jueves, 29 de noviembre de 2018

Las otras Tablas de Sangre (Prologo)

El revisionismo histórico argentino ha realizado una labor científica, hondamente patriótica, en favor de la verdadera historia argentina. Todos los años se publican libros y folletos que destruyen la leyenda negra difundida por los historiadores liberales, heterodoxos todos ellos, y que por su misma heterodoxia combatieron desde las logias y luego desde el gobierno lo más profundo del ser tradicional argentino, para desarraigar nuestras antiguas y nobles costumbres, nuestras ideas y sentimientos esenciales católicos.

Y esta labor revisionista, que se ha intensificado hace algo menos de treinta años a esta parte, y que se desarrolla en la cátedra, en el libro, en periódicos y conferencias por todo el país, continúa la obra que a fines del siglo pasado inició con su Historia de la Confederación Argentina Adolfo Saldías, y luego, en su libro intitulado La época de Rosas, Ernesto Quesada.

El período más intenso, de más grandeza que da la verdadera razón de nuestra nacionalidad fue y es negado hasta hoy por los historiadores liberales, que se copian unos a otros en su deleznable tarea de difundir una historia falsificada.

De esta manera la investigación histórica se estanca y pierde total vitalidad. ¿Y qué podríamos decir de los textos de historia argentina destinados a los establecimiento de segunda enseñanza?.

Hemos leídos los aprobados por el Ministerio de Educación en esta asignatura, y en todos, salvo alguna rara excepción, no sólo encontramos los absurdos más grotescos respecto a la época de Rosas, sino que surge enseguida, en volúmenes destinados a los jóvenes, exacerbado, el antiguo odio de unitarios y liberales a la política rosista.

Habría que añadir, además, que la falsificación de la historia no se reduce a estos textos escolares al período en que gobernó Juan Manuel de Rosas; los siglos de la dominación española han sido también falseados, como asimismo todo aquello que de algún modo nos define como nación esencialmente católica e hispánica.

Frente a una enseñanza oficial de la historia argentina que es perniciosa para la formación de los jóvenes, a quienes se les debe explicar solamente la verdad, justipreciamos la intensa obra de los historiadores revisionistas, que en la cátedra y el libro están demostrando dónde están los verdaderos y los falsos próceres, riñendo una batalla que ya ha sido ganada, porque el fraude histórico inventados por los vencedores de Caseros y Pavón no resiste la fuerza incontrastable de la verdad histórica.



Y es con ese espíritu de justicia que revelan los historiadores revisionistas que Alberto Ezcurra Medrano publica la segunda edición de su libro Las otras Tablas de Sangre, libro magnífico, claramente escrito, de alta polémica, totalmente documentado, que tiene la ventaja sobre el de su antagonista, el del lamentable e infelicísimo Rivera Indarte, de que no inventa ni fantasea ni agrega adjetivos insultantes ni comentarios malévolos, sino que expone los hechos para que el lector juzgue, valiéndose muchas veces de los mismos historiadores liberales para demostrar cómo los unitarios, con sus olas de crímenes, de degollaciones, de fusilamientos a granel, superaron las atrocidades y desafueros de los enemigos de la “civilización.”

El mérito de este volumen reside precisamente en su valor científico, que destruye la leyenda unitaria, construida sobre la propaganda periodística, el libelo de Rivera Indarte y ese otro, en forma de novela, de José Mármol.

Las otras Tablas de Sangre Las otras Tablas de Sangre constituyen un documento incontrovertible y se advierte en él la verdadera objetividad histórica, que es la que tiene el sentido de justicia. Esta obra ha sido completada durante largos años de paciente tarea investigadora, formando así un volumen que supera extraordinariamente al que conocíamos por la primera edición.

Todo lo que la historia liberal ha callado, aquello que permanecía oculto en documentos y libros, ha sido reunido por Ezcurra Medrano en su búsqueda de la verdad, con afán de historiador, sobreponiéndose al espíritu de partido o de bandería.

Es curioso observar cómo el sectarismo liberal, en su anhelo de trastocarlo todo con fines de sectarismo político, no se le ocurrió advertir que la falsificación de la historia en la forma grosera en que lo hicieron no podía persistir indefinidamente, ya que, frente a los crímenes que se atribuyen a Rosas, las atrocidades del terror celeste -a pesar de la destrucción de documentos que hicieron los unitarios- son tan evidentes, que sólo el odio, la ceguera y la mala fe de varias generaciones de gobernantes liberales han podido ocultarlas.

Y con este sistema de criminal ocultación han padecido también hechos gloriosos, acontecimientos de la época rosista, como la lucha por la soberanía argentina contra Francia e Inglaterra, ocultación que revela el grave delito de traición contra la patria y el espíritu de los argentinos.

El proceso del terror celeste, desde Rivadavia hasta Sarmiento, está relatado por Ezcurra Medrano. Los fusilamientos en masa e individuales mandados a ejecutar por órdenes de Lavalle, Lamadrid, Paz, Mitre, Sarmiento y los demás jefes unitarios, son incontables. Pero la guerra civil, provocada por los unitarios en unión con los extranjeros, suscitadora de los odios más enconados y las venganzas más cruentas, continuó después de la caída de Rosas, y el terror liberal que reemplazó al unitario pudo proseguir con sus asesinatos y degollaciones, hasta que el triunfo definitivo de la heterodoxia, encarnada en figuras masónicas como Mitre y Sarmiento, inició la era de un crudo y persistente materialismo.

El régimen de terror, anterior y posterior al gobierno de Rosas, ha sido estudiado por Ezcurra Medrano, atestiguándolo con hechos concretos.

En cuanto a los procedimientos que utilizaban los unitarios para matar a sus enemigos, nadie ignora que Lavalle y Lamadrid cumplían al pie de la letra lo que exaltaban en su furor de degolladores; aconsejaban o daban órdenes de lancear o de degollar sin perdonar a nadie.

Lavalle, en 1839, consigna Ezcurra Medrano, en su proclama dirigida a los correntinos decía refiriéndose a los federales:

“Es preciso degollarlos a todos. Purguemos a la sociedad de estos monstruos. Muerte, muerte sin piedad.”

No hay jefe unitario que utilice otros procedimientos frente a los federales. Era una lucha sin cuartel, y nadie lo daba.

El culto y civilizado Paz no se quedaba corto en las matanzas y ejecuciones de prisioneros. He aquí una descripción de lo que el general Paz llamaba actos de severidad:

“Los prisioneros son colgados de los árboles y lanceados simultáneamente por el pecho y por la espalda...A algunos les arrancan los ojos o les cortan las manos. En San Roque le arrancan la lengua al comandante Navarro. A un vecino de Pocho, don Rufino Romero, le hacen cavar su propia fosa antes de ultimarlo, hazaña que se repite con otros. Algunos departamentos de la Sierra son diezmados. Por orden, si no del general, de algunos de sus lugartenientes, ciertos desalmados, como Vázquez Nova, apodado Corta Orejas, el Zurdo y el Corta Cabezas Campos Altamirano, lancean a los vecinos de los pueblos, en grupos hasta de cincuenta personas.” “Los coroneles Lira, Molina y Cáceres rindieron la vida entre suplicios atroces. Sus cadáveres despedazados fueron exhibidos en los campos de Córdoba y expuestos insepultos.”

Como dijimos, el jacobinismo liberal continuó después de la caída de Rosas y durante todo el siglo XIX su política de crueldades inauditas, degollando prisioneros, exterminando a los vencidos donde quiera que se encontrasen, mandando asesinar a los gobernadores que no obedecían a la política central.

El libro que comentamos será sumamente útil a la juventud argentina. Todo él da una idea clara de lo que fue el terror celeste a lo largo de la centuria decimonovena.

Necesitábamos esta segunda edición, completa con nuevos aportes indubitables, y donde se prueba a una vez más el talento de investigador de Alberto Ezcurra Medrano, que huye de lo farragoso para buscar la síntesis, y, sobre todo, su honradez y el espíritu de justicia que definen su obra.

