Por: Laura Martin
A Fray Bartolomé de las Casas se le ha bautizado como Apóstol
de las Indias, el nuevo san Pablo, y es tal su popularidad –se le considera
pionero de la defensa de los Derechos Humanos- que cuesta, a estas alturas,
saber a ciencia cierta qué hay de mito y qué hay de realidad. La extraordinaria
fama internacional de De las Casas se fundamenta en pasiones políticas y no en
méritos objetivos. He aquí un análisis punto por punto de veracidad de las
bondades que le atribuyen a este personaje.
Leyenda: Fray Bartolomé de las Casas viaja a América a
defender a los indios.
Realidad: Bartolomé de Las Casas no sólo no pretende viajar a
las Indias para defender a sus nativos sino que durante la primera década que
vivirá allí llevará el mismo estilo de vida que sus compatriotas.
Se embarca hacia las Indias en 1502 acompañando a Nicolás de
Ovando, tercer gobernador nombrado por los reyes Católicos. La expedición llega
a la isla La Española (actual Santo Domingo), y allí permanece hasta 1512.
Participa activamente en las guerras de su gobernador contra los indios, cuya
misión es organizarlos en poblados, en convivencia con los españoles, comenzar
la evangelización, y que trabajen recibiendo un jornal por ello. Las Casas, por
sus servicios como soldado, recibe recompensas en tierras, oro y siervos.
Leyenda: Fray Bartolomé es el pionero en denunciar la
situación en Indias.
Realidad: Fueron otros clérigos y otras órdenes quienes
pidieron un trato más justo para los nativos, a diferencia de Bartolomé de las
Casas que se resistió a ello.
Cierto es que Colón propuso la venta de esclavos a los Reyes
Católicos. La reina Isabel se indignó ante tal propuesta y ordenó poner en
libertad a los indios, a los que nombró vasallos del reino al igual que
cualquier otro español. Vasallos de la Corona, libres, con los mismos derechos
y deberes que cualquier cristiano. Pese a esto, era harto complicado controlar
a algunos españoles encomendados en las Américas que no seguían las órdenes
reales.
Fray Antonio Montesinos, respaldado por el rey Fernando, fue
el primero en enfrentarse a los que desobedecían las directrices de los reyes
Católicos y pretendían a los indios como siervos. Todo aquello que después
vendería Las Casas como propio no sería más que una repetición de las denuncias
de Montesinos, solo que aderezado por sus propios delirios, invenciones y
exageraciones.
Fernando el Católico, a instancias de Montesinos, nombró una
comisión formada por personas de la máxima confianza del fraile para que
preservaran los siguientes principios: los indios habrían de ser tratados como
libres, instruidos en la fe, que hicieran un trabajo moderado y siempre
retribuido, que tuvieran casa y hacienda propia y que vivieran en comunicación
con los españoles. Conforme a estos principios se redactaron las leyes de
Burgos del 27 de diciembre de 1512. Al año siguiente -el 28 de julio de 1513-
añadieron al respecto cuatro leyes más en las que se moderaba el trabajo de las
mujeres y se prohibía el trabajo de los niños.
Las Casas disfrutaba durante esos años de las encomiendas
recibidas por Ovando, y no quiso, como religioso, participar de la nueva
práctica de los dominicos en la isla La Española: habían decidido negarse a
confesar a cualquier español que tuviese indios encomendados. Confesión que
negaron al mismo Las Casas porque tenía labranzas con indios.
En 1512 fray Bartolomé emigró a Cuba, donde no había en toda
la isla más clérigo que él. De modo que será tarea suya predicar para el
Gobernador, Diego Velázquez, y a su segundo, Pánfilo de Narváez. De Velázquez
recibió un repartimiento de indios, que empleó para sacar oro de las minas y
para el trabajo en granja.
Leyenda: Fue hombre humilde y cabal que realizó su labor a la
sombra.
Realidad: No es hasta 1514 que se plantea, de golpe, sin
evolución ni causa aparente, que el trato que está dando a sus indios es
injusto. Decide renunciar a los siervos y a su hacienda. Pese a que en sus
memorias afirma haber abrazado la pobreza en silencio, en secreto, el 15 de
agosto de 1514 en la fiesta de la Asunción, en presencia de todas las
autoridades, da un discurso vanagloriándose de su acto, se impone como modelo,
proclama su renuncia a la encomienda, y afirma que nadie se salvará si no
siguen su ejemplo.
Todos los presentes quedaron admirados de su condición de bondad
e incluso santidad, según los escritos de la época, aunque ningún español de
Cuba liberó a sus indios. Pero Fray Bartolomé se mostró satisfecho pues le
admiraban por su gesto y tenían en estima. Según Menéndez Pidal, las Casas
entra en un ritmo de interpretación sistemática paranoide de todo escrito,
sagrado o no. Según su interpretación, toda norma ética resalta lo demoniaco de
la naturaleza del español. No hay grises, no hay mezcla entre el bien y el mal.
Deja de distinguir entre cristianos y decide que cualquier trato con los indios
es injusto y tiránico, fuera el que fuere el realmente ejercido. Después de
erigirse como el nuevo apóstol del rigorismo moral continúa un año más en la
isla de Cuba, sin convertir a ningún español ni lograr que emularan sus pasos.
