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jueves, 26 de octubre de 2023

La radiografía de un fabulador


Por el Dr. Gonzalo V. Montoro Gil 

I – INTRODUCCIÓN. 

Domingo F. Sarmiento es un personaje de nuestra historia que, a rigor de los elementos que aquí se aportarán, podemos decir que resulta prácticamente desconocido para la mayoría de la gente.

Se ha intentado formar una imagen de Sarmiento como la de una persona afable, bonachona de carácter sencillo, de rigurosa moral, educador, emprendedor, visionario, etc. Todo lo cual resulta ser falso, juzgado a la luz de sus propias palabras y actitudes por él descriptas.

Justamente el criterio para conocer y evaluar la personalidad de algún personaje histórico, en forma correcta, con sus vicios y virtudes, debe ser el siguiente:

1) Basarse en hechos documentados;

2) Esos documentos emanar del propio sujeto objeto del estudio ;

3) Demostrar comparativamente, con dichos textos, las propias contradicciones de fondo ( o no), y el fondo moral, línea de conducta, de la persona a investigar;

4) La etopeya de quien se estudia. Es decir, que los acontecimientos históricos no son por sí mismos nada, si no se consideran en su relación con el sujeto histórico que los produjo, con la persona, con el alma que los verificó.

Es decir, cuando se estudia a un hombre, se deben estudiar no sólo sus actos, sino también su carácter personal, el de sus acciones y el de sus costumbres.

Así, la historia interpretada, deberá consistir necesariamente en la etopeya de la argentinidad en la descripción de los rasgos espirituales, que constituyen las estructuras permanentes del alma Nacional.

El error en el estudio de la Historia y de la Política en general, consiste en anteponer una idea política ó social preconcebida a la realidad.

Es anteponer un esquema abstracto como molde, y tratar de insertarlo en la realidad viva de nuestra esencia, es decir, de lo que ya somos. Así piensan y actúan quienes pretenden “crear• una “Nación” a su gusto, lo cual dicho sea de paso, ya está creada y tiene una vida propia que nos trasciende: anterior, posterior y superior, a quienes contemporáneamente y circunstancialmente forman.

Pretender “crear” una Nación, repito, en base a un “Librito Mágico” ó a razonamientos de laboratorios, e insertarlos en el cuerpo vivo de la sociedad, se adapte a ello o no, es lo que comúnmente se denomina “ideologías”.

El profesor Genta decía que “…las ideologías son esquemas mentales elaborados en base a abstracciones que parcializan la realidad , o ,de generalizaciones abusivas de la experiencia… ”(1)

Así, el populismo, el clasismo, y el socialismo, como el culto idolátrico al número como verdad absoluta, son distintas clases de ideologías. Esta última, una ideología reciente en nuestro país, pero con una antigüedad un poco mayor en el mundo, desde la subversiva revolución francesa, es un culto ciego al número por contraposición a la realidad, que es una categoría permanente de la razón.

El profesor suizo Gonzague Reynod nos habla sobre el famoso y nunca entendido correctamente “contrato social”, un “estatuto del egoísmo personal”, y nos dice que “…la voluntad constante de todos es la Voluntad General. Cuando una Ley es propuesta a los electores, lo que se desea saber no es precisamente si aprueban o rechazan la proposición, sino si está de acuerdo con la Voluntad General. Cuando la opinión opuesta a la mía prevalece, ello significa tan sólo que yo estaba equivocado, y que lo que supuse, la Voluntad General, no existía. Si mi opinión particular hubiere, en cambio, prevalecido (contra la mayoría) yo hubiese hecho otra cosa de lo que hubiese querido hacer (sic)…” (2). Así como se ve hoy en día que “sólo el 30% de los electores desea votar”, (La Nación 24 de setiembre de 1983).

La población rechaza, pues, el sistema, aunque se verá “obligada” a su “derecho democrático” de ejercer el voto (!), so pena de severas sanciones administrativas, penales, y civiles. Lo irracional manda. Ya decía Veuillot que “…pensar de manera distinta a aquellos que se dicen “tolerantes” ( partidócratas) es algo que el “partido de la tolerancia” (partidos políticos) no puede tolerar (sic)….” (3). Muy democrático!.…

Un aspecto particular de la vida de Sarmiento que trataremos primeramente, es su llamada política educativa, luego analizaremos su faz política propiamente dicha.

II – POLÍTICA EDUCATIVA

Con respecto a su “política educativa”, densos volúmenes han sido escritos para glorificar en Sarmiento su alma de educador. Lo que constituye una falacia más de nuestra historiografía oficial, porque como luego se verá, Sarmiento no fundó escuela alguna. Él mismo reconoce su fracaso como pedagogo, y su propia impotencia, torpeza, e ineptitud intelectual.

Al cumplir 45 años, en 1856, Sarmiento contaba solamente con unos pocos meses de maestro elemental en Santa Rosa de Chile, donde fue exonerado; algunos meses en San Juan, en el Colegio de su tía, la rectora fundadora Doña Tránsito de Oro, de donde escapó de la furia de la población, salvando milagrosamente su pellejo; y, finalmente, estuvo casi 2 años de Director de la Escuela de Preceptores de Chile, en donde coronó su labor con un rotundo fracaso como maestro, expulsando al 93 % del alumnado. Durante el resto de su vida, jamás dio clase ni dirigió escuela alguna particular….” (4).

En 1856 fue nombrado Director de Escuelas de Buenos Aires, cargo en el que permaneció tres años y no fundó escuela alguna, ni nombró maestro alguno como consta en el Registro Provincial y como el mismo Sarmiento lo reconoce (5). El 9 de agosto de 1858 el presidente de la Comisión de Educación de la Municipalidad, Senador Nacional Don Gabriel Flores informa que “…las escuelas públicas, bajo la dirección del Departamento de Escuelas, desde que el actual jefe lo preside, marchan a su completo fracaso …” (6). El mismo Sarmiento dice que fundó dos escuelas, la actual José Manuel Estrada, y otra edificada en una finca confiscada a Rosas en Moreno y Perú, pero posteriormente reconoce que “…fue íntegramente suscripta por los vecinos…” (7).

Entre 1866 y 1868, siendo Embajador en EE.UU., propone formar “…una colonia norteamericana en San Juan … con los emigrados de California se está formando en el Chaco una colonia norteamericana que puede ser el origen de un territorio, y un Estado Yankee con idioma y todo…” (8). Patético. Se ve claramente la catadura moral, su ideologismo y su poca envergadura intelectual que lo hace soñar y desvariar, delirando con una Argentina-colonia desarraigada.

Éste es el “pro – hombre” que desde hace tantos años quieren hacernos entrar como un chaleco de fuerza, como un adalid de la cultura, cuando, por ejemplo, como él mismo dice, despidiéndose de la Jefatura del Departamento de Escuelas en 1881: “… no se ha construido una sola escuela en más de 20 años” (9). Si Sarmiento lo dice …

En 1881, Roca lo nombra Superintendente General de Escuelas, cargo en el que duró pocos meses, por inepto y por pelearse con todo el mundo: Estrada, Goyena, Dardo Rocha.- De Guido y Spano dijo “…¡¡¿Cómo voy a gobernar al Consejo de Educación con un burro como Guido y Spano ?!!…” (10).

El mismo Sarmiento reconoció derrotado en 1878 “… que la educación estaba más difundida en 1800 que ahora. La educación se ha detenido y atrasado. El nivel es deplorable….” (11). En 1878 en el Senado sentenció soberbiamente “…la educación Universitaria no interesa a la Nación, ni interesa a la comunidad… Nuestro pueblo es uno de los pueblos más exquisitamente ignorantes que yo conozco…” (12). La Nación y los estudiantes agradecen las palabras de Sarmiento celebrando el “día del maestro” el día de su muerte…. ¡Y así andamos…!

En realidad, todo lo que se atribuye a Sarmiento en el campo educacional y pedagógico es obra de Nicolás Avellaneda, que se manejaba con absoluta independencia con respecto a la persona de Sarmiento. El propio Avellaneda dice que “… la firma de los decretos por Sarmiento, daba prestigio a mis actos, sin embargo su acción se redujo a ésta acción moral…” (13).

Así pues, poco le debe el país a Sarmiento, ni siquiera en su faz educadora, la cual se puede afirmar que en los hechos, tal como se documenta, no existió. Lo que sí nadie tan mal educado. El diario “La Nación” escribía por aquella época “…Sarmiento es el hombre más grosero y peor educado de la sociedad…”. La prédica vana, vacía, insolvente, anárquica.

Su vanidad y egolatría eran patológicas. Sarmiento mentía, mentía siempre: en 1882 ocupó el cargo de Secretario General de la masonería y cuando antes, en 1880 habíase presentado como candidato a Presidente de la República, él negó públicamente su condición de Masón, pero en la logia exclamó: “… ¡Yo sólo he cumplido con la consigna masónica de no revelar mi carácter de tal…” (14).

Sarmiento utilizaba la mentira, la intriga y la violencia como método y sistema (Paunero uno de los procónsules de Mitre, le decía a éste que Sarmiento era un “déspota Jacobino”).- Él lo reconoce en carta a su amigo Manuel Rafael García, el 28 de octubre de 1868; siendo nada más y nada menos que Presidente de los argentinos: “…¡Si miento lo hago como don de familia, con la naturalidad y la sencillez de la verdad !…” (15).

¡He aquí al “prócer” (sic), el “Gran sanjuanino” (sic) , “el ¡educador!” (sic). Símbolo y guía para todos los argentinos que siguen viviendo en el fraude sobre su historia, porque siguen alimentándose del error y de la mentira, base de toda ideología; error y mentira prescripta que ha sido elevada a dogma indiscutible e indestructible, sin más testimonio que la avale, que las palabras grandilocuentes y los deseos fundados en intereses particulares y/o foráneos.

III.- POLÍTICA PROPIAMENTE DICHA

Con respecto a su “política propiamente dicha” comienza, por así decirlo, como periodista en Chile luego de haberse fugado milagrosamente con vida de su país, habiéndose escondido debajo de la cama, salvándolo el Gral. Benavidez.

Desde aquél país, indujo al mismo “…con singular tesón, a seguir con aquel paso (el de ocupar el estrecho de Magallanes) ” escrito en el Diario “La Crónica” del 5 de agosto de 1849 (16). Así lo repite en el mismo diario el 15 de noviembre de 1849; nótese que habla como si fuese chileno: “…en recompensa de nuestros esfuerzos nos prometemos ser nombrados diputados, cuando menos alguna legislatura por la Provincia de Magallanes, cuyos principios y población hemos favorecido tanto…” (17).

Sarmiento, haciendo uso de su traición, su trampolín al poder, descubre que casi toda la Patagonia pertenece a Chile; así el 11 de enero de 1843 ya declaraba en el Heraldo Argentino que “…los argentinos residentes en Chile desde hoy debemos vivir sólo para Chile, y en ésta nueva afección deben ahogarse las antiguas afecciones nacionales..” (18).

El 25 de Mayo de 1900 siendo Ministro de Chile en la Argentina (¿?) (sic) declara en forma solemne y altisonante “..soy declarado por unanimidad bueno y leal chileno, ¡ay del que persista en llamarme extranjero…” (19). Cuando el gobierno argentino sale en defensa de nuestra soberanía patagónica, Sarmiento escribe el 11 de marzo de 1849 en el periódico “La Crónica” que “…los derechos de Chile el gobierno de Buenos Aires debe por decoro cuidar de no atropellar…, para Buenos Aires es una posesión inútil, … ¿qué hará Buenos Aires con el Estrecho de Magallanes ? ¡mejor que ocupe el Sur hasta el Colorado y el Negro y deje el estrecho al quien lo posee con provecho! …Magallanes pertenece a Chile por el principio de Conveniencia propia sin daños de terceros…” (20).

Este agravio a la Nación de un ser que reniega de su país, es decir, un descastado, llega al asombro de sugerir que toda la Patagonia le correspondería a Chile, porque a renglón seguido dice que “…quedaría por saber aún si el título de erección del Virreinato de Bs. As. expresa que las tierras al sur del Mendoza entraron en su demarcación; que, a no serlo, Chile pudiera reclamar todo el territorio que media entre Magallanes y las Provincias de Cuyo…” (21).

Del mismo modo, pero más contundente aún, dice en “La Crónica” del 4 de agosto de 1849 “…no se me ocurre en mi simplicidad de espíritu cómo se atreve Buenos Aires a sostener ni mentar siquiera sus derechos al estrecho de Magallanes… sus reclamos están desnudos de todo fundamento…” (22).

Esto hace muchos años se llamaba “traición” pero parece que actualmente parece que actuar así es un pasaporte seguro, en nuestro país, para llegar a ser un ¡héroe nacional! El diario “La Nación” que era un diario Mitrista se expresó contra Sarmiento en innumerables ocasiones, pero basta un ejemplo: lo escrito el 4 de octubre de 1868, fustigando a Sarmiento diciéndole “… Ud. ha sostenido en Chile contra su patria los pretendidos derechos de un país extranjeros para despojarlo de su territorio…no creo que haya ningún hombre que intente justificar al Sr. Sarmiento, pues todo pueblo del mundo ha condenado terriblemente a quien atenta contra la integridad de su propio país…” (23). Y así ha sido: despreciado por el pueblo argentino y exaltado por los funcionarios de turno y docentes enciclopedistas que no hacen más que repetir a lo largo de los años la historia según el “Billiken”.

¿Qué piensa Sarmiento de organizar una marina?

Entre muchas sinrazones nos quedamos con una que expresa mejor su cortedad moral y política, al escribir desde el Diario “El Nacional” el 7 de mayo de 1879 “….las costas del sur no valdrán nunca la pena de crear para ellas una Marina. ¡Líbrenos de ello y guardémonos nosotros de intentarlo!…. El día que Buenos Aires vendió su escuadra hizo un acto de inteligencia que le honra. No debemos ser Nación marítima….” (24).

Pero, se ha rendido un homenaje a quien ha abominado de la marina durante toda su vida, como así también de las FF.AA. en general, y lo que ella representan: la custodia y defensa de nuestra soberanía territorial y marítima. Así, en setiembre de 1972 el entonces Director de la Escuela Naval, Capitán de Navío Roberto Ulloa, rindiendo homenaje a Sarmiento diciendo (sin saber nosotros si sabía lo que estaba diciendo) que ”…la demostración más que un deber de gratitud (¿?) implica, además, un compromiso de vigencia real. Aquí estamos para ratificar públicamente nuestra fe en los valores que defendió Sarmiento (sic), de los que la Escuela Naval Militar se siente custodio (resic), y así lo ha demostrado en su labor fecunda…” (25). Grotesco. Es como decir, que le agradecemos al verdugo habernos degollado.

Gracias a Dios -como dice el historiador Patricio José Maguirre, miembro de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, egresado de la Escuela de Defensa Nacional, etc.- ningún egresado de la Escuela Naval entregó la Patagonia a Chile, ni las Malvinas a Inglaterra, ni renegó de su patria por un salario (Sarmiento cobró 5 sueldos conjuntamente, del presupuesto nacional), es decir, una persona a la que Mitre, presidente de la Nación, lo designa representante diplomático en 1864 en EE UU, ante su total ineptitud como Gobernador de San Juan en 1864 mismo, diciendo que Sarmiento era sencillamente “inaguantable” (26).

También Félix Frías, sostuvo agrias disputas con él, y Pedro Goyena dijo de Sarmiento en 1883 “…Sarmiento, un asalariado de Chile, sostuvo que las tierras australes de la Argentina pertenecían al que arrojaba la moneda en su rostro de escritor venal…” (27).

¿Qué opinaba Sarmiento de las Malvinas? Oigamos de sus propios labios la respuesta “patriótica”, en el diario “El Progreso” el 28 de noviembre de 1842: “…La Inglaterra se estaciona en las Malvinas para ventilar el derecho que ella tenga. Seamos francos: Esta invasión (¡por lo menos lo reconoce!) es útil a la civilización y al progreso (de Inglaterra y Chile, suponemos)” (28).

El mismo Sarmiento dijo posteriormente “…¡Lástima grande que los habitantes de Buenos Aires no conocieron en aquel momento las instituciones inglesas, pues en aquel momento (se refiere a las invasiones inglesas) perdimos 50 años de civilización” (29).

¿Qué pensarán de esto los miles de combatientes que pelearon en 1982 contra la invasión inglesa a las Malvinas? ¿Qué pensarán los familiares de quienes allí murieron? ¿Qué pensarán en especial, los marinos de este alarde de entrega y traición? No importa. Recordar que el 11 de septiembre es el “Día del Maestro” es hoy en día, el parecer, cívico homenaje… Así se viene educando a los argentinos, con una historia oficial aguachenta, insulsa, armada y recreada para consumo masivo. ¿Este es el Hombre que defendió -según el capitán Ulloa- nuestros valores? ¡Qué orfandad de conocimientos políticos y que peligro que ello encierra!