Alfredo Tarruella

(*) Prólogo de libro “Las otras tablas de sangre”, de Alfredo Ezcurra Medrano. Edic.1952.

sábado, 29 de septiembre de 2018

EL CAPRICHO SARMIENTINO (A propósito del revisionismo Paka-Paka)

Para Sarmiento el Papa puede no ser infalible, pero ni el Papa puede negar la infalibilidad de Sarmiento.”  (J. B. Alberdi)

1. “Me Aburro”
Nada agradable o gustoso resulta escribir o tratar el tema de Sarmiento. Especialmente si se lo hace desde donde se encuentran sus más fervientes defensores y admiradores, como lo es la provincia de San Juan. Podríamos repetir aquello del diario La Prensa: “Cada vez que nos ocupamos del señor Sarmiento, lo hacemos con un profundo y penoso estremecimiento del alma”[1]. O bien, podríamos traer a colación aquello del historiador sanjuanino Horacio Videla: “Escribir sobre Sarmiento, aunque sea para defenderlo, hace experimentar una incomodidad inexpresable.”[2] Pese a todo lo hacemos.
Lo hacemos luego de la enorme repercusión que tuvo la polémica entre Sarmiento, o los defensores de éste, y el canal televisivo oficial Paka-Paka, durante los días pasados. Parece no haber medio periodístico televisivo, gráfico o digital que no se haya hecho eco de la ridícula polémica. Ridícula, puesto que surgió a partir de que el programa infantil “Las asombrosas aventuras de Zamba”, que emite el mencionado canal, destrató la figura del Maestro de América.
Por lo tanto, dada la cantidad de opiniones que mereció la señal en cuestión, acompañada de la lista acostumbrada de lugares comunes pro y contra de Sarmiento, sumado a la confusión reinante, creemos oportuno esbozar una nueva crítica.
El capítulo “Excursión a la casa de Sarmiento” (20 minutos) y la sección “¡Quiero mi monumento!” (2 minutos) no agradó nada y enardeció a los sarmientinos. La polémica comenzó en las redes sociales hasta alcanzar los medios provinciales y nacionales. En tal programa aparecen el niño “Zamba”, Domingo Faustino, Rosas y Facundo Quiroga. En él no se hace otra cosa sino repetir de un modo infantil y “seductor” –como dicen-algunos hechos e ideas de la Historia en una mezcla insalubre de los acostumbrados errores mendaces. Se hace presente la consabida reducción de Federales y Unitarios cuya única diferencia era la autonomía o no de las provincias y la idea de que Rosas –como Sarmiento- no quería a los indios, además de tener mal carácter. Pero eso no molestó, por supuesto. Lo que disgustó fue que se diga que Sarmiento tuvo mal carácter, faltó a la escuela de niño, no quiso a los indios ni gauchos, quería una escuela sin gauchos ni caudillos, apoyó a Urquiza para destruir a Rosas, que quería un país a la francesa, y hasta una cancioncilla cuyo estribillo repetía: “las ideas no se matan, mas los federales sí”. Aunque la frutilla del postre fue la victoria de Facundo Quiroga frente a Sarmiento en un juego de preguntas y respuestas cuyo premio era el propio monumento.