Decide ir a Castilla. Embarca el 6 de octubre de 1515 con
Montesinos, que le da una carta de recomendación para el Rey. Las Casas ya
tiene pasaporte para entrar en la Corte. En diciembre de 1515 llega a
Plasencia. El Rey Fernando está postrado enfermo (muere el 23 de enero de 1516)
así que fray Bartolomé solo logra ser recibido por el obispo Juan Rodríguez de
Fonseca, presidente de los asuntos de Indias en el Consejo Real, al que Las
Casas acusa -por despecho por no haber sido recibido por el rey- de soberbio e
indiferente, y de hacer caso omiso de sus quejas, en contradicción con la
opinión de los demás religiosos con los que se reunió para hablar de la
situación de los indígenas.
La leyenda: El plan de reforma de Cisneros está basado en las
ideas de Fray Bartolomé
Realidad: Muerto Fernando el Católico, Las Casas tuvo que
entenderse con el Cardenal Cisneros. Presentó una cada vez más larga relación
de crueldades cometidas por los españoles en Cuba, La Española, Jamaica y San
Juan. Cisneros había percibido de los dominicos su preocupación por los
derechos de los indios. Los franciscanos, por su parte, defendían una postura
más paternalista de los españoles hacia los nativos. Pese a ser franciscano
también, Cisneros optó por una tercera salida, los frailes jerónimos, y los
envió en 1516 a reformar el gobierno de Indias. En aquellas fechas Las Casas no
pertenecía a ninguna de las tres órdenes, y Cisneros le confirió un cargo de
consejero, para mirar por el bien tanto de los indios como de los españoles.
Fray Bartolomé alardeará de haber proporcionado al cardenal la base para la
reforma, y añade en sus textos que recibió también un título de Protector
universal de todos los indios de las Indias. No consta. Y tales fueron las
desavenencias con los jerónimos, que fue destituido de su puesto, hecho que Las
Casas oculta, afirmando sin embargo que fue él quien renunció.
Leyenda: Fue un fiel cronista de lo que ocurrió en Indias
Realidad: En todos los escritos de Fray Bartolomé no hay
datos concretos, sólo descripciones imprecisas, aderezadas de horrores que no
aclara ni dónde ocurrieron, ni cuándo, ni perpetradas por quién. Lo único que
se saca en claro es que el español –cualquiera- parece tener como labor
principal en el Nuevo Mundo la tortura y la matanza de indios.
No sólo describe salvajadas acontecidas en las tierras adonde
él viajó, sino que narra con vehemencia las que, afirma, se perpetraron donde
jamás estuvo ni fue testigo. Inventa un genocidio indígena, que, según va
escribiendo, tiene una cifra de víctimas diferente. Al principio, doce millones
de muertos, luego asciende el número de víctimas a 15 millones, y finalmente
asegura que se pudieron contar hasta 24 millones de muertos. Cifras que
proporciona y cambia arbitrariamente en la misma obra. Sobra decir que es
física y demográficamente imposible. Tanto por la velocidad de la matanza como
porque en la América Precolombina se estima que la población apenas superaba
los 13 millones de habitantes. Claro que también decía Las Casas que en Santo Domingo
había visto 30.000 ríos y que el borde norte de la isla era más grande que toda
Portugal.
Leyenda: Predicó con el ejemplo y actuó desinteresadamente
ayudando a los indios
Realidad: Las Casas denunció que todo el dinero originario de
las Américas era fruto del robo a los indios. Sin embargo, no dudó en aceptar
100 pesos oro al año como procurador de los mismos. Ni medio millón de
maravedíes al año por ejercer como obispo para ellos. Ni la pensión de
trescientos cincuenta mil maravedíes que se le designaron al perder el
obispado. Nunca ejerció la caridad. No aprendió su lengua, no tenía un contacto
de igual a igual con ellos, nunca hizo por educarles ni enseñarles algo de
provecho. Entre sus congéneres no tenía especial buena fama. Fray Toribio de Motolinia,
clérigo misionero, llegó a escribir en carta al emperador Carlos V que Las
Casas era un hombre bullicioso y pleitista, injuriador, “yo conozco a De Las
Casas quince años (..) y siempre está escribiendo procesos y vidas ajenas,
buscando los males y delitos”.
Leyenda: Se postuló contra todo tipo de violencia.
Realidad: La única violencia que denunció y generalizó
-exagerando e inventando las cifras- fue la que ejercieron algunos españoles
contra algunos indios. Nunca mostró horror ante las costumbres nativas, los
sacrificios humanos de las religiones precolombinas, las decapitaciones, la extracción de los
corazones de los niños y las prácticas antropófagas. En su visión del mundo,
los indios eran ángeles pacíficos y los cristianos demonios destructores.
No sólo eso. En 1531 propone ante el Consejo de Indias que
para liberar a los indios de sus trabajos deberían traerse, desde áfrica, a
4000 negros. Tan buena idea le parece que en 1542 vuelve a insistir en la
introducción de esclavos negros en las Indias.
En definitiva, no hay que despreciar la labor de defensa a
los indios en las Américas y el intento de que se aplicaran las justas leyes
contra la esclavitud que habían promulgado los Reyes Católicos. Pero ni fue el
único español que procuró el bienestar de los indios, ni fue un ejemplo de
humildad y caridad, ni son ciertas las barbaridades relatadas, ni es justo que
un hombre tan polémico y unos datos tan inexactos generaran una leyenda negra
que España lleva siglos arrastrando en su historia.
Fuente: http://www.gaceta.es/noticias/fray-bartolome-casas-incierta-leyenda-negra-espanola-06122015-1014 (2015-12-06)
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