Ya los grandes pensadores clásicos como Maeztu, Menéndez y Pelayo, Azorín, Balmes, Maurras, La Tour du Pin, Fichte, etc. decían y dicen, con razón, que ninguna nación será grande si no es consciente de sí misma, de su pasado con sus grandezas y miserias. Es decir, no sabremos nunca lo que somos y queremos ser, si no sabemos lo que hemos sido.

Quizás viene a colación y es aplicable al caso que nos toca, lo dicho por Saavedra, cuando en 1806 -primera invasión Británica- Castelli, Vieytes, Beruti, buscaron el apoyo del General Beresford para obtener la independencia bajo la tutela británica, ante ello, Saavedra exclamó con irónico sarcasmo “…¡qué bellos sentimientos de Independencia…!” (30).

Sarmiento también participó en la idea, en 1843, de Florencio Varela, otro “prócer”, de segregar las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, para constituir con Uruguay una Nación aparte. En sus visiones proféticas de lo mediocre y rastrero, llegó a soñar en formar un ¡estado yankee en el Chaco! En carta a María Mann, el 23 de enero de 1866 le dice “…imagínese lo que sería una colonia Norteamericana en San Juan produciendo plata y educando al pueblo…” y en carta del 1 d abril de 1868 le escribe diciendo que “con los emigrados de California se está formando en el Chaco una colonia norteamericana. Puede ser el origen de un territorio, y un día, de un Estado Yankee (con idioma y todo)…” (31). Estas expresiones denotan la falta de equilibrio y delirios extravagantes que tenían el carácter y personalidad de Sarmiento.

Nótese el contrataste con respecto a Juan Manuel de Rosas, cuando éste en el momento de la derrota de la Confederación Peruano-Boliviana, al mando del General Santa Cruz, rechaza las pretensiones de varios federales de “aprovechar” la anarquía de esa zona para apoderarse de Tarija, por la fuerza, en lugar de buscar dicha situación por medio d acuerdos y tratados: en carta a don Angel Pacheco el 17 de noviembre de 1841 y Manuel Oribe el 12 de enero de 1842 en la cual en esta última, trasciende de los meros hechos para transcribir párrafos escritos en la carta a Pacheco donde dice: “…y con respecto a Tarija, no es digno de la República Argentina incorporarla nuevamente por la fuerza, ni reclamar nuestros derechos en circunstancias que Bolivia se haya envuelta y afligida en terrible anarquía. Que esto debe ser obra de la paz, por negociaciones pacíficas y dignas y honorables, en que por un tratado quede restituida, lo que no nos será difícil conseguir así que Bolivia se encuentre en perfecta tranquilidad, presidida por un gobierno justo y verdadero amigo, con el que conseguiremos también otro de límites y comercio… que la guerra fue contra Santa Cruz, no contra Bolivia…” (32).

Esta es una de las cartas del “degollador” y “bárbaro” Rosas que nos muestra y enseña nuestra historiografía pero que demuestran el criterio y justeza de principios que sustentaban su accionar político prudente y recto, no aprovechando una situación fáctica para hacerse de Tarija, por la razón, que hoy parecerá prosaica, de que no correspondía.

Su clarividencia y genio diplomático, su tacto sociológico, a la par de un Napoleón o Clausewitz, queda reflejado en la calidad moral e intelectual de los hombres que lo rodeaban, entre ellos Felipe Arana, Tomás Guido, Eduardo Lahitte, Lorenzo Torres, Baldomero García, Tomás Anchorena, González Peña, Campana; precisamente el 26 de maro de 1842, el primero de los nombrados le escribe al segundo una carta en la que expresa “…no se me oculta que bien conocen los soberanos europeos cuánto vale en el Nuevo Mundo la subdivisión de los Estados y las influencias comerciales que ejercen (¡si no que se lo pregunten a Sarmiento, Mariano Acha, De Vedia, del Carril, Varela, Paz, Fructuoso Rivera, etc.!) pero no por esto ni podemos ni debemos dejar de hacer los últimos esfuerzos para afianzar nuestra independencia y garantizar las libertades públicas…, etc” (33).

El contraste es demasiado claro y contundente: Por un lado esta última luminosa comprensión del momento actual y el sentido de equilibrio del Gral. Rosas que no aprovecha una coyuntura favorable para, por la fuerza, lograr algo que el entendía no era ni el modo ni el medio correcto aprovechándose de la debilidad del vecino; y por otro: el esquizofrénico y alucinado Sarmiento que imponía su autoridad a degüello, como surgen de sus propias palabras, cuando por ejemplo, en su “Proyecto de Reorganización Argentino” de 1845, al propiciar la presencia del general Paz, dice que “…a los que no reconozcan a él debiera mandarlos ahorcar, fusilar, degollar. Este es el medio de imponer en los ánimos mayor idea de autoridad…” (34). En carta a Aristóbulo del Valle en 1880 decíale; ” aquí en este país, no puede haber más política que la del garrote y la macana…” (35). Este es el “liberal” Sarmiento ¿Será este el ideal sarmientino que quiere imponerse e inculcarse como un chaleco de fuerza sobre el cuerpo real de la Nación? ¿Querrán nuestros “educadores” educarnos como prescribía Sarmiento que debía educarse, es decir : ¿a garrotazos!?

Al imponerse, desde la derrota argentina a manos de Brasil y sus aliados llamados por la traición del Gral. Urquiza en 1852, el ejemplo “democrático” de Sarmiento y sus ideas Pseudopolíticas ¿quieren decirnos que debemos emplear el terror, la mentira elevada a sistema, para desmembrar la Nación, como deseaba imperiosamente Sarmiento? Este interrogante, irónico, surge porque en 1857, en las elecciones ganadas por la banda de Sarmiento, éste prescribe el 17 de Junio a Domingo de Oro, el método “Liberal” utilizado: “…para ganarlas, nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror que, empleados hábilmente, han dado este resultado. Los gauchos que se resistieron a votar por nuestros candidatos fueron puestos en el cepo y quemados sus ranchos, perdiendo sus escasos bienes y hasta su mujer. Establecimos depósitos de armas, cantones de gente armada, encarcelamos a los complicados en una supuesta conspiración, y bandas de soldados armados recorrían las calles acuchillando y persiguiendo a los opositores. Tal fue el terror que sembramos el día 29, que triunfamos sin oposición. Esta es la palanca con que siempre se gobernará a los porteños, que son unos necios, fatuos y tontos…” (36).

¡Digno hijo de la Revolución Francesa!. Sarmiento puede reclamar, con todo derecho, la filiación como hijo legítimo de la Comuna de París. No existe mucha diferencia entre el frío y sanguinario Maximilian Robespierre y su aventajado y descastado alumno americano.

Este es el hombre que nos han inculcado y nos inculcan como el más grande “civilizador” contar la “barbarie”. El error no sólo es grave sino que se vuelve criminal cuando es adrede. Nos han inventado una historia de consumo. Lo peligroso es lo dicho al principiar este ensayo: Si no sabemos lo que fuimos no sabremos lo que somos y hacia donde queremos ir. Es como un principio matemático: Errado el principio fundacional o esencial, todo el razonamiento posterior por más logicidad que aparente, que tenga, conducirá a un error. Hoy a eso lo llamamos “ideología”.

Urquiza le escribía a Mitre en 1852 diciéndole ofuscado que “…Sarmiento era un loco, intrigante, pretencioso y anarquista…” (37). El 4 y 6 de octubre del mismo año el diario La Nación lo describe con pocas pero certeras palabras “…es un abogado de un gobierno extranjero contra su propio país…”.

¿Qué decir de Sarmiento y su amor por la entrega física y espiritual de la Argentina? La respuesta la tendremos de los propios labios del Gral. San Martín en carta a Gregorio Gómez “…¡No aprobaré jamás que un hijo del país se una a una nación extranjera para humillar a su patria!…”, y en carta a J.M. de Rosas define el 10 de mayo de 1839 “…pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido (argentina, dixit) se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española, una tal felonía in el sepulcro la puede hacer desaparecer…” (38).

Sarmiento se sabe aludido y molesto e irritado, durante años despotricó contra San Martín. En 1846, 4 de septiembre, le escribe a su amigo Antonio Aberastain y entre otros denuestos antiargentinos, le dice: “…San Martín es ahora un ariete descontrolado, ve en Rosas al defensor de la independencia amenazada. Aquella inteligencia declina y todas sus ideas se confunden…” (39).

Al entregar, de hecho y de palabra, la Nación a hombres e intereses ajenos, de parte de Sarmiento, denota “per se”, la pérdida y el desquicio de todo decoro intelectual y moral que fuera patrimonio y honra de nuestros compatriotas, que jamás se habrían permitido hablar mal de nuestra Nación; hecho avergonzante, pero comprensible en el desequilibrio psíquico de Sarmiento por sus frustraciones juveniles en lo atinente a su tan promocionada “docencia”, la cual como se vio no existió.

La egolatría de Sarmiento se manifiesta en el juicio que él tenía de sí mismo. Con humildad reconoce en 1843 que “Jamás he reconocido otra autoridad que la mía. Soy el juez de la importancia de un libro, sus ideas; y de esta falsa posición (¡por lo menos lo reconoce!) ha nacido la independencia de mi criterio…” (40) confesando, también que “…los Sarmiento tienen una reputación de embusteros heredada de padres a hijos, la cual nadie niega (¡!)” (41).

Sarmiento se enorgullece de ser embustero, e hijo de embusteros y mentirosos. Se considera a sí mismo una deidad y la mentira es para él un arte que maneja día a día y la perfecciona. En carta a Rafael García, el 28 de Octubre de 1868 reconoce que “SI MIENTO LO HAGO COMO DON DE FAMILIA, CON LA NATURALIDAD Y SENCILLEZ DE LA VERDAD (¡!)” (42). Poco se puede agregar a esta confesión de Sarmiento, lo que sí no puede negársele es su gran capacidad de hipocresía y cinismo, dado que debe existir pocas personas que se jactan de sus propios defectos.

La historia “plastificada” comienza en Caseros; lo reconoce el propio Sarmiento “ …La batalla, para el público, puede leerse en el boletín Nº 26: Novela (¿?) muy interesante que tuvimos el honor de componer Mitre y yo… ” (43). Posteriormente continúa con la mistificación de los personajes históricos. “El “Facundo” fue fruto de la inspiración del momento …sin auxilio de documentos…con el propósito de acciones inmediatas…más adelante echaré al fuego de buena gana cuantas páginas precipitadas he dejado escapar en el combate…” (44). En el diario “Crónica del día 26 de diciembre de 1853, se felicita a sí mismo de sus calumnias reconociendo que en su “Facundo” “…los muchos errores que contiene son una de las causas de su popularidad….”.

Esa insistencia de Sarmiento en vanagloriarse de sus mentiras, errores adrede, falsedades, dan una acabada idea de agrado de paranoia y de afán de poder enfermizo que precede sus actos; tal como el mismo Sarmiento lo reconoció, pues cuando se refiere a “Recuerdos de Provincia” dice ”…éste es un cuento que se refiere a un loco y no significa nada(¿?)” (45). A aquel primer libro (Facundo) se refiere Alberdi diciendo que “…además de estar lleno de máximas inmorales y maquiavélicas, es un libro pernicioso, como calumnia y satiriza a la Argentina y su sociedad…” (46).

Demos un ejemplo más de la autoglorificación de Sarmiento y su protagonismo en la falsificación de nuestra historia: al escribirle a Avellaneda el 16 de diciembre de 1865, le dice sin empacho alguno, “…los unitarios los han suprimido (se refiere a los tratados firmados entre unitarios y federales) con aquella habilidad con que sabemos rehacer (¡!) la historia…”. Exacto. Prueba concluyente sobre la mentira como sistema, en la cual se “construye” nuestra “historia oficial” (sic).

Sarmiento, a lo largo de toda su vida, vitupera y calumnia sin ton ni son, sin desmayos. En sus juicios se nota, no solo una desinformación, sino una falta de cultura que hace ver su poca inteligencia, su corta visión, aunque, por supuesto, no su astucia. Así, por ejemplo dice que “…EEUU es el único país culto en toda la tierra. España es inculta y bárbara. En 300 años no ha producido un solo hombre que piense, un solo escritor de nota, ningún filósofo, ningún sabio. Es la nación más pobre que se conoce…” (47). Menéndez Pelayo, es uno de ésos “incultos” a los que refiere Sarmiento diciendo que “…hace alarde de la más crasa ignorancia…”.

¿Qué piensa Sarmiento de los gauchos, de los humildes, de los huérfanos? Los gauchos son “una Chusma de haraganes” dirá en el diario “El Nacional” del 3 de febrero de 1857. El 20 de setiembre de 1861 le recomendaba a Mitre “…no trate de economizar sangre de gaucho. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla (¿él no lo era?) incivil, bárbara, es lo único que tienen de seres humanos” (48). “.. el estado no tiene alma. No tiene caridad. Si los pobres se han de morir, ¡que se mueran!(¡que nobles sentimientos!) el mendigo es como la hormiga: Recoge los desperdicios, los huérfanos son los últimos seres de la Sociedad. No se les debe dar más que comer…” (49).

Para Sarmiento, los argentinos, los que pelearon contra los españoles por la independencia, contra los franceses, contra los ingleses, contra los brasileños, sólo tienen de seres humanos, su sangre. Sarmiento dice que el Estado no tiene alma: La realidad es que un Estado representa lo que son quienes lo representan, por lo tanto, un Estado será abusivo, absolutista, ¡sin alma!, si quienes lo presiden son seres abusivos, absolutistas, sin alma, por ejemplo del propio Sarmiento que fue presidente…

Sigamos los argentinos en el error, sigamos en la mentira de la historia “inventada” (palabras de Sarmiento). Sigamos creyendo en el “ideal sarmientino”, sigamos levantando templos y monumentos en su nombre, sigamos renegando de nosotros mismos y educando a nuestras generaciones en al impiedad y nada quedará de nosotros, sino tan solo seres sin conciencia, sin pasado, sin memoria, pasto de quienes quieren diluir nuestras fuerzas, y que sí saben lo que quieren y como lograrlo, debilitando el espíritu nacional, con una gigantesca y organizada y pausada acción que poco a poco nos va disolviendo en las contradicciones con la realidad que ella acarrea. Así una vez, debilitados en nuestras defensas, mansamente seremos, ya definitivamente, juguete de quienes como ya sabemos, no tienen más patria que el billete… finalmente como diría George Bernanós, quizá seremos fusilados por curas bolcheviques…

Una prueba más sobre el desprecio por su patria y sus hijos, que sentía Sarmiento, se evidencia cuando en 1871, siendo presidente de un “estado sin alma”, el pueblo padece la famosa “fiebre amarilla” que segó la vida de miles de personas. Sarmiento huyó despavorido. Pasó por Mercedes y luego a Chivilcoy. Entonces la ciudad quedó acéfala por cuatro meses. Tan grave fue la situación que se crearon dos diarios dedicados a dar noticias de la epidemia: “El Boletín de la Epidemia” y “Marcha de la Epidemia”. De aquí extrajo el académico historiador Dr. José Luis Molinari algunas referencias acerca de ese “paladín y prócer” que se llama Sarmiento: “…Aún no se ha podido descubrir en ninguna de las listas de suscripción popular los nombres del presidente Sarmiento y sus Ministros. Al que haga el descubrimiento se le dará una buena gratificación…cuando el presidente de la República, obedeciendo a un instinto de conservación excesivamente pronunciado (eso y decir que era un cobarde, es lo mismo) emigró a Mercedes… No cabe nulidad mayor que la que reúne el hombre que tan contra el sentido común y las instituciones de esta Nación, nos preside; Diógenes, con toda su calma se hubiera visto apurado para encontrar otro ser menos digno del honroso y elevado puesto que el Sr. Sarmiento ocupa…pero que un pueblo, tras la más pésima de las administraciones, deje continuar cínicamente en el poder al hombre que lo abandona en el medio de la desolación y el espanto, sin valor para afrontar el peligro, es cosa que la imaginación se resiste a creer. El pueblo ha luchado solo y tiene derecho para decirle a quien le dio las espaldas: ¡huye de aquí, cobarde y no me hagas solidario de una afrenta que es absolutamente tuya!…” (50).