2. De tal palo… tal Sarmiento
Las respuestas ante el nuevo ultraje no se hicieron esperar y no fueron menores a las que mereció el caso del Ministro Uruguayo Huidobro, en el pasado mes de abril.[3] La repercusión llegó inclusive a un “abrazo simbólico” a la Casa Natal del Prócer, organizada por la Agrupación MAPU (Movimiento Acción Participación Unida).[4]
Los dichos y opiniones fueron variados y desde distintos lugares ideológicos. Veamos detalladamente los más significativos:
La directora del museo Casa Natal de Sarmiento, Mónica Arturo, aseguró que presentará una queja formal ante el Ministerio de Cultura de la Nación, o lo que es lo mismo, a Teresa Parodi. Expresó que “es una mirada muy liviana de Sarmiento. Uno puede enseñar historia a los chicos, pero no así, burlándose. Acá llevamos adelante programas y enseñando valores sobre cómo era Sarmiento y después muchas gente ve este tipo de programas y es muy difícil (…)No saben quién fue Sarmiento porque no lo estudiaron y no lo leyeron (…). Lo ponen como un hombre histérico y me parece de mal gusto”[5]. Al mismo tiempo la subdirectora del museo, Nilda Ferreyra, se manifestaba desde la televisión: “Algunos intolerantes no saben ver que la obra es mucho más importante que lo que se dice. [Sarmiento] a veces decía cosas inconvenientes. En eso no cabe ninguna duda. Lo que lo sostiene a Sarmiento es su obra (…) Muchas veces son cartas personales ¿qué sucedería si leyeran nuestros mails, por ejemplo? (…) Uno le dice a los hijos «si no hacés tal cosa te voy a matar», pero jamás lo mata ¿verdad? No es literal y en muchos casos sucede eso con Sarmiento”[6].
Digamos al menos dos cosas respecto de los dichos de Ferreyra, teniendo en cuenta que sus palabras son una respuesta a las frases polémicas que se le reprochan a Sarmiento.
En primer lugar –más allá de su singular lógica pedagógica– debemos decir que aunque sus justificaciones sean el débil argumento de que “muchas veces son cartas personales”, o aquello de “¿qué pasaría si leyeran nuestros mails?”, no se da cuenta que una de las frases leídas por la periodista y quizás la más significativa, no es una carta personal, sino un discurso del 13 de septiembre de 1859 en el Senado[7]. Podríamos traer aquí como bocadillo nada menos que las páginas del “Proyecto de Reorganización de la República” en que propone para combatir a los federales “un sistema de matar”, que se aplicará “con cinismo”. Propone un gobierno absoluto, despótico, tiránico y sanguinario. Los procedimientos “son el de dar varillazos a los ciudadanos y aun a las familias que no cumplan”, castigos severos y el ahorcamiento a los enemigos[8].
En segundo lugar, si de epístolas se trata, -y teniendo en cuenta la confesión de Ferreyra de peronista militante y su jactancia de pertenecer al Partido Justicialista- acotemos la opinión de otro confeso peronista, la de José María Rosa. En efecto, Pepe Rosa, en el mismo libro en que explica que es peronista porque “el peronismo fue y es la corriente nacional”[9], allí también señala: “Los criollos habían sido exterminados, amedrentados o rebajados hasta el aniquilamiento por los vencedores de Caseros, y, sobre todo, por los de Pavón. El consejo de Sarmiento a Mitre al día siguiente de Pavón de no ahorrar sangre de gauchos por ser «un abono útil que debemos a la tierra»,no había sido una frase aislada y poco feliz del tremendo sanjuanino. Las matanzas cometidas por Flores, Iseas, Irrazával, Sandes, Arredondo y tantos otros coroneles de Mitre desangraron el interior; el exterminio a carabina de los últimos montoneros (el Chacho, Felipe Varela o López Jordán: impotentes caudillos de una Argentina que irremediablemente se iba)”[10].
Tiene razón Ferreyra, entonces, cuando dice que “la obra supera los dichos”. Más aún los confirma y los supera en grado.
El periódico “El Nuevo Diario”[11], de clara extracción liberal, anticlerical, panegirista de Sarmiento y simpático de la masonería[12], sumó más voces a la polémica. De este modo, Rosa Garbarino, quien es decana de la Facultad de Filosofía Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), manifestó que “es peligroso que se lo presente así a Sarmiento, porque esto llega a los más pequeños y si detrás de este niño que llega a la escuela con este mensaje de televisión pública, no tiene un docente que lo pueda educar en esto que no es así…”, o sea, que le lave el cerebro al igual que la televisión. Agregó además –no sin razón- que “corremos un peligro serio, porque estamos quedándonos vacíos de historia. Estamos armando un relato que no condice con nuestras raíces y que indudablemente puede llevar a un adoctrinamiento”. Curiosa afirmación ésta si se tiene en cuenta que a quien defiende es precisamente al pionero del vaciamiento de la Historia, al principal fabricador de un relato de adoctrinamiento que conspiró contra la Verdad y al dueño de un pensamiento y de una obra que está en las antípodas de nuestras raíces.
Otro profesor e investigador dio su opinión. Se trata de Juan Mariel Erostarbe, quien defiende el concepto de progreso sarmientino y que “este podía venir de cualquier parte del mundo, no específicamente de Estados Unidos o Europa”. Además, el especialista en cartas de Sarmiento, pondera las 52 obras de Sarmiento y comenta que “mal se puede hacer un dibujo, hablar bien o mal de Sarmiento, si no se lo ha leído”[13]. Al margen de que 52 no son sus obras, sino los volúmenes que comprende sus obras completas[14], nos preguntamos qué respondería a aquella sentencia de Ricardo Rojas: “Los 52 volúmenes de sus Obras Completas no son más que la pintoresca autobiografía de un paranoico”.
Pero el escaparate de sarmientinos no se agota, y los hay de variados colores y formas. Un arquitecto, Héctor Muñoz Daract, dijo sobre el tema: “Me da rabia, indignación, y me da un compromiso de defender a Sarmiento, porque, entiendo, fue lo más grande que produjo la Argentina”. Agregando más adelante que el prócer “realmente tuvo la vocación de la patria calificada y no sectariamente calificada, pluralmente calificada” (sic). Pero el argumento que probaría más acabadamente la decencia del sanjuanino es otro: “A Sarmiento siempre se lo cuestionó por sus ideas y posiciones políticas, jamás por enriquecimiento ilícito como ocurre hoy”[15]. Pero ¿acaso son menos graves que el enriquecimiento ilícito, las ideas sarmientinas devenidas en la matanza de lo que él entendió como barbarie? ¿Es menos grave que eso el plan sistemático de falsificación histórica? ¿Reviste menor gravedad que la falta al séptimo mandamiento, la unión mancomunada de la transgresión del primero, segundo, quinto y octavo, por nombrar algunos?
En la misma línea, el exdiputado José Poda, quien fue uno de los iniciadores de la polémica, expresó que “si alguien desde la adhesión a Ghandi, Luther King o el mismo Jesús, criticara a Sarmiento por decir aquello de «no ahorrar sangre de gaucha» estaría muy bien. Pero lo raro es que el Kirchnerismo y la misma Cristina, manifiestan encono contra Sarmiento y a la vez admiran al conservador asesino Juan Manuel de Rosas. Eso sí que no es fácil de digerir…” Para Poda, “es algo público y notorio que el gobierno aborrece a Sarmiento” y pone como ejemplo probatorio el hecho de que se “desfinanció la comisión del senado encargada de publicar sus obras completas y revisadas, lo ninguneó para cuando fue el bicentenario y otras lindezas por el estilo”[16].
He aquí la confusión y la contradicción. Porque –sacando la burrada impía que significa comparar a Cristo con Ghandi o Luther King- todos los defensores, y los no tanto, coinciden en que el gobierno K aborrece a Sarmiento. Incluso se ha dicho que Cristina Kirchner admira a Don Juan Manuel de Rosas, lo cual sí que no es digerible de ningún modo.
Es cierto que la misma Presidente, el día 12 de septiembre de 2012, reconoció y dijo en los pasillos de la Casa Rosada a un grupo de alumnos cordobeses, para explicar lo que es la masonería, que “Sarmiento era un masón hijo de puta”. Pero también cierto que en un acto del día 5 de abril de 2010, dijo que se sentía “la Sarmiento del Bicentenario”.También es veraz su homenaje del día 11 de septiembre de 2011 hacia el sanjuanino llamándolo “Maestro de América”. Sigue siendo cierto lo ocurrido hace dos años en una de las acostumbradas alocuciones por Cadena Nacional cuando Ella, elogió la figura de Domingo Faustino al destacar los capítulos 17 y 18 del libro de Diego Valenzuela y Mercedes Sanguinetti “Sarmiento Periodista”, agregándole el mote de “militante”. Sumado a ello que el país está “viviendo con mucha amplitud y libertad de culto, de enseñanza y de expresión”.
Nos cuestionamos nosotros cómo explicaría el Señor José Poda que Cristina Fernández haya creado el Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, cuyas autoridades son nada menos que Pacho O’Donell (mitrista confeso) como presidente, y como vicepresidente primero Araceli Bellota, sarmientina si las hay, miembro del Instituto Sarmiento de Historia y Sociología y de la Asociación Sarmientina, quien ha publicado obras de expresa admiración por sarmiento y sus amoríos destacando su condición de amante tierno y seductor. ¿Cómo se explica?
Se trata de una contradicción absurda. De la misma índole de las que protagonizaba Sarmiento. Comentando esto del Instituto Dorrego se pregunta el Profesor Antonio Caponnetto: “¿Habrá que tomar en serio a un revisionismo que dice declararse antiliberal por decreto, pero sus máximas autoridades llama «personaje maravilloso» a Mitre y proponen a Sarmiento como paradigma, incluso como paradigma de amante seductor y tierno?”[17]
Incluso en el escenario de la polémica por Paka-Paka el investigador de la UNSJ, Daniel Gil, defendiendo a Sarmiento se pronunció diciendo que “si hablamos estcrictamente de movimiento revisionista dentro de la historiografía, es un movimiento que surge en 1930” y “utilizar eso como «chicana» o para sesgar determinada mirada no me parece correcto”. A lo cual agregó que “hay una sobreactuación cada vez que se toca el tema Sarmiento, aquí en San Juan, especialmente a través de los medios”[18].
No resulta sorprendente, entonces, que se haya identificado al canal oficial y su visión histórica con una concepción revisionista[19] [19]. O mejor dicho, con la peor caricatura del mismo. Movimiento, el revisionista, que estuvo en las antípodas de estos neo y pseudorevisionistas.
La polémica no podía escapar a la figura de Luis Alberto Romero, investigador principal del CONICET y de la UBA. Para este profesional de la historia la orientación general de estos dibujos está enlazada con la tradición de hacer una contraposición entre lo bueno y lo malo (Facundo Quiroga, bueno; Sarmiento, malo). Esto a Romero le molesta. Por eso dice: “No me extraña la forma en que lo muestran en Paka Paka. Lo curioso es la posición del gobierno provincial de San Juan, donde Sarmiento es la figura central, más allá de cualquier ideología. Si uno mira el capítulo es impresionante, los de Paka Paka se pasaron”. Y más adelante agrega: “Sarmiento está hace mucho tiempo en el centro de combate por sus ideas. Pero nunca se dudó por ejemplo de lo que hizo por la educación”[20]. En otro medio expresó que “para la Iglesia Católica Sarmiento fue la bestia negra por su sistema educativo laico. Y para el pensamiento nacionalista, Sarmiento fue una bestia negra ligada a la argentina liberal de los enemigos de la patria”. “Yo pienso que aquí hay una clara visión revisionista (sic) de la historia que busca dañar a algunas figuras como Sarmiento y Roca”[21].
Mientras tanto, desde San Juan, el Ministro de Turismo y Cultura, Dante Elizondo, el mismo que antes había recibido y apoyado a la productora Estudio X para filmar un documental sobre Sarmiento que se emitió por el Canal Encuentro[22], después elevaba su queja al propietario del mismo canal (Tristán Bauer). Recordemos que la productora Estudio X ha trabajado en distintos proyectos ligados a dicha señal y ha desarrollado contenidos para Paka-Paka. Pero claro, los “eruditos en el tema” y los involucrados en el documental eran nada menos que los ya mencionados Mónica Arturo y Juan Mariel Erostarbe. Pero Elizondo, aquel que alentó en el pasado Octubre el espectáculo del conjunto musical “La asombrosa banda de Zamba” [23], pidió un encuentro con Tristán Bauer “porque de la Televisión Pública dependen los contenidos de canales como Paka Paka”[24].
Todos defendiendo al Maestro de América. Pero ¿quién defiende a Paka-Paka y al niño Zamba? Lo hizo nada menos que el ministro de Educación Alberto Sileoni quien, no contento con la cantidad de conceptos absurdos y contradictorios –pero eruditos- en contra del prócer, suma más de los mismos pero en sentido contrario. Tal es así que según él la señal “es un aporte a la diversidad de ideas y propuestas de comunicación masiva”. “El programa pone en valor la historia y sus protagonistas, con sus matices y claroscuros” y “Zamba busca acercarse a la historia con ojos de niño, con contradicciones (sic), sin solemnidad, y sin subestimar a los espectadores, no se pretende como una versión acabada y cerrada de la historia”. Y por si esto fuera poco no dudó en decir que “tanto el canal educativo Paka Paka como su personaje animado Zamba son propuestas culturales que construyen identidad nacional”[25]¿Acaso hay algo más absurdo que esto?
Sin embargo, a la hora de conciliar y congeniar, Sileoni no se contuvo y resaltó que “a 130 años de la sanción de la ley 1420 de Educación Común, consideramos como educadores que se debe reconocer el aporte de aquellos argentinos, como Sarmiento y otros, a la construcción de aquellos argentinos, como Sarmiento y Otros a la construcción de la educación pública en nuestro país”. Y para sumar confusión: “Valoramos aquella pedagogía que comenzó con Belgrano y continuó con una tradición federalista expresada por caudillos como Ramírez y Heredia”[26].

