sábado, 4 de abril de 2020

ROSAS NO FUE UN TIRANO

En la fecha se ha publicado un artículo periodístico[1] que nos interesa comentar. Se refiere el autor a los líderes populistas o demagógicos, que alegando representar a la mayoría, intentan en realidad apropiarse del poder y usufructuarlo sin límites.

Es una inquietud admisible, frente a reiterados casos de lo que se conoce como democracia delegativa: una vez electo el presidente, se considera habilitado a ejercer la autoridad de acuerdo a su criterio, sin someterse a controles, ni respetar los otros órganos de gobierno. Incluso, como se está anunciando actualmente en nuestro país, se promueve reformar la constitución vigente para adaptarla a la nueva orientación política, procurando la reelección indefinida.

En lo que nos permitimos discrepar, es en tomar como ejemplo de tiranía al gobierno de Juan Manuel de Rosas, a quien la Legislatura de Buenos Aires le confirió la suma del poder público; recordemos el texto respectivo[2].

El historiador Ernesto Palacio, explica al respecto: “Las facultades extraordinarias no eran una novedad en nuestro derecho público. Equivalentes a la dictadura de salud pública de la legislación romana, habían gozado de ellas los primeros gobiernos revolucionarios y los del año 20. Se trataba de una facultad de excepción para hacer frente a circunstancias también excepcionales”[3]. No cabe duda que Rosas fue un dictador, pero no un tirano.

La diferencia es sustancial, y lo aclara el profesor Jorge García Venturini, desde la filosofía política:

“La dictadura puede tolerarse alguna vez y hasta propiciarse sin faltar al orden moral; puede ser la única salida en ciertas circunstancias graves. La tiranía, en cambio, es siempre intolerable, siempre intrínsecamente perversa.”
“… la dictadura es una forma de gobierno, uno de los modos de la autocracia (otros de los modos es la monarquía). La tiranía, en cambio, no es una forma de gobierno, sino el desgobierno mismo. El tirano es, inevitablemente, un dictador, pero el dictador no es necesariamente un tirano; no lo es si usa su poder en favor del bien común y tiene como meta final la restauración de las leyes provisoriamente suspendidas”[4].

Como estamos en vísperas del día de la Soberanía, simbolizada en el combate de la Vuelta de Obligado, librado el 20 de noviembre de 1845, cuando las fuerzas argentinas, conducidas por Rosas, defendieron el interés nacional frente a potencias agresoras, rendimos nuestro homenaje recordando las palabras de Leopoldo Lugones, dedicadas a Juan Manuel:

“…hizo pelear a su pueblo y batiéndose –ambidiextro formidable- con un brazo contra la traición que ponía en venta la propia tierra por envidia de él, y con el otro contra la invasión que venía a saquear en tierra extraña…”. “Y por segunda vez se salvó la independencia de la América…”. “San Martín sintió que sus canas eran todavía pelos viriles, comprendió toda la grandeza del esfuerzo del Dictador, y dijo que en mejor mano no podía caer la prenda heroica. Redactó su testamento partiendo la herencia en dos: dejó su corazón a Buenos Aires, y su sable a Don Juan Manuel de Rosas”.


Córdoba, 5-11-19

Mario Meneghini



[1] Javier Szulman. “Líderes demagógicos con voluntad tiránica”; La Nación, 5-11-19, p. 31.
[2] Habiéndose encontrado la Provincia en una posición difícil después de los sucesos de 1833, la Honorable Sala sancionó la siguiente ley, como único medio que halló oportuno para refrenar la anarquía.
Art. 1º Queda nombrado Gobernador y Capitán General de la Provincia, por el término de cinco años, el Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas.
Art. 2º Se deposita toda la suma del poder público de la Provincia en la persona del Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas, sin más restricciones que las siguientes:
1ª Que deberá conservar, defender y proteger la Religión Católica Apostólica Romana.
2ª Que deberá sostener y defender la causa nacional de la Federación que han proclamado todos los pueblos de la República.
(…)
Buenos Aires, Marzo 7 de 1835.

[3] Palacio, Ernesto. “Historia de la Argentina”; Buenos Aires, Peña y Lillo, editor, 1965, tomo I, p. 325.
[4] García Venturini, Jorge. “Introducción dinámica a la filosofía política”; Buenos Aires, Losada, 1967, p. 55.



Tomado de: http://mario-meneghini.blogspot.com/2019/11/rosas-no-fue-un-tirano.html

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