Es lapidario. Aquí surge el perfil nítido de Sarmiento, y el concepto que de él se tenía. Y surge una pregunta: ¿Puede ser posible que la desintegración nacional que sufre día a día nuestra Argentina tenga como origen la falsificación de la historia? ¿y con qué fines? Sabemos que toda nación tiene hombres arquetípicos, los cuales se muestran como ejemplo de generación en generación, a fin de actuar o imitarlos, así como toda persona tiene como ideal de vida determinados próceres e intenta imitarlos y ajustar sus vidas y sus conductas a la de esos hombres elevados a ejemplos y guías.

Son necesarios los arquetipos, como normas de conducta, como normas a las cuales ajustar conductas. Si una Nación toma como guía a hombres supuestamente virtuosos pero que en realidad no lo son, las consecuencias con el correr del tiempo serán funestas: caeremos en el error, provocado premeditadamente, día a día se perderá la identidad y creyendo ser lo que nunca fuimos, se cumplirá el sueño de Mitre de “…enterrar históricamente a nuestros prohombres…” (51), lo que en verdad implica enterrar la Nación real, histórica. Así “enterraron” a San Martín el cual según Sarmiento “…castigado por la opinión, expulsado para siempre de América, olvidado por 20 años, es una digna y útil lección…” (52). He aquí, lectores, Sarmiento y su verdadero rostro, sin máscara, sus intenciones y su desprecio por el Libertador.

Sarmiento era un anarquista en todo el sentido de la palabra: Brutal, disolvente, ególatra, subvertidor del orden; y queda patentizado en el panegírico que hizo de Garibaldi al decir que “…Garibaldi es una gloria Argentina (¿?), una gloria de América (¿¿??) ” (53).

En realidad, como dice Héctor Daliadiras “…Garibaldi saqueó el litoral, arrió la bandera argentina en 1842 en la Isla Martín García e izó la bandera inglesa. Menos mal que Brown lo derrotó en la gloriosa batalla de Costa Brava…” (54). Pero no importa, para Sarmiento era “una gloria argentina”. Brown le decía a su mujer con respecto a la lucha de 1942 “…la conducta de estos hombres (se refiere a Garibaldi y sus salvajes acompañantes) ha sido más bien de piratas que de guerreros pertenecientes a un pueblo civilizado, saqueando o destruyendo cuanta criatura o cosa caía por desgracia en su poder…” (55).

Sarmiento tenía la costumbre de expresarse sobre otros personajes de nuestra historia. El “educador” decía de Urquiza que era “…un decrépito, idiota…” (56), Artigas es “…un tártaro terrorista, asesino, cruel, bandido, monstruo, ignorante, sucio y sangriento, salvaje animal de rapiña, degollador, saqueador y violador, desbaratador de toda civilización…” (57). De Güemes sentenció con desparpajo “…destruyó todo derecho para hacer valer el suyo propio…” (58). Del heroico defensor oriental contra la intromisión lusitana, don Manuel Oribe dijo que “…era un bárbaro sangriento. Nunca vi un monstruo como él…” (59). Del ilustre Carlos Guido y Spano simplemente dijo “…es un burro…” (60). De José Manuel Estrada, Emilio Lamarca, Pedro Goyena, dijo que eran “…unos charlatanes infatuados, sarnosos, pulgosos, etc…” (61). A su hora le hizo llegar su cólera a Mitre con estas “alabanzas” el 26 de junio de 1869: “…La verdad es que Mitre en su vida ha abierto un libro. Es un presuntuoso y por su pretensión de dañar, desvaría. Es un charlatán. Es de quien quiera alquilarlo. Se ha presentado 3 veces ebrio en el Senado. Es un pigmeo, un vendido…” (62), cosa que si se conoce a Mitre y sus famosas carnicerías en el Sur y su dudosa historia sobre Belgrano, no deja de ser cierto lo que dice Sarmiento, aunque como hemos visto él no ha sido diferente a Mitre.

Urquiza en 1861 escribió al General Rudecindo Alvarez confesándole que “…el círculo pérfido de Buenos Aires me traiciona. Están decididos…a someter a las demás provincias al capricho, a la ambición, y a la voluntad del mismo círculo (Sarmiento-Mitre). El Plan es manifiesto. Se proponen hacer del liberalismo el ariete para destruir, para dividir las provincias y para construir el despotismo absurdo de ese círculo a que deben sacrificarse…” (63). Finalmente el pronóstico se cumplió y la Nación comenzó a disgregarse…

Corrían los años en que los procónsules de Mitre como Ignacio Rivas, Venancio Flores, Wenceslao Paunero, Arredondo, etc., asolaban el país pasando a degüello a cientos de criollos. Eran los tiempos de Pavón…

Los cuerpos degollados eran exhibidos en postes a lo largo de los caminos como señal de advertencia. Entre los masacrados figuraban: El General Jerónimo Costa, cuyo delito fue defender la Isla Martín García contra el enemigo francés; Santa Coloma; el Coronel Martiniano Chilavert, uno de los principales defensores, junto a Brown y Mansilla, de la heroica defensa de la Vuelta de Obligado en 1845. También brutalmente asesinado fue Vicente Peñaloza de quien José Hernández describe como “…un patriarca, héroe y general del ejército Nacional a las órdenes de Urquiza y Derqui, prestigioso y valiente soldado y militar…” (64). Lanceado Peñaloza, expuesta su cabeza “civilizadamente” por 8 días, Sarmiento grita alborozado y le escribe a Mitre el 18 de Noviembre de 1863 diciéndole que “aplaude la medida, precisamente por su forma (¡!)” José Hernández escribe “…la cabeza del General Peñaloza, el hombre ennoblecido por su inagotable patriotismo, fue llevada al bárbaro Sarmiento como prueba del buen desempeño del asesino. El unitarismo tiene un crimen más que escribir en la página de sus horrendos crímenes. El partido que invoca la ilustración y el progreso, acaba con sus enemigos cosiéndolos a puñaladas. Matan por índole perversa. Maldito sea el partido envenenado con crímenes que hace de la República Argentina el teatro de sus sangrientos horrores…” (65). Alberdi exclamó “…la vida real del Chacho no tiene un solo hecho de barbarie igual al asesinato del que fue víctima…” (66).

Ante semejantes actitudes “civilizadas” que la “barbarie” no comprendía, Samiento tuvo que “huir” del país y Mitre lo envía como una especie de embajador a los EEUU en 1864. El diario inglés de Buenos Aires “Standard” escribía el 18 de julio de 1864: “…su política injusta ha hecho tal daño al país que Mitre le hace el favor a él y a San Juan removiéndolo…” (67). Ya llegado a Nueva York, Sarmiento le escribió a la hija de Vélez Sarsfield “…estoy escribiendo un libro sobre el “Chacho”. El Chacho concluyó en mis manos…” (68). Así reconoce Sarmiento lo que las generaciones posteriores se niegan a reconocer: su mistificación de la historia, porque como él lo confiesa sus “obras” no son más que “cuentos”, a lo más, “lindos”. Y también reconoce su propia intervención en la muerte del Chacho, además vanagloriándose de ello.

Luego del asesinato de Urquiza por las logias, que lo habían en su momento elevado, Sarmiento exclamó en Rosario el 18 de noviembre de 1873 “…¡no quedará vivo soldado alguno de los batallones de los gauchos correntinos!…” (69).

Trascartón de sus genocidas advertencias, Alejo Peyret, residente en Entre Ríos, escribió “…Sarmiento, partidario de la intolerancia, es un Robespierre: Civiliza a cañonazos y bayonetazos…” (70). Sarmiento establece un método seguro de exterminio en masa: Matar a todos. Arredondo, sanguinario lugarteniente de Mitre le recordaba que dicha forma de proceder era instigada por Sarmiento, diciéndole en 1874 “…asesinatos al por mayor son los que Ud. me aconsejaba en una carta cuando me decía que corte las cabezas y las deje en el camino…” (71). Aquí lo vemos a Sarmiento de cuerpo entero: “civilizando”, sí, pero a cañonazos, y por qué no a bayonetazos (¿sería por lo silencioso…?). Pero, eso sí, a lo grande, “al por mayor” cortando cabezas y “adornando” al camino con ellas.

Pero a pesar de todo, sufridos oyentes y lectores, no olvidéis que la historia nos “enseña” (¿?) las “bondades” y la obra “civilizadora” de Sarmiento. Aceptadlo como dogma so pena de excomunión, de crimen de Estado; no vaya a ser que en los colegios secundarios y primarios se sepa la verdad de los hechos (a través de documentos nunca leídos al alumnado) y nos privemos de festejar “El Día del Maestro” (¿?) en honor del Primer “educador” (¿?) argentino y “gran civilizador demócrata” (¿?). Crimen de Lesa Patria y además Ud. podría ser tildado de “ignorante”, cuando no de “Bárbaro”….

Para finalizar transcribiré uno de los tantos perfiles que el diario “La Prensa”, no precisamente un diario rosista, escribió el 14 de julio de 1876 sobre Sarmiento. Elijo éste porque condensa en pocos renglones toda la catadura moral, de quien carecía de todo escrúpulo, principios, con su ilimitada ansia de poder, por el poder mismo: “Ni Rosas firmó nunca órdenes como ésta. No se explica uno que semejante fiera ande suelto por las calles libremente…” (72).

Creo que poco más se puede agregar de este “extracto de Sarmiento” que hemos descripto. He de aclarar que quien desea conocer más sobre el tema tiene la biblioteca Pública Nacional, el Archivo Mitre, el Archivo Histórico Nacional, etc. esto no es más que un incentivo para profundizar por uno mismo más sobre el tema.

Queda de Sarmiento su imagen real, sin la máscara oficiosa y falsa, que nos revela su ordinariez y chabacanería, su pequeñez moral, su egolatría y autosuficiencia genocida; su agresivo instinto disolvente y disgregador.

Pero como corolario, a modo de epitafio oigamos, si se quiere, las palabras del Diario La Prensa del 23 de mayo de 1880: “… donde quiera que ha puesto la mano ha dejado los rastros de su caracter procaz, irascible y sanguinario. mandaba a clavar en picas a sus enemigos. el ha ordenado a sus subalternos el deguello de su prisioneros. dictaba centenares de sentencias de muerte. el recuerdo de esa sombria serie de matanzas ordenadas por el, que han hundido para siempre su nombre en un charco de humeante sangre humana, nos llena de repugnancia y horror…¡Sarmiento! ¡fiera malvada, fiera de dos pies, verdugo de sus semejantes!…” (73).

¡Qué distinto a lo que se enseña ¿no?.! Pero como dice Alberdi “…La mentira puede ocultarlo todo, puede tergiversarlo todo, menos las fechas, los actos históricos y los nombres de quienes los suscriben. He aquí la historia que Mitre no hará porque no es agradable ni da votos para la presidencia (rigurosa actualidad ¿no?) Pero la verdad (categoría permanente de la razón) aunque amarga, a veces, es lo único que aprovecha a los pueblos…” (74).

Hasta aquí hemos llegado a una apretada síntesis, acerca de Sarmiento, sus obras y sus motivaciones. Quedan muchos aspectos interesantes de su vida, a donde remito para ahondar más, pero con lo descripto queda suficientemente demostrado, vía documental, aún del propio Sarmiento, el carácter mesocrático, más aún, caquistocrático, de este hombre vulgar (en todo sentido del a palabra) elevado a genio por necesidades políticas mezquinas.

Detengámonos aquí, porque he aquí el drama, la tragedia que se nos presenta: No es lo peor el hecho de que Sarmiento haya sido un débil de carácter y cobarde (como, por ejemplo, al huir de la Capital, durante su presidencia, cuando la fiebre amarilla azotaba Buenos Aires).

No es lo peor el hecho que haya sido un vulgar pero peligroso mentiroso según su propia confesión, ni su sed de sangre y su “tierna” criminalidad genocida (como lo atestiguan, entre otros, Hernández, Alberdi, Rawson, Goyena, los distintos diarios de la época, y la propia jactancia del sanjuanino) al cual se le puede bien aplicar la conocida frase de Netchaieff en su “catecismo Revolucionario”, cuando decía “…¡contra los cuerpos, la violencia; contra las almas, la mentira…!” (75).

No es lo peor el hecho que se considere chileno, renegare de su patria y quisiese entregar toda la Patagonia, Chaco, San Juan, mesopotamia, etc. a poderes extraños (al fin y al cabo no fue ni el primero ni será el último).

No es lo peor la circunstancia de que no fundara nunca una Escuela, y que donde estuvo, fue echado prácticamente a patadas, por su ineptitud.

Lo realmente grave para la comunidad Nacional, no es solo el error, sino que se eleve al error, o mejor dicho, a quien lo comete, a la categoría de virtuoso, guía de conducta para nuestros semejantes; que se eleve a dichos personajes al altar del heroísmo nacional, que se los mezcle en un mismo plano con quienes en verdad lo fueron, que se los señale como modelos de conducta, ejemplos a seguir, arquetipos a quien imitar. Porque así se transmite de generación en generación un error que se multiplica geométricamente haciendo estragos en la inteligencia de los nacionales, perdiendo con el correr del tiempo la noción y el conocimiento de lo que fuimos, por tanto de lo que somos, al querer ser otro (que es como querer dejar de ser, diluyéndose nuestra identidad).

Así nos debilitamos interiormente y vaciamos nuestra existencia de las realidades de nuestro pasado que impiden, por no conocer quienes hemos sido, el proyectarnos hacia adelante en el tiempo, sabiendo lo que queremos y habremos de ser. Con respecto a esto el Dr. Alberto Otalagano dijo en 1974 “…La historia es a las Naciones lo que la memoria es a los hombres: El conocimiento o la noción del origen, de una identidad a través del tiempo y del espacio, que se integra con el conocedor, en cuanto a tal, conformando su ser existencial. El presente es hijo del pasado, como el futuro lo es del presente. Conocer realmente el pasado es conocer la génesis de la problemática del presente para encontrar la solución. La historia es la forja de la conciencia Nacional (o sea el conocimiento de lo que se es por lo que se ha sido y en función de lo que se deberá ser). Definición por antonomasia del “ser argentino” y especificación de su destino… El hombre en tanto historia, integra una comunidad de destino en lo universal, o sea profesa una religión común, tiene un pasado común y un presente común a todos los que habitan con él en su mismo territorio: conciencia de tener una comunidad y de haberla tenido, o sea, conciencia histórica. Conciencia de una tradición común, presente común y de un futuro común…” (76).

Y quiénes hemos sido, lo han señalado con sus vidas nuestros hombres consustanciados con lo suyo (Saavedra; Rosas, Brown, Chilavert, Manuel Moreno, Belgrano, Oribe, Genta, Irazusta, Scalabrini Ortiz, Savio, Mosconi, San Martín, Güemes, Dorrego, Lavalleja, Giachino y quienes cayeron en Las Malvinas, etc.) defendiendo lo bueno y tratando de corregir lo equivocado, aún con sus propios errores, pero siempre con la vista tendida más allá, puestos los ojos y sus vidas en el bien común de nuestra patria histórica; tratando, como decía De Maeztu, no tanto “en ir mejorando a los hombres, sino restableciendo las condiciones sociales que los induzcan a mejorarse…” (77).

Condiciones sociales, y por tanto, morales (y legales, entendiendo a la ley no como una expresión de voluntad abstracta y general o particular, sino -como dice Santo. Tomás- como una ordenación racional enderezada al bien común).

Esa comunidad de destino histórico que lleva en sí impreso nuestro carácter, queda demostrado en la descripción que hace Manuel García Morente del “Caballero cristiano” como símbolo y expresión arquetípica de la esencia de la Hispanidad “…los españoles dan preferencia a las relaciones reales sobre las formales. Las reales son las que se fundan en lo que cada persona es, siente, piensa y valora y vale. Las formales se basan en abstracciones puras (“ser humano”, “ciudadano”) simple forma, concepto despojado de realidad personal. Por eso, el español, no se inclina ante la autoridad conceptual, abstracta, por ej., no se somete a la mera idea jurídica de la soberanía basada, dado el caso, en el voto. La ley debe ir acompañada de fuerzas reales: prestigio, jerarquía natural, carácter, clase intelectual, y moral. La hostilidad profunda del caballero español a todo formalismo falso se compadece mal con la democracia parlamentaria, que atribuye mando y soberanía no a los que más vales, pueden y saben, sino a los “elegidos” por el sufragio, que poco o nada saben acerca de lo que eligen. La competencia, la capacidad, el esfuerzo y la valía personal son sustituidos por la habilidad, por una designación hija del soborno y las promesas materiales o espirituales, por un nombramiento que se “encomienda” -locura insigne- a la mas caprichosa, irresponsable, adulable, cambiante, irracional, impersonal. A tal y tan absurda consecuencia tenía que llegar una doctrina que empieza por escamotear la realidad de cada hombre para substituirla por la abstracción irreal de los “ciudadanos”, todos iguales entre sí (naturalmente hablando, no desde la óptica sobrenatural y religiosa). Más para que dos hombres sean iguales entre sí, claro está que hay que empezar por despojarlos de todo lo que cada uno de ellos ES EN REALIDAD y reducirlos así a la mera función abstracta de los conceptos…” (78). De la ideología abstracta de la igualdad natural, al marxismo no hay más que un paso.