3. El otro liberalismo
Llegados a este punto traigamos al ruedo una nueva mirada respecto de la polémica. La del historiador de la UNSJ, Eduardo Carelli. Una mirada más centrada y no “al arrebato” como las anteriores. El profesor, que no está de acuerdo con la concepción de Sileoni sobre el nacimiento de la pedagogía con Belgrano y Ramírez, trae una verdad a cuento: “Es fácil pegarle a Sarmiento si vamos a descontextualizar a Sarmiento y si vamos a hacer una mirada sesgada desde nuestro presente, con un pasado histórico que estamos lejos de comprender o interpretar”.
Es totalmente cierto que muchas veces a Sarmiento desde distintos ámbitos se lo descontextualiza cuando se lo ataca (también cuando se lo defiende), sobre todo si es “una mirada sesgada de nuestro presente”.Nuevamente podríamos traer a la memoria aquello de Hilaire Belloc en su Europa y la Fe: “no es historiador el hombre que no sabe responder desde el pasado”. Por eso resulta distinta, ya no una mirada parcial sino omniabarcadora y teniendo en cuenta la trascendencia buena o mala que pudo haber tenido un personaje particular para la Historia. Por eso dice Carelli: “…si nos paramos en la figura de Sarmiento, en el personaje clave y esencial que fue Sarmiento en la segunda mitad del Siglo XIX, en ese caso estamos escapando en esto de pegarle a Sarmiento por cualquier motivo”.
Luego sigue el profesor: “…Hay una corriente de querer, de alguna forma, condenar la figura de Sarmiento, de criticar la figura de Sarmiento. Lo que ha acontecido ahora con este dibujo animado que ha publicado la televisión oficial no es una cosa aislada, sino que forma parte de toda una visión ideológica que tiene este gobierno en este momento con respecto a la figura de Sarmiento, a quien lo interpreta o lo ve como un ícono del pensamiento liberal. Pero claro, ese pensamiento liberal de Sarmiento es el pensamiento liberal de fines del Siglo XIX, no del pensamiento liberal de la década menemista, por ejemplo”[27]. En otro medio también afirmó: “pretenden mostrar una determinada imagen de Sarmiento que llegue a los niños para hacer torcer la Historia” “Se pretende dar una visión ideológica y sesgada de la historia, además de mostrar a un Sarmiento como padre del liberalismo actual argentino, algo que no es así”[28].
El mencionado historiador ya se había pronunciado ante lo ocurrido con el Ministro uruguayo Huidobro, quien es de clara extracción marxista por cierto. Decía: “No deben sacarse las cosas de contexto (…) En el marco de la lucha ideológica de esa época se dijeron frases que pueden resultar fuera de lugar, pero Sarmiento no puede ser valorado por una frase sino por todo un accionar en su vida”. Además agregó que las palabras del ministro estaban “dirigidas a la lucha ideológica y se usan en un debate ideológico actual”, cosa que “parece desafortunada”[29].
Es un hecho que la posición o visión que tiene el gobierno –pese a las contrariedades que ya hemos acotado- es de índole marxista (aunque al modo K). De ahí aquello de verlo como un “ícono del pensamiento liberal” y, por eso, una figura negativa. También es cierto que esa mirada está cargada de contenido ideológico. Pero si bien la crítica puede ser errónea en sus principios y seguramente en su mirada torcida de la historia, sin embargo, eso no quita que el liberalismo sarmientino, o el liberalismo de fines del S. XIX, haya perdido su malicia. He aquí la acotación que queremos hacer.
Si tuviésemos que aclarar previamente una cuestión semántica, hay que decir que el término “liberalismo” designa un objeto particular: el liberalismo en todas sus formas y variantes. Sin embargo, el vocablo podría cambiar de significación por diversas causas y designar otra cosa distinta esencialmente y de este modo volver equívoco el término. Pero, el liberalismo, en esencia, no ha cambiado (ni el de Sarmiento, ni el de la década menemista). Por eso enseña Alberto Caturelli que “si el liberalismo se mantiene «el mismo» (lo esencial) aunque no sea en el tiempo «lo mismo» (por modo de accidente), quien acepta, se adhiere o re-crea el liberalismo (sea el liberalismo absoluto, el moderado o el moderadísimo) aceptará siempre el mismo, aunque fuera como un mero«liberalismo práctico», y forzosamente caerá en las condenaciones de la Iglesia.”[30]
Estamos hablando entonces de un sentido único del término liberalismo que, a pesar de sus distintas manifestaciones históricas, no ha cambiado en su esencia. El mismo Caturelli aclara esto en el primer párrafo de la obra citada advirtiendo que si bien el término arrastra una confusión y equivocidad semántica, ésta no ha logrado “borrar del todo un sentido único, más o menos oculto, que es el común denominador de todos los liberalismos”. Y agrega que“además, de los sentidos (teológico, filosófico, político-social y económico) que implica el término «liberalismo», existe también una «mentalidad» liberal (…), más poderosa que las claras convicciones racionales”[31].
En consecuencia, además de lo que enseñaba Juan Pablo II cuando decía que “la enseñanza de la Iglesia se mantiene sin cambio a través de los siglos, en el contexto de las diversas experiencias de la historia”[32], además de ello, como bien enseña Ernesto Palacio, “si las interpretaciones varían con las épocas y los autores, ello no implica generalmente un proceso de destrucción paulatina y fatal de las viejas verdades, sino la exhibición de aspectos inéditos o mal apreciados y, en definitiva, un aumento de la experiencia común”[33].
El tema se vuelve más complejo cuando comprendemos que tanto el marxismo como el socialismo no son enemigos del liberalismo, sino sus hijos naturales. Así lo ha enseñado Pío XI en la Divinis Redemptoris. Por eso dice Caturelli que un liberal antimarxista “es como un padre en lucha con su hijo, pues él lo trajo al mundo”[34]. Su unidad radical no se apoya en la libre navegación de los ríos, ni en las privatizaciones, sino en que sean profundamente hostiles hacia la Iglesia, y que "aunque peleen muchas veces entre sí, llegado el caso, pueden llegar a compromisos cómplices, pues coinciden al menos en lo fundamental. Todos están en la misma opción radical: «no queremos que Él reine sobre nosotros» (LC 19, 14)”[35].
De este modo se comprende que la condena a Sarmiento desde el oficialismo K efectivamente es errónea, no por ser el liberalismo sarmientino distinto del menemista, sino porque los acusadores poseen el mismo veneno en esencia. La condena tal es desacertada porque las razones de la misma son totalmente ajenas a las del Syllabus del Papa Pío IX, a las de Su Santidad León XIII en la Libertas, o, si se prefiere, al Magisterio de la Iglesia.
Sarmiento, entonces, fue efectivamente un liberal[36]. Y su liberalismo de siglo XIX merece la misma condena que merece el liberalismo adoptado por los liberales de nuestros días. Fue un liberal en su concepción política y económica. Fue un liberal en lo religioso. Y fue un liberal antes y después de su ingreso en la masonería. Como dice Federico Ibarguren hablando de Sarmiento:“cuando decimos liberalismos decimos masonería”[37]. Y fue liberal en Educación, al combatir la enseñanza católica y al promover y colaborar con la educación laicista, cuyo fruto fue la Ley de Educación 1420.
El Padre Castellani al estudiar el Liberalismo dice que éste es una herejía, y trae a modo ilustrativo unas páginas suyas escritas aquí en San Juan el 27 de julio de 1960. Allí el Padre se refiere concretamente a la figura de Sarmiento y toca el tema de la idolatría que por el prócer sienten la mayoría de los sanjuaninos. Para Castellani esto último resulta ser una religión invertida. Además es muy claro al decir que un católico no puede confesarse como tal y al mismo tiempo ponderar la figura de Sarmiento:
“¡Ojalá estén en el cielo actualmente Sarmiento, Urquiza y Mitre!; pero en vida han sido puercos. […] En San Juan si usted dice un discurso e 25 de mayo y no nombra a Sarmiento, le pasa lo mismo que si en la Edad Media usted hubiera dicho que no había Dios. Eso es religión, no me vengan con macanas: es religión al revés, o sea, una especie de religión satánica. «Hoy los Católicos han rendido homenaje a Sarmiento» dice el diario Tribuna del 22 de junio de 1960. Traducción: «Hoy los discípulos de Cristo han rendido homenaje a un hombre inmoral», o sea: «hoy los católicos han idolatrado».
[…] Mejor es no creer en nada, ni en Cristo ni en Sarmiento, que creer a la vez en Cristo y en Sarmiento. Lo primero da un ateo; lo segundo, un católico mistongo.”[38]

