Prof. Jorge E. Camacho Ruiz
El Gral. Martín Miguel de Güemes,
luego de derrotar al ejército realista en Puesto del Marqués en 1815, fue aclamado
gobernador de la Intendencia de Salta un 6 de mayo de ese mismo año, convirtiéndose
así en el primer gobernador autónomo
elegido por el pueblo de Salta, ya que hasta entonces los gobernadores eran
designados en Buenos Aires.
Un año antes el Director Supremo
Gervasio Posadas, había dividido la Gobernación de Salta del Tucumán, en dos
Intendencias: la de Salta, que abarcaba, Salta, Jujuy, Tarija y la parte occidental
del Chaco y Formosa; y la del Tucumán que comprendía Tucumán, Santiago del
Estero y Catamarca.
Junto al cargo de Gobernador,
Güemes, ejerció el comando de las fuerzas armadas de la Intendencia hasta su
muerte ocurrida seis años más tarde; por lo que tuvo que lidiar con la realidad
acuciante en tiempos de guerra y carestía, lo que lo obligo a tomar medidas
poco simpáticas, puesto que afectaron a estancieros y comerciantes, resintiendo
la economía de la antes esplendida Intendencia, alimentando así la a sus
opositores y los enemigos de la causa patriótica.
Entre esas medidas odiosas
estaban: la prohibición del comercio con el Alto Perú (que favorecía a los
realistas que se abastecían de mulas en territorio salteño), medida impuesta
anteriormente con el acuerdo del Gral. Manuel Belgrano; la eximición del pago
del arriendo a los gauchos que no cobraban sueldo y estaban al servicio de la
Patria (“estos pagan con su sangre decía” Güemes); y la implementación e
incremento del tipo de monto de contribuciones obligatorias a favor de la causa
Patriota.
Pero volviendo sobre las
circunstancias en las cuales fue elegido Gobernador. El Directorio debió
aceptarlo pues no tenía más alternativa, dadas las tempestades políticas del
momento. Tengamos en cuenta que en ese momento se presentaba un cierto vacío de
poder político a nivel nacional. El Director Supremo Alvear había sido depuesto
un 10 de abril de 1815, asumiendo transitoriamente el gobierno, el Cabildo de
Buenos Aires, hasta el nombramiento del nuevo Directorio como sucesor,
designándoselo a Rondeau y a su remplazante Álvarez Thomas, por encontrarse el
primero al frente del ejército del norte. Tampoco podemos obviar la influencia
de San Martín en la actitud de Güemes y de un Álvarez Thomas, quién fuera éste
el promotor de la sublevación de Fontezuela, contra Alvear opositor político de
San Martín, en inteligencia con un “partido vecinal” en donde uno de sus
participantes fue el señor Escalada, suegro de San Martín.
Además tengamos presente que bajo
esas circunstancias los directoriales porteños, también se vieron forzados a
aceptar a gobernadores autónomos como José Javier Díaz en Córdoba o Francisco
Candioti en Santa Fe. Esa etapa de las autonomías versus centralismo fue
anterior a lo que como resultado de esa confrontación haría su aparición
seguidamente dos sectores políticos irreconciliables, el federalismo y el unitarismo,
y por la cual tanta sangre se derramaría.
La elección de Güemes como
gobernador, no sólo fue popular, esto es con el apoyo de todo el pueblo salteño
en general, sino también con el respaldo de la gente más distinguida,
entiéndase bien, no se trataba de un sufragio mediante las urnas como en la
actualidad, no. Eran los representantes del Cabildo los electores, pero en esta
ocasión con la algarabía de un consenso generalizado.