Es imperativo que hay que desenmascarar los fines perversos de los ideólogos, desterrando y enseñando las causas que lo originan. Se debe entender que el hombre no es una abstracción, un número (un voto), una cifra, una entelequia, sujetos sin relaciones con lo social; ni tampoco la consecuencia que de ello se desprende, es decir, una máquina que produce, un “homo económicus” hacia el cual nos quieren llevar.

Sepamos que en el plano histórico, el hombre es una persona (unidad definida, diferenciada) integrante de una comunidad familiar (padre, hijo, hermanos, etc.) profesional (obrero, comerciante, médico, etc.) político (miembro de un barrio, municipio, pueblo, país) religioso y a ese título debemos respetarlo (por más que le duela a Sarmiento y sus apóstoles) y más aún, defenderlo. “…porque la persona representa una concepción de vida basada en el predominio de la realidad sobre la abstracción o ficción ideológica (no importa el signo que lleve), del ser individual sobre la definición racional, de la persona sobre la especie, y de lo privado sobre lo público…” (79).

Goethe definió “…no se puede amar lo que no se conoce…”. Y el conocimiento es un hecho de la razón, que apoyada en la moral y en la inteligencia, nos conduce a la verdad de los hechos. Así el conocimiento no depende de nuestra voluntad o sentimientos o de elucubraciones más o menos filosóficas, pero que no se apoyan en el conocimiento de la verdad (la cual, recordemos es una categoría permanente de la razón). No llevar los hechos históricos reales, a conocimiento de nuestra Nación y sus hombres, a conocimiento de nuestros jóvenes, es preparar una generación de descreídos, nihilistas, resentidos, descastados, es TRAICION RAIGAL: Crimen, el peor crimen que a una Nación se le puede cometer, todo por meros intereses coyunturales, circunstanciales, de partidos; porque, como dijo San Martín, “…tal felonía, ni el sepulcro la podrá hacer desaparecer…” (80).

 

Indice Bibliográfico

(1) GENTA, Jordano Bruno. “El Nacionalismo Argentino”. Ed. Cultura Arg. Bs. As. 1975
(2) GONZAGUE DE REYNOD, “La Europa Trágica”
(3) VEUILLOT, Luis. “Los odeurs de París” Ed. Crés. Pág. 32.-
(4 ) DALIADIRAS, Héctor : “Algo más sobre Sarmiento”, ed. Nuevo Orden, Bs.As.1965
Pág. 39-40.-
(5) GALVEZ, Manuel : “Vida de D. F. Sarmiento” Bs. As. 1957, Ed. Tor; Pág.223 .SARMIENTO, “Obras Completas”, Ed. Luz del Día. Bs. As. 1948 – 56. T. XXIV pág 34.-
(6 ) SARMIENTO Ob. Cit., T XLIV ; Pág. 142.-
(7) GALVEZ, M. Ob. Cit. Pág. 224; 293; 455; SARMIENTO, D. Ob. Cit. T. XLIV ; pág 124/ 9 y 130.-
(8) GALVEZ, M. Ob. Cit.Pág. 285; 338.-
(9) SARMIENTO, D. Ob. Cit. T. XLIV Pág. 309; 323.-
(10) GALVEZ, M. Ob. Cit. Pág. 381; 403; 406.-
(11) SARMIENTO, D. Ob. Cit. T. XX Pág. 288/ 90 ; T. XXXVII Pág. 223; 227.-
(12) SARMIENTO, D. Ob. Cit. T. XX Pág. 274; 275; 285; 286.-
(13) GALVEZ, M. Pág. 135 Ob. Cit.-
(14) ANTONIO ZUÑIGA, “La Logia de Lautaro y la Independencia”, Bs. As. 1922; Pág. 338.- REVISTA MASÓNICA AMERICANA, T. I. ;pág.9 (Se adjunta discurso Masónico de Derqui del año
1860. Su tapa).-
(15) GALVEZ,M.- Ob. Cit. Pág. 455 y 456.-
(16) SARMIENTO,D. Obras Completas T. XXXV; pag.30 a 33; Ed. Luz del Día, Bs. As. 1948-56
(17) SARMIENTO, D. Pag 283
(18) SARMIENTO, D. T. VI pag. 105.-
(19) SARMIENTO, D. T. XXXV; pag.358.-
(20) SARMIENTO, D. T. XXXV; pag 13.-
(21) SARMIENTO, D. T. XXXV; pág. 21.-
(22) SARMIENTO, D. T . XXXV, pág. 50
(23) GALVEZ, M. Ob. cit. Pag 293/4. Diario ‘La Nación’, Biblioteca Mitre.-
(24) SARMIENTO, D. T. XLI pag. 165; T. XVI, pág 376.-
(25) Diario ‘La Nación’, 12/9/1972.-
(26) PATRICIO JOSE MAGUIRRE, “Informaciones sobre la Masonería” 4ta. de. N.3,1981.
(27)GALVEZ, M.Ob.Cit. Pág. 418.-
(28)SARMIENTO, D. Ob.Cit. T.XXXV Pág. 75
(29)SARMIENTO D. “Conflicto y armonía de las razas de América” 1883/5.-
(30)RAMALLO, JORGE M. “Los grupos políticos en la Revolución de Mayo” De. Macchi, Bs.As. 1983.
(31) GALVEZ, M. Ob.Cit. pág. 285
(32)ARCHIVO DE LA NACION, documentos del Gral.Pacheco. Correspondencia del año 1841, T.IX.
(33) ARCHIVO GENERAL DE LA NACION, Archivo del Gral.T.Guido.Legajo 10.
(34)GALVEZ, M. Ob.Cit. pág. 272, 328,453
(35)GALVEZ, M. Ob.Cit. Pág. 357.
(36) GALVEZ, M. Ob. cit.
(37)GALVEZ, M. Ob.Cit. Pág. 177.
(38)CHAVEZ, Fermín “Correspondencia e/S.Martín y Rosas”. De. Theoría, 1975
(39)SARMIENTO, D.F. Ob.Com. T.V. pág. 118, 119, 130. SALDIAS, “Hist.Conf.Arg. T.VI Pág.153
(40)SARMIENTO,D.F. “Recuerdos de Provincia”. T.III. Pág. 168.
(41)SARMIENTO, D.F. “Idem”. T.III Pág. 154.
(42)GALVEZ, M.Ob.Cit.Pág. 455 y 456.
(43)SARMIENTO,D.F. “Campaña del Ejército Grande”
(44)SARMIENTO, D.F.Ob.Com. T:VII, pág. 16
(45)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T. II pág. 371, T.III pág. 25
(46)ALBERDI,J.B. “Escritos póstumos”. T.X. año 1887.
(47)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T. XXXVIII. Pág. 405 y sgtes.
(48)SARMIENTO,D.F. T.XXXVI. Pág. 349, T. XL pág. 153
(49)SARMIENTO,D.F. Ob.Cit.T.XVIII Pág. 303,305.
(50)MAGUIRE,P.J. “Informaciones sobre la masonería”. Ed.I.R.A. Bs.As. Año 1981. Nro. 3; “Boletín de la Academia Nac. de la Historia”, 1ra. sección, 1964. Pág. 382, 384, Bs.As.
(51)LOPEZ, Vicente Fidel, “Manual de la Historia Argentina”, año 1920, Bs.As.
(52)SARMIENTO, D.F.,Ob.Cit. T.XXXVIII, pág. 160.
(53)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T.XLV Pág. 337
(54)DIADIADIRAS. H. “Algo más sobre Sarmiento”. Ed.Nuevo Orden, 1965, Bs.As.
(55)CAILLET-BOIS, “Los marinos durante la Dictadura” De. Pág. 118-123.
(56)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T.XVII Pág. 104, 124.
(57)SARMIENTO,D.F. Idem. T.XVII, XV, XXXVII, XXXVIII
(58)SARMIENTO,D.F. Idem. T.VII, Pág. 93
(59)SARMIENTO,D.F. Idem. T.XXV Pág. 334.
(60)GALVEZ, M. Ob.Cit. Pág. 217, 405,406.
(61)Idem 44.
(62)SARMIENTO, D.F. Ob.Com. T.L. Pág. 178, 182.
(63)VICTORICA, Julio “Urquiza y Mitre”. Bs.As. 1960.
(64)HERNANDEZ, José. “Vida del Chaco”. Paraná, año 1863. Biblioteca Nac.Nro.31608.
(65)Idem
(66)ALBERDI,Juan B. “Pequeños y grandes hombres del Plata”. 1987.Bs.As.
(67)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. Pág. 384
(68)SARMIENTO,D.F. Ob.Com. T.XXIX Pág.48
(69)GALVEZ,M. Ob.Cit. Pág.355
(70)PEYRET,A. “Intervención en Entre Ríos”.Bs.As.1873.
(71)GALVEZ,M.Ob.Cit.Pág.371
(72)GALVEZ,M. “Ob.Cit.Pág.286
(73)LA PRENSA, “diario”: 1/8/75;14/7/76;23/3/80
(74)ALBERDI,J.B. “Escritos Económicos” 1895; “Pequeños y Grandes Hombres del Plata”.1887, Bs.As.
(75)MAEZTU, Ramiro “Defensa de la Hispanidad”Bs.As.Ed.Poblet,1952,Pág.89
(76)OTTALAGANO, Alberto “Conferencia de la U.O.C.R.A.”Ed.1974.
(77)DE MAEZTU, Ramiro de, Ob.Cit. Pág.105
(78)GARCIA MORENTE, Manuel “Conferencia en Bs.As.el ½ de Junio de 1938”, en “Idea de la Hispanidad”. Ed.Espasa Calpe, 1961.Pág.86
(79)GARCIA MORENTE, Manuel:Ob.Cit.Pág.91
(80)CHAVEZ, Fermín “Correspondencia entre San Martín y Rosas”. Ed.Tehoría.1975.

Tomado de: www.revisionistas.com.ar

 


jueves, 28 de abril de 2022

SARMIENTO Y LA PATAGONIA*

 


Por : R.P. Anibal Atilio Rotjer


HOMENAJE SOSPECHOSO

Sarmiento —el hombre del homenaje— debe ser previamente conocido por todos los argentinos para poder luego juzgar si vale la pena honrarle oficialmente en el sesquicentenario de su nacimiento.

Porque no debemos prestarnos a tributar loas inconsideradas a cuanto hombre público apareció en el escenario nacional durante la repartija que siguió a Caseros sin apreciar antes debidamente su valoración histórica en beneficio real del país.

Si no obramos así nos exponemos, con nuestra desaprensiva actitud, a pronunciar tácitamente un juicio aprobatorio de su actuación en bloque, que pudo ser, por momentos, desquiciadora para la nación.

Hay seudopróceres que sólo merecen el repudio unánime de sus conciudadanos; no ciertamente por lo bueno que hicieron y dijeron, lo cual desde luego lo aprobamos y a su tiempo lo señalaremos (pues no desconocemos los aciertos y hasta las buenas intenciones que pudieron tener), ni por sus personas, dignas de nuestro respeto y objeto primario de la caridad cristiana; sino precisamente por todo lo malo, equívoco y tendencioso que dijeron e hicieron y de lo cual no se retractaron.

Por esta sola razón, que todo lo afea y lo corrompe todo, son execrables; cabalmente por ser hombres públicos de gravitación nacional, consagrados históricamente como paradigmas de la argentinidad.

Resultan, en consecuencia, personajes funestos para la formación espiritual de las jóvenes generaciones, que siempre deberán contemplar en los próceres —dignos de tal nombre— modelos que imitar, ya sea en sus virtudes ciudadanas como también en el noble arrepentimiento de sus extravíos.

Si no mediase esta última circunstancia —que honra toda una vida—, se correrá el riesgo de desviar la conciencia nacional por caminos antipatrióticos, que conducirían irremediablemente a la negación de todos los valores que nos enorgullecen como argentinos.

Además debemos precavernos contra la insinceridad de ciertos homenajes que sólo se realizan en honor de determinados próceres con el fin premeditado de exaltar los aspectos heterodoxos de su pensamiento y de su conducta, desestimando deliberadamente lo que aportan de auténticamente constructivo para la nacionalidad.

Lamentablemente todo esto se ejecuta con exclusión de otros próceres, condenados a vivir eternamente anónimos para los argentinos en los homenajes oficiales, y que merecen, como los demás, y a veces más que algunos de ellos, nuestro recuerdo y agradecimiento por las grandes obras que hicieron y por los luminosos ejemplos de virtudes que nos legaron.

En la primera hora de nuestra historia los próceres de la patria inmolaron su vida en los campos de batalla para guardar incólume el patrimonio nacional, y los que declararon la independencia juraron defender nuestra libertad y la soberanea del territorio patrio "con sus vidas, haberes y fama".

Veamos entonces cómo obró Sarmiento siguiendo las huellas de los héroes de Mayo y de Julio; porque esta será la piedra de toque que nos permitirá reconocer en él al compatriota ilustre que merezca o no el homenaje de los argentinos.

SENSACIONAL DESCUBRIMIENTO

Cuando el gobierno argentino, por intermedio de Rosas y su ministro Arana, elevó su formal protesta al gobierno de Chile por el atropello perpetrado en las tierras australes, escribía Sarmiento en su periódico La Crónica, el 5 de agosto de 1849: "Todos mis esfuerzos de contracción se circunscribieron al asunto (sobre las ventajas para Chile de ocupar el estrecho de Magallanes y fundar allí una población), y una vez seguro de que la tentativa era posible, inicié la redacción de El Progreso (en 1842) con una serie de estudios que hoy, despues de ocho años, no son del todo estériles" (1).

Reconoce más adelante "haber inducido y aconsejado con singular tesón al gobierno de Chile a dar aquel paso"; y defiende luego "la colonia, a cuya fundación —dice— había ya contribuido yo con mis escritos" (2).

Estas referencias se relacionan con los ocho artículos que publicó en aquel periódico, desde el 11 hasta el 28 de noviembre de 1842 y que casualmente no se encuentran en ninguna de las ediciones de sus Obras Completas, pero que pueden leerse en  la transcripción del abogado secretario de la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos de Santiago de Chile, publicada por el autor de Unión Nacional (3)..

El 22 de noviembre de 1842 afirmaba: "Creemos haber dicho hasta ahora lo suficiente para hacer sensible la necesidad absoluta en que nos hallamos de tomar medidas oportunas para asegurarnos lo que podría pasar a otras manos" (4).

Y como no daba puntada sin nudo, ya había sugerido en El Progreso el 15 de noviembre: "En recompensa de nuestros esfuerzos nos prometemos ser nombrados diputados, cuando menos a alguna legislatura por la provincia de Magallanes, cuyos principios y población habremos favorecido tanto" (5). He aquí la primera cuota del precio de la traición.

Finalmente el 28 de noviembre de 1842 incitaba al gobierno de Chile a decidirse ya; pues "esta habilitación del Estrecho —decía— ha de acarrearnos inmensas ventajas y nos asegurará  un porvenir colosal. ¿Quedaban acaso dudas, después de todo lo que hemos dicho sobre la posibilidad de hacer segura la navegación del estrecho y establecer allí poblaciones chilenas? Pero, ¿qué se hará para aclararlas o desvanecerlas? ¿Permanecer en la inacción meses y meses? Nada sería dar el primer paso. Para Chile basta en el asunto de que tratamos decir: ¡Quiero!, y el Estrecho de Magallanes se convierte en un foco de comercio y de civilización. Creemos haber tocado cuando estaba a nuestro alcance para la prosperidad del país y su futuro engrandecimiento" (6)..

Hecho el sensacional descubrimiento: que casi toda la Patagonia argentina pertenecía a Chile, y habiendo iniciado Sarmiento en 1842 una tenaz campaña para que aquel país ocupara ese territorio, era lógico que el gobierno de Chile  se resolviera finalmente a proceder según sus consejos, y organizara la expedición que partió el 21 de mayo de 1841 y ocupó, en nombre de Chile, el 21 de septiembre de ese año, aquellas tierras que la Argentina siempre consideró suyas.

El historiador chileno Diego Barros Arana expresó una gran verdad cuando escribió en su texto de historia: "La ocupación de Magallanes había sido pedida muchas veces por la prensa" (7).