4. Pedagogías adversas
Las consecuencias de la educación planteada por Sarmiento las sufrimos hasta nuestros días. Consecuencias cuya raíz es el liberalismo concretado en el laicismo escolar. Sobre este último y en particular sobre la Ley 1420: “Es ésta la enormidad que ha sugerido el diablo para reconquistar la tierra cristiana, y como empresa digna del diablo no podía ser más injusta. Nuestra ley 1420 de educación común adolece, entre otras, de esta lacra. Viola los derechos de Dios, que debe reinar como maestro de la inteligencia y en el corazón del niño; los derechos de Cristo, que ha comprado con su sangre su alma; los derechos de la Iglesia, que le ha hecho su hijo en el sacramento de la regeneración y le alimenta con su vida en el sacramento de la consumación; los derechos de los padres, que tienen que velar por su educación total; y por fin, los derechos del niño, que si de algo necesita con urgencia es precisamente de Dios”[39].
Este padecimiento de las pedagogías liberales que no proponen héroes y santos como modelos a seguir, ya la advirtió Jordán Bruno Genta en unas páginas magníficas sobre este tema. Allí dice sin vacilar:
“Nosotros, los argentinos, venimos padeciendo desde generaciones una pedagogía antimetafísica y antinacional; una pedagogía liberal, positivista y utilitaria, que ha llegado a hacernos desear un alma extranjera, que nos ha ahondado un sentimiento de inferioridad, hasta el punto de avergonzarnos de nuestras tradiciones espirituales y de nuestro linaje español. Nosotros, que procedemos de un pueblo de moralistas –santos y caballeros, teólogos y juristas-,y que hemos reiterado su dimensión egregia y sus memorables hazañas, en los cuarenta años que fueron necesarios para conquistar la nacionalidad argentina, hemos llegado a despreciarnos con tales precedentes. Esta aberración de la inteligencia y este extravío de la voluntad, son la consecuencia necesaria de una pedagogía para pueblos coloniales, que la más lamentable confusión de nuestra historia, nos hizo convertir en escuela oficial desde el ochenta.”[40]
Quede definitivamente en claro que nada positivo resulta la señal Paka-Paka. Es parte de la basura y chatarra con que el Kirchnerismo pretende alimentar la cabeza de los niños argentinos. Nada más ni nada menos que propiedad del Ministerio de Educación, cuya cabeza es el mentado Sileoni. El slogan del canal, el poder de la imaginación. Un canal en perfecta conexión con otras señales del Gobierno (TV Pública, Encuentro, INCAA TV, Tecnópolis TV, DeporTV), lanzado por la mismísima Cristina Fernandez en septiembre de 2010. Mediante el Banco Audiovisual de Contenidos (BACUA), se compran contenidos y producciones extranjeras. Su objetivo: los niños de 2 a 12 años. Éstos, entre animales, títeres, naturaleza, leyendas, mitos y cuentos, películas, aventuras, etc, son bombardeados mediante lo más ridículo y mostrenco de las pedagogías modernas. Incluido el programa “¿Y ahora qué?”, el cual pervierte a los infantes con las doctrinas de sexualidad y teoría de género que subyacen en la Ley de Educación Sexual Integral, lanzada en 2006.
En materia histórica, la serie “Las asombrosas aventuras de Zamba”, no hacen más que difundir todos los errores y falsificaciones históricas posibles. Desde la llegada de Colón a América, pasando por la Revolución de Mayo, la época de Rosas, Sarmiento, Perón, Guerrilla, Malvinas y hasta nuestros días, todo lo pernicioso que se puede enseñar sobre estos temas se lo ha enseñado vilmente y sin tapujos.
Pero lo que molesta, es que se haya volteado, sin más, la imagen del niño modelo Sarmiento. Lo cual ya lo hizo anteriormente el Revisionismo auténtico. Inclusive y de modo sugestivo lo llevó a cabo el mismo Arturo Jauretche. Tres capítulos de su “Manual de Zonceras Argentinas”[41]le dedica el escritor a la desmitificación del niño modelo. El niño modelo de los norteamericanos –dice- es el niñito Benjamín Franklin: el nuestro, el niñito Domingo Faustino Sarmiento.
Extraigamos algunas líneas que dejan ver la “pedagogía” de este escritor:
“La imagen del niñito Domingo Faustino Sarmiento que usted lleva metida adentro, es la de una especie de Pulgarcito con cara de hombre, calzado con grandes botas y cubierto con un enorme paraguas, marchando cargado de libros bajo una lluvia torrencial. (…)
¿A quién no le han machacado en la edad escolar cuando uno prefería quedarse en la cocina junto a las tortas y al maíz frito en los días lluviosos, conque Sarmiento nunca faltó a clase así lloviera, nevara o se desataran huracanes? (…) Esta es una de las virtudes del niño modelo que más ha torturado a la infancia argentina hasta la aparición de la nueva ola de niños malos (“revisionistas”).”[42]
Lo curioso es que Jauretche hace esto defendiendo a Sarmiento como él dice: “Lo estoy defendiendo de los sarmientistas, que en lugar de proponernos el personaje como era, nos proponen una imagen de altar, tan luego con Sarmiento, personaje esencialmente vital en sus errores y en sus aciertos” (…)“Todos hemos tenido un primito modelo que nos refregaban por las narices amargándonos la infancia, y Sarmiento, (…) es algo así como el primito odioso de todos los argentinos. Destruir su imagen como tal es contribuir a que no se“agravien” más las incontables imágenes que son inevitables en todos los rincones del país…”[43]
Verdad la de Jauretche que, no por ser éste un liberal, dejará de ser cierta.
En una línea antiliberal, Rubén Calderón Bouchet cuenta una anécdota muy interesante que le aconteció cuando era jovencito y leyó el Facundo, el cual era de lectura obligatoria y “nadie se atrevía a censurar porque venía impuesto por el gobierno como una suerte de sagrada escritura”. Dice Bouchet:
“Uno de mis tíos, algo heterodoxo en materia de enseñanza liberal, me dijo poco más o menos: «El tejón ése escribe bien y el libro contiene pasajes que vale la pena leer, pero con respecto a Facundo, miente como un bellaco y no hay que tomar al pie de la letra todo lo que dice».
Es ley que cuando el Diablo da malos maestros, Dios nos ofrece un buen tío que corrige las opiniones del Mandinga y como los chicos, en general, y creo que en todas partes del mundo, aceptan con gusto todo cuanto se dice contra las enseñanzas impartidas en las escuelas oficiales, la recomendación de mi tío me sirvió para construirme una coraza a prueba de balas contra los influjos liberales de esos salvajes unitarios (…)”.[44]
El Padre Leonardo Castellani trae una reflexión respecto de los modelos y los arquetipos que se deben presentar a los niños. Hablando precisamente de Sarmioento advierte que no es un mal que en la Argentina haya habido traidores y traiciones; el mal está en hacer estatuas a los traidores y adorar las traiciones. Más adelante alecciona:

“Si a los niños en la escuela se les pone como objetos de reverencia, de admiración y de imitación a hombres inmorales, las bases mismas de la moral quedan minadas. ¿Qué hombres íntegros saldrán de allí? Una nación no puede ser independiente si no tiene una suficiente proporción de hombres éticos. (…) La Escuela Argentina no tiende a hacer esos hombres; al contrario más bien.”
No podemos dejar de mencionar –si de pedagogía antiliberal se trata- a Ignacio Anzoátegui, quien nos da una lección tanto de criterio como de enseñanza. Advierte que Sarmiento “mató la cultura para fundar la instrucción. Y, con esa fuerza brutal que tenía para todo, hizo de la Argentina un país como los Estados Unidos, instruidos pero inculto”. Y agrega: “su aspiración era que los habitantes supieran leer (…); que todos fueran alfabetos aunque resultaran todos analfabetos mentales”[45].
El comentario de don Ignacio alcanza la crítica de los maestros, quienes“creen que conocen el alma del chico cuando comienzan a conocer sus sentimientos”. Aunque “la culpa de todo esto la tienen los maestros de nuestros maestros, que eran irremediablemente incapaces. El arte de enseñar a los chicos no consiste en achiquilinarse ni en rebajar la propia mentalidad”[46]. ¿Acaso hacen otra cosa los maestros de nuestros días que no sea rebajar la mentalidad los maestros de nuestros días? ¿Acaso no hace lo mismo Paka-Paka, mediante el niñito Zamba?
Pero este escritor y poeta va por más y se atreve a enseñar al niño como se debe. Para empezar dice: “cuando un historiador habla bien de algún personaje hay que desconfiar de ese personaje o pensar que el historiador no se ha dado cuenta de que era bueno o pensar que no se ha animado a decir lo que pensaba (porque a veces también los historiadores hacen como si estuvieran pensando, para que los crean inteligentes)”[47].
Extraordinaria pedagogía la de Anzoátegui que hablando de las Invasiones Inglesas dice: “Se armaron como pudieron, unos con espadas otros con palos y otros con piedras y otros con tenazas de cocina y todos estaban muy contentos porque sabían que a la larga o a la corta terminarían por echar a los invasores porque ellos tenían razón y los invasores eran unos cochinos herejes”[48].
Hablando de Rivadavia dice con humor:
“Cuando los niños argentinos oyen pronunciar el nombre de ese liberal deben gritar «cruz diablo» si son menores de dos años y si son mayores deben decirle alguna palabra de esas que asustan tanto a los masones acomodados y a los políticos amariconados.”[49]
Por último repitamos la admonición antiliberal:
“Los niños patriotas deben cuidarse mucho de los liberales y si algún liberal les ofrece un caramelo deben decirle: «Muchas gracias señor, pero usted no me envenena». Y si quiere, puede agregarle alguna mala palabra, de esas que no se pueden decir sino a los liberales.”[50]

La necesidad de esta pedagogía surge de que “nada hay más pernicioso que la preparación liberal con que se adormece a nuestra niñez, destinada, precisamente, a vivir un destino antiliberal en un país con destino antiliberal”. Por eso, con todo el liberalismo en pugna, sabemos que “aunque el liberalismo decimonónico que aún soportamos nos ha desfigurado atrozmente, a través de una enseñanza laicista y desnacionalizadora, la vera imagen de la patria, el Ser Nacional Argentino reconoce su origen en el Catolicismo Español de la Contrarreforma Religiosa anti Protestante”[51].

