domingo, 5 de agosto de 2012

CONMEMORACIÓN DEL 12 DE OCTUBRE ¿Descubrimiento o encuentro de dos mundos?

Entre octubre de 1991 y octubre de 1992, la Dra. Hebe Luz Ávila publica en EL LIBERAL de Santiago del Estero una serie de notas semanales bajo el título: "Hacia los 500 años de América". Una veintena de ellas aparecieron también en la Página Cultural de PREGÓN, de Jujuy y más adelante otras nuevas en Nuevo Diario y otros medios.
"Por ese entonces -nos comenta Hebe Luz- yo había presentado mi tesis de Licenciatura en Letras en la UNSE y me convertí en la primera egresada de la carrera. El tema era IMAGEN INAUGURAL DE AMÉRICA, donde analizaba las Cartas de Colón. En las Bibliotecas de las Universidades de Córdoba y Tucumán busqué exhaustivamente durante dos años material sobre el tema. Por aquel tiempo el querido amigo Enrique Pavón Pereyra era Director de la Biblioteca Nacional y me facilitó muchísimo la búsqueda de libros valiosísimos. Terminé con una Bibliografía de más de 200 libros. Tanto material me sirve hasta hoy para seguir escribiendo notas y dando conferencias cuando se acerca el 12 de octubre"

La Dra. Hebe Luz Ávila nos acerca hoy algunas de esos artículos para nuestra página..........


             El 12 de octubre se recuerda el Descubrimiento de América. Ese día, Cristóbal Colón, que había partido el 3 de agosto de 1492 desde el Puerto de Palos, rumbo a las Indias, llega a una isla que, en lengua de los naturales se llamaba Guanahaní y que él nomina San Salvador. Es el fin del viaje del descubrimiento, la llegada a un Nuevo Mundo.
Se ha discutido el término descubrimiento, pero no es cuestión de enredarnos con términos lingüísticos o conceptos rebuscados. El diccionario nos dice que descubrir es hallar lo que está ignorado o escondido, especialmente lo referido a las tierras o mares desconocidos.
Hasta ese día 12 de octubre de 1492, el inmenso continente americano estaba oculto para el resto del mundo.
            Por aquel entonces, el occidente europeo se hallaba cumpliendo un proceso de expansión, de ensanchamiento de sus fronteras desde el Mediterráneo hasta el Atlántico, pasando por las costas e islas africanas y extendiendo el mundo conocido hacia lugares ignotos. El término en boca tanto en España como en Portugal era “descubrimientos”.
            Se intenta discutir que Colón haya sido el descubridor de este nuevo continente, alegando los viajes anteriores realizados por los vikingos, que habían llegado a sus costas. Pero, tanto en historia como en derecho, sólo son válidos los hechos de los que se ha dado fe pública. La empresa española es legítima con el caudal documental, bibliográfico y cartográfico que da fe de descubrimiento, exploración, conquista, poblamiento y evangelización.
            Por otra parte, se argumenta que América no estaba oculta para sus propios pobladores, ni era ignorada por ellos antes de 1492. Sin embargo, Pierre Chaunu sostiene que América no existía, pues el continente era una serie de universos totalmente cerrados. Los incas se enteraron al mismo tiempo de la existencia de Europa y de la América Central. Los pueblos americanos no conocían otro mundo más allá de su horizonte, ni tenían conciencia de la totalidad de su ser. Permanecían ignorados, porque su existencia no había sido objeto de reflexión y porque se hallaban aislados.
            Jacques Pirenne sostiene que la historia es continuidad y solidaridad. Continuidad, porque enlaza nuestro tiempo con las épocas más remotas, y solidaridad, porque la historia de cada nación evoluciona en función de la de todos los pueblos del universo. A partir del descubrimiento, América ingresa en la historia.
            El término descubrimiento tampoco lleva implícita la idea de dominación, como se ha querido pensar, puesto que lo descubierto puede exceder con mucho al descubridor.
            Al acercarse el V Centenario, en 1992, se intentó cambiar el término por el de Encuentro de dos mundos. ndudablemente,    este descubrimiento –Colón llega a un continente desconocido, que más tarde recibirá el nombre de América- dio por resultado el encuentro de dos mundos : el Viejo y el Nuevo. Pero también dio lugar a una multiplicidad de encuentros de gente y culturas, que van a marcar la significación del cambio histórico a partir de esa fecha.
            A la larga, en virtud de este hecho trascendental, se consumó el encuentro de todos los humanos, antes recíprocamente ignorados, en dos hemisferios, en dos mundos. Pero esto ocurrió de manera mediata. Lo primero fue el descubrimiento.
Detrás de esta suplantación de descubrimiento por encuentro, parecería que está la creencia de que el segundo término se aplica al encuentro entre iguales; o sea que se considerarían de igual valor la cultura autóctona y la que llegaba de afuera.
Hay una indudable paridad en todas las culturas, si tenemos en cuenta que cada cosmovisión es un “huerto sellado y autosuficiente”. Esto no ocurre en lo concerniente a civilización, en la cual hay parámetros técnicos de fácil identificación.
 Recordemos que las civilizaciones americanas no conocían la rueda ni el arado y que la ausencia de la escritura las coloca en la prehistoria. Tampoco tenían los pueblos americanos barcos de ultramar, ni poseían técnicas náuticas avanzadas, por lo que no podrían haber sido ellos los que descubrieran Europa.
Encuentro significa también choque, y generalmente los encuentros de culturas distintas resultan difíciles y dolorosos. Como en todo alumbramiento –se trata de una nueva cultura surgida de la simbiosis:  la indohispánica o criolla- se ocasionan desgarramientos y sufrimientos.
Podemos hablar de encuentro en el sentido de que los dos hemisferios terrestres, con sus pueblos y sus culturas, dejaron de estar aislados y que, en el largo proceso de contacto, hubo aportaciones recíprocas. Pero ello fue a largo plazo, y como consecuencia del hecho primero que hoy conmemoramos: el Descubrimiento de América por Cristóbal Colón.

                                                                               Por: Hebe Luz Avila

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