Güemes, una vez en el ejercicio
del gobierno se dispuso a buscar el consenso de una ciudad hostil como Jujuy y
finalmente lo logró. Posteriormente, durante los intensos debates en torno al
congreso de Tucumán, Güemes en sintonía con San Martín, y en esos momentos,
apoyó la monarquía constitucional; como también luego y desde su autonomía
provincial apoyó la Constitución de 1819 y la unión nacional, a pesar de que
muchos gobernadores de las provincias la rechazaran por centralista, Güemes lo
hizo, por razones pragmáticas, ante la urgencia y la importancia de la unión, a
los efectos de que no mermaran los recursos y los apoyos logísticos necesario
para nutrir a las fuerzas del norte, tan necesario para la lucha contra los
invasores realistas.
Al respecto entre los
historiadores se desato un gran debate, entre los que sostuvieron que Güemes
estableció así su adhesión al unitarismo y los que lo afiliaban con el
federalismo.
No cabe duda que Guemes al
aceptar su cargo como gobernador autónomo, tiene un ineludible vínculo con el
federalismo y en absoluto con el unitarismo. Pero Güemes concibió un
federalismo desde su propia coyuntura, es decir en el contexto de la lucha por
la independencia. O sea que para entenderlo debemos ahondar en su percepción
política, puesto que siempre combatió el anarquismo rioplatense, sea este de
tendencia unitaria o federal que ponía en peligro la causa de la independencia.
Ocurre que desde el lugar geopolítico en el cual se encontraba, para Guemes era más urgente y fundamental terminar
la guerra con España y conservar el territorio de las Provincias Unidas del Río
de la Plata en forma íntegra, que la definición por la forma federal o unitaria
de gobierno; y esto lo pone a la altura de los sueños de un Belgrano y un San
Martín, por consolidar la Patria Grande y evitar la disgregación pergeñada por
la inteligencia del imperio británico de lo cual contaba con información
reservada.
Pero ¿de dónde le procedía esa
fuente de información? De su ministro de hacienda Pedro de Cevallos, éste era
hijo del creador del Virreinato del Río de la Plata, nada menos; y por herencia
familiar y una tenaz labor investigativa, se lo consideraba el más entendido
sobre los proyectos y ambiciones lusitanas y británicas. De todo esto nos da
cuenta un informe geopolítico del año 1816 del tratadista Miguel José Lastarria
y Villanueva (1). Pero además Güemes quién había tenido su bautismo de fuego
combatiendo durante las invasiones inglesas en 1806 y 1807 estaba totalmente
compenetrado de quiénes eran nuestros históricos enemigos.
Si Güemes con su ejército hubiese
logrado unirse con San Martín en el Perú, como estaba planificado, muy
difícilmente se habría disgregado las Provincias Unidas del Río de la Plata, y
la Patria Grande se hubiera preservado. Curiosamente, cuatro días antes de que Güemes emprendiera la
marcha hacia el Perú, fue herido de muerte, triste fue su destino, el de su
familia, y así también se consumieron los sueños de una gran Nación Bioceánica.
Finalmente cabe señalar respecto
al Federalismo de Güemes, lo que el historiador Atilio Cornejo en su Historia
de Güemes, expresa: “El federalismo de
Salta consistía en el respeto que exigía de sí misma como integrante de las
Provincias Unidas. Aspiraba a colaborar en la dirección de los destinos de la
Nación y en su grandeza, no como Salta en sí misma, sino como la Argentina. No
era un espíritu local el que la animaba, sino nacional. Más se preocupó de la
Patria grande que de la Patria chica; más de la Nación, que de sí misma. Por
ello también, de ella se olvidaron y permaneció tanto tiempo pobre y
abandonada; pero, siempre, guardando celosamente sus tradiciones y sus glorias
en cerrado cofre, junto con el perfume típico de su personalidad que la
distingue. Y así como Salta fue firme columna de la libertad, como reza la
leyenda de su escudo, fue también columna de la unidad nacional” (2).
Notas:
1. En
Estrategia Nº 58, mayo – junio 1979, El Cid Editor: Un Informe Geopolítico del
Dr. Miguel de Lastarria en 1816.
2. 2da.
edición, Artes Gráfico S. A., Salta, 1971, p. 171.