5. Conclusión
Dice Marechal en su Didáctica de la Patria (n. 16): “Vence a la Cobardía de los ojos oblicuos, y la Patriafutura dará el santo y el héroe que han de trazar las líneas de la Cruz”.
Por eso mismo, los mitos, las zonceras, los rumores, los chismes, dejémoslos para los historiadores o lectores de minucias y en vez de preocuparnos por el acontecer del “niño modelo”, preocupémonos por el Ser de los verdaderos modelos que debe tener un niño argentino. Podríamos preguntarnos más seguido quién fue aquél otro personaje del que tanto hablan, llamado Facundo Quiroga, que levantó el estandarte de “Religión o Muerte” frente a las canalladas liberales. Preguntémonos quién fue el verdadero San Martín, Belgrano, Rosas. Interroguémonos, los sanjuaninos, quién fue aquel otro caudillo Nazario Benavidez, “nuestro mejor compatriota contra la horda inmunda de salvajes unitarios enemigos de Dios y de los hombres… que obstinados se atrevieron a profanar el pueblo sanjuanino”. Benavidez, “el más adicto a la sagrada causa de la Federación”[52].
Y cuestionémonos, al fin, qué Patria quisieron ellos para nosotros y las generaciones postreras. Bien ha dicho el Prof. Antonio Caponnetto que la pregunta que hemos de hacernos “no es solamente la pregunta individual, particular, subjetiva “¿qué clase de figura fue Sarmiento?’, sino qué clase de Argentina quiso, pergeñó, ejecutó y consumó para desgracia nuestra”[53].
Sin Dios en la escuela, sin Cristo como rey de la sociedad y de la educación, sin la instauración de todas las cosas bajo el cetro de Nuestro Señor, nunca vamos a progresar como Estado y como Patria bien constituida. “Dejad que los niños vengan a mí” (Lc 18, 16), nos dice Cristo. ¿Cuándo vamos a entender que la mejor instrucción es la que está iluminada por la Luz del Evangelio? ¿Cuándo vamos a comprender que Jesucristo es el único y verdadero Maestro?
Nuestros niños merecen el ejemplo de los Santos y de los Héroes. Merecen que les demos claras muestras de los personajes históricos, hombres y mujeres, que encarnaron tales ideales. Merecen conocer la “celosa geometría”, en el decir de Merechal, de “la Vertical del Santo” y “la Horizontal del Héroe”.Merecen aprender las matemáticas de la Economía de la Salvación. Y merecen reconocer en el Verbo, en la Palabra, su meta más alta. Sólo así tendremos una Patria como la merecemos y como merece ser rescatada para Cristo Rey.

Eduardo Peralta.

Notas
[1] La Prensa, edición del 1º de agosto de 1875.
[2] “Sarmiento. Acusación y Defensa”, Fondo Cultural Universidad Católica de Cuyo, San Juan, 1965, p. 9.
[3] Nos ocupamos de aquel episodio en un artículo que titulamos “Sarmiento, hijo de su madre”. Cfr. http://ccidentidadnacional.blogspot.com.ar/search/label/Sarmiento, o también, en dos partes: http://quenotelacuenten.verboencarnado.net/?p=1218 (parte 1), http://quenotelacuenten.verboencarnado.net/?p=1226 (parte 2).
[4] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=646397
[5] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=645761
[6] Noticiero 8, Primera Edición, 6 de noviembre. Cfr. http://www.sanjuan8.com/sanjuan/A-Sarmiento-lo-sostiene-su-obra-sostuvo-la-subdirectora-de-la-Casa-de-San-Juan-20141106-0041.html
[7] Decía Sarmiento en el senado: “Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer”.
[8] Cfr. Manuel Gálvez, “Vida de Sarmiento“,13ra edición (1ra en 1945), Ed. Dictio, Buenos Aires, p. 190-192.
[9] José María Rosa, “Historia del Revisionismo y otros ensayos”, Editorial Merlín, 1968, Buenos Aires, p. 20.
[10] Ibídem, p. 27.
[11] “Operativo destrocen a Sarmiento”, San Juan, edición del 6 de noviembre de 2014, p. 12-13.
[12] Véase, por ejemplo, en el mismo periódico, el artículo “La Masonería se rearma en San Juan”, del viernes 18 de julio de 2014, p. 16-17. También en edición digital: http://www.nuevodiariosanjuan.com.ar/ediciones/1633/files/assets/basic-html/page16.html
[13] “Operativo destrocen a Sarmiento”, art. Cit., p. 12.



[14] Uno de los cuales es tan sólo el índice. Las obras completas se podrían publicar en 100 tomos y no necesariamente sería ésta la cantidad de sus obras. De hecho se ha publicado una edición de 54 tomos.
[15] Ibídem, p. 13.
[16] Ibídem, p. 13.
[17] Antonio Caponnetto, Palabas de la presentación del Tomo tercero de “Los Críticos del Revisionismo Histórico”, Instituto Bibliográico “Antonio Zinny” - UCALP, Buenos Aires, 2012. Puede verse en: https://www.youtube.com/watch?v=220COzRCAWc
[18] Entrevista con Canal 13 (San Juan). Cfr. http://www.canal13sanjuan.com/cultura/2014/11/7/historiador-sanjuanino-salio-defensa-mirada-paka-paka-sarmiento-9903.html Puede oírse en: https://www.youtube.com/watch?v=y46ct4Fq8rg
[19] Téngase en cuenta los distintos titulares: “Desde un instituto histórico provincial, criticaron la visión revisionista «sin razonamiento» del prócer”.
[20] Cfr. http://www.lanacion.com.ar/1741667-paka-paka-se-burla-de-la-figura-de-sarmiento-y-hay-polemica
[21] Cfr. http://www.lt10digital.com.ar/noticia/idnot/219645/luisalbertoromerohaymalaintencionenelretratodesarmiento.html
[22] http://www.elzonda.info/index.php/Diario-El-Zonda-escenario-de-las-Vidas-de-Sarmiento.html
[23] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=641680
[24] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=645812
[25] http://www.canal13sanjuan.com/el-pais/2014/11/6/sileoni-defendio-mirada-paka-paka-sobre-sarmiento-9875.html
[26] http://www.losandes.com.ar/article/san-juan-paka-paka-se-burla-de-sarmiento
[27] http://www.canal13sanjuan.com/cultura/2014/11/6/es-facil-pegarle-sarmiento-hacemos-mirada-sesgada-9859.html El audio se encuentra en: https://www.youtube.com/watch?v=30YUqw7DYVo
[28] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=646174
[29] Cfr. http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=620238
[30] Alberto Caturelli, “Exámen crítico del liberalismo como concepción del mundo”,Ed. Gladius, Buenos Aires, 2008. Utilizamos aquí la edición de Fundación Gratis Date publicado bajo el título “Liberalismo y Apostasía”, Pamplona, p. 38-39. (Puede verse el texto en internet: http://www.gratisdate.org/fr-textos.htm ).
[31] Ibídem, p. 3
[32] Laborem excercens, n. 11.
[33] Ernesto Palacio, “La Historia Falsificada”, Difusión, Buenos Aires, 1939. A propósito del tema educativo que tocaremos más adelante puede verse del mismo autor: “Historia del estatismo escolar”,Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1940.
[34] Op. Cit., p. 31.
[35] José María Iraburu, “De Cristo o del Mundo”, Fundación Gratis Date, 2da edición, Pamplona, 2001, p. 132.
[36] Manuel Gálvez hace notar que Sarmiento más que liberal y democrático fue autoritario. Cfr. “Vida de Sarmiento”, op. Cit. p. 777-780. Sin embargo, los aspectos que toca son particulares y accidentales. De índole metodológica. Cosa que luego hace ver el mismo Gálvez en su obra. Por eso –y por lo ya explicado- puede afirmarse que el sanjuanino fue redondamente un liberal.
[37] Federico Ibarguren, “Nuestro Ser Nacional en peligro”, Vieja Guardia, Buenos Aires, 1987. Puede verse el fragmento en que habla de la masonería sarmientina en la web, bajo el título de “Sarmiento: el Gran Maestre”: http://criticarevisionista.blogspot.com.ar/2012/05/sarmiento-el-gran-maestre.html
[38] Cfr. P. Leonardo Castellani, “Esencia del Liberalismo”,Ed. Dictio, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, Vol. VIII, Buenos Aires, 1976, p. 146.
[39] P. Julio Meinvielle, “Concepción Católica de la Política“, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino”, Vol III, Buenos Aires, 1974, p. 56.
[40] Jordán Bruno Genta, “Acerca de la libertad de ensañar y de la Enseñanza de la Libertad”, Buenos Aires, 1945, p. 100.
[41] Peña Lillo editor,1988, 2da ed, pp. 138-146, (zonceras n1 16 a 19).
[42] Ibídem, p. 140. Jauretche más adelante cita al Padre Castellani: “Don Leonardo Castellani, que es fraile y conoce mucho a los chicos, dice que "el chico que nunca se hizo la rabona es sospechoso". En general todos los chicos afirman, como Dominguito, que nunca "se la hicieron", pero conviene desconfiar.” Bien podríamos decir, a propósito de Castellani y a propósito de escapar de la escuela, aquellos versos del prete:
“Y si yo tuviera un hijo
le daría un buen caballo
para huir de las escuelas,
los pedantes y los diarios.
No le enseñaría a leer,
mucho menos a escribir.
lo mandaría a las estancias
a soñar el porvenir
y aprender la única forma,
digna y nuestra, de morir.”
[43] Ibídem, p. 145.
[44] El texto lo tomamos de Internet, bajo el título de “Civilización o Barbarie”, del blog: http://criticarevisionista.blogspot.com.ar/2011/07/civilizacion-o-barbarie.html
[45] Ignacio B. Anzoátegui, “Vida de Muertos”, Colihue, Buenos Aires, p. 99-100.
[46] Ibídem, p. 100.
[47] Ignacio B. Anzoátegui, “Pequeña Historia Argentina para uso de los niños", Ediciones Regnum, Asunción - Paraguay 2000, p. 29. La obra es la compilación de una serie de artículos que el autor publicó en la revista “Nueva Política”,editada en Buenos Aires, entre los años 1940 y 1943.
[48] Ibídem, p. 49-50.
[49] Ibídem, p. 79.
[50] Ibídem, p. 7
[51] Federico Ibarguren, “Nuestro Ser Nacional en peligro”, op. Cit., p. 12
[52] Carta de José Manuel Eufrasio (de Quiroga Sarmiento), Obispo de Cuyo, a Juan Manuel de Rosas, fechada el 8 de Octubre de 1841.
[53] Conferencia “Facundo contra Sarmiento”, pronunciada en Villa Elisa, La Plata, en Octubre de 2010.


