lunes, 17 de junio de 2019

GÜEMES, BELGRANO Y LA INDEPENDENCIA: SU EJEMPLO ANTE NUESTRA SUMISION AL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Por: Fernando Romero Moreno

En esta semana honramos la memoria del Gral. Martín Miguel de Güemes y del Gral. Manuel Belgrano.. Ambos son héroes de nuestra Guerra de la Independencia y merecen, como es propio de la virtud de la piedad, nuestra veneración y agradecimiento. 

Güemes, perteneciente a una de las más tradicionales familias salteñas, peleó contra los Ingleses en las jornadas de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires, defendió la frontera norte del ataque de los llamados “realistas” en la Guerra Gaucha (inmortalizada por Lugones) y fue uno de nuestros primeros Caudillos, defensores de las autonomías y tradiciones provinciales como de los derechos de los sectores populares. 

El General Belgrano también participó de las Invasiones Inglesas, fue uno de los protagonistas principales de la Revolución de Mayo e integró la Primera Junta, tuvo a su cargo la Expedición al Paraguay y más tarde la dirección del Ejército del Norte, fue el creador de nuestra escarapela y de la Bandera Nacional, integró la delegación que viajó en 1815 a España para tratar de llegar a un acuerdo con Fernando VII y cuando esto fracasó fue uno de los más decididos partidarios de la Independencia. 

Tanto Güemes como Belgrano fueron católicos practicantes, defensores de una Monarquía que impidiera la anarquía y la desintegración territorial, y grandes amigos del Gral. San Martín. Ninguno fue un renegado de la cultura tradicional hispánica ni revolucionario al estilo de la impía Revolución Francesa. La Guerra de la Independencia, contra lo que habitualmente se dice, no fue una guerra de criollos contra españoles ni un conflicto ideológico fruto del pensamiento de la Ilustración. Fue una verdadera guerra civil en toda América y en ambos bandos hubo  católicos y masones, conservadores y liberales,  criollos y españoles. Es por eso que, con independencia del juicio que nos merezcan aquellos acontecimientos, en la Argentina honramos la memoria tanto de “realistas” como Santiago de Liniers (injustamente fusilado por la Primera Junta) y de “patriotas” como Güemes y Belgrano. Es muy difícil juzgar hoy cuál fue la decisión más prudente en relación con la Corona Española y todos los hispanistas somos conscientes de que, por obra de Inglaterra, los EE.UU y las logias masónicas, esta Gesta no terminó en dos o tres reinos independientes del Rey de España pero aliados a la Madre Patria (como querían, entre otros, los Libertadores San Martín en las Provincias Unidas, o Ithurbide en México), sino en 19 estados diferentes, funcionales por su debilidad al imperialismo anglosajón, a los organismos internacionales progresistas y masónicos como la ONU o al imperialismo de las potencias comunistas (la Unión Soviética hasta 1991 y China en los días que corren). ¿Qué es Brasil? podríamos preguntarnos para hacer una comparación. Es el Imperio de Portugal en América que no se dividió. De allí su fortaleza en el orden internacional,  a pesar de los grandes problemas que tiene. ¿Qué son los EE.UU? Las primitivas 13 colonias de la Costa Este que, unidas, compraron y conquistaron territorios hacia el Oeste hasta hacer un Estado continental  del Atlántico al Pacífico, aliado con Inglaterra luego de su propia Independencia hasta la actualidad. ¿Y qué somos nosotros, por traición de Castelli, Rodríguez Peña, Alvear o Rivadavia (sólo por analizar el caso de las Provincias Unidas), todos agentes de la Corona Británica? Somos el Imperio Español en América que se dividió en 19 estados separados y muchas veces peleados entre sí. Capital importancia tuvo en esta derrota el accionar de la Masonería inglesa (cuyo Gran Maestre es el Duque de Kent), la difusión de la Leyenda Negra antiespañola y el indigenismo. ¿Quién promueve hoy el separatismo mapuche, el ataque a la religión católica, a la familia, a la vida humana inocente, entre otras cosas? El enemigo de siempre, que actúa a través de los organismos internacionales, de ciertos círculos de poder anglo-norteamericanos y también de una izquierda controlada por el Nuevo Orden Mundial. Es pues nuestra tarea, si queremos ser fieles herederos de los valores que inspiraron a Güemes y a Belgrano, seguir luchando por la religión católica, por la tradición hispano-indiana, por la soberanía política, por la independencia económica, por la justicia social, por la unión hispanoamericana y por los valores que nos definen como integrantes de la Comunidad Hispánica de Naciones. 

Independencia del Rey y fidelidad a la Hispanidad fueron los objetivos que persiguieron, dadas las circunstancias de aquellos días, patriotas como Saavedra, Belgrano, Güemes, Artigas, San Martín y otros de nuestros próceres. Tratemos de seguir ese camino contra la agenda globalista, masónica y anticristiana que nos quieren imponer

                                                                              


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