EL RENEGADO

En esos mismos días Sarmiento había renegado de su patria. Era natural que trabajara para hacerse méritos ante la nueva patria adoptiva.

En efecto: el 11 de enero de 1843 declaraba, en el Heraldo Argentino: "Los argentinos residentes en Chile pierden desde hoy su nacionalidad. (Determinación tomada por despecho al producirse la derrota unitaria de Arroyo Grande). Los que no se resignan a volver a la Argentina deben considerarse chilenos desde ahora. Chile puede ser en adelante nuestra patria querida. Todo será desde hoy para Chile, pues el americano se halla en todas partes en su misma patria. Debemos vivir, solamente para Chile, y en esta nueva afección deben ahogarse las antiguas afecciones nacionales" (8).

Sarmiento reclamó para sí la divisa de Pacuvio: "Ubi bene, ibi patria" (donde estoy cómodo, ésa es mi patria). Así piensan también los egoístas que profesan el individualismo liberal y masónico, y los anarquistas y marxistas del comunismo y socialismo: enemigos declarados del verdadero patriotismo.

Cuando intentó tomar carta de ciudadanía chilena se interpuso su compañero Juan Bautista Alberdi que, mientras Sarmiento renegaba de su patria, rehusó mancharse con tal ignominia; y escribió entonces estas patrióticas palabras: "Hoy más que nunca el que ha nacido en el hermoso país situado entre la cordillera de los Andes y el Rio de la Plata tiene el derecho de exclamar con orgullo: soy argentino" (9).

Cuarenta años más tarde en un banquete en Santiago de Chile, recordará Sarmiento su renuncia a la nacionalidad argentina al afirmar en el brindis del 5 de abril de 1884: "Fui chileno, señores, os consta a todos" (10). Esta misma declaración la repetirá el ministro de Chile en la Argentina en el acto de inauguración de la estatua de Sarmiento en Palermo el 25 de mayo de 1900: “Yo soy declarado por unanimidad bueno y leal chileno —dijo Sarmiento—. ¡Ay del que persista en llamarme extranjero!" (11)..

LA TRAICION

Cuando el gobierno de Buenos Aires, salió en defensa de nuestra soberanía patagónica escribió Sarmiento en su periódico La Crónica del 11 de marzo de 1849: Esta querella internacional suscitada por el gobierno argentino "por intereses frívolos y tan a deshora y en que se invierten fondos, tiempo y atención, y que es promovida sólo por gobiernos engañados por una falsa gloria, es ociosa e improductiva para el gobierno que la provoca, y acaso puede desencadenar una guerra por cosas que no merecían cambiar dos notas.. . Tales derechos (de Chile) el gobierno de Buenos Aires debe por decoro cuidar de no atropellar" (12).

Así estimaba —dice Manuel Gálvez— la pérdida para su patria de territorios de formidable valor estratégico: una de las grandes rutas del mundo (13).

Y continúa Sarmiento: "Un territorio limítrofe pertenece a aquél de dos estados a quien aproveche su ocupación sin dañar ni menoscabar los intereses del otro. . . Para Buenos Aires es una posesión inútil. ¿Qué haría el gobierno de Buenos Aires con el Estrecho de Magallanes: país remoto, frígido, inhospedable? Si Chile lo abandonara, ¿lo ocupará acaso Buenos Aires?, ¿y para qué? ¡Que pueble el Chaco y el Sur hasta el Colorado y el Negro y deje el estrecho a quien lo posee con provecho!. . . Magallanes por lo tanto pertenece a Chile por el principio de conveniencia propia sin daño a tercero''(14)

Y no sólo el estrecho sino toda la Patagonia correspondería a Chile según Sarmiento, pues agrega a renglón seguido: "Quedara por saber aun si el título de erección del virreinato de Buenos Aires expresa que las tierras al sur de Mendoza entraron en su demarcación; que, a no serlo, Chile pudiera reclamar todo el territorio que media entre Magallanes y las Provincias de Cuyo”(15)

De esta manera, mientras la Argentina protestaba contra el injusto agresor de la patria, y en el Litoral se desangraban sus hijos ante la prepotencia del imperialismo anglofrancés, Sarmiento —aprovechando la angustia nacional— alentaba al invasor para avanzar impunemente en sus posesiones; ocupando no sólo el estrecho sino toda la Tierra del Fuego y la Patagonia hasta La Pampa y el límite con Mendoza.

Al aparecer en La Crónica un nuevo artículo, el 29 de abril de 1849, sus amigos en Buenos Aires se lo criticaron acerbamente, y Bernardo de Irigoyen, desde Mendoza lo trató de "traidor a la patria" (16).

El respondió entonces: "Traten antes de re conquistar sus propias casas amenazadas por los salvajes" y luego preocúpense por conquistar lejanas tierras que son "sin provecho próximo ni futuro". Luego añadía: "En los mapas de Europa la Patagonia figura como tierra no ocupada y ponen los límites a la República Argentina el río Negro al Sur, demarcando separadamente la Patagonia como país distinto... En 1842 insistimos para que Chile colonizase aquel punto. Entonces como ahora tuvimos la convicción de que aquel  territorio era útil a Chile e inútil a la República Argentina; y no sabemos si sería obra de caridad arrebatar el terreno, para poblarlo, a un gobierno como el argentino que no es capaz de conservar poblado el que le dejó la España" (17).

Más tarde, como presidente, despotricará contra "esos chilenos guapetones" a quienes se les fue la mano en sus pretensiones. Pero ¿quién -los azuzó para avanzar en la conquista de la tierra que, según él, no pertenecía a nadie?

ABOGADO DE UN GOBIERNO EXTRANJERO

Para que no quedasen dudas sobre lo que Sarmiento llama "derechos de Chile" resumió todos los antecedentes en La Crónica del 4 de agosto de 1849 para sacar luego la siguiente conclusión: "No me ocurre en mi simplicidad de espíritu cómo se atreve el gobierno de Buenos Aires, en vista de estas demostraciones, a sostener ni mentar siquiera sus derechos al Estrecho de Magallanes; si bien sé que una vez que toma el freno no suele largarlo si no le rompen las quijadas a golpes. Pero, para Chile, para los argentinos y para mí (¡qué! ¿no era argentino?) bástenos la seguridad que ni sombra ni pretexto de controversia le queda con los documentos y razones que dejo colacionados" (18). El patriotismo de los argentinos resulta ser para Sarmiento un simple problema de tozudez equina.

El 9 de diciembre de 1849 zanjó definitivamente la cuestión diciendo en forma apodíctica en su periódico: "Los documentos son pruebas irrefragables contra las pretensiones del gobierno argentino. Sus reclamaciones están desnudas de toda sombra de fundamento"(19)

En Recuerdos de Provincia —primera edición de 1850— se gloriará de su gran hazaña patriótica manifestando que: "La ocupación de Magallanes ha salido de los trabajos de El Progreso; como la reivindicación de los títulos de posesión de Chile salió después de las investigaciones de La Crónica" (20).

La Nación Argentina, diario mitrista, le recordaba a Sarmiento el 4 de' octubre de 1868: "Usted ha sostenido en Chile contra su patria los pretendidos derechos de un país extranjero para despojarle de su territorio.. . No creo que haya ningún hombre, cualquiera sea su nacionalidad, que intente justificar al señor Sarmiento; pues, hasta hoy, todos los pueblos del mundo han condenado del modo más terrible al que atenta contra la integridad del territorio de su país en beneficio de un gobierno extranjero" (21).

Y el 6 de octubre presentaba las pruebas de su acusación y reproducía el artículo de La Crónica encabezándolo con estas palabras: "Sarmiento ha sido abogado de un gobierno extranjero contra su propio país. El ha sugerido, ha propagado y ha hecho triunfar la idea de hacer despojar a la República Argentina de su territorio. El inició, en la prensa la tarea de probar que no pertenecían a la República Argentina sino a Chile los territorios de' la Patagonia"  (22).

Sus amigos, entonces, salen por su defensa desde las columnas de El Nacional, afirmando que lo hizo para atacar a Rosas. Pero La Nación les contesta: "El aconsejar a los gobiernos extranjeros que le arrebaten sus territorios, ¿es atacar a Rosas o a la República Argentina? ¿Son acaso de Rosas las tierras magallánicas o de la República Argentina ?"  (23).

EL PRESIDENTE

Cuando en 1873, al fin de su presidencia, se renovó entre los dos países la querella diplomática sobre los derechos a tales tierras, Sarmiento dijo que era una pretensión torpe querer basarse en aquellos artículos de joven emigrado; y en tal sentido le escribe al ministro plenipotenciario argentino en Chile, Félix Frías, el 20 de mayo de ese año: "Los escritos anónimos de un diario chileno que se proponían ser útiles y cuya redacción se atribuye a un joven emigrado argentino, hoy presidente de esta república (no pueden utilizarse) para comprometerlo (en su cargo, ni se debe) suponer que al Jefe de un Estado lo liguen ideas que pertenecieron a otro país. . . Es verdad que un diario sostuvo estas ideas, pero ellas no llevan nombre da autor. Yo, López (Vicente Fidel ) y Vial redactábamos el diario. Eran anónimos los artículos y no pueden citarse como doctrina de autor aquellas que no llevan su nombre. Todo argumento sacado de allí contra mí es simplemente contra un diario chileno" (24). Luego en su ingenua cobardía, le ruega que no muestre a nadie la carta, y termina suplicándole que por favor lo defienda de sus enemigos (25).  

Sarmiento se olvidó de añadir que él siempre reconoció estos artículos cómo suyos, que los reprodujo varias veces con suma fruición sin negarles su paternidad, y que les agregó otros nuevos argumentos para demostrar mejor los derechos de Chile.

Además, al principio de su presidencia, en 1868, el comandante Luis Piedrabuena —paladín de la causa argentina en las regiones australes e incansable, como Félix Frías, en su patriótica actitud— se había presentado a Sarmiento expresándole sus intenciones de ocupar las costas magallánicas, aprovechando su amistad con los indígenas, y recuperar para la nación lo que por consejo del actual presidente argentino se había perdido en mala hora. ¿Qué le contestó Sarmiento? La respuesta se halla consignada en las Memorias del teniente coronel de la Armada Argentina dictadas a su hijo el 13 de enero da 1872: "Sarmiento me dijo que no teníamos marina, que éramos pobres, que ese territorio era un desierto, y más bien les convenía a los chilenos por ser el paso para el Pacífico. Que, si poblaba con la guardia proyectada, los guardias nacionales tendrían que vivir como perros y gatos con los chilenos; y, por último, que no había gente para darme"(26).

A pesar da tan desabrida y desalentadora respuesta el intrépido capitán llegó por sus propios medios a Punta Arenas en 1869, pero nada se pudo hacer oficialmente por no contar con la ayuda de un gobierno que, por otra parte, gastaba millones en guerras fratricidas —contra el Chacho, el Paraguay y López Jordán—. Con respecto a la Marina el mismo Sarmiento diría el 7 de junio de 1879 desde El Nacional: "Las costas del Sur no valdrán nunca la pena de crear para ellas una marina. Líbrenos Dios de ello y -guardémonos nosotros de intentarlo"(27).

EL EX PRESIDENTE

Para corroborar la persistencia en su posición ideológica afirmará en el discurso sobre Darwin pronunciado el 30 de mayo de 1881: "Nunca me mostré muy celoso de nuestras posesiones australes porque no las creía dignas de quemar un barril de pólvora en su defensa" (28).

Igual despreocupación había manifestado en El Progreso del 23 de noviembre de 1842 con respecto a las islas Malvinas: "La Inglaterra —dice— se estaciona en las Malvinas para ventilar después el derecho que para ello tenga.. . Seamos francos: esta invasión es útil a la Civilización v al progreso". Con tal antecedente de usurpación pretendía cohonestar la invasión chilena en territorio argentino.

Sobre este atropello británico reconocen los admiradores de Sarmiento que existe justo motivo de permanente indignación; pero sobre el otro calla la historia oficial, pues el instigador y principal causante fue Sarmiento.

Acertado estuvo el escritor chileno José Miguel Irarrazábal Larráin cuando apellidó a Sarmiento: "El antiguo campeón de los derechos de Chile a la región de Magallanes"; porque, a la verdad, no le faltaron razones para afirmarlo (28).

Acosado por todas partes el expresidente de los argentinos escribió en El Nacional del 19 de julio de 1878: "En el Archivo de Buenos Aires existen millares de piezas en que se declara, como cosa corriente y sabida, que el Estrecho pertenece al virreinato de Buenos Aires. . . En presencia de tales documentos —confiesa— no hay cuestión posible, pues ha desaparecido toda duda" (30).

Pero, entonces, ¿por qué jamás quiso reconocer su error y su traición? ¿Por qué no elogió el patriotismo de Rosas y de Arana, excomulgados hasta hoy del santoral patrio, que prefiere venerar a un impostor? ¿Por qué no ayudó a Piedrabuena en su intento patriótico para evitar la penetración chilena?

Su arrepentimiento es tardío porque tales tierras jamás volverán a ser nuestras; y causa grima, porque en su orgullo mezcla el embuste con la terquedad —como veremos enseguida— imitando a Simón en casa de Caifas cuando decía: "No sé ele qué me habláis. Jamás vi a tal hombre. No lo conozco". Pero, al instante cacareó La Crónica y cantó El Progreso.

En ese mismo artículo de El Nacional vuelve a las andadas, pues no quiere dar su brazo a torcer: "Chile —dice— podía establecer una colonia. España se lo reconoció en 1846... Si hubiera sido un error de mi juventud merecería el perdón por el bien que posteriormente hice al país; si error hubiera, que no lo hubo" (31). "El Estrecho es inútil, la Patagonia inhospitalaria, la distancia enorme.  ¿A qué vendría obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal?"(32).

Su arrepentimiento no es sincero. Se ve a las claras. Porque, a pesar de que, por momentos, parece rectificarse, inmediatamente recae en sus prístinos errores y traiciones juveniles de 1842 y 1849, cuando afirmaba que casi toda la Patagonia pertenecía a Chile, o por lo menos hasta el río Santa Cruz.

Félix Frías tuvo que enrostrárselo en el recinto mismo del Senado Nacional en estos términos: "Sarmiento, al fin de sus años, vuelve a sus primeros amores chilenos, cuando tuvo la liviandad de sostener con suma ligereza en la prensa de Santiago que el Estrecho de Magallanes no era argentino"  (33).

Lo mismo le echará en cara el diputado Pedro Goyena en 1883: "Sarmiento, asalariado por Chile, sostuvo que las tierras australes de la República Argentina pertenecían al que arrojaba la moneda a su rostro de escritor venal" (34).

Sarmiento, entonces, contestará en El Nacional del 6 de octubre de 1879, con un ataque injurioso al gran patriota y ferviente católico Félix Frias, que defendía a todo trance nuestros derechos sobre la Patagonia: "Los más imbuidos en los dogmas del cristianismo —dice— son los más tercos y los más rencorosos... (Frías) se mantiene en su rencoroso patriotismo por un despunte de tierras estériles".

SENTENCIADO A MUERTE

Cuando Sarmiento fue, en 1845, a visitar a San Martín, creyó que el libertador lo apoyaría en sus apreciaciones sobre la política de Rosas; pero, quien fue por lana salió trasquilado.

 ¿Qué le respondió San Martín? "Sobre todo tiene para mí en su favor el general Rosas —le dijo— que ha sabido defender con energía y en toda ocasión el pabellón nacional. Por esto, después del combate de Obligado, tentado estuve de mandarle la espada con que contribuí  a fundar la independencia americana por aquel acto de entereza en que, con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra anglofrancesa que los argentinos saben siempre defender su independencia" (35).

En carta del 10 de mayo de 1848 escribía San Martín a Rosas en confirmación de estas palabras: "Su obra en defensa de' la patria es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España". Y el 2 de noviembre de 1848 añadía: "Mi respetado general y amigo: Sus triunfos son un gran consuelo a mi achacada vejez. . . Jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse da ninguna concesión humillante, presidiendo usted a sus destinos.. . Por tales acontecimientos reciba usted v nuestra patria mis más sinceros enhorabuenas" (36).

Mientras el héroe de los Andes proclamaba como ideal de toda su vida la independencia nacional a toda costa, Sarmiento y sus parciales disentían con el fundador de la patria. Prefería como ellos, unirse al extranjero, desmembrar la nación y depender de Inglaterra, Estados Unidos y de Francia con tal de gozar, a lo francés o a lo yanqui, de comodidad, de riqueza, de bienestar material y de discutible civilización.

