academia Nacional de la Historia, Edit. El Ateneo, Bs As, 1969, tomo V, pág. 47)”


Lo que no dice Galasso es que la lista de los integrantes fue confeccionada por Chiclana, patricio y dependiente de Saavedra.


11.
No es el sector popular el que hace la revolución, como cree Galasso, sino los Patricios, sin los cuales nada podría haberse hecho. Y no la hacen para cambiar la sociedad toda sino para resguardarla de los hechos peninsulares.


13.
Nuevamente la ideología a flor de piel.


“Poco después, Moreno redacta el Plan de Operaciones que constituye el verdadero programa de la Revolución, documento que Bartolomé Mitre “pierde”, distraídamente, para poder mantener a la “Representación de los Hacendados” –alegato por el comercio libre- como objetivo del movimiento.”


¿Cómo prueba que Mitre lo perdió a propósito para mantener un alegato del comercio libre? Aparte hay versiones para nada despreciables que dicen que la parte económica del plan fue realizada por Manuel Belgrano.


14. Rivadavia buscó lo mismo que Moreno: la modificación total de las estructuras religiosas, políticas, económicas y sociales en el Río de la Plata. Rivadavia para nada fue “contrarrevolucionario” como dice Galasso, de hecho es quién deshace el Cabildo como institución representativa del orden hispánico en América.

Tomado de:  http://larevoluciondemayo.blogspot.com.ar/

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