jueves, 16 de agosto de 2018

LA ARGENTINIDAD ORIGINAL

San Julian, sitio de la primera misa en territorio argentino
Nosotros amamos la eterna e inconmovible metafísica de España
(José Antonio Primo de Rivera)

     Lo que afirma José Antonio sobre España lo podemos aplicar a nuestra Argentina. Nosotros no amamos a esto que hoy es Argentina, y que nos duele y desagrada; sino a la Argentina que está en el Origen, la que es guardada y custodiada por “ángeles con espadas”. Y si hablamos de Metafísica y de Origen debemos elevar nuestra inteligencia al Misterio Trinitario. Es Dios quien desde su Eternidad piensa a las Patrias, las familias y las personas que nos desenvolvemos en el tiempo.

     Dios es familia, es Misterio de Amor, es Trinidad. Y dirigió toda la historia hacia el momento culminante de la Encarnación de la Segunda Persona Divina en el seno purísimo de la Santísima Virgen, como nos lo atestigua una lectura detenida, profunda y conforme a la Tradición comunicada por los Padres de la Iglesia, del Antiguo Testamento; como así también un estudio del devenir de las grandes civilizaciones de la Antigüedad, en particular Grecia y Roma.

     “Cuando Dios se hace hombre, no interfiere en este proceso del tiempo sino que lo asume. Una encarnación que no hubiera sido una encarnación en nuestro tiempo, así como lo fue en nuestra carne, no hubiese sido una auténtica encarnación. Dios nos hace pasar por un nuevo nacimiento y por una especie de muerte nos introduce en la vida nueva. Este nuevo nacimiento es el primer estadio: el bautismo y la confirmación, por la cual el misterio de la muerte y resurrección de Cristo se apodera de nosotros.” (Alfredo Sáenz, Cristo y las figuras bíblicas, 341).

     En la Encarnación el Verbo se desposó con la Naturaleza humana, la cual fue asumida en el seno de la Virgen. En el Calvario Cristo se desposa con su Iglesia, de la que engendrará tantos hijos a través de las aguas bautismales brotadas de su costado, y a los que alimentará con la Carne inmolada en la Cruz y la Sangre que manó de su Sacratísimo Corazón. “El itinerario de Jesús a la Pasión es precisamente del Esposo para unir a Sí como Esposa, en los ritos pascuales, a la Iglesia lavada de sus pecados en la sangre del Señor. Nuestra Señora representa a la Iglesia en esta boda, prolongación de la que tiene lugar en la Encarnación” (Carlos Biestro, Jardín Cerrado. La Virgen en la Escritura y los Santos Padres, 311).

     La Iglesia pues, con su liturgia y sus sacramentos, es la continuación de Cristo en la Historia; y los cristianos conformamos el Cuerpo Místico de Cristo. Así como Cristo asumió la Naturaleza humana en la Encarnación, y la rescató y elevó al Orden de la Gracia a través de su Misterio Pascual; la acción cultual de la Iglesia que revive cíclicamente -cada día, cada semana y cada año- estos hechos, eleva a los hombres, y a todo lo que es humano, al plano sobrenatural, haciendo presente lo Eterno en el tiempo, e introduciendo lo temporal en el plano de la Eternidad. “Y del culto viene la cultura” (A. Sáenz, Cristo y..., 335).

     Efectivamente, la Iglesia una vez triunfante, salida de las catacumbas, crea, a partir del siglo IV, sobre los fundamentos grecolatinos, una cultura y una civilización cristianas. Iglesias -bizantinas, románicas, góticas, barrocas, etc-, iconos, esculturas, pinturas, teología, filosofía, obras de misericordia, congregaciones, cofradías...y un orden social cristiano sostenido por el rezo de los monjes, la espada de los caballeros, el trabajo de artesanos y campesinos, la justicia de los reyes, siendo rematado en la cima con la instauración del Sacro Romano Imperio. Una obra magistral del Padre Sáenz, La Cristiandad y su cosmovisión, nos pinta maravillosamente lo que fue aquella civilización, cuyos vestigios podemos hoy admirar visitando las magníficas y monumentales Catedrales y basílicas que en aquellos tiempos se levantaron.

    La cristiandad se prolongó, a partir del siglo XVI, en la Hispanidad. En efecto, mientras el fundamento central sobre el que se había levantado tan magno edificio, el Santo Sacrifico de la Misa, era atacado en Europa por la revolución protestante; la acción misionera de la España de Isabel y de Fernando, de Carlos y de Felipe, llenaba al Nuevo Mundo de iglesias y capillas, monasterios y conventos, donde se celebraban los sublimes misterios, y en tono a los cuales se iba desarrollando una nueva sociabilidad, cultura y civilización propias estas tierras hispanoamericanas. Si la civilización cristiana fue perfectamente descripta en la obra del P. Sáenz sobre la Cristiandad, a la que hicimos referencia más arriba; para comprender la acción de España en Indias podemos consultar, entre tantas, la obra del eminente historiador argentino Vicente Sierra, “Así se hizo América”.

     Sólo captando lo que fue la Hispanidad, continuación de la Cristiandad, fundada en el Misterio de Cristo, podemos entender la esencia de la Argentina, lo que nuestra Patria ES en el Origen. El término origen hace referencia a un tiempo, a una cronología, a un comienzo; pero debe comprenderse sobre todo en un sentido ontológico, se trata de un Origen que está más allá del tiempo. Es un Principio sobre el que se funda una esencia.

     De acuerdo con todo lo que venimos sosteniendo afirmamos que la Argentina original no es la de la Constitución alberdiana de 1853, ni la de la educación laica de 1882, ni la de la gran inmigración de finales del siglo XIX, ni la del Centenario -con sus aires de grandeza y progreso material-, ni la radical -con su instauración de la democracia-, ni siquiera la de las masas peronistas -las cuales, si bien tuvieron elementos que remitían de algún modo al origen, no tuvieron plena conciencia de lo que realmente se jugaba en los años 40 y 50, terminando dicho proyecto totalmente desviado-. Mucho menos aún, la Argentina “futbolera”.......

     Para comprender a la Argentina original debemos trasladarnos al 1 de abril de 1520. Allí, en torno a un altar, un puñado de hombres -pocos, como siempre que se hacen cosas grandes-, en el puerto de San Julián, vestidos de hierro, en medio de zozobras, hambre y peligros -padecidos por el servicio a su Rey y a su Dios- asisten a la primera Misa celebrada en estas tierras. Allí se hace presente “la hostia inaugural izada sobre territorio argento. Allí está el estreno, el albor, el umbral y el preludio de La Argentina Amada” (Antonio Caponnetto. Independencia y Nacionalismo, p. 11). Unas páginas más adelante nos dice el autor: “No creemos ni en los partos ni en las muertes de la patria (...) Creemos (...) que el oficio del historiador católico se asemeja en algo al del liturgo. Y que en esta perspectiva, tiene la patria grande un bautismo, el 12 de octubre de 1492; la patria chica una primera eucaristía, el 1 de abril de 1520.” (p. 20)

     Cuatro siglos después, en el magno Congreso Eucarístico Internacional de octubre de 1934, la Argentina se olvidó por unos días de la mentira liberal y se reencontró con su origen. En estos tiempos apocalípticos volvamos nuevamente hacia el Sol de Salvación, Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Sólo de ÉL obtendremos la Salud.