Para tal ralea de seudopróceres Moreno, en el famoso decreto de la Primera Junta del 6 de diciembre de 1810, había dictado ya la sentencia da muerte: "Ningún habitante, ni ebrio ni dormido, debe tener impresiones contra la libertad de su país. Quien ataca los derechos de la Patria debe perecer en un cadalso" (37).

Años después el Gran Capitán, don José de San Martín, confirmaba la sentencia cuando escribió el 10 de julio de 1889: "Lo que no puedo concebir es que haya americanos que' por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria.. . Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer" (38).

 

 

Notas

1.- Sarmiento. Obras Completas, Tomo XXXV, pp. 30 a 33, Editorial Luz del Día, Buenos Aires, 1948-1956; Ricardo Font Escurra, Unión Nacional, Apéndice de la 3 edición, Buenos Aires, 1941; en Manuel Gálvez, Vida de Sarmiento, Editorial Tor, 3» edición, Buenos Aires, 1957, p. 85.

2.- Op. cit., ibídem.

3.- Font Ezcurra, loc. cit.: Transcripción autenticada de Ernesto Galliano, abogado secretario de la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago de Chile, 21 de agosto de 1937.

4.- Transcripción en Apéndice de Unión Nacional, p. 313.

5.- Ibídem, p. 283.

6.- Ibídem, p. 54 de Unión Nacional; en Gálvez, op. cit., p. 85.

7.- Diego Barros Araña, Un Decenio en la Historia de Chile, Tomo I, p. 365.

8.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo VI, p. 105; Font Escurra, op. cit.; en Gálvez, op. cit., p. 89.

9.- Font Ezcurra, op. cit., p. 71.

10.-  En Gálvez, op. cit., p. 427.

11.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 358.

12.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 12.

13.- Gálvez, op. cit., p. 140.

14.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 13

15.- Sarmiento, ibídem, p. 21; Font Ezcurra, op cit., pag 65; en Galvez, p. 141.

16.- Sarmiento, ibídem, p. 24.

17.- Font Ezcurra, op. cit., p. 62; en Gálvez, p. 142.

18.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 40; Font Ezeurra, op. cit., p. 62; en Gálvez, op. cit., p. 345.

19.-  Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 50; en Gálvez, op. cit., p. 148.

20.-  Sarmiento, Obras Completas, Tomo .III: Recuerdos de Provincia.

21.- La Nación Argentina, Biblioteca Mitre; en Gálvez, op. c-it., pp. 293 y 294.

22.-  La Nación Argentina, ibídem.

23.-  La Nación Argentina, ibídem.

24.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 163.

25.- Sarmiento, op. cit., ib. 26

 26.- Armando Braun Menéndez, Pequeña Historia Patagónica,, Editorial Emecé, 3» edición, Buenos Aires, 1959, p. 227: Memorándum del comandante Luis Piedrabuena.

27.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XLI, p. 165.

28.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXX.11, p. 106.

29.- José Miguel Irarrazábal Larráin, La Patagonia, capítulo: Sarmiento y sus variaciones.

30.- Sarmiento, Obras Completas, Tomo XXXV, p. 75.

31.- Sarmiento, ibídem, p. 63.

32.- Sarmiento, ibídem, p. 76.

33.- En Gálvez, op. cit., p. 393.

34.- En Gálvez, op. cit., p. 418.

35.- Pastor S. Obligado, La Nación del 9 de julio de 1894; en Gálvez, p. 121.

36.- Font Ezcurra, op. cit., p. 31.

37.- Gazeta de Buenos Aires, 8 de diciembre de 1810, artículo 11 del decreto.

38.-  Font Ezcurra, op. cit., p. 30.


 * Tomado del libro Algo mas sobre Sarmiento; obra que el R.P. Anibal Rotjer escribió bajo el pseudonimo de Hector Daliadiras

sábado, 29 de septiembre de 2018

EL CAPRICHO SARMIENTINO (A propósito del revisionismo Paka-Paka)

Para Sarmiento el Papa puede no ser infalible, pero ni el Papa puede negar la infalibilidad de Sarmiento.”  (J. B. Alberdi)

1. “Me Aburro”
Nada agradable o gustoso resulta escribir o tratar el tema de Sarmiento. Especialmente si se lo hace desde donde se encuentran sus más fervientes defensores y admiradores, como lo es la provincia de San Juan. Podríamos repetir aquello del diario La Prensa: “Cada vez que nos ocupamos del señor Sarmiento, lo hacemos con un profundo y penoso estremecimiento del alma”[1]. O bien, podríamos traer a colación aquello del historiador sanjuanino Horacio Videla: “Escribir sobre Sarmiento, aunque sea para defenderlo, hace experimentar una incomodidad inexpresable.”[2] Pese a todo lo hacemos.
Lo hacemos luego de la enorme repercusión que tuvo la polémica entre Sarmiento, o los defensores de éste, y el canal televisivo oficial Paka-Paka, durante los días pasados. Parece no haber medio periodístico televisivo, gráfico o digital que no se haya hecho eco de la ridícula polémica. Ridícula, puesto que surgió a partir de que el programa infantil “Las asombrosas aventuras de Zamba”, que emite el mencionado canal, destrató la figura del Maestro de América.
Por lo tanto, dada la cantidad de opiniones que mereció la señal en cuestión, acompañada de la lista acostumbrada de lugares comunes pro y contra de Sarmiento, sumado a la confusión reinante, creemos oportuno esbozar una nueva crítica.
El capítulo “Excursión a la casa de Sarmiento” (20 minutos) y la sección “¡Quiero mi monumento!” (2 minutos) no agradó nada y enardeció a los sarmientinos. La polémica comenzó en las redes sociales hasta alcanzar los medios provinciales y nacionales. En tal programa aparecen el niño “Zamba”, Domingo Faustino, Rosas y Facundo Quiroga. En él no se hace otra cosa sino repetir de un modo infantil y “seductor” –como dicen-algunos hechos e ideas de la Historia en una mezcla insalubre de los acostumbrados errores mendaces. Se hace presente la consabida reducción de Federales y Unitarios cuya única diferencia era la autonomía o no de las provincias y la idea de que Rosas –como Sarmiento- no quería a los indios, además de tener mal carácter. Pero eso no molestó, por supuesto. Lo que disgustó fue que se diga que Sarmiento tuvo mal carácter, faltó a la escuela de niño, no quiso a los indios ni gauchos, quería una escuela sin gauchos ni caudillos, apoyó a Urquiza para destruir a Rosas, que quería un país a la francesa, y hasta una cancioncilla cuyo estribillo repetía: “las ideas no se matan, mas los federales sí”. Aunque la frutilla del postre fue la victoria de Facundo Quiroga frente a Sarmiento en un juego de preguntas y respuestas cuyo premio era el propio monumento.

2. De tal palo… tal Sarmiento
Las respuestas ante el nuevo ultraje no se hicieron esperar y no fueron menores a las que mereció el caso del Ministro Uruguayo Huidobro, en el pasado mes de abril.[3] La repercusión llegó inclusive a un “abrazo simbólico” a la Casa Natal del Prócer, organizada por la Agrupación MAPU (Movimiento Acción Participación Unida).[4]
Los dichos y opiniones fueron variados y desde distintos lugares ideológicos. Veamos detalladamente los más significativos:
La directora del museo Casa Natal de Sarmiento, Mónica Arturo, aseguró que presentará una queja formal ante el Ministerio de Cultura de la Nación, o lo que es lo mismo, a Teresa Parodi. Expresó que “es una mirada muy liviana de Sarmiento. Uno puede enseñar historia a los chicos, pero no así, burlándose. Acá llevamos adelante programas y enseñando valores sobre cómo era Sarmiento y después muchas gente ve este tipo de programas y es muy difícil (…)No saben quién fue Sarmiento porque no lo estudiaron y no lo leyeron (…). Lo ponen como un hombre histérico y me parece de mal gusto”[5]. Al mismo tiempo la subdirectora del museo, Nilda Ferreyra, se manifestaba desde la televisión: “Algunos intolerantes no saben ver que la obra es mucho más importante que lo que se dice. [Sarmiento] a veces decía cosas inconvenientes. En eso no cabe ninguna duda. Lo que lo sostiene a Sarmiento es su obra (…) Muchas veces son cartas personales ¿qué sucedería si leyeran nuestros mails, por ejemplo? (…) Uno le dice a los hijos «si no hacés tal cosa te voy a matar», pero jamás lo mata ¿verdad? No es literal y en muchos casos sucede eso con Sarmiento”[6].
Digamos al menos dos cosas respecto de los dichos de Ferreyra, teniendo en cuenta que sus palabras son una respuesta a las frases polémicas que se le reprochan a Sarmiento.
En primer lugar –más allá de su singular lógica pedagógica– debemos decir que aunque sus justificaciones sean el débil argumento de que “muchas veces son cartas personales”, o aquello de “¿qué pasaría si leyeran nuestros mails?”, no se da cuenta que una de las frases leídas por la periodista y quizás la más significativa, no es una carta personal, sino un discurso del 13 de septiembre de 1859 en el Senado[7]. Podríamos traer aquí como bocadillo nada menos que las páginas del “Proyecto de Reorganización de la República” en que propone para combatir a los federales “un sistema de matar”, que se aplicará “con cinismo”. Propone un gobierno absoluto, despótico, tiránico y sanguinario. Los procedimientos “son el de dar varillazos a los ciudadanos y aun a las familias que no cumplan”, castigos severos y el ahorcamiento a los enemigos[8].
En segundo lugar, si de epístolas se trata, -y teniendo en cuenta la confesión de Ferreyra de peronista militante y su jactancia de pertenecer al Partido Justicialista- acotemos la opinión de otro confeso peronista, la de José María Rosa. En efecto, Pepe Rosa, en el mismo libro en que explica que es peronista porque “el peronismo fue y es la corriente nacional”[9], allí también señala: “Los criollos habían sido exterminados, amedrentados o rebajados hasta el aniquilamiento por los vencedores de Caseros, y, sobre todo, por los de Pavón. El consejo de Sarmiento a Mitre al día siguiente de Pavón de no ahorrar sangre de gauchos por ser «un abono útil que debemos a la tierra»,no había sido una frase aislada y poco feliz del tremendo sanjuanino. Las matanzas cometidas por Flores, Iseas, Irrazával, Sandes, Arredondo y tantos otros coroneles de Mitre desangraron el interior; el exterminio a carabina de los últimos montoneros (el Chacho, Felipe Varela o López Jordán: impotentes caudillos de una Argentina que irremediablemente se iba)”[10].
Tiene razón Ferreyra, entonces, cuando dice que “la obra supera los dichos”. Más aún los confirma y los supera en grado.
El periódico “El Nuevo Diario”[11], de clara extracción liberal, anticlerical, panegirista de Sarmiento y simpático de la masonería[12], sumó más voces a la polémica. De este modo, Rosa Garbarino, quien es decana de la Facultad de Filosofía Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), manifestó que “es peligroso que se lo presente así a Sarmiento, porque esto llega a los más pequeños y si detrás de este niño que llega a la escuela con este mensaje de televisión pública, no tiene un docente que lo pueda educar en esto que no es así…”, o sea, que le lave el cerebro al igual que la televisión. Agregó además –no sin razón- que “corremos un peligro serio, porque estamos quedándonos vacíos de historia. Estamos armando un relato que no condice con nuestras raíces y que indudablemente puede llevar a un adoctrinamiento”. Curiosa afirmación ésta si se tiene en cuenta que a quien defiende es precisamente al pionero del vaciamiento de la Historia, al principal fabricador de un relato de adoctrinamiento que conspiró contra la Verdad y al dueño de un pensamiento y de una obra que está en las antípodas de nuestras raíces.
Otro profesor e investigador dio su opinión. Se trata de Juan Mariel Erostarbe, quien defiende el concepto de progreso sarmientino y que “este podía venir de cualquier parte del mundo, no específicamente de Estados Unidos o Europa”. Además, el especialista en cartas de Sarmiento, pondera las 52 obras de Sarmiento y comenta que “mal se puede hacer un dibujo, hablar bien o mal de Sarmiento, si no se lo ha leído”[13]. Al margen de que 52 no son sus obras, sino los volúmenes que comprende sus obras completas[14], nos preguntamos qué respondería a aquella sentencia de Ricardo Rojas: “Los 52 volúmenes de sus Obras Completas no son más que la pintoresca autobiografía de un paranoico”.
Pero el escaparate de sarmientinos no se agota, y los hay de variados colores y formas. Un arquitecto, Héctor Muñoz Daract, dijo sobre el tema: “Me da rabia, indignación, y me da un compromiso de defender a Sarmiento, porque, entiendo, fue lo más grande que produjo la Argentina”. Agregando más adelante que el prócer “realmente tuvo la vocación de la patria calificada y no sectariamente calificada, pluralmente calificada” (sic). Pero el argumento que probaría más acabadamente la decencia del sanjuanino es otro: “A Sarmiento siempre se lo cuestionó por sus ideas y posiciones políticas, jamás por enriquecimiento ilícito como ocurre hoy”[15]. Pero ¿acaso son menos graves que el enriquecimiento ilícito, las ideas sarmientinas devenidas en la matanza de lo que él entendió como barbarie? ¿Es menos grave que eso el plan sistemático de falsificación histórica? ¿Reviste menor gravedad que la falta al séptimo mandamiento, la unión mancomunada de la transgresión del primero, segundo, quinto y octavo, por nombrar algunos?
En la misma línea, el exdiputado José Poda, quien fue uno de los iniciadores de la polémica, expresó que “si alguien desde la adhesión a Ghandi, Luther King o el mismo Jesús, criticara a Sarmiento por decir aquello de «no ahorrar sangre de gaucha» estaría muy bien. Pero lo raro es que el Kirchnerismo y la misma Cristina, manifiestan encono contra Sarmiento y a la vez admiran al conservador asesino Juan Manuel de Rosas. Eso sí que no es fácil de digerir…” Para Poda, “es algo público y notorio que el gobierno aborrece a Sarmiento” y pone como ejemplo probatorio el hecho de que se “desfinanció la comisión del senado encargada de publicar sus obras completas y revisadas, lo ninguneó para cuando fue el bicentenario y otras lindezas por el estilo”[16].
He aquí la confusión y la contradicción. Porque –sacando la burrada impía que significa comparar a Cristo con Ghandi o Luther King- todos los defensores, y los no tanto, coinciden en que el gobierno K aborrece a Sarmiento. Incluso se ha dicho que Cristina Kirchner admira a Don Juan Manuel de Rosas, lo cual sí que no es digerible de ningún modo.
Es cierto que la misma Presidente, el día 12 de septiembre de 2012, reconoció y dijo en los pasillos de la Casa Rosada a un grupo de alumnos cordobeses, para explicar lo que es la masonería, que “Sarmiento era un masón hijo de puta”. Pero también cierto que en un acto del día 5 de abril de 2010, dijo que se sentía “la Sarmiento del Bicentenario”.También es veraz su homenaje del día 11 de septiembre de 2011 hacia el sanjuanino llamándolo “Maestro de América”. Sigue siendo cierto lo ocurrido hace dos años en una de las acostumbradas alocuciones por Cadena Nacional cuando Ella, elogió la figura de Domingo Faustino al destacar los capítulos 17 y 18 del libro de Diego Valenzuela y Mercedes Sanguinetti “Sarmiento Periodista”, agregándole el mote de “militante”. Sumado a ello que el país está “viviendo con mucha amplitud y libertad de culto, de enseñanza y de expresión”.
Nos cuestionamos nosotros cómo explicaría el Señor José Poda que Cristina Fernández haya creado el Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, cuyas autoridades son nada menos que Pacho O’Donell (mitrista confeso) como presidente, y como vicepresidente primero Araceli Bellota, sarmientina si las hay, miembro del Instituto Sarmiento de Historia y Sociología y de la Asociación Sarmientina, quien ha publicado obras de expresa admiración por sarmiento y sus amoríos destacando su condición de amante tierno y seductor. ¿Cómo se explica?
Se trata de una contradicción absurda. De la misma índole de las que protagonizaba Sarmiento. Comentando esto del Instituto Dorrego se pregunta el Profesor Antonio Caponnetto: “¿Habrá que tomar en serio a un revisionismo que dice declararse antiliberal por decreto, pero sus máximas autoridades llama «personaje maravilloso» a Mitre y proponen a Sarmiento como paradigma, incluso como paradigma de amante seductor y tierno?”[17]
Incluso en el escenario de la polémica por Paka-Paka el investigador de la UNSJ, Daniel Gil, defendiendo a Sarmiento se pronunció diciendo que “si hablamos estcrictamente de movimiento revisionista dentro de la historiografía, es un movimiento que surge en 1930” y “utilizar eso como «chicana» o para sesgar determinada mirada no me parece correcto”. A lo cual agregó que “hay una sobreactuación cada vez que se toca el tema Sarmiento, aquí en San Juan, especialmente a través de los medios”[18].
No resulta sorprendente, entonces, que se haya identificado al canal oficial y su visión histórica con una concepción revisionista[19] [19]. O mejor dicho, con la peor caricatura del mismo. Movimiento, el revisionista, que estuvo en las antípodas de estos neo y pseudorevisionistas.
La polémica no podía escapar a la figura de Luis Alberto Romero, investigador principal del CONICET y de la UBA. Para este profesional de la historia la orientación general de estos dibujos está enlazada con la tradición de hacer una contraposición entre lo bueno y lo malo (Facundo Quiroga, bueno; Sarmiento, malo). Esto a Romero le molesta. Por eso dice: “No me extraña la forma en que lo muestran en Paka Paka. Lo curioso es la posición del gobierno provincial de San Juan, donde Sarmiento es la figura central, más allá de cualquier ideología. Si uno mira el capítulo es impresionante, los de Paka Paka se pasaron”. Y más adelante agrega: “Sarmiento está hace mucho tiempo en el centro de combate por sus ideas. Pero nunca se dudó por ejemplo de lo que hizo por la educación”[20]. En otro medio expresó que “para la Iglesia Católica Sarmiento fue la bestia negra por su sistema educativo laico. Y para el pensamiento nacionalista, Sarmiento fue una bestia negra ligada a la argentina liberal de los enemigos de la patria”. “Yo pienso que aquí hay una clara visión revisionista (sic) de la historia que busca dañar a algunas figuras como Sarmiento y Roca”[21].
Mientras tanto, desde San Juan, el Ministro de Turismo y Cultura, Dante Elizondo, el mismo que antes había recibido y apoyado a la productora Estudio X para filmar un documental sobre Sarmiento que se emitió por el Canal Encuentro[22], después elevaba su queja al propietario del mismo canal (Tristán Bauer). Recordemos que la productora Estudio X ha trabajado en distintos proyectos ligados a dicha señal y ha desarrollado contenidos para Paka-Paka. Pero claro, los “eruditos en el tema” y los involucrados en el documental eran nada menos que los ya mencionados Mónica Arturo y Juan Mariel Erostarbe. Pero Elizondo, aquel que alentó en el pasado Octubre el espectáculo del conjunto musical “La asombrosa banda de Zamba” [23], pidió un encuentro con Tristán Bauer “porque de la Televisión Pública dependen los contenidos de canales como Paka Paka”[24].
Todos defendiendo al Maestro de América. Pero ¿quién defiende a Paka-Paka y al niño Zamba? Lo hizo nada menos que el ministro de Educación Alberto Sileoni quien, no contento con la cantidad de conceptos absurdos y contradictorios –pero eruditos- en contra del prócer, suma más de los mismos pero en sentido contrario. Tal es así que según él la señal “es un aporte a la diversidad de ideas y propuestas de comunicación masiva”. “El programa pone en valor la historia y sus protagonistas, con sus matices y claroscuros” y “Zamba busca acercarse a la historia con ojos de niño, con contradicciones (sic), sin solemnidad, y sin subestimar a los espectadores, no se pretende como una versión acabada y cerrada de la historia”. Y por si esto fuera poco no dudó en decir que “tanto el canal educativo Paka Paka como su personaje animado Zamba son propuestas culturales que construyen identidad nacional”[25]¿Acaso hay algo más absurdo que esto?
Sin embargo, a la hora de conciliar y congeniar, Sileoni no se contuvo y resaltó que “a 130 años de la sanción de la ley 1420 de Educación Común, consideramos como educadores que se debe reconocer el aporte de aquellos argentinos, como Sarmiento y otros, a la construcción de aquellos argentinos, como Sarmiento y Otros a la construcción de la educación pública en nuestro país”. Y para sumar confusión: “Valoramos aquella pedagogía que comenzó con Belgrano y continuó con una tradición federalista expresada por caudillos como Ramírez y Heredia”[26].

