domingo, 17 de junio de 2012

Basta de agraviar la memoria de Rosas


En muchos, sino en todos los actos que organiza el gobierno, aparecen pancartas con el nombre o la imagen del Ilustre Restaurador de las Leyes, don Juan Manuel de Rosas. Cautiva y agitada entre trapos rojos y fotos del Che Guevara, la figura de Rosas es permanentemente agraviada.
A ver si logramos ser claros sin ser agresivos: ¡DEJENSE DE JODER CON LA ESTAMPA DE ROSAS!, que no tiene, no tuvo, ni tendrá nunca nada que ver con la actual merdocracia.
Utilizar la imagen de un virtuoso como propaganda no los convierte a ustedes en virtuosos, por el contrario, los evidencia como un muestrario de la más grosera hipocresía. ¿Por qué?, Veamos:
- Rosas no fue un corrupto, ustedes sí.
- Rosas creó las condiciones para la unidad nacional, ustedes para la discordia nacional.
- Rosas pagó de su fortuna la paz con los caudillos, ustedes nos enfrentan para hacer sus fortunas.
- Rosas sacrificó su fortuna por el país, ustedes sacrificaron el país para hacer fortuna.
- Rosas fue un ícono de la nacionalidad, ustedes de la inmoralidad.
- Rosas defendió a muerte la religión Católica, ustedes la atacan a muerte.
- Rosas terminó respetado hasta por sus enemigos, ustedes terminarán despreciados hasta por sus conmilitones.
- Rosas era un estadista, ustedes son unos mercachifles.
- Rosas nació rico y murió en la miseria, ustedes nacieron míseros y mueren ricos.
Podríamos seguir agregando un sinnúmero de ejemplos más, como que tan clara era la defensa de la soberanía nacional por parte de Rosas, que las principales fuerzas nacionales en la Batalla de Caseros fueron comandadas por jefes unitarios que, por dignidad, se ofrecieron a Rosas (Caso coroneles Pérez –que, incluso, estaba preso- y Chilavert); podríamos citar frases de Sarmiento, de Alberdi, de Urquiza, de Echeverría y hasta del mismo Florencio Varela, reivindicando tardíamente a Rosas, pero no mejoraríamos lo dicho.
Por eso, insistimos, rogamos, imploramos, utilicen las imágenes que quieran: de Lenin, de Guevara, de Hebe o Carlotto, de D´Elía, de Schoklender cuando era bueno, de Santucho, de Pedrito Rico, de Fidel, de Barreda, de Néstor o de Paco Jamandreu, no importa, nos da lo mismo y estarían mucho más identificados. Pero, por favor, dejen en paz la figura de uno de los mayores argentinos que, por lo demás y si se levantara del sepulcro, los correría a mandobles hasta donde le diese el resuello.

Tomado del Boletín Nº 31 del Movimiento Nacional y Catolico

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