                                                                                      Lic. Javier Ruffino


lunes, 30 de julio de 2018

LAS TRES ESPADAS DE DON JUAN MANUEL

Por Ricardo Tabossi

Esto aturde, humilla e indigna… Pero mejor es no hablar de esto”, escribió Valentín Alsina, epígono del unitarismo, a Félix Frías en 1850, refiriéndose a San Martín y la donación que hizo de su sable a Rosas.

   Desde entonces, todo tipo de interpretaciones se dieron para explicar el gesto del Libertador. Que estaba vencido por la vejez y sus enfermedades, que el sano juicio se perdió por la senilidad, que no podía conocer los sucesos americanos a causa de su mala vista o ceguera…

   El primero en referirse a la salud de San Martín fue Sarmiento en 1846, cuando lo entrevistó en Paris. La impresión que le produjo el guerrero de 68 años fue la de “un anciano abatido y ajado, con enfermedades del espíritu adquiridas en la vejez. Aquella inteligencia tan clara en otro tiempo, declina ahora”.

Desde Sarmiento y Alsina y toda la historiografía liberal detrás, no le han perdonado a San Martín ese acto de última voluntad, no le han perdonado que la más preciada reliquia histórica argentina tuviera por destino final la mano de quién representó la contracara del régimen unitario, y no el puño de ningún prócer iluminista… y eso, claro, aturde, humilla e indigna, a los santones liberales.

   Por eso que aquella disposición testamentaria, al no poder ser negada (porque sencillamente era imposible hacerlo), fue tergiversada y, en algunos casos, ocultada.

   Van dos ejemplos.

Habiéndose realizado una película didáctica dedicada al Libertador, el Instituto Nacional Sanmartiniano, presidido entonces por el coronel Descalzo, no autorizó su exhibición en las escuelas, porque en su contenido se incluía ¡el testamento del prócer!
Al hacer donación Manuelita Rosas del sable recibido de su padre al gobierno argentino, expresó su deseo de que la manda testamentaria de San Martín en que lega el sable al Restaurador, fuese puesta en un cuadro y colgada en el sitio donde fuese colocada la reliquia. El deseo no fue cumplido.
   El sable, como se sabe, fue repatriado en 1897.

   La ceremonia de recepción, que debió adquirir relieves apoteósicos -¡llegaba a la patria la espada del “Padre de la Patria”!- pasó sin pena ni gloria. Más diría, fue recibido indignamente. Ni el gobierno ni el ejército hicieron nada digno del acontecimiento, dando muestras de una pequeñez inconcebible. Ese día, los generales que figuraban en la Comisión receptora se enfermaron epidémicamente. Todos excusaron su asistencia. Bartolomé Mitre, el militar de más alta graduación, cuyo prestigio y cuya fama como historiador y como autor de Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana, eran notorios en nuestro país y en el resto de América, tampoco asistió al acto.

   En una palabra, para decirlo en enérgico lenguaje criollo, la recepción fue “una porquería” (diario El Tiempo, 5 de marzo de 1897).

   ¿Por qué no se le dio al acto el relieve que requería? ¿Por qué esa gélida indiferencia?

   Dejo al lector sacar sus conclusiones.

   Hubo, sin embargo, quién recibió el trofeo heroico con todos los honores, poniendo a la vez al desnudo los motivos del desplante.

   Leopoldo Lugones, recién llegado a Buenos Aires, joven de 23 años, ateo en lo religioso, antimilitarista, liberal rojo, subversivo e incendiario (al decir de uno de sus contemporáneos, en cita traída por el prof. Ramallo), saludado por Rubén Darío en artículo memorable como muchacho “bizarro y desmelenado”, fue quién vengó a Rosas y San Martín de la “conjuración de las mil triunfantes envidias pequeñas”.

  Puede decirse, sin exagerar mucho, que el artículo publicado el 4 de marzo en El Tiempo titulado “El Sable”, de prosa enfática y resonancia de campanas, es de una belleza insuperable.

II

   En 1830 Francia reconoce la independencia argentina. Con ese motivo es enviado en 1835 el marqués Vins de Peyssac, que ya había sido cónsul general en Cádiz, Nueva York y La Habana, sucesivamente. Llegó a Buenos Aires acreditado con una doble representación de cónsul general de Francia y encargado de negocios del monarca Luis Felipe.

   Rosas le negó el reconocimiento de su investidura diplomática, porque París exigía que sus súbditos gozaran de las franquicias de “nación más favorecida”, como ser ventajas comerciales y eximición del servicio militar. Rosas no estaba dispuesto a conceder a los extranjeros concesiones que lo colocaran en mejor situación que los nativos.

   Vins de Peyssac intimó al gobernador. Como buen francés de su época, creía que su misión era civilizar “aux barbares”. En sus informes consulares trató a Rosas de tirano, de sanguinario, y otras lindezas parecidas.

   La pequeña república lejana, de la cual Francia apenas conocía su nombre, obligó al cónsul a soportar un vergonzoso noviciado. Debió resignarse a soportar la humillante espera de un año, siendo recibido como encargado de negocios de manera parcial, sólo con la condición de que ello no constituía un precedente para el futuro.

Indigna condición para un imperio. Escribió Theógene Page, edecán del barón de Mackau (el que firmó la paz de 1840, poniendo fin a la guerra franco-argentina): “Confesemos que la dignidad de Francia quedó entonces comprometida”.

Recién entonces, a partir del reconocimiento de su investidura diplomática o exequatur, recibió Vins todas las demostraciones de una extrema benevolencia. El marqués hizo buenas migas con el Restaurador y tanto, que le recibió en familia, según era costumbre en aquella época patriarcal.

Inesperadamente, el 26 de mayo de 1836 falleció el francés. El gobierno le rindió los honores correspondientes. El ministro de RR. EE. Felipe Arana pronunció la oración fúnebre y lloró sobre su tumba.

   El sobrino del marqués y el vice-cónsul M. Roger, le enviaron a Rosas la espada civil del difunto Vins de Peyssac.

III

Manuel Dorrego es el Jefe militar del “partido patriota o popular”, dijo el ministro norteamericano Murray Forbes.

   En 1826, en el Congreso Constituyente se convirtió en el principal tribuno del federalismo, atacando a la oligarquía portuaria. A tal punto, que un diputado propuso una moción mordaza con el objeto de limitar la libertad de los oradores, la de Dorrego, el más temible de ellos. Aquí brilló en sus argumentaciones contra la Constitución rivadaviana, marcando a fuego el contenido oligárquico de dicha Constitución, cuando dijo: “¿Y qué es lo que resulta de aquí? Una aristocracia… la más terrible, porque es la aristocracia del dinero?

   ¡Como para que se lo perdonaran!

   Elegido gobernador durante la guerra con el Brasil, puso empeño en evitar la desmembración de la Banda Oriental, oponiéndose a los planes británicos de crear un Estado tapón en la margen oriental del Plata, una independencia bajo la garantía de Inglaterra. El advenimiento de Dorrego al gobierno significó –escribe el canadiense H. S. Ferns- “una disminución de la influencia británica”. Por otro lado, el precitado Murray Forbes escribe al Departamento de Estado que Dorrego “siempre se distinguió por la virulencia de su hostilidad hacia los ingleses”

   En efecto, contra las presiones del enviado británico Lord Ponsonby, Dorrego manifestó: “Me río… de Lord Ponsonby, cuyas cartas no me afectan”.

¡Como para que se la perdonasen!

La segregación de la Banda Oriental, para hacer de ella –nuevamente Murray Forbes- una “colonia inglesa disfrazada”, representó el final del primer acto del drama.

   Segundo acto: revolución y fusilamiento de Dorrego

 Lord Ponsonby jugó fríamente su partida contra Dorrego, teniendo por instrumento el reducido círculo rivadaviano. Escribió al Foreing Office: “Veré su caída, si se produce, con placer”.

Lo demás es conocido.

   Rosas, compañero y amigo de Dorrego, fue el primero en presentarse a su lado para auxiliarle a sostener las instituciones barridas al golpe de Lavalle, y el que después de su muerte dejó claro que el crimen y la virtud no serían confundidos.

   Angela Baudrix de Dorrego, esposa y viuda, le entregó el sable que usaba el extinto Gobernador.

   La espada de Dorrego, guerrero de la Independencia, tribuno federalista, líder del “partido patriota y popular”, en manos de Don Juan Manuel de Rosas, ¡todo un símbolo!

                                                                                             Prof. Ricardo Tabossi


Fuente: Diario El oeste, 25 de Junio de 2015, Mercedes (Bs. As.).