3. El otro liberalismo
Llegados a este punto traigamos al ruedo una nueva mirada respecto de la polémica. La del historiador de la UNSJ, Eduardo Carelli. Una mirada más centrada y no “al arrebato” como las anteriores. El profesor, que no está de acuerdo con la concepción de Sileoni sobre el nacimiento de la pedagogía con Belgrano y Ramírez, trae una verdad a cuento: “Es fácil pegarle a Sarmiento si vamos a descontextualizar a Sarmiento y si vamos a hacer una mirada sesgada desde nuestro presente, con un pasado histórico que estamos lejos de comprender o interpretar”.
Es totalmente cierto que muchas veces a Sarmiento desde distintos ámbitos se lo descontextualiza cuando se lo ataca (también cuando se lo defiende), sobre todo si es “una mirada sesgada de nuestro presente”.Nuevamente podríamos traer a la memoria aquello de Hilaire Belloc en su Europa y la Fe: “no es historiador el hombre que no sabe responder desde el pasado”. Por eso resulta distinta, ya no una mirada parcial sino omniabarcadora y teniendo en cuenta la trascendencia buena o mala que pudo haber tenido un personaje particular para la Historia. Por eso dice Carelli: “…si nos paramos en la figura de Sarmiento, en el personaje clave y esencial que fue Sarmiento en la segunda mitad del Siglo XIX, en ese caso estamos escapando en esto de pegarle a Sarmiento por cualquier motivo”.
Luego sigue el profesor: “…Hay una corriente de querer, de alguna forma, condenar la figura de Sarmiento, de criticar la figura de Sarmiento. Lo que ha acontecido ahora con este dibujo animado que ha publicado la televisión oficial no es una cosa aislada, sino que forma parte de toda una visión ideológica que tiene este gobierno en este momento con respecto a la figura de Sarmiento, a quien lo interpreta o lo ve como un ícono del pensamiento liberal. Pero claro, ese pensamiento liberal de Sarmiento es el pensamiento liberal de fines del Siglo XIX, no del pensamiento liberal de la década menemista, por ejemplo”[27]. En otro medio también afirmó: “pretenden mostrar una determinada imagen de Sarmiento que llegue a los niños para hacer torcer la Historia” “Se pretende dar una visión ideológica y sesgada de la historia, además de mostrar a un Sarmiento como padre del liberalismo actual argentino, algo que no es así”[28].
El mencionado historiador ya se había pronunciado ante lo ocurrido con el Ministro uruguayo Huidobro, quien es de clara extracción marxista por cierto. Decía: “No deben sacarse las cosas de contexto (…) En el marco de la lucha ideológica de esa época se dijeron frases que pueden resultar fuera de lugar, pero Sarmiento no puede ser valorado por una frase sino por todo un accionar en su vida”. Además agregó que las palabras del ministro estaban “dirigidas a la lucha ideológica y se usan en un debate ideológico actual”, cosa que “parece desafortunada”[29].
Es un hecho que la posición o visión que tiene el gobierno –pese a las contrariedades que ya hemos acotado- es de índole marxista (aunque al modo K). De ahí aquello de verlo como un “ícono del pensamiento liberal” y, por eso, una figura negativa. También es cierto que esa mirada está cargada de contenido ideológico. Pero si bien la crítica puede ser errónea en sus principios y seguramente en su mirada torcida de la historia, sin embargo, eso no quita que el liberalismo sarmientino, o el liberalismo de fines del S. XIX, haya perdido su malicia. He aquí la acotación que queremos hacer.
Si tuviésemos que aclarar previamente una cuestión semántica, hay que decir que el término “liberalismo” designa un objeto particular: el liberalismo en todas sus formas y variantes. Sin embargo, el vocablo podría cambiar de significación por diversas causas y designar otra cosa distinta esencialmente y de este modo volver equívoco el término. Pero, el liberalismo, en esencia, no ha cambiado (ni el de Sarmiento, ni el de la década menemista). Por eso enseña Alberto Caturelli que “si el liberalismo se mantiene «el mismo» (lo esencial) aunque no sea en el tiempo «lo mismo» (por modo de accidente), quien acepta, se adhiere o re-crea el liberalismo (sea el liberalismo absoluto, el moderado o el moderadísimo) aceptará siempre el mismo, aunque fuera como un mero«liberalismo práctico», y forzosamente caerá en las condenaciones de la Iglesia.”[30]
Estamos hablando entonces de un sentido único del término liberalismo que, a pesar de sus distintas manifestaciones históricas, no ha cambiado en su esencia. El mismo Caturelli aclara esto en el primer párrafo de la obra citada advirtiendo que si bien el término arrastra una confusión y equivocidad semántica, ésta no ha logrado “borrar del todo un sentido único, más o menos oculto, que es el común denominador de todos los liberalismos”. Y agrega que“además, de los sentidos (teológico, filosófico, político-social y económico) que implica el término «liberalismo», existe también una «mentalidad» liberal (…), más poderosa que las claras convicciones racionales”[31].
En consecuencia, además de lo que enseñaba Juan Pablo II cuando decía que “la enseñanza de la Iglesia se mantiene sin cambio a través de los siglos, en el contexto de las diversas experiencias de la historia”[32], además de ello, como bien enseña Ernesto Palacio, “si las interpretaciones varían con las épocas y los autores, ello no implica generalmente un proceso de destrucción paulatina y fatal de las viejas verdades, sino la exhibición de aspectos inéditos o mal apreciados y, en definitiva, un aumento de la experiencia común”[33].
El tema se vuelve más complejo cuando comprendemos que tanto el marxismo como el socialismo no son enemigos del liberalismo, sino sus hijos naturales. Así lo ha enseñado Pío XI en la Divinis Redemptoris. Por eso dice Caturelli que un liberal antimarxista “es como un padre en lucha con su hijo, pues él lo trajo al mundo”[34]. Su unidad radical no se apoya en la libre navegación de los ríos, ni en las privatizaciones, sino en que sean profundamente hostiles hacia la Iglesia, y que "aunque peleen muchas veces entre sí, llegado el caso, pueden llegar a compromisos cómplices, pues coinciden al menos en lo fundamental. Todos están en la misma opción radical: «no queremos que Él reine sobre nosotros» (LC 19, 14)”[35].
De este modo se comprende que la condena a Sarmiento desde el oficialismo K efectivamente es errónea, no por ser el liberalismo sarmientino distinto del menemista, sino porque los acusadores poseen el mismo veneno en esencia. La condena tal es desacertada porque las razones de la misma son totalmente ajenas a las del Syllabus del Papa Pío IX, a las de Su Santidad León XIII en la Libertas, o, si se prefiere, al Magisterio de la Iglesia.
Sarmiento, entonces, fue efectivamente un liberal[36]. Y su liberalismo de siglo XIX merece la misma condena que merece el liberalismo adoptado por los liberales de nuestros días. Fue un liberal en su concepción política y económica. Fue un liberal en lo religioso. Y fue un liberal antes y después de su ingreso en la masonería. Como dice Federico Ibarguren hablando de Sarmiento:“cuando decimos liberalismos decimos masonería”[37]. Y fue liberal en Educación, al combatir la enseñanza católica y al promover y colaborar con la educación laicista, cuyo fruto fue la Ley de Educación 1420.
El Padre Castellani al estudiar el Liberalismo dice que éste es una herejía, y trae a modo ilustrativo unas páginas suyas escritas aquí en San Juan el 27 de julio de 1960. Allí el Padre se refiere concretamente a la figura de Sarmiento y toca el tema de la idolatría que por el prócer sienten la mayoría de los sanjuaninos. Para Castellani esto último resulta ser una religión invertida. Además es muy claro al decir que un católico no puede confesarse como tal y al mismo tiempo ponderar la figura de Sarmiento:
“¡Ojalá estén en el cielo actualmente Sarmiento, Urquiza y Mitre!; pero en vida han sido puercos. […] En San Juan si usted dice un discurso e 25 de mayo y no nombra a Sarmiento, le pasa lo mismo que si en la Edad Media usted hubiera dicho que no había Dios. Eso es religión, no me vengan con macanas: es religión al revés, o sea, una especie de religión satánica. «Hoy los Católicos han rendido homenaje a Sarmiento» dice el diario Tribuna del 22 de junio de 1960. Traducción: «Hoy los discípulos de Cristo han rendido homenaje a un hombre inmoral», o sea: «hoy los católicos han idolatrado».
[…] Mejor es no creer en nada, ni en Cristo ni en Sarmiento, que creer a la vez en Cristo y en Sarmiento. Lo primero da un ateo; lo segundo, un católico mistongo.”[38]

4. Pedagogías adversas
Las consecuencias de la educación planteada por Sarmiento las sufrimos hasta nuestros días. Consecuencias cuya raíz es el liberalismo concretado en el laicismo escolar. Sobre este último y en particular sobre la Ley 1420: “Es ésta la enormidad que ha sugerido el diablo para reconquistar la tierra cristiana, y como empresa digna del diablo no podía ser más injusta. Nuestra ley 1420 de educación común adolece, entre otras, de esta lacra. Viola los derechos de Dios, que debe reinar como maestro de la inteligencia y en el corazón del niño; los derechos de Cristo, que ha comprado con su sangre su alma; los derechos de la Iglesia, que le ha hecho su hijo en el sacramento de la regeneración y le alimenta con su vida en el sacramento de la consumación; los derechos de los padres, que tienen que velar por su educación total; y por fin, los derechos del niño, que si de algo necesita con urgencia es precisamente de Dios”[39].
Este padecimiento de las pedagogías liberales que no proponen héroes y santos como modelos a seguir, ya la advirtió Jordán Bruno Genta en unas páginas magníficas sobre este tema. Allí dice sin vacilar:
“Nosotros, los argentinos, venimos padeciendo desde generaciones una pedagogía antimetafísica y antinacional; una pedagogía liberal, positivista y utilitaria, que ha llegado a hacernos desear un alma extranjera, que nos ha ahondado un sentimiento de inferioridad, hasta el punto de avergonzarnos de nuestras tradiciones espirituales y de nuestro linaje español. Nosotros, que procedemos de un pueblo de moralistas –santos y caballeros, teólogos y juristas-,y que hemos reiterado su dimensión egregia y sus memorables hazañas, en los cuarenta años que fueron necesarios para conquistar la nacionalidad argentina, hemos llegado a despreciarnos con tales precedentes. Esta aberración de la inteligencia y este extravío de la voluntad, son la consecuencia necesaria de una pedagogía para pueblos coloniales, que la más lamentable confusión de nuestra historia, nos hizo convertir en escuela oficial desde el ochenta.”[40]
Quede definitivamente en claro que nada positivo resulta la señal Paka-Paka. Es parte de la basura y chatarra con que el Kirchnerismo pretende alimentar la cabeza de los niños argentinos. Nada más ni nada menos que propiedad del Ministerio de Educación, cuya cabeza es el mentado Sileoni. El slogan del canal, el poder de la imaginación. Un canal en perfecta conexión con otras señales del Gobierno (TV Pública, Encuentro, INCAA TV, Tecnópolis TV, DeporTV), lanzado por la mismísima Cristina Fernandez en septiembre de 2010. Mediante el Banco Audiovisual de Contenidos (BACUA), se compran contenidos y producciones extranjeras. Su objetivo: los niños de 2 a 12 años. Éstos, entre animales, títeres, naturaleza, leyendas, mitos y cuentos, películas, aventuras, etc, son bombardeados mediante lo más ridículo y mostrenco de las pedagogías modernas. Incluido el programa “¿Y ahora qué?”, el cual pervierte a los infantes con las doctrinas de sexualidad y teoría de género que subyacen en la Ley de Educación Sexual Integral, lanzada en 2006.
En materia histórica, la serie “Las asombrosas aventuras de Zamba”, no hacen más que difundir todos los errores y falsificaciones históricas posibles. Desde la llegada de Colón a América, pasando por la Revolución de Mayo, la época de Rosas, Sarmiento, Perón, Guerrilla, Malvinas y hasta nuestros días, todo lo pernicioso que se puede enseñar sobre estos temas se lo ha enseñado vilmente y sin tapujos.
Pero lo que molesta, es que se haya volteado, sin más, la imagen del niño modelo Sarmiento. Lo cual ya lo hizo anteriormente el Revisionismo auténtico. Inclusive y de modo sugestivo lo llevó a cabo el mismo Arturo Jauretche. Tres capítulos de su “Manual de Zonceras Argentinas”[41]le dedica el escritor a la desmitificación del niño modelo. El niño modelo de los norteamericanos –dice- es el niñito Benjamín Franklin: el nuestro, el niñito Domingo Faustino Sarmiento.
Extraigamos algunas líneas que dejan ver la “pedagogía” de este escritor:
“La imagen del niñito Domingo Faustino Sarmiento que usted lleva metida adentro, es la de una especie de Pulgarcito con cara de hombre, calzado con grandes botas y cubierto con un enorme paraguas, marchando cargado de libros bajo una lluvia torrencial. (…)
¿A quién no le han machacado en la edad escolar cuando uno prefería quedarse en la cocina junto a las tortas y al maíz frito en los días lluviosos, conque Sarmiento nunca faltó a clase así lloviera, nevara o se desataran huracanes? (…) Esta es una de las virtudes del niño modelo que más ha torturado a la infancia argentina hasta la aparición de la nueva ola de niños malos (“revisionistas”).”[42]
Lo curioso es que Jauretche hace esto defendiendo a Sarmiento como él dice: “Lo estoy defendiendo de los sarmientistas, que en lugar de proponernos el personaje como era, nos proponen una imagen de altar, tan luego con Sarmiento, personaje esencialmente vital en sus errores y en sus aciertos” (…)“Todos hemos tenido un primito modelo que nos refregaban por las narices amargándonos la infancia, y Sarmiento, (…) es algo así como el primito odioso de todos los argentinos. Destruir su imagen como tal es contribuir a que no se“agravien” más las incontables imágenes que son inevitables en todos los rincones del país…”[43]
Verdad la de Jauretche que, no por ser éste un liberal, dejará de ser cierta.
En una línea antiliberal, Rubén Calderón Bouchet cuenta una anécdota muy interesante que le aconteció cuando era jovencito y leyó el Facundo, el cual era de lectura obligatoria y “nadie se atrevía a censurar porque venía impuesto por el gobierno como una suerte de sagrada escritura”. Dice Bouchet:
“Uno de mis tíos, algo heterodoxo en materia de enseñanza liberal, me dijo poco más o menos: «El tejón ése escribe bien y el libro contiene pasajes que vale la pena leer, pero con respecto a Facundo, miente como un bellaco y no hay que tomar al pie de la letra todo lo que dice».
Es ley que cuando el Diablo da malos maestros, Dios nos ofrece un buen tío que corrige las opiniones del Mandinga y como los chicos, en general, y creo que en todas partes del mundo, aceptan con gusto todo cuanto se dice contra las enseñanzas impartidas en las escuelas oficiales, la recomendación de mi tío me sirvió para construirme una coraza a prueba de balas contra los influjos liberales de esos salvajes unitarios (…)”.[44]
El Padre Leonardo Castellani trae una reflexión respecto de los modelos y los arquetipos que se deben presentar a los niños. Hablando precisamente de Sarmioento advierte que no es un mal que en la Argentina haya habido traidores y traiciones; el mal está en hacer estatuas a los traidores y adorar las traiciones. Más adelante alecciona:

“Si a los niños en la escuela se les pone como objetos de reverencia, de admiración y de imitación a hombres inmorales, las bases mismas de la moral quedan minadas. ¿Qué hombres íntegros saldrán de allí? Una nación no puede ser independiente si no tiene una suficiente proporción de hombres éticos. (…) La Escuela Argentina no tiende a hacer esos hombres; al contrario más bien.”
No podemos dejar de mencionar –si de pedagogía antiliberal se trata- a Ignacio Anzoátegui, quien nos da una lección tanto de criterio como de enseñanza. Advierte que Sarmiento “mató la cultura para fundar la instrucción. Y, con esa fuerza brutal que tenía para todo, hizo de la Argentina un país como los Estados Unidos, instruidos pero inculto”. Y agrega: “su aspiración era que los habitantes supieran leer (…); que todos fueran alfabetos aunque resultaran todos analfabetos mentales”[45].
El comentario de don Ignacio alcanza la crítica de los maestros, quienes“creen que conocen el alma del chico cuando comienzan a conocer sus sentimientos”. Aunque “la culpa de todo esto la tienen los maestros de nuestros maestros, que eran irremediablemente incapaces. El arte de enseñar a los chicos no consiste en achiquilinarse ni en rebajar la propia mentalidad”[46]. ¿Acaso hacen otra cosa los maestros de nuestros días que no sea rebajar la mentalidad los maestros de nuestros días? ¿Acaso no hace lo mismo Paka-Paka, mediante el niñito Zamba?
Pero este escritor y poeta va por más y se atreve a enseñar al niño como se debe. Para empezar dice: “cuando un historiador habla bien de algún personaje hay que desconfiar de ese personaje o pensar que el historiador no se ha dado cuenta de que era bueno o pensar que no se ha animado a decir lo que pensaba (porque a veces también los historiadores hacen como si estuvieran pensando, para que los crean inteligentes)”[47].
Extraordinaria pedagogía la de Anzoátegui que hablando de las Invasiones Inglesas dice: “Se armaron como pudieron, unos con espadas otros con palos y otros con piedras y otros con tenazas de cocina y todos estaban muy contentos porque sabían que a la larga o a la corta terminarían por echar a los invasores porque ellos tenían razón y los invasores eran unos cochinos herejes”[48].
Hablando de Rivadavia dice con humor:
“Cuando los niños argentinos oyen pronunciar el nombre de ese liberal deben gritar «cruz diablo» si son menores de dos años y si son mayores deben decirle alguna palabra de esas que asustan tanto a los masones acomodados y a los políticos amariconados.”[49]
Por último repitamos la admonición antiliberal:
“Los niños patriotas deben cuidarse mucho de los liberales y si algún liberal les ofrece un caramelo deben decirle: «Muchas gracias señor, pero usted no me envenena». Y si quiere, puede agregarle alguna mala palabra, de esas que no se pueden decir sino a los liberales.”[50]

La necesidad de esta pedagogía surge de que “nada hay más pernicioso que la preparación liberal con que se adormece a nuestra niñez, destinada, precisamente, a vivir un destino antiliberal en un país con destino antiliberal”. Por eso, con todo el liberalismo en pugna, sabemos que “aunque el liberalismo decimonónico que aún soportamos nos ha desfigurado atrozmente, a través de una enseñanza laicista y desnacionalizadora, la vera imagen de la patria, el Ser Nacional Argentino reconoce su origen en el Catolicismo Español de la Contrarreforma Religiosa anti Protestante”[51].

5. Conclusión
Dice Marechal en su Didáctica de la Patria (n. 16): “Vence a la Cobardía de los ojos oblicuos, y la Patriafutura dará el santo y el héroe que han de trazar las líneas de la Cruz”.
Por eso mismo, los mitos, las zonceras, los rumores, los chismes, dejémoslos para los historiadores o lectores de minucias y en vez de preocuparnos por el acontecer del “niño modelo”, preocupémonos por el Ser de los verdaderos modelos que debe tener un niño argentino. Podríamos preguntarnos más seguido quién fue aquél otro personaje del que tanto hablan, llamado Facundo Quiroga, que levantó el estandarte de “Religión o Muerte” frente a las canalladas liberales. Preguntémonos quién fue el verdadero San Martín, Belgrano, Rosas. Interroguémonos, los sanjuaninos, quién fue aquel otro caudillo Nazario Benavidez, “nuestro mejor compatriota contra la horda inmunda de salvajes unitarios enemigos de Dios y de los hombres… que obstinados se atrevieron a profanar el pueblo sanjuanino”. Benavidez, “el más adicto a la sagrada causa de la Federación”[52].
Y cuestionémonos, al fin, qué Patria quisieron ellos para nosotros y las generaciones postreras. Bien ha dicho el Prof. Antonio Caponnetto que la pregunta que hemos de hacernos “no es solamente la pregunta individual, particular, subjetiva “¿qué clase de figura fue Sarmiento?’, sino qué clase de Argentina quiso, pergeñó, ejecutó y consumó para desgracia nuestra”[53].
Sin Dios en la escuela, sin Cristo como rey de la sociedad y de la educación, sin la instauración de todas las cosas bajo el cetro de Nuestro Señor, nunca vamos a progresar como Estado y como Patria bien constituida. “Dejad que los niños vengan a mí” (Lc 18, 16), nos dice Cristo. ¿Cuándo vamos a entender que la mejor instrucción es la que está iluminada por la Luz del Evangelio? ¿Cuándo vamos a comprender que Jesucristo es el único y verdadero Maestro?
Nuestros niños merecen el ejemplo de los Santos y de los Héroes. Merecen que les demos claras muestras de los personajes históricos, hombres y mujeres, que encarnaron tales ideales. Merecen conocer la “celosa geometría”, en el decir de Merechal, de “la Vertical del Santo” y “la Horizontal del Héroe”.Merecen aprender las matemáticas de la Economía de la Salvación. Y merecen reconocer en el Verbo, en la Palabra, su meta más alta. Sólo así tendremos una Patria como la merecemos y como merece ser rescatada para Cristo Rey.

Eduardo Peralta.

Notas
[1] La Prensa, edición del 1º de agosto de 1875.
[2] “Sarmiento. Acusación y Defensa”, Fondo Cultural Universidad Católica de Cuyo, San Juan, 1965, p. 9.
[3] Nos ocupamos de aquel episodio en un artículo que titulamos “Sarmiento, hijo de su madre”. Cfr. http://ccidentidadnacional.blogspot.com.ar/search/label/Sarmiento, o también, en dos partes: http://quenotelacuenten.verboencarnado.net/?p=1218 (parte 1), http://quenotelacuenten.verboencarnado.net/?p=1226 (parte 2).
[4] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=646397
[5] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=645761
[6] Noticiero 8, Primera Edición, 6 de noviembre. Cfr. http://www.sanjuan8.com/sanjuan/A-Sarmiento-lo-sostiene-su-obra-sostuvo-la-subdirectora-de-la-Casa-de-San-Juan-20141106-0041.html
[7] Decía Sarmiento en el senado: “Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer”.
[8] Cfr. Manuel Gálvez, “Vida de Sarmiento“,13ra edición (1ra en 1945), Ed. Dictio, Buenos Aires, p. 190-192.
[9] José María Rosa, “Historia del Revisionismo y otros ensayos”, Editorial Merlín, 1968, Buenos Aires, p. 20.
[10] Ibídem, p. 27.
[11] “Operativo destrocen a Sarmiento”, San Juan, edición del 6 de noviembre de 2014, p. 12-13.
[12] Véase, por ejemplo, en el mismo periódico, el artículo “La Masonería se rearma en San Juan”, del viernes 18 de julio de 2014, p. 16-17. También en edición digital: http://www.nuevodiariosanjuan.com.ar/ediciones/1633/files/assets/basic-html/page16.html
[13] “Operativo destrocen a Sarmiento”, art. Cit., p. 12.



[14] Uno de los cuales es tan sólo el índice. Las obras completas se podrían publicar en 100 tomos y no necesariamente sería ésta la cantidad de sus obras. De hecho se ha publicado una edición de 54 tomos.
[15] Ibídem, p. 13.
[16] Ibídem, p. 13.
[17] Antonio Caponnetto, Palabas de la presentación del Tomo tercero de “Los Críticos del Revisionismo Histórico”, Instituto Bibliográico “Antonio Zinny” - UCALP, Buenos Aires, 2012. Puede verse en: https://www.youtube.com/watch?v=220COzRCAWc
[18] Entrevista con Canal 13 (San Juan). Cfr. http://www.canal13sanjuan.com/cultura/2014/11/7/historiador-sanjuanino-salio-defensa-mirada-paka-paka-sarmiento-9903.html Puede oírse en: https://www.youtube.com/watch?v=y46ct4Fq8rg
[19] Téngase en cuenta los distintos titulares: “Desde un instituto histórico provincial, criticaron la visión revisionista «sin razonamiento» del prócer”.
[20] Cfr. http://www.lanacion.com.ar/1741667-paka-paka-se-burla-de-la-figura-de-sarmiento-y-hay-polemica
[21] Cfr. http://www.lt10digital.com.ar/noticia/idnot/219645/luisalbertoromerohaymalaintencionenelretratodesarmiento.html
[22] http://www.elzonda.info/index.php/Diario-El-Zonda-escenario-de-las-Vidas-de-Sarmiento.html
[23] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=641680
[24] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=645812
[25] http://www.canal13sanjuan.com/el-pais/2014/11/6/sileoni-defendio-mirada-paka-paka-sobre-sarmiento-9875.html
[26] http://www.losandes.com.ar/article/san-juan-paka-paka-se-burla-de-sarmiento
[27] http://www.canal13sanjuan.com/cultura/2014/11/6/es-facil-pegarle-sarmiento-hacemos-mirada-sesgada-9859.html El audio se encuentra en: https://www.youtube.com/watch?v=30YUqw7DYVo
[28] http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=646174
[29] Cfr. http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=620238
[30] Alberto Caturelli, “Exámen crítico del liberalismo como concepción del mundo”,Ed. Gladius, Buenos Aires, 2008. Utilizamos aquí la edición de Fundación Gratis Date publicado bajo el título “Liberalismo y Apostasía”, Pamplona, p. 38-39. (Puede verse el texto en internet: http://www.gratisdate.org/fr-textos.htm ).
[31] Ibídem, p. 3
[32] Laborem excercens, n. 11.
[33] Ernesto Palacio, “La Historia Falsificada”, Difusión, Buenos Aires, 1939. A propósito del tema educativo que tocaremos más adelante puede verse del mismo autor: “Historia del estatismo escolar”,Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1940.
[34] Op. Cit., p. 31.
[35] José María Iraburu, “De Cristo o del Mundo”, Fundación Gratis Date, 2da edición, Pamplona, 2001, p. 132.
[36] Manuel Gálvez hace notar que Sarmiento más que liberal y democrático fue autoritario. Cfr. “Vida de Sarmiento”, op. Cit. p. 777-780. Sin embargo, los aspectos que toca son particulares y accidentales. De índole metodológica. Cosa que luego hace ver el mismo Gálvez en su obra. Por eso –y por lo ya explicado- puede afirmarse que el sanjuanino fue redondamente un liberal.
[37] Federico Ibarguren, “Nuestro Ser Nacional en peligro”, Vieja Guardia, Buenos Aires, 1987. Puede verse el fragmento en que habla de la masonería sarmientina en la web, bajo el título de “Sarmiento: el Gran Maestre”: http://criticarevisionista.blogspot.com.ar/2012/05/sarmiento-el-gran-maestre.html
[38] Cfr. P. Leonardo Castellani, “Esencia del Liberalismo”,Ed. Dictio, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, Vol. VIII, Buenos Aires, 1976, p. 146.
[39] P. Julio Meinvielle, “Concepción Católica de la Política“, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino”, Vol III, Buenos Aires, 1974, p. 56.
[40] Jordán Bruno Genta, “Acerca de la libertad de ensañar y de la Enseñanza de la Libertad”, Buenos Aires, 1945, p. 100.
[41] Peña Lillo editor,1988, 2da ed, pp. 138-146, (zonceras n1 16 a 19).
[42] Ibídem, p. 140. Jauretche más adelante cita al Padre Castellani: “Don Leonardo Castellani, que es fraile y conoce mucho a los chicos, dice que "el chico que nunca se hizo la rabona es sospechoso". En general todos los chicos afirman, como Dominguito, que nunca "se la hicieron", pero conviene desconfiar.” Bien podríamos decir, a propósito de Castellani y a propósito de escapar de la escuela, aquellos versos del prete:
“Y si yo tuviera un hijo
le daría un buen caballo
para huir de las escuelas,
los pedantes y los diarios.
No le enseñaría a leer,
mucho menos a escribir.
lo mandaría a las estancias
a soñar el porvenir
y aprender la única forma,
digna y nuestra, de morir.”
[43] Ibídem, p. 145.
[44] El texto lo tomamos de Internet, bajo el título de “Civilización o Barbarie”, del blog: http://criticarevisionista.blogspot.com.ar/2011/07/civilizacion-o-barbarie.html
[45] Ignacio B. Anzoátegui, “Vida de Muertos”, Colihue, Buenos Aires, p. 99-100.
[46] Ibídem, p. 100.
[47] Ignacio B. Anzoátegui, “Pequeña Historia Argentina para uso de los niños", Ediciones Regnum, Asunción - Paraguay 2000, p. 29. La obra es la compilación de una serie de artículos que el autor publicó en la revista “Nueva Política”,editada en Buenos Aires, entre los años 1940 y 1943.
[48] Ibídem, p. 49-50.
[49] Ibídem, p. 79.
[50] Ibídem, p. 7
[51] Federico Ibarguren, “Nuestro Ser Nacional en peligro”, op. Cit., p. 12
[52] Carta de José Manuel Eufrasio (de Quiroga Sarmiento), Obispo de Cuyo, a Juan Manuel de Rosas, fechada el 8 de Octubre de 1841.
[53] Conferencia “Facundo contra Sarmiento”, pronunciada en Villa Elisa, La Plata, en Octubre de 2010.